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domingo, 9 de febrero de 2025

Palabra de Vida 9/2/2025: «Dejándolo todo, lo siguieron» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 9 de febrero de 2025, domingo de la 5ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 5, 1-11:

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.

Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».

Respondió Simón y dijo:

«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:

«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».

Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón:

«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Homilía del P. Javier Martín y lecturas de la Misa de hoy, domingo de la 5ª semana de Tiempo Ordinario, 9-2-2025

9 de febrero de 2025.-  (Camino Católico).- Homilía del P. Javier Martín, FM, y lecturas de la Santa Misa de hoy, domingo de la 5ª semana de Tiempo Ordinario, emitida por Magníficat TV.

Santa Misa de hoy, domingo de la 5ª semana de Tiempo Ordinario, 9-2-2025

9 de febrero de 2025.-  (Camino Católico).- Celebración de la Santa Misa de hoy, domingo de la 5ª semana de Tiempo Ordinario, presidida por el P. Javier Martín, emitida por Magníficat TV.

Homilía del evangelio del domingo: Nuestra vida sólo será fecunda en la medida en que dejemos que Jesús suba a nuestra barca y sea Él quien lo dirija todo / Por P. José María Prats

* «Y cuando le permitamos a Jesús subir a nuestra barca, lo primero que nos dirá será: ‘rema mar adentro’, es decir, atrévete a alejarte de la orilla, de todas esas cosas en las que has puesto tu confianza y que te hacen sentir falsamente seguro, y déjalo todo en mis manos. Deja que sea Yo quien te diga en la oración y a través de los signos que pongo en tu vida, lo que debes hacer en cada momento, por dónde tienes que navegar, dónde y cuándo tienes que echar las redes, y te daré una pesca como jamás habrías podido imaginar, haré tu vida verdaderamente fecunda, llena de frutos materiales y espirituales, y entonces, al contemplar la obra que he hecho a través de ti, reconocerás con todo tu corazón –como Simón– que yo soy el Señor»

Domingo V del tiempo ordinario - C

Isaías 6, 1-2a.3-8  /  Salmo 137  /  1 Corintios 15, 1-11  /  San Lucas 5, 1-11

P. José María Prats / Camino Católico.-  El evangelio de hoy nos da una lección preciosa sobre lo que debemos hacer para que nuestra vida sea verdaderamente fecunda.

Vemos cómo Simón –el apóstol Pedro– y sus compañeros se habían pasado toda la noche trabajando duro y, sin embargo, no habían pescado nada. A pesar de haber puesto en juego todo su esfuerzo y su conocimiento sobre la pesca, el resultado había sido muy malo.

Pero cuando ya creían que todo estaba perdido, aparece Jesús, sube a la barca de Simón y le dice: «Rema mar adentro y echad las redes para pescar». Y Simón obedece y capturan entonces una cantidad de peces tan enorme que no podían ni cargarlos en una sola barca.

La enseñanza de este pasaje es muy clara: nuestra vida sólo será fecunda en la medida en que dejemos que Jesús suba a nuestra barca y sea Él quien lo dirija todo. Muchas veces nos quejamos porque nos reventamos a trabajar y no conseguimos nada. Como los pescadores del lago de Genesaret ponemos en juego todo nuestro esfuerzo y habilidad y, sin embargo, nuestra vida permanece estéril e insatisfactoria. 

Y la razón es que nos hemos olvidado de que Dios es el Señor de la creación y de nuestras vidas y nos hemos empeñado en querer hacerlo todo sin contar con Él: le hemos dejado en la orilla sin permitirle subir a nuestra barca. ¿Y por qué? Porque no nos atrevemos a soltar el timón y a ponerlo sus manos, no vaya a ser que nos haga navegar por donde no queremos. Tenemos nuestros propios planes y proyectos, nuestra idea de lo que nos conviene, y no estamos dispuestos a renunciar a ella por nada del mundo.

