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miércoles, 18 de septiembre de 2024

Papa Francisco en la Audiencia, 18-9-2024: «En el viaje apostólico a Asia y Oceanía pude ver cómo la fe, la fraternidad y la compasión son el camino para anunciar a Cristo»

* «En los últimos días, fuertes lluvias torrenciales han azotado Europa Central y Oriental, causando muertos, desaparecidos y cuantiosos daños. Austria, Rumanía, la República Checa y Polonia, en particular, tienen que hacer frente a los trágicos inconvenientes causados por las inundaciones. Aseguro a todos mi cercanía, rezando especialmente por los que han perdido la vida y por sus familias» 

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

 * «Al inicio de un nuevo año escolar os invito, queridos jóvenes, especialmente a los alumnos del Instituto Cristo Rey de Roma, a vivir el compromiso del estudio como una oportunidad para desarrollar los talentos que el Señor os ha confiado para bien de todos. Que la Virgen de los Dolores, a quien recordamos en la liturgia de hace unos días, os ayude, queridos enfermos y ancianos, a captar en el sufrimiento y en las dificultades la llamada a hacer de la existencia una misión para la salvación de nuestros hermanos y hermanas y os sostenga. Queridos esposos -hoy soy muchos-, acoger el trabajo y las cruces cotidianas como oportunidades de crecimiento y de purificación de vuestro amor»


 18 de septiembre de 2024.- (Camino Católico) En la audiencia general, Francisco ha vuelto sobre los pasos de su 45º Viaje Apostólico, que tuvo lugar del 2 al 13 de septiembre en Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, y dijo a los fieles que había encontrado una Iglesia grande y viva, que no hace proselitismo, sino que crece por «atracción». «Pude ver cómo la fe, la fraternidad y la compasión son el camino para anunciar a Cristo», afirma el Pontífice. En Papúa Nueva Guinea un modelo de desarrollo integral, animado por la «levadura» del Evangelio.


Al final de la audiencia general, un nuevo llamamiento de Francisco para no olvidar Palestina, Israel, Ucrania y Myanmar «y tantos lugares donde hay guerras feas». También ha rezado por los afectados por el temporal en Europa central y oriental y ha animado a las comunidades católicas y a los voluntarios que participan en las tareas de socorro. En el Día Mundial de la Lucha contra el Alzheimer se reza por las perspectivas de una pronta curación de la enfermedad. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:


PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro

Miércoles, 18 de septiembre de 2024

Catequesis. El viaje apostólico a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy les hablaré del viaje apostólico que realicé a Asia y Oceanía.

Se llama “viaje apostólico” porque no es un viaje de turismo, es un viaje para llevar la Palabra del Señor, para dar a conocer al Señor, y también para conocer las almas de los pueblos. Y esto es muy hermoso.

Fue Pablo VI, en 1970, el primer Papa que voló al encuentro del sol naciente, visitando largamente Filipinas y Australia, pero también haciendo escala en varios países asiáticos y en las islas Samoa. ¡Y fue un viaje memorable! Porque el primero en salir del Vaticano fue San Juan XXIII, que se fue en tren a Asís; posteriormente, San Pablo VI hizo este: ¡un viaje memorable! También en esto, intenté seguir su ejemplo; pero como tengo algunos años más que él, me limité a cuatro países: Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. ¡Doy gracias al Señor, que me permitió hacer como Papa anciano lo que me hubiera gustado hacer como joven jesuita, ¡porque quería ir en misión allí!


Una primera reflexión que surge espontáneamente tras este viaje es que, al pensar en la Iglesia, todavía seguimos siendo demasiado eurocéntricos o, como se suele decir, «occidentales». Pero en realidad, la Iglesia es mucho más grande, mucho más grande que Roma y Europa, mucho más grande, y – permítanme decirlo - mucho más viva en esos países. Lo experimenté con emoción cuando conocí esas comunidades, escuchando los testimonios de sacerdotes, monjas, laicos, especialmente catequistas – los catequistas son los que llevan adelante la evangelización - Iglesias que no hacen proselitismo, sino que crecen por «atracción», como decía sabiamente Benedicto XVI.

