21 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Santa Misa de hoy, martes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
martes, 21 de octubre de 2025
Santa Misa de hoy, martes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, 21-10-2025
21 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, martes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, presidida por el P. José Blanco, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
Misterios Dolorosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 21-10-2025
21 de octubre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, martes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.
Palabra de Vida 21/10/2025: «Bienaventurados los criados a quienes el señor, al llegar los encuentre en vela» / Por P. Jesús Higueras
Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 21 de octubre de 2025, martes de la 29ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Lucas 12, 35-38:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».
Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 21-10-2025
21 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
lunes, 20 de octubre de 2025
Ramón Mirada fue rebelde, se introdujo en la delincuencia, las drogas y quiso suicidarse, pero «Dios se sirvió del abrazo de un sacerdote y entendí que Él era mi padre; quería estar como una lapa con Jesús y soy cura»
El padre Ramón Mirada tuvo un encuentro personal con el Señor que lo transformó en aquel instante, su vida cambió radicalmente
* «Sólo esta actitud del sacerdote ya me cambió. Dios se sirvió de esto. ‘¿Quién eres?’ Soy Pachús… y me dio un abrazo. Nadie me había dado un abrazo en mi vida. En ese momento rompí a llorar y empezó a escucharme. Le conté todo y fue la primera persona a la que no mentí. Me quité el disfraz. Me sorprendió su mirada. No fue una mirada de juicio como me había prometido el demonio, fue la mirada de Dios, me dejó descolocado. Me sorprendió al decir: ‘¿Y qué? Más grande es la misericordia de Dios’. La gratitud a Dios me hizo explotar. ¿El cielo es para mí? Empecé a ir a misa todos los días. Desde entonces he comulgado todos los días de mi vida. Me iba enamorando y enamorando de Jesús, y el cura veía vocación en mí, pero yo lo veía imposible»
Vídeo del testimonio del padre Ramón Mirada en Mater Mundi
Camino Católico.- Ramón Mirada, conocido por todos como el Padre Pachús, es un sacerdote diocesano de la Diócesis de Getafe, que primero desarrolló su labor en la parroquia de la Inmaculada de Alcorcón y ahora lo hace en la de San José Obrero de Móstoles. Su camino hasta el sacerdocio no fue nada sencillo, pues antes renegó de Dios de una manera tan beligerante que le llevó a una rebeldía extrema, a la delincuencia, al consumo de drogas e incluso a la blasfemia, rompiendo y miccionando sobre un crucifijo. Incluso intentó suicidarse.
Una actitud que surgió en su infancia
Como otros muchos conversos fue al tocar fondo y gracias a la fe inquebrantable de su madre cuando decidió agarrarse a la única mano que seguía tendida, la de Dios. Y fue en la Iglesia donde descubrió un amor que él creía que no existía. Se confesó, comulgó y desde entonces no ha faltado un solo día a la Eucaristía.
En una entrevista en Mater Mundi TV , el padre Pachús relata que los problemas en él empezaron desde que era un niño. Tenía otros tres hermanos, pero en vez de verlos como un don para él eran una desgracia, pues Ramón pensaba que era Dios le había creado mal. Ellos eran todo lo que él no era: inteligentes, buenos deportistas, sociables…
El padre Ramón Mirada un domingo de Ramos
Sin ilusión en su Comunión
Esto le hizo aislarse y tener pocos amigos. Pero al colegio llegó otro niño, con grandes problemas familiares, y se aprovechó de él, lo que le hizo encerrarse aún más. “Yo en mi comunión no tenía ilusión. O Dios no existía o era un traidor. Y empezó en mí una etapa muy egoísta".
Comenzó a moverse en el mundo del hip hop, y sus estudios seguían yendo fatal. Por ello, sus padres decidieron cambiarle de colegio y llevarle a uno religioso. Ahí Ramón explotó. “Duré tres meses, por dos razones. Una, porque era religioso y me reventaba. Y dos, porque era un colegio de pijos, todo lo contrario a lo que quería ser”, afirma.
Quemar el colegio con gasolina
No se relacionaba con los compañeros, empezó a fumar y a rodearse de malas compañías. Sus padres se convirtieron para él en sus grandes enemigos. Entonces llegó su bajada a los infiernos. Cuenta Ramón que “hubo un día que odiaba tanto que se me fue la cabeza, cogí un bidón de gasolina y prendí el pasillo del colegio.
