Camino Católico

Mi foto
Queremos que conozcas el Amor de Dios y para ello te proponemos enseñanzas, testimonios, videos, oraciones y todo lo necesario para vivir tu vida poniendo en el centro a Jesucristo.

Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

domingo, 2 de febrero de 2025

Palabra de Vida 2/2/2025: «Mis ojos han visto a tu Salvador» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 2 de febrero de 2025, domingo de la 4ª semana de Tiempo Ordinario, Fiesta de la Presentación del Señor, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 2, 22-40:

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Homilía del evangelio del domingo: Tomar conciencia de los bienes inefables que hemos recibido por el sacrificio de Cristo y que tenemos que custodiar con diligencia / Por P. José María Prats

 

* «Habéis sido transformados en luz de Cristo. Caminad siempre como hijos de la luz, a fin de que perseverando en la fe, podáis salir con todos los santos al encuentro del Señor»

La Presentación del Señor

Malaquías  3, 1-4  /  Salmo 23  /  Hebreos 2, 14-18  /  San Lucas 2, 22-40 

P. José María Prats / Camino Católico.- En este pasaje del evangelio se nos presenta a la Sagrada Familia acudiendo a Jerusalén para cumplir dos preceptos de la ley de Moisés:

1) La purificación de las madres después de dar a luz  (Lev 12).

Según la ley, tras dar a luz un hijo, la madre quedaba legalmente impura por cuarenta días, sin poder participar en el culto público. Transcurrido este tiempo debía ir al Templo para ser declarada legalmente pura, ofreciendo para ello un sacrificio que dependía de sus posibilidades económicas. En el caso de familias pobres, como la Sagrada Familia, la ofrenda prescrita era de «dos tórtolas o dos pichones».

2) La consagración al Señor de los primogénitos  (Ex 13,2.12-13; Nm 3,13; 18,15-16).

La ley prescribía que todos los primogénitos, tanto de los hombres como del ganado, pertenecían a Dios, porque Él los había salvado de la muerte antes de salir de Egipto. Esta consagración de los primogénitos a Dios debía hacerse, en el caso del ganado, sacrificando a los animales, y en el caso de los hombres, rescatándolos al mes de nacer mediante el pago de cinco siclos de plata a un sacerdote de la localidad.

José y María cumplen el segundo precepto de una forma muy singular porque no consta que paguen ningún rescate y, en cambio, llevan a Jesús al Templo para «presentarlo al Señor», presentación que se describe con un término griego (παραστησαι) que pertenece al lenguaje cultual-sacrificial y que significa “llevar víctimas al altar”. Se nos está diciendo que Jesús no es un primogénito como los demás, que va a ser rescatado, sino que va a ser consagrado al Señor por un sacrificio cruento.

¿Pero qué consecuencias tiene esta “presentación” de Jesús? Responde a ello la profecía de Malaquías que hemos escuchado en la primera lectura: «De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando ... refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata ... entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén».

Queda ahora claro que este episodio trata de la purificación del culto operada por el sacrificio de Cristo, tal como dice el Apocalipsis: «Él nos ha librado de nuestros pecados con su sangre, y ha hecho de nosotros un Reino de sacerdotes para Dios, su Padre» (Ap 1,5-6).

En este mismo sentido, es interesante notar que, al satisfacerse conjuntamente dos preceptos (purificación de la madre y consagración del primogénito) que según la ley se cumplían por separado, se pone de manifiesto su profunda conexión en Cristo: la consagración de Jesús como víctima sacrificial purificará a su pueblo, representado en María, para que pueda celebrar un culto agradable al Señor.

María, en su espera penitencial de cuarenta días, y los ancianos Simeón y Ana, son un icono precioso del resto fiel de Israel que, guiado y sostenido por el Espíritu Santo, ha permanecido durante siglos a la espera del Mesías que haría posible una nueva alianza y un nuevo culto, por los que entraría a participar para siempre de la luz y de la de vida de Dios.

Finalmente, y como evoca el rito inicial de las candelas, conviene notar que los sagrados misterios que celebramos en esta fiesta están conectados de una manera muy especial con los ritos que acompañan al bautismo. La participación sacramental en el sacrificio de Cristo por el baño bautismal tiene tres consecuencias: consagración a Dios (unción con el crisma), purificación (imposición de la vestidura blanca) e iluminación (entrega de la luz pascual).

