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viernes, 23 de agosto de 2024

Palabra de Vida 23/8/2024: «Amarás al Señor tu Dios, y al prójimo como a ti mismo» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 23 de agosto de 2024, viernes de la 20ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 22, 34-40:

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».

Él le dijo:

«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.

Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

Adoración Eucarística con el P. Jesús Luis Sacristán en la Basílica de la Concepción de Madrid, 23-8-2024


23 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Oración a santa Rosa de Lima para dar a cada cosa su valor, hacer el bien y atesorar las riquezas en el Cielo / Por P. Carlos García Malo

P. Carlos García Malo / Camino Católico.-  Cada 23 de agosto la Iglesia celebra a santa Rosa de Lima que nació en Lima (Perú) el año 1586. Todavía en algunos países celebran a Santa Rosa el 30 de agosto. Cuando vivía en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y de virtud, y cuando vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo, hizo grandes progresos en el camino de la penitencia y de la contemplación mística. Murió el día 24 de agosto del año 1617.

Rosa de Lima, la primera santa americana canonizada, nació de ascendencia española en la capital del Perú en 1586. Sus humildes padres son Gaspar de Flores y María de Oliva. Aunque la niña fue bautizada con el nombre de Isabel, se la llamaba comúnmente Rosa y ése fue el único nombre que le impuso en la Confirmación el arzobispo de Lima, santo Toribio.

Rosa tomó a santa Catalina de Siena por modelo, a pesar de la oposición y las burlas de sus padres y amigos. En cierta ocasión, su madre le coronó con una guirnalda de flores para lucirla ante algunas visitas y Rosa se clavó una de las horquillas de la guirnalda en la cabeza, con la intención de hacer penitencia por aquella vanidad, de suerte que tuvo después bastante dificultad en quitársela.

Como las gentes alababan frecuentemente su belleza, Rosa solía restregarse la piel con pimienta para desfigurarse y no ser ocasión de tentaciones para nadie.Reconstrucción facial de santa Rosa de Lima, realizado por), agosto 2015.

Una dama le hizo un día ciertos cumplimientos acerca de la suavidad de la piel de sus manos y de la finura de sus dedos; inmediatamente la santa se talló las manos con barro, a consecuencia de lo cual no pudo vestirse por sí misma en un mes.

Estas y otras austeridades aún más sorprendentes la prepararon a la lucha contra los peligros exteriores y contra sus propios sentidos. Pero Rosa sabía muy bien que todo ello sería inútil si no desterraba de su corazón todo amor propio, cuya fuente es el orgullo, pues esa pasión es capaz de esconderse aun en la oración y el ayuno. Así pues, se dedicó a atacar el amor propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la voluntad propia.

Aunque era capaz de oponerse a sus padres por una causa justa, jamás los desobedeció ni se apartó de la más escrupulosa obediencia y paciencia en las dificultades y contradicciones.

Rosa tuvo que sufrir enormemente por parte de quienes no la comprendían.

El padre de Rosa fracasó en la explotación de una mina, y la familia se vio en circunstancias económicas difíciles. Rosa trabajaba el día entero en el huerto, cosía una parte de la noche y en esa forma ayudaba al sostenimiento de la familia.

La santa estaba contenta con su suerte y jamás hubiese intentado cambiarla, si sus padres no hubiesen querido inducirla a casarse. Rosa luchó contra ellos diez años e hizo voto de virginidad para confirmar su resolución de vivir consagrada al Señor.

Al cabo de esos años, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a santa Catalina de Siena. A partir de entonces, se recluyó prácticamente en una cabaña que había construido en el huerto. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era lleno de puntas sirviendo así como una corona de espinas.

Su amor de Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de Él, cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba su alma. Ese fenómeno se manifestaba, sobre todo, cuando la santa se hallaba en presencia del Santísimo Sacramento o cuando en la comunión unía su corazón a la Fuente del Amor.

Dios concedió a su sierva gracias extraordinarias, pero también permitió que sufriese durante quince años la persecución de sus amigos y conocidos, en tanto que su alma se veía sumida en la más profunda desolación espiritual.

El demonio la molestaba con violentas tentaciones. El único consejo que supieron darle aquellos a quienes consultó fue que comiese y durmiese más. Más tarde, una comisión de sacerdotes y médicos examinó a la santa y dictaminó que sus experiencias eran realmente sobrenaturales.

Rosa pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, un empleado del gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: «Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor».

Dios la llamó a Sí el 24 de agosto de 1617, a los treinta y un años de edad. El capítulo, el senado y otros dignatarios de la ciudad se turnaron para transportar su cuerpo al sepulcro. El Papa Clemente X la canonizó en 1671.

