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miércoles, 28 de agosto de 2024

Oración a san Agustín para vivir en la verdad / Por P. Carlos García Malo


 * «Hijo de las lágrimas de una madre comprometida con la salvación eterna del que dio a luz. Madre coraje que arrancó al buen Dios tu conversión. Santa Mónica te dio vida dos veces: al mundo y a la fe que confesamos los cristianos. San Agustín, ayúdanos con tu intercesión a vivir también nosotros en la verdad. Ahórranos tiempo en la búsqueda y que contigo y la ayuda de Santa Mónica confesemos la fe en el Dios Trino que trae seguridad y confianza a las almas tan curiosas y buscadoras de Dios como la tuya»

P. Carlos García Malo / Camino Católico.-  Cada 28 de agosto la Iglesia celebra a San Agustín. “Tarde te amé, oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé”, dijo San Agustín. Este gran Santo es uno de los 36  doctores de la Iglesia y es patrón de «los que buscan a Dios”; también fue autor de varios libros de teología y filosofía, siendo sus obras más famosas las “Confesiones” y «La ciudad de Dios».

San Agustín de Hipona nació el 13 de noviembre en el año 354 en la ciudad de Tagaste, ubicada al norte de África. Fue hijo de Patricio y de Santa Mónica, quien rezó durante varios años por la conversión de su esposo y de su hijo. Durante su juventud, se entregó a una vida libertina y cometió varios pecados de impureza. Convivió con una mujer durante 14 años y ambos tuvieron un hijo llamado Adeodato, que murió siendo joven.

También perteneció durante nueve años a la secta de los Maniqueos hasta que conoció a San Ambrosio, cuyo testimonio le impresiona  y le motiva a acercarse a Dios.

Un día, cuando Agustín estaba en un jardín, sumido en una profunda crisis existencial, escuchó la voz de un niño que le decía : «Toma y lee ; toma y lee». El Santo abrió una biblia que tenía al lado y abrió una página al azar. Se encontró con el capítulo 13,13-14 de la carta de San Pablo a los romanos que decía: «Nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos…revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias». Esta lectura marcó su conversión y desde ese momento resolvió  permanecer casto y entregar su vida a Cristo.

En el año 387 es bautizado junto a su hijo. Su madre fallece ese mismo año. Regresó a África y quiso llevar un estilo de vida monástica. Sin embargo, Dios tenía otros planes para él.

Un día fue y asistió a la Eucaristía en Hipona. El Obispo, Valerio, lo vio y se enteró de su conversión y santidad. Entonces le dijo que necesitaba con urgencia a un sacerdote que lo asistiera en su labor. A pesar de su resistencia y lágrimas, Agustín entendió el llamado del Señor.

Es ordenado sacerdote y cinco años después fue ordenado Obispo, dirigió la diócesis de Hipona por 34 años. San Agustín utilizó sus dotes intelectuales y espirituales para atender a las necesidades de su rebaño. Combatió las herejías del tiempo, debatió contra las corrientes contrarias a la fe, acudió a varios consejos de obispos en África y viajó constantemente para predicar el Evangelio. Su intenso trabajo pastoral le forjó un gran prestigio dentro de la Iglesia.

El 28 de agosto del 430 enfermó y falleció. Su cuerpo fue enterrado en Hipona, pero luego trasladado a Pavia, Italia.

Para Benedicto XVI, San Agustín ha sido un “buen compañero de viaje” en su vida y ministerio. En enero del 2008 se refirió a él como “hombre de pasión y de fe, de altísima inteligencia y de incansable solicitud pastoral… dejó una huella profundísima en la vida cultural de Occidente y de todo el mundo”.

Pidamos a San Agustín que interceda ante el Señor para que vivamos en la verdad:

Hijo de las lágrimas de una madre comprometida con la salvación eterna del que dio a luz.

Madre coraje que arrancó al buen Dios tu conversión.

Santa Mónica te dio vida dos veces: al mundo y a la fe que confesamos los cristianos.

