Tal como le ocurrió al apóstol, el encuentro con Cristo, al fragor de los ensayos y puesta en escena de la obra, transformó a Marisil:
«Me hice muy amiga de Claudia, esposa de Víctor, el director, y ella iba mucho a mi casa, nos juntábamos y empezamos a leer la biblia, reflexionarla. Se empezó a gestar un cambio milagroso»