En Indonesia, los cristianos son aproximadamente el 10%, y los católicos el 3%, una minoría. Pero lo que encontré fue una Iglesia viva, dinámica, capaz de vivir y transmitir el Evangelio en un país que tiene una cultura muy noble, proclive a armonizar la diversidad, y que al mismo tiempo cuenta con la mayor presencia de musulmanes del mundo. En ese contexto, tuve la confirmación de cómo la compasión es el camino por el que los cristianos pueden y deben caminar para dar testimonio de Cristo Salvador y encontrarse al mismo tiempo con las grandes tradiciones religiosas y culturales. En cuanto a la compasión, no olvidemos las tres características del Señor: cercanía, misericordia y compasión. Dios es cercano, Dios es misericordioso y Dios es compasivo. Si un cristiano no tiene compasión, no sirve para nada. «Fe, fraternidad, compasión» fue el lema de la visita a Indonesia: con estas palabras el Evangelio entra cada día, concretamente, en la vida de ese pueblo, acogiéndola y dándole la gracia de Jesús muerto y resucitado. Estas palabras son como un puente, como el paso subterráneo que une la catedral de Yakarta con la mezquita más grande de Asia. Allí vi que la fraternidad es el futuro, es la respuesta a la anti-civilidad, a las tramas diabólicas del odio y de la guerra, también del sectarismo. Existe la hermandad, la fraternidad.

Encontré la belleza de una Iglesia misionera, “en salida”, en Papúa Nueva Guinea, un archipiélago que se extiende hacia la inmensidad del océano Pacífico. Allí, las diferentes etnias hablan más de ochocientas lenguas: un entorno ideal para el Espíritu Santo, al que le gusta hacer resonar el mensaje del Amor en la sinfonía de los lenguajes. No es uniformidad lo que hace el Espíritu Santo, es sinfonía, es armonía, Él es el “patrón”, Él es el jefe de la armonía. Allí, de manera especial, los protagonistas fueron y siguen siendo los misioneros y los catequistas. Me alegró el corazón poder pasar algún tiempo con los misioneros y catequistas de hoy; y me conmovió escuchar las canciones y la música de los jóvenes: en ellos vi un futuro nuevo, sin violencia tribal, sin dependencias, sin colonialismo ideológico y económico; un futuro de fraternidad y de cuidado del maravilloso ambiente natural. Papúa Nueva Guinea puede ser un «laboratorio» de este modelo de desarrollo integral, animado por la “levadura” del Evangelio. Porque no hay humanidad nueva sin hombres y mujeres nuevos, y éstos sólo los hace el Señor. Y también me gustaría mencionar mi visita a Vanimo, donde los misioneros se encuentran entre la selva y el mar. Entran en la selva para buscar a las tribus más escondidas…Un recuerdo precioso, éste.


La fuerza de promoción humana y social del mensaje cristiano destaca de forma particular en la historia de
Timor Oriental. Allí, la Iglesia ha compartido el proceso de independencia con todo el pueblo, orientándolo siempre hacia la paz y la reconciliación. No se trata de una ideologización de la fe, no, es la fe la que se hace cultura y al mismo tiempo la ilumina, la purifica y la eleva. Por eso relancé la fructífera relación entre fe y cultura, en la que ya se había centrado San Juan Pablo II en su visita. Hay que inculturar la fe y evangelizar las culturas. Fe y cultura. Pero, sobre todo, me impresionó la belleza de ese pueblo: un pueblo probado pero alegre, un pueblo sabio en el sufrimiento. Un pueblo que no sólo genera muchos niños - ¡había un mar de niños, tantos! – sino que les enseña a sonreír. Nunca olvidaré la sonrisa de los niños de esa patria, de esa región. Los niños de allí siempre sonríen, y son muchos. Ese pueblo les enseña a sonreír, y esto es una garantía de futuro. En resumen, en Timor Oriental vi la juventud de la Iglesia: familias, niños, jóvenes, muchos seminaristas y aspirantes a la vida consagrada. Quisiera decir, sin exagerar, que ¡respiré «aire de primavera»!

La última etapa de este viaje fue Singapur. Un país muy diferente de los otros tres: una ciudad-estado, muy moderna, el polo económico y financiero de Asia y no solo. Los cristianos allí son una minoría, pero siguen formando una Iglesia viva, comprometida a generar armonía y fraternidad entre las diferentes etnias, culturas y religiones. Incluso en la rica Singapur existen los «pequeños», que siguen el Evangelio y se convierten en sal y luz, testigos de una esperanza más grande de aquella que los beneficios económicos pueden garantizar.

