lunes, 27 de agosto de 2007
Las lágrimas un don de Dios / Autores: Conchi y Arturo
Hay frases y refranes socializados que son sabios. Otros, por el contrario, parecen ocurrentes pero sus frutos son totalmente contrarios a los dones naturales que Dios ha incorporado a nuestra modalidad. Para muestra un estribillo de una canción que muchas personas han aplicado en su vida: "Dicen que los hombres no deben llorar".
Estas palabras hay muchas personas, hombres y mujeres, que se las aplican. Les da vergüenza que las vean llorar. Eso suele ocultar el miedo a ser vulnerable ante los demás, a mostrar nuestras debilidades. Queremos aparentar que somos fuertes, capaces de afrontar los problemas de la vida. Jesús, el hijo de Dios, lloró en público cuando su amigo Lázaro murió. Él sabía que lo iba a resucitar pero se conmovió profundamente por el dolor de cuantos amaban a su amigo.
Dios Padre también llora, no con lágrimas humanas sino espirituales y profundas desde su corazón misericordioso cada vez que desea hacernos crecer en su Amor y nosotros nos resistimos. A veces, dudamos, en otros momentos creemos que Dios no puede pedirnos que renunciemos a según que cosas de nuestra vida. Cuando sucede eso, nos paralizamos como personas y como discípulos. Dios quiere enseñarnos cada día amar y sus lágrimas por nosotros cuando no escuchamos y le seguimos acrecientan su misericordia por nosotros.
Santa Mónica lloró por su hijo Agustín miles de lágrimas para que el Señor lo convirtiera. Mónica oraba con lágrimas. Su oración eran las lágrimas. Nos impresiona mucho cuando estamos en la iglesia adorando al Señor ver personas de todas las edades que en su desesperación se arrodillan ante el santísimo o el Crucifijo y romper a llorar desesperadamente. Su llanto desgarrado es su única oración, que a veces se prolonga por largos minutos. Dios conoce sus problemas y ellos van a los pies de Jesús débiles y vulnerables, para ser fortalecidos por Él, guiados y levantados en sus situaciones dificiles.
Conocemos una persona desde hace 45 años, que tiene fe y frecuenta la iglesia con toda su familia. Cuando murió su padre, las hermanas y los familiares, al recibir la noticia, iban al hospital donde falleció y lloraban. Sus mismas hermanas y su esposa nos contaron como las reprendía por llorar argumentando que ya sabían que iba a morir. Conocemos bien a este hombre y nunca en 45 año lo hemos visto llorar. Sabemos que ni lo hace cuando está sólo. Reprime sus lágrimas y se hace el fuerte pero su rostro refleja a simple vista amargura, tristeza y desolación. Realmente incluso a tenido problemas de salud. Esa no es la voluntad de Dios.
Las lágrimas son un don de oración ante la debilidad y de alabanza en la alegría. Muchos en la iglesia preguntan a veces como se ora con el don de lenguas. Las Lágrimas son una forma de don de lenguas donde el Espíritu Santo, con gemidos inefables, ora en nosotros pidiendo o intercediendo y dando gracias. En el nombre de Jesús, Padre Santo por don de`l Espíritu Santo concedenos que las lágrimas salgan de nuestro corazón como una oración agradable a Ti.
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Que belleza, gracias Señor. Quiero morir llorando en y por tu amor.
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