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viernes, 15 de agosto de 2025

Homilía del evangelio de la Asunción de la Virgen: «María es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada»/ Por P. José María Prats

* «La perfecta asociación de María a la Palabra salvadora conduce necesariamente a su perfecta salvación en cuerpo y alma tras la muerte. Las lecturas de las misas de esta fiesta insisten en este punto: En el Evangelio de la misa de la vigilia, Jesús declara dichosa a María porque ‘escucha la palabra de Dios y la cumple’. Y la primera lectura de ambas misas pone en relación a María con la figura del Arca de la Alianza, que custodiaba en su interior la palabra de Dios escrita en las tablas de la Ley»

La Asunción de la Virgen María

Misa de la vigilia: 1 Crónicas 15, 3-4.15-16 /  Sal 131 / 1 Corintios 15, 54b-57 / San Lucas 11, 27-28

Misa del día: Apocalipsis 11, 19a;12,1.3-6a.10ab / Salmo 44 / 1 Corintios 15, 20-27a  / San Lucas 1, 39-56


P. José María Prats / Camino Católico.- Hoy celebramos el misterio de la Asunción de la Virgen María al cielo, un misterio de fe ya presente en la tradición y el culto de la Iglesia antigua y que fue definido solemnemente como Dogma por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950. “Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra –decía el Papa– pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial” (MD 44).

En la Bula Munificentissimus Deus (MD), Pío XII recogía los principales argumentos con que a lo largo de la historia la teología ha justificado esta verdad de fe. He aquí tres argumentos que me parecen particularmente importantes:

1) El dogma de la Asunción de la Virgen está implicado en el de su Inmaculada Concepción

La Biblia presenta la corrupción del cuerpo después de la muerte como una consecuencia del pecado: En el tercer capítulo del Génesis, cuando Dios enuncia las consecuencias de la transgresión de Adán y Eva, dice al hombre: «Eres polvo y al polvo volverás» (Gn 3,19). Si toda la vida de la Virgen, desde el mismo instante de su concepción, fue ajena al pecado, también lo fue a sus consecuencias, en concreto, a la corrupción del cuerpo tras la muerte. 

2) Por la condición de María de Nueva Eva y Corredentora.

“Desde el siglo II María Virgen es presentada por los Santos Padres como nueva Eva estrechamente unida al nuevo Adán, si bien sujeta a él, en aquella lucha contra el enemigo infernal que, como fue preanunciado en el protoevangelio (Gn 3, 15), habría terminado con la plenísima victoria sobre el pecado y sobre la muerte, siempre unidos en los escritos del Apóstol de las Gentes. Por lo cual, como la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y signo final de esta victoria, así también para María la común lucha debía concluir con la glorificación de su cuerpo virginal.” (MD 39). Como dice la epístola de la misa de la vigilia: «cuando... este cuerpo mortal sea revestido de inmortalidad, entonces sucederá lo que fue escrito: la muerte fue absorbida en la victoria». (1Co 15,54).

3) Por la perfecta asociación de María a la Palabra de Dios.

La Escritura presenta a María íntimamente asociada a la Palabra de Dios: Vive con una docilidad absoluta a esta Palabra (Lc 1,38: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra»); la acoge en su seno virginal; se pone, llena de amor, al servicio de su desarrollo humano; la guarda y la medita en su corazón... La perfecta asociación de María a la Palabra salvadora conduce necesariamente a su perfecta salvación en cuerpo y alma tras la muerte. Las lecturas de las misas de esta fiesta insisten en este punto: En el Evangelio de la misa de la vigilia, Jesús declara dichosa a María porque «escucha la palabra de Dios y la cumple». Y la primera lectura de ambas misas pone en relación a María con la figura del Arca de la Alianza, que custodiaba en su interior la palabra de Dios escrita en las tablas de la Ley.

Pero del contenido de este misterio emana una esperanza y un consuelo que llenan de alegría esta fiesta. Así lo expresa el prefacio de la misa: «Porque hoy ha sido llevada al cielo la Virgen, Madre de Dios; ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada; ella es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra.» La Asunción de la Virgen nos muestra que la glorificación de nuestro ser en cuerpo y alma no es una quimera o una especulación teológica, sino una realidad que ya está viviendo en plenitud una creatura humana, uno de nosotros: la Virgen María. «Ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada»: es como una avanzadilla que ya ha llegado a la meta para la que fuimos creados, y desde allí intercede incesantemente por nosotros para que podamos también alcanzar esa misma gloria cuando nuestros cuerpos resuciten al final de los tiempos. 

P. José María Prats

 

Evangelio de la Misa del día:

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: 

«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

Y dijo María: 

«Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». 

María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

San Lucas 1, 39-56

La Asunción de la Virgen María nos recuerda que el cielo es nuestro verdadero destino / Por P. Carlos García Malo

 


jueves, 14 de agosto de 2025

Documental: ¿Quién es San Maximiliano María Kolbe?


Camino Católico.- Los Siervos del Hogar de la Madre han producido este documental sobre la vida de S. Maximiliano María Kolbe en H.M. Televisión, una figura grandiosa en el catolicismo del siglo XX. Kolbe fue un hombre de un celo apostólico extraordinario, un precursor en el uso de los medios de comunicación social para la transmisión del Evangelio y que consumó su vida con el testimonio del amor más grande: ser mártir de la caridad en Auschwitz.


El manantial de todo su dinamismo fue su amor apasionado a la Madre de Dios. Es conocido como «el loco de la Inmaculada». En medio de muchas dificultades exteriores, limitado físicamente por la tuberculosis, trabajó con pasión por la extensión del Evangelio.


Estuvo como misionero en Japón, y sus publicaciones llegaron a la India, a China, incluso a Arabia. Fundó en Polonia una ciudad para la Inmaculada: Niepokalanow. S. Maximiliano María es un ejemplo vivo de la generosidad apasionada en la entrega a Dios que puede suscitar la devoción a María, cuando es auténtica. Ser posesión de la Inmaculada era su ideal. Ella le llevó al don completo de sí mismo, a ser imitador perfecto de Jesucristo: nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos.


Entrevistas que aparecen en el documental:

• P. Rafaelle di Muro O.F.M conv. — Asistente General de la Milicia de la Inmaculada (Roma).

• P. Francisco Nahoe O.F.M, conv. — Prior del Convento de Reno, Nevada (EEUU).

• D. Javier Paredes — Catedrático de Historia, Universidad de Alcalá de Henares

• P. Félix López S.H.M– Siervos del Hogar de la Madre.


Música : Dexter Britain

Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Misa de hoy, jueves, san Maximiliano María Kolbe, 14-8-2025

14 de agosto de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Santa Misa de hoy, jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario, san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, jueves, san Maximiliano María Kolbe, 14-8-2025

14 de agosto de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario, san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir, presidida por el P. Heliodoro Mira, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Luminosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 14-8-2025

14 de agosto de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Luminosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, jueves, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 14/8/2025: «No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de agosto de 2025, jueves de la 19ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 18, 21-19, 1:

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:

«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».

Jesús le contesta:

«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”.

Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:

“Págame lo que me debes”.

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:

“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”.

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:

“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”.

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Adoración Eucarística con el P. Heliodoro Mira en la Basílica de la Concepción de Madrid, 14-8-2025

14 de agosto de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. Heliodoro Mira, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Que el testimonio de San Maximiliano Kolbe nos impulse a vivir nuestra fe con generosidad, confiando siempre en la intercesión de la Virgen María / Por P. Carlos García Malo


 

miércoles, 13 de agosto de 2025

Papa León XIV en la Audiencia General, 13-8-2025: «Aunque podamos traicionar, Dios nunca deja de amarnos y entonces podemos de verdad renacer y empezar a vivir como hijos siempre amados»

* «Nosotros estamos acostumbrados a juzgar. Dios, en cambio, acepta sufrir. Cuando ve el mal, no se venga, sino que se entristece. Y aquel “más le valdría a ese hombre no haber nacido” no es una condena impuesta a priori, sino una verdad que cada uno de nosotros puede reconocer: si renegamos del amor que nos ha engendrado, si traicionando nos volvemos infieles a nosotros mismos, entonces realmente perdemos el sentido de nuestra venida al mundo y nos autoexcluimos de la salvación»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma

* «La fe no nos evita la posibilidad del pecado, sino que nos ofrece siempre una vía para salir: la de la misericordia. Jesús no se escandaliza frente a nuestra fragilidad. Sabe bien que ninguna amistad es inmune al riesgo de traición. Pero sigue fiándose. Sigue sentándose en la mesa con los suyos. No renuncia a partir el pan, incluso para quien lo traicionará. Esta es la fuerza silenciosa de Dios: no abandona nunca la mesa del amor, ni siquiera cuando sabe que lo dejarán solo»

13 de agosto de 2025.- (Camino Católico).- "Jesús no señaló con el dedo ni acusó a Judas durante la última cena. Prefirió hablar de modo que cada discípulo se mirara a sí mismo, y surgió la pregunta que atraviesa los siglos: «¿Seré yo?». Catequesis del Papa León XIV. “Aunque  podamos traicionar, Dios nunca deja de amarnos. Y si nos dejamos alcanzar por este amor – humilde,  herido, pero siempre fiel – entonces podemos de verdad renacer. Y empezar a vivir ya no como traidores,  sino como hijos siempre amados”, ha dicho el Papa en la catequesis de este miércoles 13 de agosto, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano debido a las altas temperaturas en Roma. La gran afluencia de fieles que han acudido para escuchar al Santo Padre ha hecho que muchos tuvieran que seguir el encuentro desde la Basílica de San Pedro y la Plaza de San Pedro, donde luego ha ido el Pontífice a saludarlos y bendecirlos. 