Quisiera dar las gracias a estos pueblos que me han acogido con tanto calor, con tanto amor. Quiero dar las gracias a sus Gobiernos, que tanto han ayudado en esta visita, para que pudiera realizarse de forma ordenada, sin problemas. Doy las gracias a todos los que han colaborado en ello. ¡Agradezco a Dios el don de este viaje! Y renuevo mi gratitud a todos, a todos ellos. ¡Que Dios bendiga a los pueblos que he encontrado y los guíe por el camino de la paz y de la fraternidad!

¡Saludos a todos!


Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy quiero compartir con ustedes algunas vivencias del viaje apostólico que realicé en Asia y Oceanía. Allí me encontré con comunidades que dan testimonio de una Iglesia en salida, una Iglesia viva y alegre. En Indonesia pude ver cómo la fe, la fraternidad y la compasión son el camino para anunciar a Cristo y establecer puentes con las grandes tradiciones religiosas y culturales. En Papúa Nueva Guinea fui testigo de la gran labor de los misioneros y catequistas que, con la fuerza del Espíritu Santo, transmiten la alegría del Evangelio a grupos étnicos que hablan más de ochocientas lenguas.

Quiero recordar de alguna manera a los misioneros de Vanimo, que están entre el mar y la selva, y que continuamente entran en la selva para llegar a las tribus mas lejanas.

En Timor Oriental la Iglesia es un instrumento de paz y reconciliación, llamada a promover la relación entre fe y cultura. Es un pueblo joven que, aun probado por el sufrimiento, no deja de sonreír. Fue muy hermoso ver la sonrisa de los niños. La última etapa del viaje fue Singapur, un país moderno y próspero, donde los cristianos constituyen una minoría, pero que son sal y luz, testimoniando que hay una esperanza mucho más grande de aquella que los beneficios económicos pueden ofrecer.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Agradezco al Señor por el don de la visita a Asia y Oceanía, así como a todas las personas que me han acompañado con sus oraciones. También renuevo mi gratitud a las autoridades y a las Iglesias locales que me han acogido con tanto entusiasmo. Que Jesús los bendiga, los guíe por caminos de paz y fraternidad, y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.


En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

En los últimos días, fuertes lluvias torrenciales han azotado Europa Central y Oriental, causando muertos, desaparecidos y cuantiosos daños. Austria, Rumanía, la República Checa y Polonia, en particular, tienen que hacer frente a los trágicos inconvenientes causados por las inundaciones. Aseguro a todos mi cercanía, rezando especialmente por los que han perdido la vida y por sus familias. Agradezco y animo a las comunidades católicas locales y a otras organizaciones de voluntarios por la ayuda y el socorro que están aportando.

El próximo sábado, 21 de septiembre, es el Día Mundial del Alzheimer. Recemos para que la ciencia médica pueda ofrecer pronto perspectivas de cura para esta enfermedad, y para que se realicen más y más acciones adecuadas para apoyar a los enfermos y a sus familias.


Por último, mi pensamiento se dirige a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los recién casados. Al inicio de un nuevo año escolar os invito, queridos jóvenes, especialmente a los alumnos del Instituto Cristo Rey de Roma, a vivir el compromiso del estudio como una oportunidad para desarrollar los talentos que el Señor os ha confiado para bien de todos. Que la Virgen de los Dolores, a quien recordamos en la liturgia de hace unos días, os ayude, queridos enfermos y ancianos, a captar en el sufrimiento y en las dificultades la llamada a hacer de la existencia una misión para la salvación de nuestros hermanos y hermanas y os sostenga. Queridos esposos -hoy soy muchos-, acoger el trabajo y las cruces cotidianas como oportunidades de crecimiento y de purificación de vuestro amor.

Y luego, queridos hermanos y hermanas, oremos por la paz: no olvidemos que la guerra es una derrota. No nos olvidemos de Palestina, de Israel, no nos olvidemos de la martirizada Ucrania, de Myanmar y de muchos lugares donde hay guerras, guerras feas. Que el Señor dé a todos un corazón que busque la paz para vencer la guerra que siempre es una derrota.

¡Mi bendición para todos!

