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viernes, 29 de marzo de 2024

Palabra de Vida 29/3/2024: «Pasión de nuestro Señor Jesucristo» / Por P. Jesús Higueras

 


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 29 de marzo de 2024, Viernes Santo de la Pasión del Señor, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 18, 1-19, 42:

En aquel tiempo, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos. Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?».

Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Dice él: «No lo soy». Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?». Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». El lo negó diciendo: «No lo soy». Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.

De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en Él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!». Barrabás era un salteador.

Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él». Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en Él». Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios». Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?». Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado». Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César». Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?». Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César». Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.

Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos’». Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito». Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca». Para que se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado —porque aquel sábado era muy solemne— rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se le quebrará hueso alguno». Y también otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo —aquel que anteriormente había ido a verle de noche— con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

Viernes Santo, la Virgen María sufre por sus hijos, los crucificados de todos los siglos fruto del pecado / Por P. Carlos García Malo

 


jueves, 28 de marzo de 2024

Papa Francisco en homilía de la Cena del Señor en la cárcel, 28-3-2024: «Jesús nos espera con los brazos abiertos, perdona todo y siempre. Sólo pide que le pidamos perdón»

 


* «El lavatorio de pies. Es un gesto que llama la atención sobre la vocación de servicio. Pidamos al Señor que nos haga crecer, a todos, en la vocación de servicio»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las homilía del Papa 

28 de marzo de 2024.-  (Camino Católico“El Señor siempre nos espera con los brazos abiertos… Jesús perdona todo. Jesús perdona siempre. Sólo pide que le pidamos perdón…Él nos enseña el camino del servicio” ha dicho el Papa Francisco en su homilía de la Misa de Cena del Señor en la cárcel femenina de Rebibbia, en Roma.

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Santa Misa de la Cena del Señor, presidida por el Papa Francisco, en la cárcel de mujeres de Rebibbia, 28-3-2024

 


28 de marzo de 2024.-   (Camino Católico “Jesús perdona todo. Jesús perdona siempre. Sólo pide que le pidamos perdón”. Esta es la invitación del Papa Francisco en la breve homilía de la Misa “in Coena Domini” de este Jueves Santo, celebrada, como ya es tradición en la sede de un penitenciario romano. En la sección femenina de la cárcel de Rebibbia, bajo una gran carpa en el patio de la prisión, el Santo Padre presidió la misa de la Cena del Señor en presencia de unas 200 personas, entre las que se encontraban reclusas, ex reclusas, personal penitenciario y algunas familias. La cárcel de mujeres de Rebibia cuenta con 370 reclusas, y es uno de los dos centros más importantes del este de la capital italiana. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

El Papa llegó a la cárcel por la tarde y saludó a las mujeres de la asamblea, antes de colocarse junto al altar dispuesto para la ocasión. Tras leer el Evangelio de la Última Cena de Cristo, tomado del relato de San Juan, Francisco quiso llamar la atención sobre dos momentos particulares. En primer lugar, el lavatorio de los pies que Jesús hace a los discípulos antes de la última cena y luego, Francisco menciona como segundo “triste” episodio, la traición de Judas.

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Papa Francisco en homilía: «Tener lágrimas de compunción es arrepentirse de haber entristecido a Dios con el pecado y no haber creído en el amor de Aquel que dio su vida por mí»

 


* «Un corazón dócil, liberado por el espíritu de las Bienaventuranzas, se inclina naturalmente a hacer compunción por los demás; en vez de enfadarse o escandalizarse por el mal que cometen los hermanos, llora por sus pecados. No se escandaliza. Se realiza entonces una especie de vuelco, donde la tendencia natural a ser indulgentes consigo mismo e inflexibles con los demás se invierte y, por gracia de Dios, uno se vuelve severo consigo mismo y misericordioso con los demás»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las homilía del Papa 