El Santo Padre ha destacado el dramatismo de la escena relatada por San Marcos, cuando Jesús anuncia que uno de los Doce lo traicionará (Mc 14,18). El ambiente se llenó de silencio, preguntas y sospechas. “Jesús no condena; muestra que el amor verdadero no puede prescindir de la verdad”, ha explicado. León XIV subraya que el lamento de Jesús — ¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!”(Mc 14,21)— no es una maldición, sino un dolor profundo por la traición". En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:


AUDIENCIA GENERAL

CATEQUESIS DEL SANTO PADRE LEÓN XIV

Aula Pablo VI

Miércoles, 13 de agosto de 2025

Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza. III. La Pascua de Jesús. 2. La traición. «¿Seré yo?» (Mc 14,19)

Queridos hermanos y hermanas:

Continuamos nuestro camino en la escuela del Evangelio, siguiendo los pasos de Jesús en los últimos días de su vida. Hoy nos detenemos en una escena íntima, dramática, pero también profundamente verdadera: el momento en el que durante la cena pascual Jesús revela que uno de los Doce está a punto de traicionarlo: «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo» (Mc 14,18).

Son palabras contundentes. Jesús no las pronuncia para condenar, sino para mostrar que el amor, cuando es verdadero, no puede prescindir de la verdad. La habitación del piso superior, donde poco antes se había preparado todo con atención, se llena de repente de un dolor silencioso, hecho de preguntas, de sospechas, de vulnerabilidad. Es un dolor que conocemos bien también nosotros, cuando en las relaciones más queridas se insinúa la sombra de la traición.

Sin embargo, el modo en el que Jesús habla de lo que está a punto de suceder es sorprendente. No levanta la voz, no señala con el dedo, no pronuncia el nombre de Judas. Habla de tal modo que cada uno pueda cuestionarse a sí mismo. Y es precisamente eso lo que sucede: «Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro: ‘¿Seré yo?’» (Mc 14,19).

Queridos amigos, esta pregunta – “¿Seré yo?” – es quizá una de las preguntas más sinceras que podemos hacernos a nosotros mismos. No es la pregunta del inocente, sino la del discípulo que descubre su fragilidad. No es el grito del culpable, sino el susurro de quien, aunque queriendo amar, sabe que puede herir. Es en esta consciencia donde inicia el camino de la salvación.

Jesús no denuncia para humillar. Dice la verdad porque quiere salvar. Y para ser salvados hay que sentir: sentir que se está involucrado, sentir que se es amado a pesar de todo, sentir que el mal es real pero no tiene la última palabra. Solo quien ha conocido la verdad de un amor profundo puede aceptar también la herida de una traición.

La reacción de los discípulos no es rabia, sino tristeza. No se indignan, se entristecen. Es un dolor que nace de la posibilidad real de ser involucrados. Y precisamente esta tristeza, si se acoge con sinceridad, se convierte en un lugar de conversión. El Evangelio no nos enseña a negar el mal, sino a reconocerlo como una ocasión dolorosa para renacer.

Jesús, después, añade una frase que nos inquieta y nos hace pensar: «El Hijo del hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!; ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!» (Mc 14,21). Son palabras duras, ciertamente, pero hay que entenderlas bien: no se trata de una maldición, es más bien un grito de dolor. En griego ese “ay de aquel” suena como un lamento, como un “ay”, una exclamación de compasión sincera y profunda.

Nosotros estamos acostumbrados a juzgar. Dios, en cambio, acepta sufrir. Cuando ve el mal, no se venga, sino que se entristece. Y aquel “más le valdría a ese hombre no haber nacido” no es una condena impuesta a priori, sino una verdad que cada uno de nosotros puede reconocer: si renegamos del amor que nos ha engendrado, si traicionando nos volvemos infieles a nosotros mismos, entonces realmente perdemos el sentido de nuestra venida al mundo y nos autoexcluimos de la salvación.

Sin embargo, precisamente allí, en el punto más oscuro, la luz no se apaga. Es más, comienza a brillar. Porque si reconocemos nuestro límite, si nos dejamos tocar por el dolor de Cristo, entonces podemos finalmente nacer de nuevo. La fe no nos evita la posibilidad del pecado, sino que nos ofrece siempre una vía para salir: la de la misericordia.

Jesús no se escandaliza frente a nuestra fragilidad. Sabe bien que ninguna amistad es inmune al riesgo de traición. Pero sigue fiándose. Sigue sentándose en la mesa con los suyos. No renuncia a partir el pan, incluso para quien lo traicionará. Esta es la fuerza silenciosa de Dios: no abandona nunca la mesa del amor, ni siquiera cuando sabe que lo dejarán solo.