Que las palabras dirigidas a los neófitos tras recibir el cirio bautismal nos ayuden a tomar conciencia de los bienes inefables que hemos recibido por el sacrificio de Cristo y que tenemos que custodiar con diligencia: «Habéis sido transformados en luz de Cristo. Caminad siempre como hijos de la luz, a fin de que perseverando en la fe, podáis salir con todos los santos al encuentro del Señor».

P. José María Prats


Evangelio

Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor» y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:      

«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». 

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él.

Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: 

«Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.

San Lucas 2, 22-40

Hoy Fiesta de la Presentación del Señor contemplamos a Jesús como la Luz que ilumina las tinieblas del mundo, todas nuestras oscuridades y miedos / Por P. Carlos García Malo

 


Audelia Parra estaba al borde de la muerte y se curó por intercesión de la beata italiana Vicenza Maria Poloni, que será santa por este milagro aprobado por el Papa Francisco


La chilena Audelia Parra, que hoy tiene 75 años, con una imagen de la beata italiana Vicenza Maria Poloni por cuya intercesión fue curada cuando iba a morir 

* «Fue muy grande lo que pasé. Fue muy terrible, era un dolor tremendo. Pienso que fue el milagro más grande que ella hizo. Por ella estoy aquí. Mi Diosito me hizo llegar a la casa»


Vídeo de
Meganoticias en el que se cuenta el milagro que obró la beata italiana Vicenza Maria Poloni en la chilena Audelia Parra

Camino Católico.- La chilena Audelia Parra estaba al borde de la muerte cuando su nieto invocó la intercesión de la beata italiana Vicenza Maria Poloni para salvarla. El lunes, 27 de enero el Papa Francisco aprobó la promulgación de un decreto que reconoce un "milagro" que hace santa a la beata Vicenza María Poloni.

Audelia Parra, hoy de 75 años, vive en la pequeña comuna de Quilleco, región del Biobío de Chile, de apenas 10 mil habitantes. Fue el  16 de diciembre de 2013, cuando Audelia Parra ingresó al Complejo Asistencial Doctor Víctor Ríos Ruiz de Los Ángeles para someterse a una colecistectomía laparoscópica programada que luego se complicaría de forma severa.

Durante la operación surgieron síntomas de hipotensión y taquicardia, junto con algunas dificultades que requirieron una "cirugía abierta de emergencia". Luego, la paciente sufrió una laceración aórtica con shock hemorrágico.

Ante el complejo panorama, los médicos informaron a la familia que esperaban un fatal desenlace. Sin embargo, Álvaro Martínez Leal, el nieto de Audelia, quien en esa época se preparaba para ser sacerdote, invocó la intercesión de Vicenza Maria Poloni para salvarla.

"El doctor dice: 'yo no tengo explicación médica ni científica para decir esto pasó'. Me dice a mí que esto realmente es un milagro. Estamos muy contentos con la noticia. Siento que esto, como dice el evangelio de San Juan, se realiza para manifestar la gloria de Dios. Es un testimonio que queremos divulgar para que muchos crean que Dios sigue obrando y pasando por nuestra historia", dice Álvaro Martínez Leal, que actualmente ya es sacerdote.

El nieto de Audelia Parra, Álvaro Martínez Leal, que actualmente ya es sacerdote, es quien invocó la intercesión de la beata italiana Vicenza Maria Poloni pidiendo la curación de su abuela

Aunque la fecha de canonización aún no ha sido definida, el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, confirmó que la recuperación de la adulta mayor fue suficiente para declarar a la beata como santa.

"Este milagro es un regalo de Dios para la iglesia y un signo elocuente para tantos hombres y mujeres que a veces se han alejado de la fe o han perdido la esperanza", reflexiona el padre Álvaro Martinez.    

Además explica que cuando su abuela ya se sanó, contactó a las Hermanas de la Misericordia en Quilleco, en donde se encontraba la imagen de la beata Vicenza María Poloni, y le contó acerca del milagro. 

"Les digo que yo pedí a la madre Vicenza María Polini la intercesión para que Dios hiciera este milagro. Ellas me dicen que presente la causa a la congregación de las Hermanas de la Misericordia en Verona (Italia). Ellas tomaron los antecedentes y se lo presentaron al postulador de la causa, al padre Tiziano Bonomi", cuenta el nieto.

Tras ello, la Iglesia Católica realizó una extensa investigación de años que concluyó el lunes 27 de enero con el decreto que determina que se trata de un milagro, que lleva a la canonización a Vicenta María Poloni. Por su parte, a 12 años de los hechos, la mujer que recibió el milagro continúa con vida y en buen estado de salud.   