Agustín de Hipona, buscador infatigable de la verdad sin dobleces ni demagogias.

Estudioso de las letras y filósofo profundo.

Y a la vez de vida disipada y, hasta en momentos, frívola e inmoral.

El Señor salió a tu encuentro y te quiso sacerdote aun conociendo tu resistencia.

«Tarde te amé, belleza infinita», escribirías más adelante.


«Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre nueva».

Y te deleitabas en la oración y en el silencio.

Y de esa intimidad brotaron tus homilías que causaban éxtasis a cuantos te escuchaban y tus escritos que rezuman dulce saber y vértigo del alma.

«Nos hiciste, Señor para ti, y nuestro corazón anda inquieto, hasta descansar en ti».

Obispo de Hipona te entregaste a la predicación del que es la Verdad absoluta del universo.

Aclamado y amado San Agustín, ayúdanos con tu intercesión a vivir también nosotros en la verdad.

Ahórranos tiempo en la búsqueda y que contigo y la ayuda de Santa Mónica confesemos la fe en el Dios Trino que trae seguridad y confianza a las almas tan curiosas y buscadoras de Dios como la tuya.

Amén.

San Agustín de Hipona, ruega por nosotros.

Carlos García Malo


Santa Mónica, madre de San Agustín, rezó por la conversión de su hijo hasta conseguirlo / P. Carlos García Malo

 


martes, 27 de agosto de 2024

Zbigniew Kowalski, científico y oncólogo: «La vida de Dios murió en mí por adicción al pecado de incredulidad, pero al leer la Biblia Dios me tocó con su amor. En un segundo, pasé de ser ateo a creyente»


* «Abrí la Biblia en el Libro del Génesis, me puse a leer y luego, de repente... Lo escuché. No con los oídos, sino dentro de mí mismo. ¡Fue increíble! Esta voz era fuerte como una campana, decidida, masculina y al mismo tiempo llena de amor. Mis ojos se movían sobre las palabras de la Escritura y la voz las repetía en mí. Cuando me detuve, Él también dejó de hablar, y cuando yo comencé, Él habló de nuevo. Supe que estas palabras fueron dichas por Alguien personalmente a mí. Como si fuera un padre para su hijo amado. Alguien vivo y real, que creó todo el universo, toda la creación, y ahora habla con la pequeña mota en este cosmos como si fuera un niño amado. De repente, tuve algo así como una epifanía. Una luz extraña inundó mi corazón, y en él apareció la alegría, el amor, la paz y la felicidad. Dios me tocó con su amor. Creí y me enamoré de Él como un niño pequeño de su papá. En un instante, me llené de luz, alegría y felicidad. La gracia de Dios me inundó y resucité a la vida»

Camino Católico.- El científico y oncólogo polaco Zbigniew Kowalski nació hace 68 años en el seno de una familia católica que no practicaba la fe. De niño creía en Dios, pero su fe no logró echar raíces. Fue bautizado, recibió su Primera Comunión, y todo se detuvo allí. Después de eso, no hubo sacramentos ni asistencia a misa, la oración diaria era casi inexistente. Dejó de asistir a clases de religión. Decidió manejar su propia vida. "Decidí ser independiente de Dios y de las personas y decidir por mí mismo lo que es bueno y lo que es malo. Me pareció entonces que Él me impedía ser feliz según mi ‘receta de felicidad’", cuenta el evangelizador a Niedziela.

Reconoce que esa particular receta consistía “en ganar tres cosas en la vida: los placeres sensuales, los que resultan de tener bienes materiales y también exaltarse a sí mismo por encima de los demás, es decir, el poder, la propia gloria y fama. Me entregué por completo a estos tres ídolos", comparte.

El camino hacia esta felicidad mundana resultó ser engañoso. Al quitarle lentamente la libertad interior, hizo al hombre esclavo del pecado. "Empecé a sentir que mi vida no tenía sentido. El amor y los restos de la fe murieron en mí. La vida de Dios murió en mí. Me convertí en un zombi, un cadáver andante. Alguien que parece comer, beber, hablar, pero está muerto", recuerda Zbigniew.

