* «Experimento una alegría distinta y nace en mi un deseo muy grande de hacer oración. Cuando salía de trabajar buscaba momentos de silencio, iba a alguna Iglesia… encontré en el silencio esa presencia de Dios, que ya no podía dejar de buscar. En mi vida hay un antes y un después, cuando Dios pasa de ser ‘algo’ a ser ‘alguien’. Todo cambia. Puedes tener más o menos unas vivencias religiosas, pero Dios era para mí una idea, y pasa a ser alguien personal, alguien presente y real, con el que puedes relacionarte, ahí cambia todo. Me di cuenta que iba en serio, el trabajo me gustaba mucho, estaba muy a gusto con todos, también en mi casa con mi familia. Me di cuenta de que todo eso lo podía dejar, y sintiendo una alegría muy grande. Dios es capaz de llenar mi vida»