Audelia Parra ante una imagen de la beata italiana Vicenza Maria Poloni dando gracias por el milagro que obró en ella junto a familiares

En conversación con Meganoticias, Audelia expresa que "pienso que fue el milagro más grande que ella hizo. Por ella estoy aquí. Mi Diosito, que me hizo llegar a la casa".

Sobre los días en que estuvo internada en el hospital, momentos en que casi perdió la vida, recuerda que "eso sí que fue muy grande lo que pasé. Fue muy terrible, era un dolor tremendo".

Su nieto, el padre Álvaro, por su parte, contó que invocó la intercesión divina y que "ahí comenzó una cadena de oración con la comunidad parroquial y de los amigos, conocidos, vecinos, familiares, para que pudiéramos pedir por la salud de mi abuelita, porque el pronóstico era lapidario".

¿Quién fue Vicenza María Poloni?

La beata italiana Vicenza Maria Poloni

Vicenza María Poloni nació el 26 de enero de 1802 en Verona, Italia. Creció en una familia profundamente cristiana que enfrentó grandes adversidades, como la pérdida de nueve de los doce hijos del matrimonio. Su infancia estuvo marcada por el ejemplo de generosidad de su padre, quien participaba activamente en obras benéficas.

A lo largo de su vida, Vicenza mostró un profundo compromiso con los más necesitados. Durante una epidemia de cólera, su labor fue más que un acto de caridad: era una manifestación del amor divino. Su director espiritual, Carlos Steeb, la alentó a fundar el Instituto de las Hermanas de la Misericordia en 1840. Con el lema de servir a Cristo a través del cuidado de los desfavorecidos, la congregación se expandió rápidamente, dejando un legado que perdura hasta hoy.

Las Hermanas de la Misericordia en Quilleco, Chile

Desde mediados de los años 90, las Hermanas de la Misericordia tuvieron una misión en la parroquia Nuestra Señora de Las Mercedes de Quilleco, Chile. Allí catequizaron, apoyaron a la comunidad y promovieron la veneración de su fundadora. Aunque la misión concluyó en 2013, el carisma de la congregación dejó una huella profunda. Este vínculo espiritual se fortaleció con el milagro ocurrido en 2013 y con otros testimonios recientes de sanaciones atribuidas a la intercesión de Vicenza María Poloni.

Con la confirmación del Vaticano, la comunidad de Quilleco se prepara para celebrar este acontecimiento histórico que refuerza su fe y conecta a una pequeña localidad chilena con una figura universal de santidad.

Carlos Castañón, ‘Pinita’, se drogaba a los 11 años, se intentó suicidar 2 veces, pero Cristo lo ha llevado a atender niños con cáncer terminal: «En un retiro en la Hora Santa me enamoré perdidamente del Señor»


Carlos Castañón, ‘Pinita’, tuvo un encuentro poderoso con Cristo y desde entonces le entregó su vida

* «Le dije al Señor: 'A donde tú me mandes, a donde tú me guíes, yo voy a obedecer'. Sin ser sacerdote, yo tengo un voto de obediencia. Las misiones son algo que me llena el corazón, porque piensas que vas a dar y recibes mucho más. Yo no decidí ser enfermero de la risa, yo no decidí dar conferencias, pero creo que los tiempos de Dios son perfectos y Dios me ha puesto en el lugar y momento preciso para poder ayudar a tantos jóvenes y decirles que la droga no es el camino, la droga es un tropiezo, pero podemos salir de ahí con dedicación y amor, pero sobre todo con mucha fe. La palabra Mucha Fe es mi slogan, porque la fe mueve montañas, la fe movió mi vida cuando sentí que todo estaba perdido»

Camino Católico.-  Carlos Castañón, conocido como "Pinita", es originario de Aguascalientes, México. Actualmente se desempeña como enfermero de la risa, misionero, conferenciante y escritor. Tras una infancia marcada por la adicción a las drogas y dos intentos de suicidio, experimentó un encuentro transformador con Cristo que cambió su vida. Desde entonces, ha sido un instrumento de fe, tocando los corazones de quienes escuchan su historia y acceden a su Fundación Pinita A.C.

De pequeño se introdujo en el mundo de las drogas

A los 3 años, Carlos enfrentó la separación de sus padres, lo que llevó a su madre a emigrar a Estados Unidos en busca de trabajo, dejándolo bajo la tutela de su abuelo. A los 11 años, conoció el mundo de la violencia y comenzó a consumir drogas como marihuana, cocaína, thinner y Resistol 5000, con la finalidad de ser aceptado y pertenecer a grupos de “amigos” del barrio.