Bien está que trabajemos con ahínco, pero no olvidemos nunca las advertencias de Jesús: «sin mí no podéis hacer nada», «el que no recoge conmigo, desparrama». A veces me encuentro con personas que me dicen: “En estos momentos estoy tan ocupado y con tantos problemas que no tengo tiempo para ir a la iglesia, para orar o para meditar la Palabra de Dios”. Y yo les respondo: “Pues es precisamente ahora cuando más lo necesitas”. 

Dice el Salmo 126: «Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: Dios lo da a sus amigos mientras duermen».

El Evangelio de hoy nos anima, pues, a que dejemos subir a Jesús a nuestra barca y a que sea Él quien tome el timón. Y cuando se lo permitamos, lo primero que nos dirá será: «rema mar adentro», es decir, atrévete a alejarte de la orilla, de todas esas cosas en las que has puesto tu confianza y que te hacen sentir falsamente seguro, y déjalo todo en mis manos. Deja que sea Yo quien te diga en la oración y a través de los signos que pongo en tu vida, lo que debes hacer en cada momento, por dónde tienes que navegar, dónde y cuándo tienes que echar las redes, y te daré una pesca como jamás habrías podido imaginar, haré tu vida verdaderamente fecunda, llena de frutos materiales y espirituales, y entonces, al contemplar la obra que he hecho a través de ti, reconocerás con todo tu corazón –como Simón– que yo soy el Señor. 

P. José María Prats


Evangelio

En una ocasión, Jesús estaba a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre Él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. 

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: 

«Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar».

Simón le respondió: 

«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes». 

Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.

Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo:

«Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». 

Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». 

Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

San Lucas  5, 1-11

Aunque somos frágiles y pequeños, Dios nos llama a ser parte de su obra, no por nuestra fuerza sino por su Amor infinito / Por P. Carlos García Malo

 


Martina Sua, azafata, rescatada por las oraciones de su madre de relaciones tóxicas, pensamientos suicidas y de la lujuria: «Tuve un encuentro con Dios en un retiro, hice una confesión de vida y opté por la castidad»


Martina Sua con una imagen de la Virgen María, con la afrontó la batalla espiritual para vencer su pecado de lujuria  y optar por la castidad

* «Se volvió una batalla espiritual. Un día, antes de que sucediera, escuché una voz que me invitaba a rezar el rosario, a sobreponerme y salir adelante, a dar la batalla. Y al hacerlo empecé a notar que la situación mejoraba, no solo en el plano de la castidad sino en otros muchos aspectos… Ese día, mi madre me dijo que se arrodilló y empezó a clamar a Dios, convencida de que no había nada que hacer por mí, que ya había elegido mi vida. Pero para ti no hay nada imposible, y te pido que la saques. No sé como lo vas a hacer, pero te pido que me ayudes con mi hija. Que pase algo»

Vídeo de El Rosario de las 11 PM en el que Martina Sua cuenta su testimonio

Camino Católico.-   A sus 32 años, Martina Sua, colombiana radicada en Bogotá, conoce bien el poder que puede llegar a tener la oración de una madre al pedir por sus hijos, puesto que fue rescatada por Cristo fruto de las plegarias de su progenitora, después de vivir en promiscuidad continuada, en relaciones distintas, algunas tóxicas, depresión y pensamientos suicidas. Hoy, se ha confirmado, vive en castidad y ha concluido su consagración a  Jesús por la Virgen María. Cuenta su testimonio en el canal  El Rosario de las 11 PM.

Criada por una madre católica y un padre agnóstico unidos en matrimonio civil, explica que tenía solo dos años cuando sufrió la traumática separación de sus padres. Aunque fue bautizada y recibió la comunión, recuerda que su formación espiritual provino especialmente de su familia materna y de su colegio llevado por religiosas.


Aunque sus padres retomaron la relación una década después, Martina nunca pudo tener una estabilidad emocional total. Sus padres volvieron a entrar en una fuerte crisis de la que no pudieron recuperarse.


