* «La confesión me intimidaba y sentía que confesar los pecados era una violación de nuestra privacidad y dignidad. Sin embargo, el peso que me quité después de mi primera Reconciliación, y cada una de ellas desde entonces, fue inmenso y me produjo una profunda sensación de paz que me llenó. Estoy muy agradecida por este sacramento. Luego, el hecho de que Dios quiera estar conmigo y nutrir mi cuerpo tanto como mi alma, dándome su verdadero Cuerpo y Sangre en forma de humilde pan, es un regalo que me deja sin palabras. RICA me permitió recibir este maravilloso regalo por primera vez y mi asombro ha aumentado desde entonces. Mi respuesta debe ser gratitud a Dios que tanto me ama. Él quiere caminar conmigo durante toda mi semana siendo mi alimento, así como el maná que alimentó a los israelitas en el desierto»
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses