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martes, 15 de julio de 2025

Elena Hidalgo: «Ser profesora de religión ha sido un regalo de Dios al ver cómo los niños se acercan poco a poco a Él y crecer yo misma en la fe; cuando uno se pone en manos del Señor, todo cobra sentido»


Elena Hidalgo ha vivido con gozo y como un don de Dios su primer curso como profesora de religión / Foto: Diócesis de Córdoba

* «Detrás de mi vocación hay un nombre propio: Araceli, mi hermana mayor. Ella ha sido y sigue siendo mi gran modelo a seguir. Gracias a su entusiasmo y entrega, descubrí desde pequeña el amor por la música, por la educación y, sobre todo, por Jesús. Siempre he ido detrás de ella, ayudándola como podía en todo lo que ella iniciaba. Me animó a formar parte del coro parroquial, de la catequesis, de campamentos y de todas las iniciativas que organizaba, como el musical “La Navidad”: una obra de teatro en la que se cuenta cantando el nacimiento de Jesús y de la cual, ahora soy codirectora junto a mi hermana. Y así, siguiendo sus pasos, hoy también soy maestra de Religión como ella, y no puedo sentirme más agradecida por ello» 

Camino Católico.- Elena Hidalgo es profesora de Religión en el CEIP San Sebastián de Palma del Río (CórdoBa) y ha terminado su primer curso docente y en un testimonio en primera persona en el portal de la  Diócesis de Córdoba asegura que su experiencia “ha sido un regalo de Dios al ver cómo los niños se acercan poco a poco a Él y crecer yo misma en la fe; cuando uno se pone en manos del Señor, todo cobra sentido”. Así cuenta su historia:

«Dios, que nos conoce mejor que nadie, sabe darnos lo que necesitamos en cada momento, aunque nosotros mismos dudemos de ello»

Me llamo Elena Hidalgo y este año he vivido una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida: mi primer curso como maestra de Religión en un colegio de Palma del Río.

Quiero comenzar hablando de mi familia, una familia cristiana en la que Dios siempre ha estado muy presente. La fe de mis padres ha sido una constante en nuestro hogar, un pilar que nos ha guiado a mis hermanas y a mí desde pequeñas casi sin darnos cuenta. Hoy en día agradezco a mis padres habernos inculcado esta educación cristiana y haberme dado la oportunidad de estudiar la carrera universitaria que yo quería: Educación Infantil.

Detrás de mi vocación hay un nombre propio: Araceli, mi hermana mayor. Ella ha sido y sigue siendo mi gran modelo a seguir. Gracias a su entusiasmo y entrega, descubrí desde pequeña el amor por la música, por la educación y, sobre todo, por Jesús. Siempre he ido detrás de ella, ayudándola como podía en todo lo que ella iniciaba. Me animó a formar parte del coro parroquial, de la catequesis, de campamentos y de todas las iniciativas que organizaba, como el musical “La Navidad”: una obra de teatro en la que se cuenta cantando el nacimiento de Jesús y de la cual, ahora soy codirectora junto a mi hermana. Y así, siguiendo sus pasos, hoy también soy maestra de Religión como ella, y no puedo sentirme más agradecida por ello.

He de confesar que jamás me había planteado esta especialidad, ya que me gusta muchísimo trabajar en Educación Infantil. Pero el Señor, que a veces actúa de manera sorprendente, puso en mi camino una oportunidad laboral que no pude rechazar: una larga sustitución en un colegio magnífico de Palma del Río. Empecé con cierta incertidumbre y, por qué no decirlo, también algo de vértigo de estar a la altura de esta gran misión que me estaba proponiendo el Señor. Ahora puedo reconocer que no sólo era una misión, sino también un regalo de Dios, pues he de decir que estoy enamorada de mi trabajo y que esto es lo que quiero en mi vida. Para mí, es un regalo inmenso poder evangelizar desde el aula, ver cómo los niños se acercan poco a poco a Dios, e incluso crecer yo misma en la fe junto a ellos.

Además, este trabajo también ha sido un impulso en mi vida personal, ya que me ha permitido dar un gran paso con mi pareja: nos hemos prometido con el fin de formar un matrimonio cristiano. Así que, lo mire por donde lo mire, no puedo dejar de ver en todo esto una gracia inmensa de Dios.