Pidamos a santa Rosa de Lima dar a cada cosa su valor, hacer el bien y atesorar las riquezas en el Cielo:

Rosa de Lima, Rosa de Santa María, Santa Rosa.

Por todos estos nombres eres conocida y amada.

Tu vida asceta y entregada a Cristo perduran en los siglos.

Te desposaste místicamente con Jesús, tu esposo, para siempre.

Te entregaste a una vida de oración y penitencia sin límites.

Dios te dio el don de ver las almas de las gentes

para así hacerlas crecer en el santo temor.

Te dio el don de profecía

y vaticinaste eventos que se cumplieron en el tiempo.

Contemporánea de San Martín de Porres,

le ayudaste y le imitaste en aquello que más paz traía a tu alma:

atender a los pobres, indígenas y menos favorecidos de tu tiempo.

A la vez que los socorrías

les invitabas a tener a Dios en su corazón y a cambiar de vidas.

Aunque el Señor te dotó de una belleza singular,

tú sabías que la verdadera belleza está en el interior, en el alma.

Santa Rosa, flor del jardín de Dios,

tu perfume inundará por los siglos la Iglesia de Cristo,

tu esposo, tu amado.

Ayúdanos a mirar al cielo y saber dar a cada cosa su valor

e imitándote no busquemos sólo los bienes terrenales

sino que haciendo el bien atesoremos las riquezas en el Cielo.

Amén.

Santa Rosa de Lima, ruega por nosotros.

Carlos García Malo


Que la paz de Cristo habite en ti, entonces reflejarás la paz por fuera / Por P. Carlos García Malo

 


jueves, 22 de agosto de 2024

Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Misa de hoy, jueves, Santa María Reina, 22-8-2024


22 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Santa Misa de hoy, jueves de la 20ª semana de Tiempo Ordinario, Santa María Reina, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, jueves, Santa María Reina, 22-8-2024


22 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, jueves de la 20ª semana de Tiempo Ordinario, Santa María Reina, presidida por el P. Heliodoro Mira, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Palabra de Vida 22/8/2024: «A todos los que encontréis, llamadlos a la boda» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 22 de agosto de 2024, jueves de la 20ª semana de Tiempo Ordinario, Santa María Reina, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 22, 1-14:

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

– «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que dijeran a los convidados:

«Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda».

Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.

Luego dijo a sus criados:

«La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda».

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:

«Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de boda?”.

El otro no abrió la boca.

Entonces el rey dijo a los servidores:

«Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

Adoración Eucarística con el P. Heliodoro Mira en la Basílica de la Concepción de Madrid, 22-8-2024


22 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. Heliodoro Mira, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Oración de acción de gracias a María Reina por su sí a Dios / Por P. Carlos García Malo

P. Carlos García Malo / Camino Católico.–  Cada 22 de agosto la Iglesia celebra a María Reina, la que comparte la vida y el amor de Cristo Rey. “Es una Reina que da todo lo que posee compartiendo, sobre todo, la vida y el amor de Cristo”, dijo San Juan Pablo II al referirse a la Virgen como Reina del Universo. La Fiesta fue instituida por el Papa Pío XII en 1954.


En la Encíclica “Ad Caeli Reginam” (punto 15), que trata sobre la dignidad y realeza de María, se lee que “Cristo, el nuevo Adán, es nuestro Rey no sólo por ser Hijo de Dios, sino también por ser nuestro Redentor”. “Así, según una cierta analogía, puede igualmente afirmarse que la Beatísima Virgen es Reina, no sólo por ser Madre de Dios, sino también por haber sido asociada cual nueva Eva al nuevo Adán”.


Por su parte, el Papa Benedicto XVI mientras celebraba esta Fiesta en el 2012 dijo que María “es Reina precisamente amándonos y ayudándonos en todas nuestras necesidades, es nuestra hermana y sierva humilde».


He aquí una de las tantas razones por las cuales el Papa Francisco ha twiteado este mes pequeñas oraciones de súplica a la Madre de Dios por la paz en el mundo y en especial por los cristianos en Medio Oriente. Como la del 14 de agosto que dice: “María, Reina de la paz, ayúdanos a erradicar el odio y a vivir en armonía”. O la del día siguiente, en la que pide a María, Reina del Cielo, que nos ayude a transformar el mundo según el designio de Dios.


Demos gracias a la Virgen María que siempre ha cumplido la voluntad de Dios desde su sí incondicional en la encarnación:


Virgen y Madre del Rey de reyes y Señor de señores.


Tú obedeciste siempre puntual a Dios.


Tú te dejaste modelar por Él


y le hiciste una digna morada en tu vientre donde tomó forma humana.


Lo recibiste humilde y amorosa en el pesebre de Belén.


Lo amamantaste y criaste.


