* «Nuestros vecinos nos pidieron ir a rezar a su casa, por un pariente moribundo. Allí fui yo, con otras cinco chicas. Estábamos alrededor de su cama, y le tomaban de la mano mientras rezaban con él. En ese momento tuve la certeza de que estábamos siendo instrumentos en la mano de Dios, que Él nos estaba usando en ese momento para expresar su amor y sentí su presencia con fuerza. Y aquello me cambió»
* «Custodiar la memoria: la memoria de la salvación, la memoria del pueblo de Dios, aquella memoria que hacía fuerte la fe de este pueblo perseguido por esta colonización ideológico-cultural. La memoria es la que nos ayuda a vencer cada sistema educativo perverso. Recordar. Recordar los valores, recordar la Historia, recordar las cosas que hemos aprendido. Y después a la mamá. La mamá que hablaba dos veces – dice el texto – “en la lengua de los padres”: hablaba en dialecto. Y no hay ninguna colonización cultural que pueda vencer el dialecto»