También quiero destacar, la importancia de la asignatura de Religión en la escuela pública. En un entorno donde muchas veces se prioriza lo académico, la clase de Religión ofrece un espacio diferente: un lugar donde los niños se sienten más relajados, donde se habla de valores, de respeto, de perdón, de esperanza, de amor… En definitiva, donde se trabaja y se cultiva el corazón, algo que los acompañará durante toda la vida.

Como conclusión, me gustaría decir que este primer año como maestra me ha confirmado que cuando uno se pone en manos de Dios, todo cobra sentido. Él, que nos conoce mejor que nadie, sabe darnos lo que necesitamos en cada momento, aunque nosotros mismos dudemos de ello. Por eso, hoy más que nunca, creo firmemente en la providencia del Señor. Y doy gracias por este hermoso regalo que ha sido ser maestra de Religión.

Elena Hidalgo

Gordon Hayward, exjugador de la NBA y convertido al catolicismo, visita al Papa: «Dios es la única razón de haber llegado tan lejos; mi trabajo con mis hijos es asegurarme que sean los mejores seguidores de Cristo posibles»


El alero estrella de la NBA, Gordon Hayward, saludando al Papa León XIV

* «Es una bendición poder confesar los pecados y recibir el perdón de Jesús. Es mucho más que una simple y genérica petición de perdón. Elimina los pecados, nos da fuerza para ser más virtuosos y hace presente una sólida esperanza de vida eterna. Mi primera confesión fue algo inigualable, una ligereza de cuerpo y alma, como si pudieras flotar directo al Cielo. El pecado nos oprime, pero la gracia nos eleva. De eso se trata la Iglesia Católica: de transformar nuestras almas para que seamos miembros dignos del cuerpo de Cristo» 

Camino Católico.- A sus 34 años, Gordon Hayward lleva desde agosto de 2024 retirado de la NBA. Durante su estancia en la icónica liga de baloncesto, Hayward hizo historia como All-Star o llevando a su equipo, los Celtics, a “algo nunca visto” en décadas: antes de su victoria contra los Minnesota Timberwolves en 2018, el último en anotar 28 puntos para la agrupación de Boston fue Kevin MacHale, en 1990. En una reciente entrevista para Catholic Exchange tras visitar Roma por el Jubileo del deporte, Hayward expresa algunos detalles de su conversión al catolicismo en 2024 y asegura que “Dios es la única razón de haber llegado tan lejos”.

Recordando su entrada en el ámbito deportivo, rememora que la búsqueda de la virtud ya fue una pieza fundamental cuando era un joven luterano en la Universidad de Butler, de la que fue conocida su filosofía The Butler Way.

“Sus cinco aspectos -humildad, pasión, unidad, servicio y verdad- son maneras de que los jugadores puedan reconocer sus fortalezas y debilidades y, a partir de ellas, interactuar eficazmente entre sí. Casi cualquier entrenador enfatiza el trabajo en equipo, pero se necesita alguien especial para que los jugadores lo vivan. Ese verdadero espíritu de equipo es lo que hizo tan exitosos a nuestros equipos de Butler”, detalla el exjugador de la NBA.

El jugador retirado de la NBA, Gordon Hayward, se unió oficialmente a la Iglesia Católica en una ceremonia en Roma, Italia, el 1 de octubre de 2024. De izquierda a derecha: el seminarista Bill Waters, el padre Marcel Taillon, el arzobispo Timothy Broglio, Hayward, Maxwell Van Vliet y el seminarista Jakob Pohlman

La familia, su razón para rechazar las olimpiadas

Uno de los momentos álgidos de la carrera de Hayward fue al ser seleccionado para la NBA All-Star en 2017, un año después de rechazar la nominación para integrar el equipo olímpico.

“Decidí quedarme en casa”, relata. “Las dos razones principales fueron que mi esposa estaba esperando nuestro segundo hijo y quería esforzarme más que nunca para prepararme para la siguiente temporada. Esa intensa concentración dio sus frutos y fui nombrado All-Star durante la temporada 2016-17”.

Si el entrenamiento y la familia fueron sus dos motivos para frenar en un principio su carrera, la fe fue después uno de sus principales impulsores de la misma.

El "don de Dios", la razón por la que llegó tan lejos

Tanto es así que él mismo reconoce que “la única razón por la que pude llegar tan lejos en el baloncesto fue el don que Dios me dio: la altura y el talento”.

