* «’Hijo de David, Jesús, ¡ten compasión de mi!’. Hoy hagamos nuestra esta oración. Y preguntémonos: “¿Cómo es mi oración?”. Cada uno de nosotros se pregunte: ¿cómo es mi oración? ¿Es valiente, tiene la insistencia buena de aquella de Bartimeo, sabe “aferrar” al Señor mientras pasa, o se conforma en hacerle un saludo formal de vez en cuando, cuando me acuerdo? Aquellas oraciones tibias que no sirven para nada. Y también: ¿mi oración es “sustanciosa”, descubre el corazón delante del Señor? ¿Le presento la historia y los rostros de mi vida? O es anémica, superficial, ¿hecha de rituales sin afecto y sin corazón? Cuando la fe es viva, la oración es sentida: no mendiga centavos, no se reduce a las necesidades del momento. A Jesús, que todo puede, se le pide todo. No se olviden de esto. A Jesús, que todo puede, se le pide todo, con mi insistencia ante El. El está impaciente en derramar su gracia y su alegría en nuestros corazones, pero lamentablemente somos nosotros los que mantenemos las distancias, quizás por timidez, flojera o incredulidad. Muchos de nosotros, cuando rezamos, no creemos que el Señor puede hacer el milagro»
Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus
* «Expreso mi cercanía a los miles de migrantes, refugiados y demás necesitados de protección en Libia: jamás los olvido; siento sus gritos y rezo por ustedes. Muchos de estos hombres, mujeres y niños son sometidos a una violencia inhumana. Nuevamente pido a la comunidad internacional mantener las promesas de buscar soluciones comunes, concretas y duraderas para la gestión de los flujos migratorios en Libia y en todo el Mediterráneo. ¡Cómo sufren aquellos que son rechazados! Allí hay verdaderos campos de concentración. Es necesario terminar con el hacer regresar de los migrantes a Países inseguros y dar prioridad al socorro de vidas humanas en altamar con dispositivos de salvataje y de desembarco previsible, garantizarles condiciones de vida dignas, alternativas a la detención, vías regulares de migración y acceso a los procedimientos de asilo. Sintámonos todos responsables de estos nuestros hermanos y hermanas, que hace demasiados años son víctimas de esta situación gravísima»