En su vida había placeres, estudios, un buen trabajo, dinero, empeño por formar una familia, una carrera profesional, el reconocimiento entre la gente, la fama local. Así que debería estar feliz… después de todo parecía haber triunfado. "Estaba completamente decepcionado. No encontré felicidad, solo placeres efímeros y una constante inquietud del corazón. Caí en el círculo vicioso del pecado. No era una adicción típica a algo, sino una adicción al pecado de la incredulidad, la falta de amor a Dios, la idolatría basada en la adoración de uno mismo y de las propias concupiscencias. Por fuera, todo estaba bien, pero en mi corazón había vacío y muerte".





Resucitado a la vida

A los 30 años, por curiosidad, se topó con la Biblia y nada más empezar a leerla quedó prendado. Escuchó la voz de Dios … "Abrí la Biblia en el Libro del Génesis, me puse a leer y luego, de repente... Lo escuché. No con los oídos, sino dentro de mí mismo. ¡Fue increíble! Esta voz era fuerte como una campana, decidida, masculina y al mismo tiempo llena de amor. Mis ojos se movían sobre las palabras de la Escritura y la voz las repetía en mí. Cuando me detuve, Él también dejó de hablar, y cuando yo comencé, Él habló de nuevo. Supe que estas palabras fueron dichas por Alguien personalmente a mí. Como si fuera un padre para su hijo amado. Alguien vivo y real, que creó todo el universo, toda la creación, y ahora habla con la pequeña mota en este cosmos como si fuera un niño amado. De repente, tuve algo así como una epifanía. Una luz extraña inundó mi corazón, y en él apareció la alegría, el amor, la paz y la felicidad. Dios me tocó con su amor. En un segundo, pasé de ser ateo a creyente. Creí y me enamoré de Él como un niño pequeño de su papá. En un instante, me llené de luz, alegría y felicidad. La gracia de Dios me inundó y resucité a la vida".


Su nombre -Zbigniew-, de origen eslavo, significa en español "el que fue liberado de la ira" y en efecto al recibir el don de la fe es lo que ocurrió en su alma. "En Jesús encontré el sentido y el amor de mi vida. Le confié completamente mi cuerpo y mi alma, mi mente y mi libre albedrío, mi familia y todas las esferas de la vida. Comencé a leer y meditar en las Sagradas Escrituras todos los días. Encontré un libro de oraciones y comencé a recordar oraciones olvidadas hace mucho tiempo. Regresé a la Iglesia y a los sacramentos. He aceptado con alegría la gracia de la fe y sigo colaborando con ella. Trato de multiplicarlo, usando la prescripción de los Hechos de los Apóstoles: permanecer en comunicación cotidiana con Jesús (Hch 2, 42). Desde el momento de mi conversión, mi corazón se aferró a Él. Lo he agarrado y lo he estado sosteniendo hasta el día de hoy", concluye Zbigniew Kowalski.

La historia de Zbigniew Kowalski muestra que "nada es imposible para Dios" y donde el pecado abunda, la gracia desborda aún con mayor abundancia. En 2003 Zbigniew fundó la Comunidad de Evangelización AGUA VIVA en la parroquia de Nuestra Señora Reina de Polonia en Mława, con la que ha realizado más de 60 retiros en Polonia y en el extranjero. Ha proclamado la Buena Nueva a muchos extranjeros, paganos y seguidores de otras religiones. Más de la mitad de ellos aceptaron la gracia de la fe y la conversión, reconociendo a Jesús como su Señor y Salvador.