Para Hayward, fe y deporte siempre estuvieron conectados, especialmente desde su conversión, que concluyó en 2024 tras años acercándose a la Iglesia.

“Siempre he tenido cierta apreciación teológica por el deporte, pero convertirme al catolicismo la ha profundizado. Los católicos consideran que lo material puede transmitir bienes espirituales -como los sacramentos- y el deporte puede ser una extensión de eso”, comenta.

La fe también le ha ayudado a asimilar que el deporte no debe ser el objetivo principal en su vida y que “hay realidades mucho mayores que esperan a quienes aman al Señor y guardan sus mandamientos”.

Católico por convicción, no apariencia

Hayward, criado como luterano, preparaba su boda en 2014 con su esposa Robyn, católica, cuando empezó a plantearse la conversión. “Si me hacía católico, no quería hacerlo por apariencia, sino porque realmente creía lo que la Iglesia cree”, le dijo al párroco.

Aunque todavía no se había convertido, aceptó que su familia creciese como tal, empezó a ir a misa con su mujer y sus hijos y entablar conversaciones con su entrenador de los Celtics, Joe Mazzulla, sobre la fe católica.

Este último, católico ferviente, mariano y devoto del rosario, le presentó a su vez al sacerdote Marcel Taillon, que guio a Hayward en sus últimos pasos hacia la Iglesia, poniéndole también en contacto con el arzobispo Timothy Broglio.

El exjugador estrella de la NBA Gordon Hayward venera la tumba de San Sebastián en Roma ante la mirada del arzobispo Timothy Broglio y Maxwell Van Vliet, su padrino / Foto: Cortesía de la Arquidiócesis para los Servicios Militares de EE. UU

Confesión y gracia que eleva y transforma

De su recibimiento en la Iglesia recuerda especialmente su confesión, asombrado de “la bendición que es poder confesar los pecados y recibir el perdón de Jesús. Es mucho más que una simple y genérica petición de perdón. Elimina los pecados, nos da fuerza para ser más virtuosos y hace presente una sólida esperanza de vida eterna”.

Recuerda aquella primera confesión tras 34 años como “algo inigualable, una ligereza de cuerpo y alma, como si pudieras flotar directo al Cielo. El pecado nos oprime, pero la gracia nos eleva. De eso se trata la Iglesia Católica: de transformar nuestras almas para que seamos miembros dignos del cuerpo de Cristo”.

También la Eucaristía cobró para el exjugador de la NBA una importancia crucial al ser “la creencia central de la fe” que da sentido a todas las demás verdades, siendo para él “la razón por la que nos arrodillamos, por la que preparamos nuestras almas, por la que hemos construido magníficas iglesias a lo largo de los siglos y compuesto hermosos himnos como el Pange Lingua o por la que adoramos a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento”.

El "fiat" de María que nunca podrá explicarse del todo

Para Hayward, una consecuencia directa de su admiración por la Eucaristía es el que también siente por la Virgen y su “fiat” que hizo posible la Encarnación, algo “profundamente hermoso y sorprendente que nunca podrá explicarse por completo”.

También su devoción mariana ocupa un lugar primordial en su vida como católico, reza el rosario y espera hacerlo pronto diariamente.

Al igual que las oraciones de la misa, expresa, “estoy empezando a rezarlo en su conjunto. Sé que los católicos experimentados consideran los Padrenuestros, Avemarías y Glorias como música de fondo o como banda sonora para su meditación sobre los misterios Gozosos, Dolorosos, Gloriosos y Luminosos, pero aún estoy reflexionando sobre el significado de cada una de ellas”, admite el jugador retirado, confiado en que adquirirá el hábito de oración diaria tras leer libros como La verdadera devoción a María de San Luis de Montfort o Las glorias de María de San Alfonso.

El exjugador estrella de la NBA, Gordon Hayward, visita a seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano en una cancha de baloncesto en Roma / Foto: Arquidiócesis para los Servicios Militares, EE. UU.

La misión: una familia seguidora de Cristo

Recientemente Hayward visitó Roma con motivo del Jubileo del Deporte, donde pudo asistir a una misa celebrada por el Papa León, a quien conoció en persona, y tomó conciencia de lo que implica la fe en su vida.