Francisco

Fotos: Vatican Media, 18-9-2024

Rafael Guzmán era alcohólico con 8 años: «Fui a un retiro sin fe y Cristo me lo arrancó, me sanó milagrosamente, me transformó y por eso soy sacerdote»


 Rafael Guzmán superó su adicción por la gracia de Cristo, milagrosamente, y se hizo sacerdote

* En el retiro un joven cogió el micrófono y comenzó a hablar: «El Señor tiene poder para sanar tu vida, para rescatarte, para sanar a tu familia, a tu madre…» En ese momento sin saber por qué, Rafael comenzó a llorar sin poder controlarlo: «No sabía qué me pasaba, se rompió algo dentro de mí, fui sacudido de una manera tan fuerte que me quedé en silencio sin saber lo que ocurría»

Vídeo de El rosario de las 11 pm en el que Rafael Guzmán cuenta su testimonio

Camino Católico.-   En Bolivia, Rafael Guzmán desde que era un niño, por pura inocencia, comenzó a beber precozmente cuando tenía 8 años hasta que quedó completamente enganchado. Invitado al canal El rosario de las 11 pm, Guzmán relata que “no deseaba ser alcohólico», pero mientras cuidaba al ganado en los campos de Bolivia vio como los vaqueros comenzaban a beber dulces licores y, «por curiosidad», empezó a consumir con ellos cada noche durante tres meses.

Al volver a la ciudad tres meses después, se sintió perdido. «En cada fiesta o cumpleaños, cogía una botella de ron y comenzaba a beber hasta que quedaba atontado. Creé un vicio no por gusto personal, sino por el gusto de lo dulce e imitar lo que otros hacían», explica. Pero pronto quedó atrapado en la «euforia y enajenación» que le producía y con 14 años estaba completamente adicto. Bebía al antes, durante y después del colegio y cuando no bebía, «no entendía por qué comenzaba a sudar, a temblar y a sentirme perdido. Necesitaba hacerlo».

En distintas entrevistas ha subrayado que “yo era alcohólico, andaba borracho y peleando en las calles, hacía escándalos en mi casa. Humillé a mi madre y casi la mato, peleaba con mi hermano por todo y por nada. Era una vida que yo creía que era normal. Era increíble porque cuando uno se ata a los vicios y a la mediocridad uno piensa que todo es normal. Yo creía que era normal, pero era una desgracia de vida…”.

Sin embargo, Fray Rafael Guzmán, conocido por sus hijos espirituales como el Padre Rafael, confiesa que experimentó la presencia del Espíritu Santo y su vida cambió radicalmente y sus ganas de beber se esfumaron para siempre. Todo se transformó cuando sin fe ni práctica religiosa, acudió a regañadientes a un retiro de oración y al ver la felicidad de los católicos, supuso que repartían drogas en los confesionarios que les hacía estar alegres. Lo que no podía pensar es que Cristo le sanaría milagrosamente de su adicción.

Peleas y sin control

Fue a los 14 cuando comenzó a meterse en peleas, sus resultados escolares eran desastrosos y empezó a ser consciente trató de dejarlo por sus propios medios, pero no pudo. Explica que llegó un punto que perdió todo control sobre sus capacidades motrices y su propia voluntad.

De pronto, su madre cayó gravemente enferma. «No sabían lo que tenía, la operaron, la ingresaron y por último la devolvieron a casa sin saber qué hacer», en medio de «fiebres muy altas» y sin sensibilidad en brazos y piernas, explica.

En aquel tiempo, la poca voluntad que le quedaba la destinaba por completo al alcohol: «Pensaba que mi madre lo hacía a propósito para que yo no saliese de noche. Creía que mentía y comencé a desearle la muerte mientras se deterioraba».

La salud de su madre acaparó todos los gastos, muchas veces no tenían «ni para comer» y el alcohol empezó a ser difícil de conseguir. «Caminaba como loco, sin dinero, caminando sin rumbo kilómetros y kilómetros hasta que oscurecía y volvía a casa, pero no aguantaba el vacío que sentía», menciona.


Rafael Guzmán fue a un retiro y Dios transformó su vida y ahora predica él enseñanzas para que cada persona ponga su vida en las manos del Señor

Invitado a un retiro va creyendo que iban a beber

Una noche de Semana Santa, un conocido le invitó a un retiro de oración pero lo único que conocía de la fe era la imagen «vieja, arisca y castigadora» de Dios que le presentaron las religiosas en la escuela. «Algo en mi corazón hacía que le rechazase y prefería no creer», explica.

No quiso saber nada del retiro hasta que al día siguiente, su amigo consiguió que le rebajasen el precio a la mitad. «Con tal de no ver tus mentiras, me voy a un retiro», le dijo a su madre enferma. El mismo Rafael cuenta que sus intenciones no eran buenas, pues creía que iban «a beber pasarlo bien en el sentido mundano con mujeres».