Acogida junto a su madre por su abuela en Bogotá, volvió a acusar la falta de un padre en su vida, al que veía dos veces al año. Aquella ausencia le provocó unas heridas de afecto, seguridad y autoestima que comenzaron a aflorar a los 15 años, agravadas por un acoso escolar que la joven no parecía poder enfrentar.


Buscando tapar los vacíos


Una vez graduada, Martina pareció encontrar en sus nuevas amistades la seguridad que le faltó durante años.

“En cierta manera me incitaban a tener novio. No haber tenido relaciones en ese momento, a los 16 o 17 años, estaba mal visto, así que empecé a abrirme a esa mentalidad”, recuerda.


Paralelamente, Martina decidió dar rienda suelta a su incipiente sueño de viajar y se matriculó en los estudios de Auxiliar de vuelo en la Escuela de Aviación de Bogotá, donde el ambiente de fiesta, beber y las relaciones era sensiblemente “más pesado”.


“Así empecé a buscar novio y estar con un hombre, con otro… Desafortunadamente no se me daba una relación tampoco a nivel estable”, lamenta.


Concluidos sus estudios, comenzó a trabajar en una aerolínea colombiana en el aeropuerto El Dorado, acuciada por la necesidad de colaborar económicamente con el hogar, a lo que una relación estable también contribuiría.


“Lo que veía era algo muy superficial, muchas cirugías estéticas, homosexualismo y lujuria, adulterio y fornicación. Eso es lo que se veía en el ambiente de la aviación. Mientras, sentía que me volvía muy superficial, mi objetivo ya no era solo trabajar en una de las mejores aerolíneas, sino tener cosas materiales, llegar a ser una auxiliar de vuelo exitosa y estar con un hombre u otro”, admite.



"Escuché una voz que me invitaba a rezar el rosario, a sobreponerme y salir adelante, a dar la batalla", cuenta Martina Sua, confirmándose en la imagen


Sin Dios y apegada al dolor: "No pudiera soltarlo"


Recuerda que entonces ya estaba “totalmente alejada de Dios” y, aunque podía comprarlo todo y tenerlo todo, se sorprendía cuando de repente empezaba a llorar, invadida por el vacío, sin saber qué le faltaba a su vida.


Finalmente cumplió su sueño cuando fue seleccionada entre 40 tripulantes de cabina, azafatas y auxiliares en una gran aerolínea internacional. Durante el proceso se sometió a largas jornadas de preparación física durante meses. También comenzó una relación con uno de sus compañeros. Parecía tener todo lo que siempre había soñado, pero pronto vio que no era como esperaba.


“La relación empezó a ser cada vez más tóxica, con muchos tintes de posesividad. Empecé a sufrir maltrato psicológico, quería que fuese como él, empecé a recibir comentarios respecto a mi cuerpo que impactaron en mi autoestima y se convirtió en una relación muy tóxica”, recuerda Martina. Especialmente en lo referido a la lujuria. “El problema que tienes cuando empiezas a explorar ese tipo de cosas es que cierto tipo de práctica ya no es suficiente, sino que buscas otra y otra y otra, y eso también hacía que yo me apegara mucho a él, que no pudiera soltarlo”.



Martina Sua tuvo un encuentro con Cristo en un retiro


Abriendo su mentalidad a la píldora: "Era inofensiva"


Superados todos los filtros, Martina y su novio fueron definitivamente seleccionados para comenzar los viajes como miembros de la tripulación.


Sin que ella lo supiese, su madre rezaba cada día por el regreso a la fe de su hija, mientras ella rechazaba todas sus advertencias sobre una relación, a sus ojos, cada vez más preocupante.


Pronto llegó lo que Martina llamaba “planificación” de los embarazos con la píldora del día después, convencida entonces de que esta era “inofensiva” y de que un embarazo suponía “tener un cuerpo extraño en tu cuerpo”, lo que “impedía el proceso normal que tienen todas las mujeres”.


Los consejos de su madre no eran para ella más que palabras “pasadas de moda”, desvinculadas por completo de su vida. Especialmente desde que le fue comunicada la selección y su destino en Turquía.