* «La compunción no es el fruto de nuestro trabajo, sino que es una gracia y como tal ha de pedirse en la oración. El arrepentimiento es don de Dios, es fruto de la acción del Espíritu Santo… dedicarnos a una oración que no sea de compromiso y funcional, sino gratuita, serena y prolongada. Hermano, ¿cómo está tu oración? Volvamos a la adoración y volvamos a la oración del corazón. ¿Te has olvidado de adorar? Repitamos: Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador. Sintamos la grandeza de Dios en nuestra bajeza de pecadores, para mirarnos dentro y dejarnos atravesar por su mirada. Redescubriremos la sabiduría de la Santa Madre Iglesia, que nos introduce siempre en la oración con la invocación del pobre que grita: Dios mío, ven en mi auxilio» 

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Santa Misa Crismal del Jueves Santo, presidida por el Papa Francisco,  28-3-2024

 


28 de marzo de 2024.- (Camino Católico Este Jueves Santo, el Papa Francisco ha presidido a las 9.30 a.m. (hora de Roma), la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro del Vaticano junto a 4000 de fieles, cardenales, obispos y 1500 sacerdotes que han renovado sus promesas hechas en el momento de la Sagrada Ordenación. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

En el transcurso de la celebración, el Papa ha bendecido el Santo Crisma y los demás Óleos Sagrados, Óleo de los Catecúmenos y Óleo de los Enfermos, que se usarán a lo largo del año para impartir los sacramentos. 

«La compunción es una punción en el corazón, un pinchazo que lo hiere, haciendo brotar lágrimas de arrepentimiento», ha dicho el Santo Padre en su homilía de más de 23 minutos y ha subrayado: “No es un sentimiento de culpa que nos tumba por tierra, no es el escrúpulo que paraliza, sino un aguijón benéfico que quema por dentro y cura, porque el corazón, cuando ve el propio mal y se reconoce pecador, se abre, acoge la acción del Espíritu Santo, agua viva que lo sacude haciendo correr las lágrimas sobre el rostro. Quien se quita la máscara y deja que Dios mire su corazón recibe el don de estas lágrimas, que son las aguas más santas después de las del Bautismo”.

Palabra de Vida 28/3/2024: «Los amó hasta el extremo» / Por P. Jesús Higueras

 


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 28 de marzo de 2024, Jueves Santo, la Cena del Señor, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 13, 1-15:

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

Estaban cenando, ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:

– «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?».

Jesús le replicó:

– «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde».

Pedro le dice:

– «No me lavaras los pies jamás».

Jesús le contestó:

– «Si no te lavo, no tienes parte conmigo».

Simón Pedro le dice:

– «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza».

Jesús le dice:

– «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos».

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

– «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».

Meditación del Jueves Santo: “Dejemos que el Señor sea nuestra fuente de unidad”, 28-3-2024 / Por Mons. Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid


28 de marzo de 2024.- (
Camino Católico)  Es Jueves Santo, con el que se da inicio al Triduo Pascual. Durante la tarde se rememora la Última Cena del Señor con sus discípulos. Durante la cena, lavó los pies a sus apóstoles como signo sacramental de que no ha venido a ser servido, sino a servir. Además, nos dejó su mayor regalo, la Eucaristía que conecta las diferentes generaciones a lo largo de los siglos: “Es como un hilo que va tejiendo las diferentes generaciones de hombre y mujeres de todos los tiempos, de todas las razas y naciones, para conducirnos a la comunión con el Padre”, ha precisado en su meditación de Jueves Santo, emitida por 13 TV, el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Jesús Vidal.

Precisamente, Vidal invita a los fieles a fijarnos en las palabras que pronunció Jesús en aquella Última Cena, por las que instituyó el sacramento de su cuerpo y de su sangre que llamamos Eucaristía, palabra que significa Acción de Gracias: “Mientras cenaba con sus discípulos, Jesús tomó pan, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: ‘Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros’. Después tomó el cáliz lleno de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: ‘Tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados. Haced esto en memoria mía’.

“Jesús toma un alimento pobre, sencillo, al alcance de todos. Jesús ha pasado la mayor parte de su vida trabajando con sus manos para ganarse el pan. Cuando en la misa, el sacerdote toma el pan, nos acordamos de todos los que trabajan la tierra y los que trabajan para que el alimento llegue a nuestras mesas. Y por tantos que no pueden tomar alimento, a lo mejor, ni siquiera algo tan sencillo como un trozo de pan”, ha explicado Mons. Jesús Vidal.