No quemé el edificio pero casi, tuvieron que venir los bomberos”. En ese periodo, también había robado todos los ahorros a un compañero del colegio.
No podía seguir en aquel centro. Entonces, sus padres pensaron que en un reformatorio de Sigüenza, Guadalajara. “El internado me sirvió para empeorar. Me acabaron echando también. Era un peligro vivir, se veían pistolas, navajas, cocaína, heroína…”, relata este sacerdote.
El padre Ramón Mirada en una clase con alumnos
La bajada a los infiernos en el internado
Para él, era una “situación que me superaba por todas partes. No tenían piedad conmigo y fueron a por mí. Cada noche al final era una lucha para intentar que no abusaran de mí. Allí perdí toda la inocencia que tenía. Y entonces, una de dos, o dejaba que me destruyeran o me tenía que hacer peor que ellos. Y elegí la segunda”.
Ramón llegó a este punto a través de las drogas, pese a que apenas estaba empezando la adolescencia. Era, en su opinión, “el camino más sencillo, y también el más fácil para destruir la vida. Da dinero, traficar con ellos me daba mucho dinero y mucho prestigio. No te das cuenta de que te empiezas a enganchar”.
Drogas, delincuencia, policía…
Este sacerdote cuenta a los jóvenes de su parroquia esta experiencia con la droga, cómo ha enterrado a varios amigos por sobredosis, y cómo “es una rueda que está en cuesta hacia abajo, y no va a parar. En mi caso fue así”.
Su descenso a los infiernos continuó. Intentaron echarle del colegio, fue detenido por la Policía por realizar grafitis en un tren, le pillaron con droga… Al final tuvo que dejar el internado y volver a Madrid. Pero le volvieron a coger con drogas y también le expulsaron.
El padre Ramón Mirada celebrando la Eucaristía
El intento de suicidio
“Tanto fracaso escolar, cuatro colegios, no había visto a nadie que me quisiera, porque yo era ciego para ver el amor de mis padres. Tenía 16 años, y de repente, me preguntaba, ¿esto es la vida? ¿Para qué seguir? La idea no me abandonaba (…). Y me intenté suicidar”.
Sin embargo, “dos ángeles”, sus padres, lo impidieron. Pachús recuerda que sus “padres rezaron, hicieron penitencia y mi madre viéndome tan incompleto se me tiró de rodillas y me pidió que fuéramos a una parroquia”. Ya sin nada que perder decidió ir.
El encuentro radical con Cristo
Llegó a la parroquia y llegó la primera sorpresa. El párroco le recibió feliz y sonriente. Hasta ese momento, los sacerdotes eran para él horribles, en el internado habían pegado a curas e incluso habían roto crucifijos delante de ellos…
“Sólo esta actitud del sacerdote ya me cambió. Dios se sirvió de esto. ‘¿Quién eres?’ Soy Pachús… y me dio un abrazo. Nadie me había dado un abrazo en mi vida. En ese momento rompí a llorar y empezó a escucharme. Le conté todo y fue la primera persona a la que no mentí. Me quité el disfraz. Me sorprendió su mirada. No fue una mirada de juicio como me había prometido el demonio, fue la mirada de Dios, me dejó descolocado”, explica Ramón.
El padre Ramón Mirada en plena Eucaristía con un acólito
No ha dejado de comulgar ni un solo día
Cuando terminó de contarle todo el mal que había hecho, este sacerdote le volvió a sorprende: ‘¿Y qué?’, le espetó a este joven. Y completó la frase: ‘más grande es la misericordia de Dios’.
De aquel momento recuerda que “la gratitud a Dios me hizo explotar. ¿El cielo es para mí? Entonces entendí quien era Dios. En esa misma confesión entendí que Dios era mi padre”.
Su vida no cambió de manera progresiva. Fue un cambio radical. Había descubierto algo nuevo y no quería que nadie ni nada se lo arrebatara. “Quería estar como una lapa con Jesús. Empecé a ir a misa todos los días. Desde entonces he comulgado todos los días de mi vida”.
