* «El amor de Cristo lo lleva al llanto, al llanto por cada uno de nosotros. Hay mucha ternura en esta expresión. Jesús podía condenar a Jerusalén, decir cosas malas… Y se queja porque no se dejan amar como los polluelos de la gallina. Esta ternura del amor de Dios en Jesús. Y esto fue entendido por Pablo. Si no llegamos a sentir, a comprender la ternura del amor de Dios en Jesús por cada uno de nosotros, nunca podremos comprender lo que es el amor de Cristo. Es un amor como este, esperando pacientemente, el amor que juega esa última carta con Judas: «Amigo», le da la salida, hasta el final. Incluso con grandes pecadores, hasta el final Él ama con esta ternura. No sé si pensamos en Jesús así de tierno, en Jesús que llora, cómo lloró ante la tumba de Lázaro, cómo lloró aquí, mirando Jerusalén»
31 de octubre de 2019.- (Camino Católico) Que el Espíritu Santo nos haga comprender «el amor de Cristo por nosotros» y prepare nuestros corazones para «permitirnos ser amados» por el Señor. Esta es la oración del Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa Santa Marta, centrada en la primera lectura de hoy, tomada de la Carta de San Pablo a los Romanos. En su homilía, el Pontífice explica cómo el apóstol de los gentiles podría incluso parecer «un poco soberbio», «demasiado seguro de sí mismo» al afirmar que ni siquiera «la tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, ni la espada” lograrán separarnos “del amor de Cristo”.