“Durante años he tenido un respeto por la Iglesia, pero ahora se ha vuelto más profundo. Quiero ser el mejor esposo y padre posible. Ahora tenemos cinco hijos -cuatro ya nacidos y uno por nacer-, así que mi trabajo es asegurarme de que se conviertan en los mejores seguidores de Cristo posibles”, concluye.

María Zhang se hace monja al enviudar y quedarse sola porque sus cuatro hijas son religiosas y su hijo sacerdote: «Le pregunté al Señor: ‘¿Y ahora yo, qué?’ Soñé con una monja y sentí que Cristo me quería así»


María Zhang pronuncia la fórmula de su profesión solemne como monja agustina recoleta

* «Ya he cumplido diez años en la comunidad y sigo con la misma felicidad desde el día en que entré. El 13 de mayo de este año 2025 hice mi profesión solemne. Y en estos días, después de diez años, viajaré por un mes a mi país, China, para visitar a mis hijos. Doy gracias a Dios por la familia religiosa agustina recoleta que me ha regalado. Esta vida de clausura me permite vivir mi vocación contemplativa cumpliendo mi misión de orante junto a mis hermanas, pidiendo por tantas necesidades de nuestro mundo, especialmente para que toque los corazones de las personas, como un día tocó el mío» 

Camino Católico.- Maria Zhang Yue Chun, madre de familia, viuda y conversa al catolicismo, nacida en China, emitió sus votos perpetuos el pasado 13 de mayo en el convento de las Agustinas Recoletas de Vitigudino, en la provincia de Salamanca. Esta madre de familia china vio cómo, tras convertirse la familia, toda su prole se consagraba a Dios en su país. Cuatro hijas son monjas y su hijo es sacerdote. Después de enviudar, ella misma se hizo agustina recoleta y acaba de hacer su profesión solemne en un monasterio de Salamanca.

María Zhang llegó a España en 2015, con 56 años y sin saber español. Se valía del traductor de un móvil para poder expresarse. Aterrizó en nuestro país para ingresar en el convento de las agustinas recoletas de Vitigudino tras recibir, en su país, acompañamiento espiritual de un sacerdote agustino recoleto chino que le abrió las puertas a esa posibilidad.

Tomó el velo blanco de novicia en 2017. Tres años más tarde hizo sus votos temporales en una celebración en la que estuvo acompañada por una de sus hijas, también agustina recoleta.

Lleva ya 10 años en el convento y para la priora del convento castellano, la hermana Berta Feijó (peruana), ella es "un ejemplo" para la comunidad. 

A la derecha, la religiosa agustina recoleta Sor María Zhang, junto a su hija Sor María Sun Shen, en 2020, cuando la madre realizó sus votos temporales / Foto: Agustinos Recoletos

Por su parte, ella ha aprendido más sobre la fe no solo de españolas, sino de las religiosas de otras nacionalidades. Hay varias africanas en el convento, que iniciaron al final de la ceremonia de votos perpetuos una danza tradicional al estilo africano al que la monja china se sumó.

La ceremonia religiosa estuvo presidida por el obispo de Salamanca, José Luis Retana, quien estuvo acompañado por varios sacerdotes agustinos recoletos, entre los que se encontraba el padre Jesús Lanao, y los dos párrocos de Vitigudino, Francisco Fraile y José Antonio. Así cuenta su proceso de conversión y el de toda su familia:

María Zhang, postrada en tierra durante el canto de las Letanías de los Santos / Foto: Salamanca al día - Miguel Corral

«Conocí a Dios por medio de mi hermana, que había ingresado en la Iglesia católica. Ella me animó a participar. Desde el primer instante me sentí muy unida a Él» 

Mi nombre es María y soy de China. Sin todavía conocer a Dios, mi marido y yo siempre vivimos como una familia muy unida, inculcando valores a nuestros hijos y respetando el don de la vida. 

Conocí a Dios por medio de mi hermana, que había ingresado en la Iglesia católica. Ella me animó a participar. Desde el primer instante me sentí muy unida a Él. En ese momento comenzó mi proceso de conversión y ese mismo año, 2007, mis cuatro hijas mujeres y yo decidimos bautizarnos. Al año siguiente lo hizo mi esposo, junto con mi hijo, el pequeño de la familia. 

Interiormente, yo sentía que el Señor me pedía que le diera a mis hijas, pero no entendía cómo. Entonces, una religiosa agustina recoleta invitó a mi hija mayor a vivir una experiencia con ellas. Le gustó y se quedó. Luego le siguió mi segunda hija y, después, las dos siguientes. Yo me sentía contenta de que fueran religiosas. 