Una vocación imposible que se hizo posible
Dejó todas las malas amistades que tenía y su ambiente pasó a ser el de la parroquia. Afirma que “me iba enamorando y enamorando de Jesús, y el cura veía vocación en mí, pero yo lo veía imposible”.
Hasta que finalmente un día tuvo claro que Dios le llamaba. Se lo dijo a sus padres, que no paraban de llorar de la emoción. Habían visto a su hijo muerto en vida y ahora le veían como una nueva criatura. Y pese a que los años del seminario no fueron fáciles debido a los estudios y a que se sentía indigno para este ministerio, finalmente se ordenó y tocó el cielo al poder celebrar la misa.
Ahora es un activo sacerdote, con gran tirón entre los jóvenes y muy activo en la evangelización. Es un hombre nuevo.
Homilía del P. Carmelo Donoso y lecturas de la Misa de hoy, lunes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, 20-10-2025
20 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Carmelo Donoso y lecturas de la Santa Misa de hoy, lunes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
Santa Misa de hoy, lunes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, 20-10-2025
20 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, lunes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, presidida por el P. Carmelo Donoso, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
Misterios Gozosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 20-10-2025
20 de octubre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, lunes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.
Palabra de Vida 20/10/2025: «¿De quién será lo que has preparado?» / Por P. Jesús Higueras
Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 20 de octubre de 2025, lunes de la 29ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Lucas 12, 13-21:
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha.
Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
«¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha».
Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios».
Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 20-10-2025
20 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
domingo, 19 de octubre de 2025
Papa León XIV en homilía, 19-10-2025: «Los santos son testigos del amor de Cristo; cuando estamos crucificados por el dolor, Cristo está ya ahí, en la cruz por nosotros y con nosotros; no hay llanto que Dios no consuele»
* «El Señor nos escucha, nos abraza como somos, para hacernos como es Él. En cambio, quien rechaza la misericordia de Dios permanece incapaz de misericordia para con el prójimo. Quien no acoge la paz como un don, no sabrá dar la paz. Cuándo el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe en la providencia de Dios? Es esta fe, precisamente, la que sostiene nuestro compromiso con la justicia, porque creemos que Dios salva al mundo por amor, liberándonos del fatalismo. Por tanto, preguntémonos: cuando escuchamos la llamada de quien está en dificultad, ¿somos testigos del amor del Padre, como Cristo lo ha sido para todos? Él es el humilde que llama a los prepotentes a la conversión, el justo que nos hace justos, como lo atestiguan los nuevos santos de hoy»
Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV
* «La oración de la Iglesia nos recuerda que Dios hace justicia a todos, entregando su vida por todos. Así, cuando gritamos al Señor: “¿dónde estás?”, transformamos esta invocación en oración, y entonces reconocemos que Dios está ahí donde el inocente sufre. La cruz de Cristo revela la justicia de Dios. Y la justicia de Dios es el perdón. Él ve el mal y lo redime, cargándolo sobre sí»
19 de octubre de 2025.- (Camino Católico) “Cuando escuchamos el llamado de quien está en dificultad, ¿somos testigos del amor del Padre, como Cristo lo fue hacia todos? Él es el humilde que llama a los prepotentes a la conversión, el justo que nos hace justos, como atestiguan los nuevos santos de hoy: no héroes ni paladines de algún ideal, sino hombres y mujeres auténticos”.
Así ha subrayado León XIV en su homilía el testimonio que dejan a la Iglesia los siete nuevos santos canonizados este 19 de octubre, durante la Misa presidida por el Pontífice en el atrio de la Basílica de San Pedro: los mártires Pedro To Rot y el obispo Ignacio Choukrallah Maloyan; las religiosas María Troncatti, Vicenza María Poloni y Carmen Rendiles Martínez; y los laicos Bartolo Longo y José Gregorio Hernández Cisneros.
Los rostros de los nuevos santos, representados en los tapices colgados en la fachada de la basílica, miran hacia una Plaza de San Pedro festiva, desbordante de fieles llegados de todo el mundo. Unas 55.000 personas asistieron a la Misa y a la liturgia, en la que el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, acompañado de los postuladores, presentó al Papa los beatos que eran canonizados.