Maree Ataya «llevaba una vida salvaje de sexo, drogas y rock hasta que dije: `Por favor, Dios, sácame de esta situación. Jesús, quiero entregarte mi vida’. Y tuve un encuentro increíble con Él»


* «Utilizo mi trabajo para evangelizar. Ha sido una verdadera oportunidad de compartir mi fe. Y eso es un regalo para mí, porque mi mayor deseo es ver a nuestros jóvenes encontrar el sentido de la vida. Estaré eternamente agradecida con Dios. Ha habido muchos giros, vueltas y muchos callejones aparentemente sin salida, pero por medio de la fe Dios cambia todo para su gloria y para nuestra bendición»

Camino Católico.-    Como una de las principales suministradoras de publicaciones y artículos católicos en Australia, la Mustard Seed Bookshop es toda una referencia en la archidiócesis de Sídney. Las presentaciones, envíos y clientes son atendidos desde cada mañana por Maree Ataya, una afable mujer nacida en los 70 y entregada por completo a la evangelización juvenil junto con su esposo, Atef. Lo que no todos saben es que Maree no siempre se presentó como la amable librera y hermana en la fe que hoy ven en ella.

Antes, su día a día también se desarrollaba en un local, pero en lugar de una librería diocesana era un pub reconocible por el estruendo de icónicas estrellas de la escena musical como los Midnight Oil o The Angels. Como relató recientemente a la archidiócesis, para ella "todo era sexo, drogas y rock". Y la fe vino a cambiarlo todo.

Un estilo de vida salvaje

Criada en las soleadas playas de Sídney en una familia católica como más pequeña de nueve hermanos, recuerda  que todos fueron criados en la fe, pero conforme pasó el tiempo, la piedad mutó en una precoz vida de excesos. "Nos criaron en la fe, pero a medida que crecimos, mis hermanos y hermanas mayores se volvieron totalmente salvajes", comenta.

Su hermano mayor, "como un padre" para ella, abrió el camino al volverse adicto a la heroína. Para cuando entró en la adolescencia, la familia al completo había abandonado la práctica religiosa. Aunque nunca abandonó por completo la Iglesia, el alcohol, el consumo de drogas ocasionales y "un estilo de vida bastante salvaje" se convirtieron en su nueva norma de vida. Maree "era una niña salvaje de los años 70".


Maree, en su etapa de `vida salvaje´

De jueves a domingo, el pub era su hogar. Pero cuando acababan las noches de exceso, "estar borracha o drogada" no era impedimento para entrar a la parroquia, en la misma calle que el bar. "Era sincera, estaba buscando y le pedía a Dios que me ayudara", comenta. En una de esas ocasiones, recuerda, "me acerqué a Él y le dije: `Por favor, Dios, sácame de esta situación´".

El encuentro con Jesús y la llamada a evangelizar

Poco después conoció "casualmente" a un joven que se preparaba para el sacerdocio y le invitó a un evento con miles de jóvenes católicos. Al ir, quedó impactada, viendo como "a algunas chicas les brillaba el rostro y había algo diferente en ellas".

Y entonces rezó de nuevo: "Jesús, quiero entregarte mi vida".

Lo siguiente que recuerda son las palabras de uno de los ponentes evangelizadores, como si fuese la respuesta que esperaba. "Todo lo que tienes que hacer es clamar a Dios para que te salve y te ayude".

Y así lo hizo, quedando completamente rendida a su redescubierta fe, empezando a ser consciente de que ese paso supondría "cambiar, dejar ir a mis amigos, mi estilo de vida y mi ego".

"Tuve un encuentro increíble con Dios. ¡Nadie me había dicho nunca que podía encontrarme con Él! Sentí una alegría increíble e inexplicable porque era como si me quisiera de todas formas, sin importar lo que pasara. Jesús cambió totalmente mi vida", menciona.

Cuando despertó al día siguiente, recuerda que "todo era más brillante" y lo veía todo "como si tuviera ojos nuevos", comparando su experiencia a la de una "luna de miel, como si me hubiese enamorado". Con la fuerza del converso, fue consciente de que "muchos jóvenes no sabían que Jesús quiere que le encontremos, empoderarnos y cambiarnos" y sintió un llamado a dedicar su vida a evangelizar.