"Cuando tenía 13 años me fui un año de mi casa, donde nadie sabía nada de mí, ni mi mamá. Ella regresó de Estados Unidos y me encontró en una casa de drogadicción y decidió sacarme de allí. Cuando me sacó, yo estaba dispuesto a golpearla; la insulté y le falté al respeto. Ella me llevó a casa, me bañó, conversó conmigo y, desde entonces, inicié una lucha interna para dejar las drogas. Sin embargo, en ocasiones le robaba sus cosas para venderlas y conseguir dinero para drogarme. La vida de las adicciones es triste, porque siempre andas con depresión. Cuando te empiezas a drogar, piensas que encontraste la solución, pero lo cierto es que vuelves con la ansiedad y depresión y hay que volverse a drogar", rememora Carlos Castañón en la Revista Encuentros.


Carlos Castañón, ‘Pinita’, fue salvado de suicidarse dos veces por la providencial intervención de un misionero

Un milagro que lo salvó del suicidio

Ya estando casado, descubrió que su esposa lo engañaba con su mejor amigo. Tras ese hecho, perdió a su esposa y a sus hijos, y al mismo tiempo perdió el rumbo; la única salida que encontró para su dolor fue buscar quitarse la vida.

"En el primer intento de suicidio, cuando intenté ahorcarme, me llegó un mensaje de un hermano misionero que decía: 'Valora tu vida, ama a tus hijos, tienes una misión aquí, estás en mis oraciones'.

El segundo intento de suicidio fue exactamente al mes. En ese momento recibí una llamada del mismo hermano misionero y me dijo: '¿Qué vamos a hacer para alabar juntos al Señor? Te estoy esperando para entrar juntos a misa'. Yo lo interpreto como una "Diosidencia", como un milagro para hacer algo por las personas que están pasando por algo similar a lo que yo viví."

"Estando casado fumaba marihuana para relajarme; dejé por completo las drogas cuando mi hijo nació".

Carlos Castañón, ‘Pinita’, visita a niños con cáncer

Su encuentro con Cristo

Después de su separación familiar, un amigo lo invitó a un retiro en el que tuvo un encuentro con Cristo. Aunque su relación con Dios empezó desde muy pequeño, cuando su abuelita y tía materna rezaban a diario el rosario y él lo rezaba con ellas. Al iniciar en el mundo de las drogas se separó de su fe.

"En el retiro, escuché testimonios de vida y descubrí que mi vida tiene sentido, y al entrar a la Hora Santa me enamoré perdidamente del Señor", reconoce humildemente.

¿Cómo se hizo misionero?

Al salir del retiro, en su parroquia se formó un grupo de misiones y de ahí nació su amor por ser misionero. Al tercer año de ir a misiones, junto con dos misioneros más, le tocó ir a una comunidad muy pobre en Oaxaca llamada El Porvenir, en la que solo había una familia para evangelizar. En ese momento sintió enojo, coraje y soberbia; miró a sus compañeros misioneros y decidió irse del lugar porque pensó que allí no había nada que hacer.

"En ese momento me metí a la capilla, vi a Cristo en la cruz, miré al encargado, volví a ver el rostro de Jesús y empecé a llorar. Le dije: 'Señor, uno no elige dónde va; tú eliges a dónde nos mandas', y me quedé a trabajar con esa familia. Desde ese momento, le dije al Señor: 'A donde tú me mandes, a donde tú me guíes, yo voy a obedecer'. Sin ser sacerdote, yo tengo un voto de obediencia".

"Las misiones son algo que me llena el corazón, porque piensas que vas a dar y recibes mucho más", confidencia Carlos.


Carlos Castañón, ‘Pinita’, y los miembros de su fundación acuden a los hospitales de niños con cáncer para llevar esperanza y atender sus necesidades

¿Cómo nace Pinita?

El apodo "Pinita" se originó cuando Carlos tenía 4 años. Un vecino, Don Rubén, lo llamaba "Pinacate" debido a su piel oscura, considerándolo prieto, feo y apestoso (risas). Con el tiempo, el apodo se acortó a "Pina" y, de forma cariñosa, a "Pinita". Este sobrenombre lo ha acompañado desde entonces.