Una vez que al tomar pan lo consagra, es el que ingieren los sacerdotes, perdiendo su sentido original para ser instrumento de la presencia de Dios.

Luego, Jesús parte el pan y lo da a los discípulos para generar la comunión de los hijos, que participan todos del mismo pan: “Jesús, al partir el pan, se entrega a sí mismo. Y en la Eucaristía sucede algo sorprendente. Al partir el pan eucarístico, no recibimos un trozo. Recibimos todo. Porque en cada porción está todo el Cuerpo de Cristo. Cristo no nos da una parte, se nos da todo entero. Muchas veces nos sentimos partidos, fraccionados por las tensiones de la familia, del trabajo… parece que no llegamos a todo y nos rompemos. Dejemos que el Señor sea nuestra fuente de unidad. En él, nada se pierde. El pecador es perdonado, el cansado es sostenido, el triste y agobiado es consolado”, ha pedido el obispo auxiliar de Madrid.

Respecto al cáliz con la sangre de Cristo, se hace referencia a la sangre de los primogénitos en Egipto, a la sangre de los corderos con la que se señalaron las puertas de los hijos de Israel, a la sangre de los corderos que se derramaba sobre el altar y sobre el pueblo: “Es una referencia a la sangre de Abel, a la sangre derramada a lo largo de la historia por tanta violencia y tanta guerra. Jesucristo convierte esta sangre que hunde al hombre en la desesperación de la muerte, en sangre de la Nueva Alianza. Una alianza que ninguna otra sangre podrá romper, porque esta es la sangre de la obediencia del Hijo. Frente a tanta mentira de pecado, tanta violencia de muerte, Jesús, entregándose en la Cruz ha dicho sí a la vida de los hombres, para que todo el que mire a la Cruz y reciba esta sangre, pueda entrar en la comunión con Dios”, ha explicado Vidal en su meditación de este Jueves Santo.

5ª predicación de Cuaresma del Cardenal Cantalamessa: «Jesús es el camino y el Espíritu Santo el guía que nos da a conocer lo que desea y la fuerza necesaria para realizarlo»


«La fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo es el camino más corto y seguro hacia la santidad. Nosotros no sabemos desde el inicio cuál es la santidad concreta que Dios quiere de cada uno de nosotros; Sólo Dios lo sabe y nos lo revela a medida que se avanza en el camino. Por tanto, no basta con tener un programa claro de perfección y luego implementarlo gradualmente. No existe un modelo idéntico de perfección para todos. Dios no hace santos en serie, no le gusta la clonación. Cada santo es una invención sin precedentes del Espíritu. Dios puede pedir a uno lo contrario de lo que le pide a otro. De ello se deduce que para alcanzar la santidad el hombre no puede limitarse a seguir reglas generales que se aplican a todos. También debe comprender lo que Dios le pide a él, y sólo a él»

Vídeo en ESPAÑOL del quinto sermón de Cuaresma 2024 del Cardenal Raniero Cantalamessa

* «Lo que Dios quiere que es diferente y particular de cada uno se puede descubrir a través de los acontecimientos de la vida, la palabra de la Escritura, la guía del director espiritual; pero el medio principal y ordinario son las inspiraciones de la gracia. Son solicitaciones internas del Espíritu en lo más profundo del corazón, a través de las cuales Dios no sólo hace saber lo que desea de nosotros, sino que da la fuerza necesaria, y muchas veces también la alegría, para realizarlo, si la persona consiente. Toda fidelidad a una inspiración se ve recompensada por inspiraciones cada vez más frecuentes y más fuertes. Es como si el alma se estuviera entrenando para lograr una percepción cada vez más clara de la voluntad de Dios y una mayor facilidad para realizarla»   


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Homilía del Evangelio del Jueves Santo: La nueva vida que hace posible el sacrificio de Cristo, es una vida de servicio y entrega a los demás / Por P. José María Prats

 