Su nueva fe la llevó a unirse al incipiente Youth Mission Team, un vigoroso apostolado radicado en Australia próximo a cumplir 40 años de misión. Entonces eran los años 80, cuando también conoció a Atef Ataya, su actual esposo, con quien tuvo tres hijos y con el que siempre compartió su pasión por evangelizar.

“Como madre, fui parte de la comunidad escolar y solía invitar a la gente a los eventos que organizábamos. Dirigí un grupo de oración de mujeres en la parroquia y teníamos varios programas a los que también animaba a venir", menciona.


Maree, en el centro, con su marido Atef y sus hijos

Pasadas las décadas, su compromiso evangelizador persiste. Actualmente lo desarrolla desde la Mustard Seed Bookshop, una de las librerías católicas más relevantes del país adscrita a la archidiócesis de Sídney y regentada por su marido, donde se ofrecen recursos para profundizar en el discipulado de los católicos y la evangelización.

"Utilizo mi trabajo para evangelizar. Ha sido una verdadera oportunidad de compartir mi fe. Y eso es un regalo para mí, porque mi mayor deseo es ver a nuestros jóvenes encontrar el sentido de la vida. Me encanta trabajar aquí, sinceramente, siento que he encontrado mi lugar", detalla.

Concretamente dedica sus esfuerzos a los que, como lo fue ella, son considerados "niños salvajes" y espera que, "como Iglesia, abramos espacio para las personas que regresan a nuestra fe".

"Estaré eternamente agradecida con Dios. Ha habido muchos giros, vueltas y muchos callejones aparentemente sin salida, pero por medio de la fe Dios cambia todo para su gloria y para nuestra bendición", concluye.

Se puede escuchar su historia en inglés, en el siguiente vídeo: 

Hay poder en la oración de una madre por su hijo / Por P. Pedro Núñez



Camino Católico.- La oración tiene poder, y más aún cuando una madre reza por su hijo. Santa Mónica rezó por la conversión de su hijo San Agustín por años. El Padre Pedro Núñez nos exhorta a todos, en especial a las madres, a que no se cansen de rezar, ya que no hay oración malgastada. Lo hace en el programa “Conozca primero su fe católica” de EWTN, en el cual responde preguntas llegadas al programa vía telefónica, al correo electrónico ( padrepedro@ewtn.com Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. ) y Facebook (www.facebook.com/ppedronunez).

El poder de la oración: Santa Mónica y San Agustín / Por P. Pedro Núñez

 


Camino Católico
.- El Padre Pedro Núñez comparte con nosotros una reflexión sobre el poder de la oración, centrada en Santa Mónica y San Agustín,en el programa “Conozca primero su fe católica” de EWTN.



Santa Mónica - Película de Dibujos animados

 


Camino Católico.-  La vida de Santa Mónica, contada para niños de la serie “Mi familia católica” de  EWTN .


Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Misa de hoy, martes, Santa Mónica, 27-8-2024

 


27 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Santa Misa de hoy, martes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario, Santa Mónica, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, martes, Santa Mónica, 27-8-2024

27 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, martes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario, Santa Mónica, presidida por el P. Heliodoro Mira, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.


Palabra de Vida 27/8/2024: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos!» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 27 de agosto de 2024, martes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario, Santa Mónica, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 23, 23-26:

En aquel tiempo, Jesús dijo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!

¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: «Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga»? ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?

O también: «Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga». ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».

Adoración Eucarística con el P. Heliodoro Mira en la Basílica de la Concepción de Madrid, 27-8-2024

27 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. Heliodoro Mira, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.


Oración a santa Mónica: “¡Ayuda a mi hijo a volver a Cristo!”