"Tocando el cielo"


Entonces, dice, “fue como tocar el cielo con las manos, lo que tanto quería y para lo que tanto había estudiado, trabajar en el exterior, conocer nuevas culturas y vestir a la moda y con las mejores marcas, con el novio que también había querido. Cuarenta colombianos fuimos seleccionados, fue todo un acontecimiento, con cobertura en medios de comunicación que me entrevistaban”.


Su vida aparentemente perfecta no tardó en tambalearse cuando sin motivo aparente empezaron a devolver a Colombia a algunos de los seleccionados. “No pasaron el examen médico”, se escuchaba. Finalmente recibió una llamada comunicándole que tenía que volver a su país natal. “No has superado el examen”, le dijeron.


No podía entenderlo, especialmente cuando ella tenía licencia de vuelo y en ningún momento le habían comunicado que fuese un impedimento para su labor. Resignada, la joven regresó de inmediato a su país, dejando en Turquía toda la vida que había construido: su novio, su experiencia, el trabajo de sus sueños y un alto ritmo y nivel de vida.



Martina Sua, en uno de sus viajes al Vaticano


Con pensamientos suicidas, fue a un retiro


“Entré en depresión. Me atormentaba pensar lo mucho que había estudiado y trabajado para ser auxiliar de vuelo y que justo cuando se me da, me hacen volver. Llegué a tener pensamientos suicidas, no quería vivir más si no era para estar en la aerolínea”, recuerda.


Con una fe abandonada desde hacía años, entonces reclamó a Dios una respuesta. Pero poco después, durante la pandemia, consiguió un trabajo en una agencia de estudios, distinto al que siempre había soñado y que, sin saber cómo, le abrió los ojos a la fe. Hasta el punto de que su jefa le invitó a un retiro espiritual de Lazos de Amor Mariano.


“Tuve un encuentro con Dios maravilloso. Pude hacer una confesión de vida. Era tan bonito que quería estar en gracia para siempre, pero para eso tenía que hacer unas renuncias, especialmente a la lujuria, el pecado predominante en mi vida. Si quiero tener esta vida contigo, tengo que renunciar a la que he tenido durante diez años”, pensaba. Sin saber cómo hacerlo, la respuesta llegó a través de una misionera ese mismo día. 


“¿Por qué no haces un voto de castidad?”, le propuso.

Martina aceptó el reto, saliendo del retiro con un compromiso que mantiene tres años después y que no ha estado exento de dificultades.


“Se volvió una batalla espiritual. Un día, antes de que sucediera, escuché una voz que me invitaba a rezar el rosario, a sobreponerme y salir adelante, a dar la batalla. Y al hacerlo empecé a notar que la situación mejoraba, no solo en el plano de la castidad sino en otros muchos aspectos”, remarca.




Martina Sua, en Medjugorje


Su mensaje a las madres: la suya lo cambió todo


Pero pasados los años, Martina seguía sin comprender cómo su vida terminó tan lejos de la carrera a la que se había consagrado. Hasta que un día, habiendo retomado la práctica de los sacramentos, su madre reconoció haber estado rezando durante años por que terminase aquella vida. Especialmente el día antes de que volviese a Colombia.


“Ese día, mi madre me dijo que se arrodilló y empezó a clamar a Dios, convencida de que no había nada que hacer por mí, que ya había elegido mi vida. Pero para ti no hay nada imposible, y te pido que la saques. No sé como lo vas a hacer, pero te pido que me ayudes con mi hija. Que pase algo”: esa fue la oración de su madre el día antes de que la empresa le comunicase a Martina su regreso a Colombia. Prácticamente en el mismo momento, Martina llamó a su madre, confesando que no podía mantener por más tiempo aquella relación tóxica con su novio.


“La oración de las madres es muy muy poderosa. Seguid rezando mucho por vuestros hijos, estén en proceso o no de conversión, rezad siempre por ellos. El Señor es maravilloso”, concluye. Hoy, Martina ha concluido su consagración a Jesús por María, se ha confirmado y comparte el poder de la oración a través de su propia vida.