* «Hemos sido liberados para liberar, Jesús nos ha lavado los pies para que los lavemos a nuestros hermanos. Que este signo tan bonito del lavatorio de los pies que realizamos en la liturgia de hoy se convierta en realidad cada día en el cuidado de nuestros ancianos, enfermos y personas necesitadas, y en la alegría de vivir para servir y promover la vida”

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Jueves Santo, alimentémonos de Dios Eucaristía y pidamos fuerza para vivir la voluntad del Señor / Por P. Carlos García Malo

 


La Pasión del Señor: ¿Cómo fue la vía dolorosa, la doble condena de Jesús y que era caminar con la cruz, para luego morir en ella? Responde Carlos LLorente


Camino Católico.- Javier Paredes –presentador del programa Marcando el Norte de H.M. Televisión y Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá- conversa en esta ocasión con el médico odontólogo Carlos Llorente, autor del libro “La primera Semana Santa de la Historia”. El volumen, describe con impresionante realismo los días 3, 4 y 5 de abril del año 33, desmenuzados hora a hora para contarnos la inmensidad de sufrimiento al que Cristo se abrazó para redimirnos. 

Carlos Llorente escribió “La primera Semana Santa de la Historia” volcando en esas páginas treinta años de estudio en torno a las investigaciones realizadas en Sábana Santa y Sudario de Oviedo. Hoy habla de la vía dolorosa y de la doble condena de Jesús, que era caminar con la cruz, para luego morir en ella.

Carlos Llorente nos ofrece lo mejor de sus reflexiones sobre las circunstancias en las que ocurrió la brutal ejecución, importantes detalles sobre el modo de crucificar al Señor, y también sobre el descendimiento y sepultura de su cuerpo. Una asomada al misterio de la muerte de Jesucristo que no nos dejará indiferentes.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Papa Francisco en la Audiencia: «Ser pacientes es el mejor testimonio que podemos dar, es una llamada a configurarnos con Cristo; hay que pedírselo al Espíritu Santo»


 * «¿Cómo se hace para acrecentar la paciencia? Al ser, como enseña san Pablo, un fruto del Espíritu Santo (cfr. Ga 5, 22), hay que pedírsela al Espíritu de Cristo. Él nos da la fuerza mansa de la paciencia porque «es propio de la virtud cristiana no sólo hacer el bien, sino también saber soportar los males» (San Agustín, Discursos, 46, 13). Especialmente en estos días, nos hará bien contemplar al Crucificado para asimilar su paciencia. Un buen ejercicio es también llevarle las personas más molestas, pidiéndole la gracia de poner en práctica con ellas esa obra de misericordia tan conocida como desatendida: soportar pacientemente a las personas molestas. Y no es fácil. Pensemos si hacemos esto: soportar con paciencia a las personas molestas. Se empieza por pedir que podamos mirarlas con compasión, con la mirada de Dios, sabiendo distinguir sus rostros de sus defectos. Tenemos la costumbre de clasificar a las personas por los errores que cometen. No, esto no es bueno. ¡Busquemos a las personas por su rostro, por su corazón y no por sus errores!»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

 * «Y hoy aquí, en esta audiencia, hay dos personas, dos padres: uno israelí y uno árabe. Ambos han perdido a sus hijas en esta guerra y ambos son amigos. No miran la enemistad de la guerra, sino la amistad de dos hombres que se quieren y que han pasado por la misma crucifixión. Pensemos en este testimonio tan hermoso de estas dos personas que sufrieron en sus hijas la guerra en Tierra Santa. ¡Queridos hermanos, gracias por su testimonio!»

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Meditación del Miércoles Santo: “Vivir buscando hacer la voluntad del Padre”, 27-3-2024 / Por Mons. Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid


 
27 de marzo de 2024.- (Camino Católico)  Nos seguimos acercando a la Pascua. Este Miércoles Santo, el obispo auxiliar de Madrid, nos propone en la meditación de hoy, emitida por 13 TV, conocer el tercer anuncio de Jesús. Al comienzo de este pasaje, nos recuerda Mons. Jesús Vidal, se describe qué implica ser discípulo de Cristo. Al final de su meditación hace esta invitación: «Vivamos día a día, cada momento en la obediencia filial al Padre, buscando hacer su voluntad».