Escuchaste maravillas de los pastores y magos.


Hasta los ángeles cantaban su nacimiento.


Lo viste crecer y lo acompañaste en su vida pública,


pasión, muerte y resurrección.


Lo viste elevarse al cielo junto al Padre,


y fuiste ungida, de nuevo, por el Espíritu Santo en Pentecostés.


Acompañaste a los apóstoles en sus primeros años de evangelización.


Discreta, cerraste los ojos a este mundo


y los abriste en cuerpo y alma en el Paraíso.


Hoy era digno reconocer en ti tu dedicación a Dios y a todos tus hijos.


Por eso el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,


rodeados de la corte celeste,


te envuelven en manto de triunfo y reconocimiento,


y además, te coronan como Reina y Señora de todo lo creado,


del cosmos infinito, del Cielo beatísimo, de todo cuanto existe.


La creación entera se inclina y te rinde pleitesía


pues la luz que de ti emana, fiel reflejo de la luz de Cristo,


eclipsa toda oscuridad llenándolo todo de alegría y majestad respetuosa.


Gracias María por tu sí.


Tu reinado es para siempre.


Amén.


Carlos García Malo


Pon tu vista en las dádivas recibidas de Dios y dale gracias / P. Carlos García Malo

 


miércoles, 21 de agosto de 2024

Papa Francisco en la Audiencia, 21-8-2024: «Difundir el perfume de Cristo por medio de los frutos del Espíritu Santo, dando testimonio del amor, la alegría, la paz, la afabilidad y la bondad»

 


21 de agosto de 2024.- (Camino Católico)  A orillas del Jordán, el Espíritu Santo desciende en forma de paloma sobre Jesús. La página del Evangelio de Marcos (Mc 1,9-11) describe la escena en la que resuena una voz del cielo que dice: «Tú eres mi Hijo, el amado: en ti he puesto mi complacencia». Francisco ha dedicado la catequesis de la audiencia general de hoy, miércoles 21 de agosto, al Espíritu Santo en el bautismo de Jesús. Unos 5.000 participantes en el Aula Pablo VI. La invitación del Santo Padre a los presentes ha sido: “Los animo a difundir el perfume de Cristo por medio de los frutos del Espíritu Santo, es decir, dando testimonio del amor, la alegría, la paz, la afabilidad y la bondad”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI

Miércoles, 21 de agosto de 2024


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


Hoy reflexionamos sobre el Espíritu Santo que viene sobre Jesús en el bautismo en el Jordán y se difunde desde él en su cuerpo, que es la Iglesia. En el Evangelio de Marcos se describe así la escena del bautismo de Jesús: «En aquellos días, Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y en seguida, al salir del agua, vio los cielos abiertos y al Espíritu que descendía hacia él como una paloma. Y se oyó una voz del cielo: 'Tú eres mi Hijo, el amado: en ti he puesto mi complacencia'» (Mc 1,9-11). Esto, en el Evangelio de Marcos.


Toda la Trinidad se reunió en aquel momento a orillas del Jordán. Está el Padre que se hace presente con su voz; está el Espíritu Santo que desciende sobre Jesús en forma de paloma; y está aquel a quien el Padre proclama como su Hijo amado. Es un momento importante de la Revelación y de la historia de la salvación este pasaje del Evangelio.


¿Qué sucedió en el bautismo de Jesús que fue tan importante para que todos los evangelistas lo relaten? La respuesta la encontramos en las palabras que Jesús pronuncia poco después en la sinagoga de Nazaret, con clara referencia al acontecimiento del Jordán: «El Espíritu del Señor está sobre mí; por eso me ha ungido» (Lc 4,18).


En el Jordán, Dios Padre “ungió con el Espíritu Santo”, es decir, ungió a Jesús como Rey, Profeta y Sacerdote. De hecho, los reyes, profetas y sacerdotes eran ungidos con aceite perfumado en el Antiguo Testamento. En el caso de Cristo, en lugar del aceite físico, está el aceite espiritual que es el Espíritu Santo. Es el mismo Espíritu que desciende sobre Jesús.


Jesús estaba lleno del Espíritu Santo desde el primer momento de su Encarnación. Aquella, sin embargo, era una “gracia personal”, incomunicable; ahora, en cambio, recibe la plenitud del don del Espíritu para su misión que, como cabeza, comunicará a su cuerpo que es la Iglesia. Por eso la Iglesia es el nuevo “pueblo real, profético y sacerdotal”. El término hebreo “Mesías” y el correspondiente griego “Cristo”, ambos referidos a Jesús, significan “ungido” con el óleo de la alegría. Nuestro mismo nombre de “cristianos” será explicado por los Padres en el sentido literal de “ungidos a imitación de Cristo”[1].