Queridos hermanos y hermanas, también nosotros podemos preguntarnos hoy, con sinceridad: “¿Seré yo?”. No para sentirnos acusados, sino para abrir un espacio a la verdad en nuestro corazón. La salvación comienza aquí: en la conciencia de que podremos ser nosotros los que rompamos la confianza en Dios, pero que podemos ser también nosotros los que la recojamos, la custodiemos y la renovemos.

En el fondo, esta es la esperanza: saber que, aunque podamos fallar, Dios nunca nos falla. Aunque podamos traicionar, Él nunca deja de amarnos. Y si nos dejamos alcanzar por este amor – humilde, herido, pero siempre fiel – entonces podemos de verdad renacer. Y empezar a vivir ya no como traidores, sino como hijos siempre amados.

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Continuamos reflexionando sobre los últimos días de la vida de Jesús. Hoy contemplamos el momento de la última cena en el que Jesús revela a sus apóstoles que uno de ellos lo iba a traicionar. La posibilidad de una traición entristece a todos. Y precisamente esta tristeza, si se acoge con sinceridad, se convierte en un lugar de conversión. Jesús no dice estas palabras para humillar, sino para salvar; y esto nos enseña que no debemos negar el mal, sino reconocerlo como una ocasión dolorosa para poder renacer. 

También nosotros estamos llamados a examinar nuestra vida, con sus luces y sus sombras. Si reconocemos nuestros límites, si nos dejamos tocar por el dolor de Cristo, entonces podemos nacer de nuevo. Queridos amigos, a pesar de nuestras traiciones, Jesús nunca nos abandona. Acudamos a Él con sinceridad y confianza, pidiéndole que seamos siempre capaces de acoger el don de su amistad.  

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor Jesús un corazón humilde y abierto a su gracia para que, como hacemos en la Eucaristía, esté dispuesto a reconocer las faltas, a pedir perdón y a empezar de nuevo cada día, con la certeza de sabernos infinitamente amados por Él. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho: 

Saludo a los peregrinos polacos. En vísperas de la memoria litúrgica de San Maximiliano María Kolbe, los animo a seguir el ejemplo de su heroica actitud de sacrificio por los demás. Por su intercesión, imploren a Dios que conceda la paz a todos los pueblos que sufren la tragedia de la guerra. Los bendigo de todo corazón.

Finalmente, mi pensamiento va a los enfermos, a los recién casados —un aplauso para todos los que nos acompañan— y a los jóvenes, especialmente a los que participan en el Campamento Internacional de la Organización Juvenil "Giorgio La Pira". A medida que se acerca la Solemnidad de la Asunción, quisiera animarlos a rezar constantemente a la Virgen María, siguiendo su ejemplo al abrazar plenamente la vocación a la familiaridad con Dios y al cuidado de cada persona.

¡Mi bendición a todos!

Saludo improvisado a los fieles en el patio de Petriano:

¡Muchas gracias por su paciencia! ¡Un aplauso para todos!

Gracias a todos, incluso con el sol que calienta tanto… pero son conscientes. ¡Saludos!

¡Que Dios los bendiga a todos! Que siempre los sostenga en sus manos. Y que siempre sean bendecidos por esta gracia de saber que Dios es misericordioso.

Y que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes hoy y siempre.

¡Que Dios los bendiga a todos!

Saludo improvisado en la Basílica de San Pedro:

¡Buenos días a todos!

Si escucharon la catequesis, habrán oído que Jesús nunca nos abandona, que siempre nos invita a la conversión y a buscar el camino que nos lleva a Él, a Dios Padre. Por eso, queremos vivir este momento de despedida con la alegría de poder encontrarnos y renovar nuestra fe aquí, a los pies de San Pedro; para renovar el espíritu de esperanza tan importante durante este Año Jubilar.

Que Dios esté con todos ustedes, que Él sea siempre fuente de luz y gracia. Jesús, que nunca nos abandona, siempre estará con nosotros si nuestros corazones están abiertos, si estamos dispuestos a vivir unidos en la fe.

Que Dios los bendiga a todos. Que tengan un buen viaje. Que la gracia del Señor los acompañe, llenando sus corazones de ese deseo que todos compartimos de experimentar una auténtica conversión, de caminar unidos en la Iglesia, de renovar nuestra fe y de ser auténticos testigos de Jesucristo y su Evangelio a través de la Palabra.

Hermanos y hermanas, que el Señor esté con ustedes. Que Dios Todopoderoso los bendiga y los acompañe siempre.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Les deseo lo mejor a todos! Que Dios los bendiga.

Papa León XIV












Fotos: Vatican Media, 13-8-2025