 «Sé, querida Mónica, que nuestros hijos no nos pertenecen, sino a Dios, y que Dios a menudo permite esta deriva como parte del viaje hacia Él. Así que ayúdame a tener paciencia y a creer que todas las cosas —incluso este decepcionante distanciamiento de la fe—  obran en última instancia según el buen propósito de Dios. Por el bien del alma de mi hijo/a, rezo por entender esto y tener confianza»

Camino Católico.-  Cada 27 de agosto la Iglesia Católica celebra a Santa Mónica, patrona de mujeres casadas y modelo de madres cristianas. “Cuántas lágrimas derramó esa santa mujer por la conversión del hijo! ¡Y cuántas mamás también hoy derraman lágrimas para que los propios hijos regresen a Cristo! ¡No perdáis la esperanza en la gracia de Dios!”, dijo el Papa Francisco en agosto del 2013.

Santa Mónica nació en Tagaste (África) en el año 331. Siendo joven y por un arreglo de sus padres, se casó con Patricio, un hombre violento y mujeriego. Algunas mujeres le preguntaron por qué su marido nunca la golpeaba, entonces les dijo: «Es que, cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando él grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos y yo no acepto la pelea, pues…. no peleamos».

Sin embargo, Mónica nunca dejó de rezar y ofrecer sacrificios por la conversión de su esposo, quien cambió de vida, se bautizó y murió como buen cristiano.

Pero su dolor no terminaría ahí. Agustín, su hijo mayor, tenía actitudes egoístas, caprichosas, y no se acercaba a la fe. Llevaba una vida disoluta y ella sufría por ver a su hijo alejado de Dios. Es por eso que durante años siguió rezando y ofreciendo sacrificios. Cierto día se acercó a un Obispo para contarle su pesar. El Prelado le respondió diciendo: “Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas”.  Ella siente realizada su misión cuando, tiempo después, San Agustín es bautizado en la Pascua del 387. Luego muere en el puerto de Ostia, África, a los 55 años.

En el Ángelus del 27 de agosto del 2006, el Papa Benedicto XVI, recordando a estos dos santos, dijo: “Santa Mónica y San Agustín nos invitan a dirigirnos con confianza a María, trono de la Sabiduría. A ella encomendamos a los padres cristianos, para que, como Mónica, acompañen con el ejemplo y la oración el camino de sus hijos”.

Santa Mónica es la amiga que nos consuela desde el cielo y que entiende bien la desesperación de los padres frustrados y confusos al ver a sus hijos alejarse de la Iglesia. Pidamos la intercesión de  Santa Mónica para que guie los “caminos” de nuestros hijos e hijas con esta oración:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,

con el peso de mi carga de amor, recurro a ti, querida santa Mónica,

y solicito tu ayuda e intercesión.

Desde tu lugar en el cielo, te imploro que ruegues ante el Trono del Santísimo por el bien de mi hijo/a, [Nombre], que se ha desviado de la fe y de todo lo que tratamos de enseñarle.

Sé, querida Mónica, que nuestros hijos no nos pertenecen, sino a Dios, y que Dios a menudo permite esta deriva como parte del viaje hacia Él.

Tu hijo, Agustín, también se descarrió; terminó por encontrar la fe y, desde su fe, se convirtió en un auténtico maestro.

Así que ayúdame a tener paciencia y a creer que todas las cosas —incluso este decepcionante distanciamiento de la fe—  obran en última instancia según el buen propósito de Dios.

Por el bien del alma de mi hijo/a, rezo por entender esto y tener confianza.

Santa Mónica, te ruego me enseñes a ser perseverante en mi fiel oración, como tú misma hiciste por el bien de tu hijo.

Inspírame para comportarme de manera que no aumente la distancia entre mi hijo y Cristo, sino que solo atraiga a [Nombre] suavemente hacia Su maravillosa luz.

Por favor, muéstrame lo que sabes sobre este doloroso misterio de separación,

y cómo se reconcilia en la reorientación de nuestros hijos hacia el paraíso.

Oh, santa Mónica, amante de Cristo y de Su Iglesia,

ruega por mí y por mi hijo/a [Nombre], para que ganemos el cielo y nos unamos allí contigo, en eterna alabanza y agradecimiento a Dios.

Amén.

«Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». El amor verdadero, duele / Por P. Carlos García Malo