Estaban todos ellos subiendo el camino hacia Jerusalén desde el valle del Jordán y Jesús iba delante de ellos: “Los discípulos van detrás sorprendidos, confusos, desconcertados acerca de lo que va a suceder en Jerusalén”, recuerda en su meditación el obispo.

Jesús percibe este clima de miedo que reina entre sus discípulos, y reúne a los Doce. El Señor les encomienda la misión de sostener al resto. De alguna manera, fueron los primeros en asumir el papel de los sacerdotes estos días de Semana Santa, que no es otra que acompañar a las comunidades cristianas en la celebración de la Pascua. “Tenemos que vivir estos días especialmente centrados en ayudar a todos los fieles a vivir y a celebrar con profundidad estos grandes Misterios”, ha subrayado Mons. Jesús Vidal.

En el tercer anuncio, continúa explicando el obispo auxiliar de Madrid, Jesús detalla lo que sucederá en Jerusalén: “El Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y los escribas; ellos lo condenarán y lo entregarán a los gentiles (a Pilato y la cohorte romana asentada en Jerusalén); ellos se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará”.

Sin la traición de Judas Iscariote no se entiende lo que celebramos estos días. En realidad le traicionan todos, incluido Pedro, al que le encomienda la misión de ser el fundamento de su Iglesia: “Es el misterio del mal del que ninguno estamos libres de ser contagiados. Nos escandaliza, con razón, el pecado en los sacerdotes. Y nos escandaliza, tal vez, que Jesús no lo evite. Como tampoco evitó que fuera uno de los Doce el que lo entregara. Jesús sabía lo que estaba pasando, pues lo anuncia. Él es la víctima de todo pecado, también de todos los pecados de los que los que estamos llamados a servirle y a llevarlo a los hombres. Él se identifica con la víctima. Él, escucharemos la noche de Pascua, es la Víctima Pascual, en la que toda víctima puede encontrarse”, ha comentado el obispo auxiliar de Madrid en su meditación del Miércoles Santo.

A continuación de este anuncio, leemos como los hijos de Zebedeo (Juan y Santiago) se acercan a pedirle a Jesús que les conceda sentarse en su gloria, uno a su derecha y otro a su izquierda. Quieren ser los primeros en participar del poder y juicio del Señor. Desconocen aún que Jesús juzgará a los hombres y ejercerá su poder desde la Cruz.

Jesús, al comprobar la fidelidad de ambos, les promete el tesoro más valioso: “Permanecerán fieles hasta el final, junto a él, y participarán así de su muerte y resurrección”, ha señalado Mons. Jesús Vidal.

Por ello, el obispo auxiliar de Madrid nos invita a los fieles en esta Semana Santa a ser fieles junto a Jesús en cualquier circunstancia: “Que cada uno vea como quedan las palabras de los Zebedeos en su corazón: «¡Podemos!» Solo los niños y los más pequeños pueden pronunciarlas sin estremecerse. Señor, será con tu gracia, con tu misericordia…”

No obstante, para sentarse a la derecha o a la izquierda de Jesús no le toca a él concederlo, ya que corresponde al Padre. De hecho, serán dos desconocidos los que, en el momento de la pasión se sienten a su izquierda y a su derecha. En su relato de la pasión, Marcos dirá, escuetamente: “Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha, otro a su izquierda”.

Un recordatorio para que no olvidemos que el lugar que ocuparemos cada uno en nuestra vida es una incógnita, ya que el Padre es quien lo asigna: “No pensemos en cómo serán las cosas. Vivamos día a día, cada momento en la obediencia filial al Padre, buscando hacer su voluntad, pues no sabemos lo que nos tiene reservado el mañana”, nos pide Mons. Jesús Vidal.

Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Misa de hoy, Miércoles Santo, 27-3-2024

 


27 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Santa Misa de hoy, Miércoles Santoemitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.


Santa Misa de hoy, Miércoles Santo, 27-3-2024


27 de marzo de 2024.- (
Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, Miércoles Santo, presidida por el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.