31 de julio de 2013.- (13 TV / Camino Católico) Ana Vitoria Ferreira Vidal, una joven de 21 años que trabaja en recursos humanos, estudia 3º de administración y desempeña labores apostólicas en la diócesis de Rio actualmente, fue el cuarto y último testimonio de conversión en la Vigilia de Oración de los jóvenes con el Papa Francisco.Cuando tenía doce años, su madre, enferma de anorexia, siempre entre la vida y la muerte, que le decía que la odiaba, la arrastraba hacia el mal. Ana Vitoria era adicta a los horóscopos, a
"la música prohibida", a hablar con tacos y blasfemias.
Un día, sin embargo, escuchó por azar en la radio una canción sobre el amor de Dios, que cambió su vida:
"Cuando tuve esa experiencia me enamoré de un Dios que se deja encontrar, que pone en nuestro corazón el deseo de buscarlo y amarlo. Mi refugio estuvo en las Sagradas Escrituras: Dios prepara mi corazón para cualquier problema", dijo, y citó Isaías 49, 15 como expresión de ese amor divino:
"¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré". Su madre padecía convulsiones, no podía andar, no creía en Dios. La llevó a un encuentro de sanación, y volvió caminando. Su existencia dio un giro, como la de su hija.