En su homilía, León XIV los recuerda a todos como “fieles amigos de Cristo”. Algunos “son mártires por su fe”, como el arzobispo armenio Ignacio Choukrallah Maloyan y el catequista papú Pedro To Rot; otros “son evangelizadores y misioneras”, como la hermana María Troncatti, salesiana italiana dedicada a las poblaciones del Ecuador; otras “son carismáticas fundadoras”, como la italiana hermana Vicenza María Poloni, que creó el Instituto de las Hermanas de la Misericordia de Verona, y la hermana venezolana Carmen Rendiles Martínez, que estableció la Congregación de las Siervas de Jesús; otros, en cambio, “son benefactores de la humanidad” con un “corazón ardiente de devoción”, como el italiano Bartolo Longo y el venezolano José Gregorio Hernández Cisneros, ambos laicos comprometidos con los más pobres.
Pese a sus distintas historias, épocas y caminos, estos nuevos santos demuestran que “con la gracia de Dios mantuvieron encendida la lámpara de la fe, y más aún, se convirtieron ellos mismos en lámparas capaces de difundir la luz de Cristo”, destacó el Papa. Deseó que su intercesión asista a todos los fieles “en las pruebas” e inspire “en la vocación común a la santidad”.
Basándose en el ejemplo de los santos que acogieron la gracia de Cristo, León XIV subraya que “cuando estamos crucificados por el dolor y por la violencia, por el odio y por la guerra, Cristo está ya ahí, en la cruz por nosotros y con nosotros. No hay llanto que Dios no consuele, no hay lágrima que esté lejos de su corazón. El Señor nos escucha, nos abraza como somos, para hacernos como es Él. En cambio, quien rechaza la misericordia de Dios permanece incapaz de misericordia para con el prójimo. Quien no acoge la paz como un don, no sabrá dar la paz”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:
SANTA MISA Y CANONIZACIÓN DE LOS BEATOS:
- Ignazio Choukrallah Maloyan
- Peter To Rot
- Vincenza Maria Poloni
- Maria del Monte Carmelo Rendiles Martínez
- Maria Troncatti
- José Gregorio Hernández Cisneros
- Bartolo Longo
CAPILLA PAPAL
HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
Plaza de San Pedro
XXIX domingo del Tiempo Ordinario, 19 de octubre de 2025
Queridos hermanos y hermanas:
La pregunta con la que concluye el Evangelio que hemos proclamado abre nuestra reflexión: «Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?» (Lc 18,8). Este interrogante nos revela lo más precioso a los ojos de Dios: la fe, es decir, el vínculo de amor entre Dios y el hombre. Precisamente hoy están ante nosotros siete testigos, los nuevos santos y las nuevas santas, que con la gracia de Dios han mantenido encendida la lámpara de la fe, más aún, han sido ellos mismos lámparas capaces de difundir la luz de Cristo.
La fe, comparada con grandes bienes materiales y culturales, científicos y artísticos, sobresale; no porque estos bienes sean despreciables, sino porque sin fe pierden el sentido. La relación con Dios es de máxima importancia porque Él ha creado de la nada todas las cosas, en el principio de los tiempos, y salva de la nada todo aquello que en el tiempo termina. Una tierra sin fe estaría poblada de hijos que viven sin Padre, es decir, de criaturas sin salvación.
Es por eso que Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, se pregunta por la fe: si desapareciese del mundo, ¿qué ocurriría? El cielo y la tierra quedarían como están, pero nuestro corazón carecería de esperanza; la libertad de todos sería derrotada por la muerte; nuestro deseo de vida precipitaría en la nada. Sin fe en Dios, no podemos esperar en la salvación. La pregunta de Jesús nos inquieta, sí, pero sólo si olvidamos que es Él mismo quien la pronuncia. Las palabras del Señor, en efecto, son siempre evangelio, es decir, anuncio gozoso de salvación. Esta salvación es el don de la vida eterna que recibimos del Padre, mediante el Hijo, con la fuerza del Espíritu Santo.
Queridos hermanos y hermanas, precisamente por esto Cristo habla a sus discípulos de la necesidad de «orar siempre sin desanimarse» (Lc 18,1). Así como no nos cansamos de respirar, del mismo modo no nos cansemos de orar. Como la respiración sostiene la vida del cuerpo, así la oración sostiene la vida del alma. La fe, ciertamente, se expresa en la oración y la oración auténtica vive de la fe.
