Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

jueves, 30 de agosto de 2007

Testimonio: Yo seré ateo, pero tú debes de estar loco / Autor: S.D. (Italia)


Un día vino a verme un amigo, C., y me confíó un gran dolor: sus padres estaban apunto de divorciarse a raíz de un desliz del padre durante un viaje de trabajo. Además del sufrimiento como consecuencia del deterioro del amor entre sus padres, le resultaba insoportable que otra persona decidiera con quién se iba a vivir él y lo separase de su único hermano, al que estaba especialmente unido.
Me vi implicado en su situación y sentí una profunda tristeza que no se me iba de la cabeza. Y como C. no era creyente, temía empeorar las cosas si le hablaba de Dios. No me entendería.

Estaba a su lado y de repente recordé una frase del comentario a la Palabra de vida de ese mes: «La Palabra de Dios vivida puede inundar,como un río crecido, las márgenes que parecen insuperables». Esta luz iluminó la oscuridad e hizo que fuera capaz de reconocer en C. el rostro de Jesús crucificado y abandonado y tuviera la fuerza de decirle: «Yo, como cristiano, le daría a Dios mi dolor y dejaría el problema en sus manos para que pueda cumplirse bien su voluntad, con la confianza de que cualquier cosa que me reserve el futuro será lo mejor para mí». Y su respuesta: «Yo seré ateo, pero tú debes de estar loco de verdad».

No me desanimé e insistí: «¡Ánimo!, merece la pena intentarlo; dile simplemente a Jesús: “Este dolor lo dejo en tus manos”. Y luego quédate tranquilo, a ver qué pasa».

Y antes de que se fuera le dije que me podía llamar en cualquier momento si necesitaba ayuda. Se fue sin haber recuperado la calma interior.

Al día siguiente recibo con gran alegría una llamada en la que me dice que, obligado por la desesperación, ha decidido darle a Dios su dolor. Lo noto más sereno. Dos días más tarde me vuelve a llamar y me dice que sus padres ya no se divorcian y que no se separa de su hermano. La madre ha sido capaz de perdonar al padre y se han reconciliado.

S. D. – Trento (Italia)

(Testimonio recogido del libro «Milagros cotidianos. Las "florecillas" de Chiara y de los Focolares», Doriana Zamboni, Ed. Ciudad Nueva, pág. 50).

No hay comentarios:

Publicar un comentario