La realidad fue bien distinta y quedó sorprendido ante la oración, los cánticos de alabanza y el fervor con que los jóvenes adoraban al Señor animados por el sacerdote. «¿Qué es todo esto?», se preguntó. Especialmente al ver una larga fila de personas que esperaba a ver al sacerdote. «Vamos a confesar nuestros pecados», le dijeron.

Su sorpresa llegó al extremo cuando veía que no pocos entraban llorando y salían con una sonrisa en la cara. «Ya sé por qué la gente es así en este lugar, el sacerdote reparte marihuana a los muchachos y por eso salen riendo», pensaba.

Una sacudida del poder sanador de Dios

El último día de retiro, el joven comenzó a sentir de nuevo como su cuerpo se revolvía y demandaba el alcohol cuando un joven cogió el micrófono y comenzó a hablar: «El Señor tiene poder para sanar tu vida, para rescatarte, para sanar a tu familia, a tu madre…»

En ese momento había captado su atención y sin saber por qué, comenzó a llorar sin poder controlarlo. «No sabía qué me pasaba, se rompió algo dentro de mí, fui sacudido de una manera tan fuerte que me quedé en silencio sin saber lo que ocurría», explica.

«Cuando volví a casa y vi a mi madre temblando, me di cuenta de que realmente yo la estaba matando con mi vida», recuerda.

Desde aquel momento, una serie de extraños sucesos comenzaron a perseguirle. El primero fue el siguiente fin de semana, cuando comenzó a beber sin control, como en una especie de «venganza» por no haber podido hacerlo durante el retiro. «Fue como si hubiese tomado agua, no me afectó«, recuerda.

«¿Qué me han hecho en ese retiro?», se preguntó durante días. Poco tiempo después, su amigo le invitó nuevamente a unas jornadas de oración y testimonios, donde escuchó multitud de sanaciones de padres, madres e hijos… y también de alcohólicos.


Rafael Guzmán predicando una enseñanza del evangelio

Rafael Guzmán predicando una enseñanza del evangelio

El final milagroso de una adicción

«Llegué a casa, me encerré en el baño y, sin saber rezar, dije: `Señor, si es verdad lo que dijo la gente, no quiero beber más´», rezó. Durante un mes no pudo dormir, temblaba histérico y se encerraba toda la noche en el baño de rodillas, pidiendo ayuda para evitar el alcohol. Desde entonces, son 21 años los que lleva sin beber: «Cristo me lo arrancó».  

El joven no entendía nada, pero continuó yendo a los retiros «ansioso por saber qué había pasado». Guzmán iba a contar su testimonio cuando el sacerdote dijo: «No quiero nada de hablar de cómo has dejado de fumar, de beber… ¡Eso es fácil! Quiero que des testimonio de lo que Dios ha hecho en tu vida».

Entonces comprendió que él no había sido el único salvado por el Señor: «Lo que los médicos, el hombre, el dinero o la medicina no pudieron hacer lo hizo el Señor. Mi madre estaba totalmente sana y también la relación en mi familia, los estudios… me dijeron que no servía para nada y terminé mi carrera de ingeniería ambiental, un grado superior y trabajando en una empresa de importaciones», relata.

“Fue increíble, me quitó las ganas de beber, comencé a tener insomnio, dolores en mi cabeza, en mi pecho y creí que me estaba volviendo loco. Pero vino el Espíritu Santo a mi vida fue una libertad total, como si me hubieran sacado un casco de la cabeza y comencé a hacer muchas cosas en mi vida. El Señor me transformó, se lo debía todo y se lo sigo debiendo, y nunca voy a poder pagarle lo que ha hecho en mi vida. Por eso me hice sacerdote. Y eso es lo que también quiere hacer en tu vida, si tienes el valor. Depende de ti»; concluye.

Fray Rafael hoy en día es un sacerdote de la Orden de Predicadores de Santo Domingo de Guzmán, conocidos como los Padre Dominicos y desde el inicio de su ministerio ejerció la pastoral de sanación física, interior y de liberación.

Homilía del P. Pedro Luis López y lecturas de la Misa de hoy, miércoles de la 24ª semana de Tiempo Ordinario, 18-9-2024

18 de septiembre de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. Pedro Luis López y lecturas de la Santa Misa de hoy, miércoles de la 24ª semana de Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.