Hay un salmo en la Biblia que habla de un aceite perfumado que se derramaba sobre la cabeza del sumo sacerdote Aarón y descendía hasta el borde de su manto (cf. Sal 133,2). Esta imagen poética, utilizada para describir la felicidad de vivir juntos como hermanos, se ha convertido en una realidad espiritual y mística en Cristo y en la Iglesia. Cristo es la cabeza, nuestro Sumo Sacerdote, el Espíritu Santo es el óleo perfumado y la Iglesia es el cuerpo de Cristo en el que se difunde.


Hemos visto por qué el Espíritu Santo, en la Biblia, está simbolizado por el viento y, de hecho, toma de él su propio nombre, Ruah. También vale la pena preguntarse por qué está simbolizado por el aceite, y qué lección práctica podemos extraer de este símbolo. En la Misa del Jueves Santo, al consagrar el óleo llamado “Crisma”, el obispo, refiriéndose a los que recibirán la unción en el Bautismo y la Confirmación, dice: «Que esta unción los penetre y santifique, para que, liberados de su corrupción nativa y consagrados como templo de su gloria, difundan la fragancia de una vida santa». Es una aplicación que se remonta a San Pablo, que escribe a los Corintios: «Porque somos ante Dios el olor de Cristo» (2 Co 2,15). La unción produce el perfume. Los consagrados que viven esta unción con alegría perfuman a la Iglesia.


Sabemos que, por desgracia, a veces los cristianos no difunden la fragancia de Cristo, sino el mal olor de su propio pecado.


No lo olvidemos nunca: el pecado nos aleja de Jesús. El diablo, no se olviden, el diablo entra normalmente a través de los bolsillos.


Pero esto no debe distraernos de nuestro compromiso de realizar, en la medida de nuestras posibilidades y cada uno en su ambiente, esta sublime vocación de ser el buen olor de Cristo en el mundo. La fragancia de Cristo emana de los “frutos del Espíritu”, que son «amor, alegría, paz, magnanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gal 5,22).


Una persona con amor, gozosa, que crea la paz; una persona magnánima; una persona benévola, una persona buena… Es hermoso encontrar una persona buena, una persona fiel, una persona mansa que no sea envidiosa.


Alguno sentirá un poco de esta fragancia cuando nos encontremos en medio de estas personas. Que seamos cada vez más conscientes de ser ungidos por Él.


Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:


Queridas hermanas y hermanos:

Hoy reflexionamos sobre el Espíritu Santo que descendió sobre Jesús en el bautismo. Los cuatro evangelistas narran ese momento, que es fundamental en la Revelación, porque es una manifestación de la Santísima Trinidad: el Padre proclamó a su Hijo amado y el Espíritu Santo bajó sobre Jesús en forma de paloma. En el Jordán, Dios Padre consagró a Jesús como profeta, como sacerdote y como rey, ungiéndolo con el óleo espiritual —que es el Espíritu Santo— para llevar adelante su misión.

En el gesto de la unción con el crisma se simboliza la comunicación del Espíritu Santo a quien lo recibe. Cristo es el ungido del Padre, y los cristianos somos ungidos a imitación suya. Cristo es la cabeza, el Espíritu Santo es el óleo perfumado y la Iglesia es el cuerpo de Cristo donde esa fragancia se difunde. Cuando en la Misa del Jueves Santo se consagra el óleo llamado “crisma”, el obispo pide por quienes recibirán la unción en el bautismo y la confirmación, para que sean en el mundo testigos fieles de la redención y portadores del buen olor de Cristo.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Veo banderas mexicanas, salvadoreñas, argentinas, uruguayas. ¡Cuántos hispanoparlantes! Los animo a difundir el perfume de Cristo por medio de los frutos del Espíritu Santo, es decir, dando testimonio del amor, la alegría, la paz, la afabilidad y la bondad, entre otros (cf. Ga 5,22). Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

Hoy, conmemoración de San Pío X, se celebra en muchas partes del mundo el Día del Catequista. Pensemos en nuestros catequistas que tanto trabajo realizan y, en algunas partes del mundo, son los primeros en llevar adelante la fe. Oremos hoy por los catequistas, que el Señor les dé valentía y puedan seguir adelante.

Por último, mi pensamiento se dirige a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los recién casados. Siguiendo el ejemplo del Santo Pontífice Pío X los animo a adherirnos a Cristo mediante la escucha de su Palabra.

Y por favor, no olvidemos a la martirizada Ucrania que tanto sufre. No olvidemos a Myanmar, Sudán del Sur, Kivu del Norte y muchos países que están en guerra. Oremos por la paz. Y no nos olvidemos de Palestina e Israel: que allí llegue paz.

¡Mi bendición para todos!

Francisco