Jesús nos indica este vínculo con una parábola. Un juez permanece sordo ante las persistentes peticiones de una viuda, cuya insistencia lo lleva, finalmente, a actuar. A primera vista, esa tenacidad se nos presenta como un gran ejemplo de esperanza, especialmente en el tiempo de la prueba y la tribulación. La perseverancia de la mujer y el comportamiento del juez, que actúa de mala gana, preparan una pregunta provocadora de Jesús. Dios, el Padre bueno, «¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche?» (Lc 18,7).
Hagamos resonar estas palabras en nuestra conciencia. El Señor nos está preguntando si creemos que Dios es juez justo para todos. El Hijo nos pregunta si creemos que el Padre quiere siempre nuestro bien y la salvación de cada persona. A este propósito, dos tentaciones ponen a prueba nuestra fe. La primera toma fuerza en el escándalo del mal, llevándonos a pensar que Dios no escucha el llanto de los oprimidos ni tiene piedad del dolor inocente. La segunda tentación es la pretensión de que Dios deba actuar como queremos nosotros. Entonces, la oración deja de ser tal para convertirse en una orden, con la cual enseñamos a Dios cómo ser justo y eficaz.
Jesús, testigo perfecto de la confianza filial, nos libra de ambas tentaciones. Él es el inocente, que sobre todo durante su pasión reza así: “Padre, hágase tu voluntad” (cf. Lc 22,42). Son las mismas palabras que el Maestro nos entrega en la oración del Padrenuestro. Pase lo que pase, Jesús se confía como Hijo al Padre; por eso nosotros, como hermanos y hermanas en su nombre, proclamamos: «En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado» (Misal Romano, Plegaria eucarística II, Prefacio).
La oración de la Iglesia nos recuerda que Dios hace justicia a todos, entregando su vida por todos. Así, cuando gritamos al Señor: “¿dónde estás?”, transformamos esta invocación en oración, y entonces reconocemos que Dios está ahí donde el inocente sufre. La cruz de Cristo revela la justicia de Dios. Y la justicia de Dios es el perdón. Él ve el mal y lo redime, cargándolo sobre sí. Cuando estamos crucificados por el dolor y por la violencia, por el odio y por la guerra, Cristo está ya ahí, en la cruz por nosotros y con nosotros. No hay llanto que Dios no consuele, no hay lágrima que esté lejos de su corazón. El Señor nos escucha, nos abraza como somos, para hacernos como es Él. En cambio, quien rechaza la misericordia de Dios permanece incapaz de misericordia para con el prójimo. Quien no acoge la paz como un don, no sabrá dar la paz.
Queridos hermanos y hermanas, ahora comprendemos que las preguntas de Jesús son una enérgica invitación a la esperanza y a la acción. Cuándo el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe en la providencia de Dios? Es esta fe, precisamente, la que sostiene nuestro compromiso con la justicia, porque creemos que Dios salva al mundo por amor, liberándonos del fatalismo. Por tanto, preguntémonos: cuando escuchamos la llamada de quien está en dificultad, ¿somos testigos del amor del Padre, como Cristo lo ha sido para todos? Él es el humilde que llama a los prepotentes a la conversión, el justo que nos hace justos, como lo atestiguan los nuevos santos de hoy. No son héroes, o paladines de un ideal cualquiera, sino hombres y mujeres auténticos.
Estos fieles amigos de Cristo son mártires por su fe, como el obispo Ignacio Choukrallah Maloyan y el catequista Pedro To Rot; son evangelizadores y misioneros como sor María Troncatti; son carismáticas fundadoras, como sor Vicenta María Poloni y sor Carmen Rendiles Martínez; son bienhechores de la humanidad con sus corazones encendidos de devoción, como Bartolo Longo y José Gregorio Hernández Cisneros. Que su intercesión nos asista en las pruebas y su ejemplo nos inspire en la común vocación a la santidad. Mientras peregrinamos hacia esa meta, no nos cansemos de orar, cimentados en lo que hemos aprendido y creemos firmemente (cf. 2 Tm 3,14). De ese modo, la fe en la tierra sostiene la esperanza en el cielo.
PAPA LEÓN XIV
Fotos: Vatican Media, 19-10-2025