Después de sus dos intentos de suicidio, Carlos conoció a un miembro de los Caballeros de Colón, una organización laica alservicio de la Iglesia. Este grupo realizaba actividades como llevar comida a hospitales y repartir juguetes, aunque inicialmente Carlos sentía que estas acciones carecían de calidez. 

Carlos Castañón, ‘Pinita’, con sus compañeros de la fundación

Inspirado por la película "Patch Adams", decidió visitar hospitales por su cuenta, llevando juguetes y utilizando el humor para alegrar a los niños enfermos. Compartió sus experiencias en redes sociales, lo que atrajo a más personas interesadas en unirse a su causa. Así, comenzó con un grupo de ocho voluntarios que fue creciendo, dando origen a la  Fundación Pinita A.C, que se dedica a diversas actividades altruistas, entre ellas:  Visitar a niños con cáncer, escoliosis y enfermedades terminales como "enfermeros de la risa".

También tienen un comedor comunitario en Aguascalientes, brindan atención psicológica a quienes lo necesitan y organizan fiestas privadas para niños en estado terminal.

Carlos Castañón, ‘Pinita’, ha comprobado como él se sanaba ayudando a los niños enfermos

“La mejor manera de sanar es ayudando a las personas que tienen problemas. Ayudando, robando sonrisas, ayudando a los niños en etapa terminal de cáncer, a los abuelitos que están olvidados en un asilo. La primera intención fue sanarme a mí mismo, porque no puedo ofrecer algo si no estoy bien. No puedo amar ni querer si no me amo ni me respeto a mi mismo”, reflexiona Carlos.

Un milagro guadalupano

A través de su página de Facebook, "Pinita Conferencista", Carlos reza el rosario y ha recibido bendiciones derivadas de esta práctica. Durante la pandemia, al finalizar una de sus transmisiones, invitó a quienes quisieran sumarse a su causa a donar. Una persona desconocida le ofreció despensas y, al acudir al lugar acordado, encontró una habitación llena de provisiones.

Carlos Castañón, ‘Pinita’, rezando el rosario

Además, este benefactor continuó colaborando y le ayudó a conseguir las instalaciones donde actualmente opera la Fundación Pinita A.C., apoyando con el pago de la renta. En este espacio, se atiende a personas en situación de calle, se ofrece un comedor y se brinda asistencia psicológica gratuita.

Conferenciante y escritor

Carlos fue invitado a dar una plática testimonial, aunque nunca lo había hecho antes. Su primera charla fue ante un grupo de aproximadamente 15 jóvenes, y, gradualmente, recibió más invitaciones para hablar. Buscó cursos de oratoria y conoció a Iván Martz, conferenciante internacional de Guadalajara, quien le proporcionó herramientas para expresarse mejor en público. Esta relación se convirtió en una amistad, y Martz lo invitó a eventos donde tuvo la oportunidad de conocer a destacados conferenciantes como César Lozano y el Padre Ricardo López, con quienes ha compartido escenario en múltiples ocasiones.El Padre Ricardo López, además de ser un gran amigo, es un guía espiritual para Carlos.

Actualmente, Carlos utiliza el personaje de Pinita no solo como enfermero de la risa, sino también para evangelizar y dar conferencias. Ha compartido su testimonio desde Oaxaca hasta Detroit, llenando grandes escenarios. Posteriormente, surgió la idea de escribir un libro testimonial titulado "Mucha Fe", donde relata cómo la fe, la oración, el ayuno y el servicio le han ayudado a transformar vidas. El prólogo del libro está escrito por el Padre Ricardo López, Iván Martz y César Lozano, con la intención de dejar un legado.

Carlos Castañón, ‘Pinita’, impartiendo una conferencia

“Yo no decidí ser enfermero de la risa, yo no decidí dar conferencias, pero creo que los tiempos de Dios son perfectos y Dios me ha puesto en el lugar y momento preciso para poder ayudar a tantos jóvenes y decirles que la droga no es el camino, la droga es un tropiezo, pero podemos salir de ahí con dedicación y amor, pero sobre todo con mucha fe. La palabra Mucha Fe es mi slogan, porque la fe mueve montañas, la fe movió mi vida cuando sentí que todo estaba perdido”.

A través de su testimonio y acciones, Pinita ha impactado a miles de personas, no solo con sus conferencias y solidaridad, sino también mediante su ejemplo de fe, oración y servicio. Nos enseña que las adversidades se superan regalando sonrisas a los demás. Pinita es una vida que inspira.



Carlos
Castañón, ‘Pinita’, llena los auditorios y hace que los jóvenes se interesen mucho en su testimonio de vida