Mi marido y yo nos mudamos cerca del convento. Pero al año siguiente falleció mi esposo y me quedé con mi hijo. Al poco tiempo, mi hijo me dijo que él quería ser sacerdote. Aunque me costaba separarme de él, me sentí feliz de que el Señor lo hubiera elegido. 

Quedando yo sola, le pregunté al Señor: «¿Y ahora yo, qué?». Un día, en sueños vi una mujer vestida de monja. Sin saber qué significaba, sentía que el Señor me decía que me quería así.

A mi hija la mayor la destinaron a España. Sabiendo mi deseo de ser monja, averiguó en distintos monasterios si me podían recibir. Era normal que algunos no quisieran recibir a una viuda con cinco hijos; pero llegué al monasterio de Santo Toribio de Liébana en Vitigudino, en Salamanca. 

Mis hijos eran los más interesados en que yo ingresara en el convento, porque comprendían esta vocación contemplativa y estaban seguros de que yo sería feliz así. 

No me fue difícil hacer los trámites para venir a España. Sentía que el Señor me facilitaba las cosas y desde mi entrada al convento me sentí acogida. A pesar de que no sabía nada del idioma, estaba feliz. 

Ya he cumplido diez años en la comunidad y sigo con la misma felicidad desde el día en que entré. El 13 de mayo de este año 2025 hice mi profesión solemne. Y en estos días, después de diez años, viajaré por un mes a mi país para visitar a mis hijos. 

Doy gracias a Dios por la familia religiosa agustina recoleta que me ha regalado. Esta vida de clausura me permite vivir mi vocación contemplativa cumpliendo mi misión de orante junto a mis hermanas, pidiendo por tantas necesidades de nuestro mundo, especialmente para que toque los corazones de las personas, como un día tocó el mío.

Sor Maria Zhang Yue Chun

Josh Brooks era bautista, soñaba con ser el próximo LeBron James pero Dios lo quería católico y sacerdote: «Tenía novia y pregunté a Jesús y respondió: ‘Tengo el mejor amor para darte’; Él me estuvo esperando»


A la izquierda, Josh Brooks en el seminario contando su testimonio y, a la derecha, jugando al baloncesto cuando quería ser jugador profesional 

* «Buscaba un amor superior, un amor que me transformara... Mi madre me llevaba a Misa los domingos y siempre se sentaba en la banca conmigo. Mi padre estaba muy feliz por mí. Tenía un par de preguntas. Pero simplemente me dijo: si el Señor te llama a hacer esto, hazlo. Y es importante recibir la validación de la familia, que tu familia te apoye en todo momento. Estoy rezando por la conversión de mis padres a la fe católica. Mi madre está interesada, pero se está tomando su tiempo. Nuestro Señor espera a la gente, y espera a mi madre... Dios nos espera. Nos acompaña en este camino hacia la santidad. Nos acompaña día a día» 

Camino Católico.- Josh Brooks buscó el amor en la cancha de baloncesto, pero fue expulsado del equipo. El joven del condado de Delaware (Estados Unidos) buscó el amor en una relación con su novia, pero no pudo evitar la persistente sensación de que algo más grande lo llamaba. Entonces, un día, desesperado, miró el crucifijo colgado en la pared y comprendió que su búsqueda del amor perfecto no tenía por qué ir más allá. «Josh», oyó, «te he estado esperando toda la vida».

Brooks ni siquiera era católico. Sin embargo, en ese momento, sintió su primer llamado al sacerdocio. Ahora, se prepara para su tercer año de formación universitaria en el Seminario San Carlos Borromeo. Su camino encarna la introspección y el autoexamen comunes a muchos jóvenes adultos. El resultado de este proceso no tiene por qué ser el seminario, pero la experiencia de Brooks demuestra que, a través de la esperanza y la fe, los jóvenes pueden acoger el llamado a encontrar a Cristo en su vida diaria.

“Vemos esto en esta generación actual: muchas almas se desvían y caen en la desesperación”, dice a CatholicPhilly. “Pero ese sacerdote católico, en la persona de Jesucristo, va en busca de esas almas. Eso es exactamente lo que Cristo hizo por mí. Y por eso es tan atractivo para un joven, porque lo llama a salir de su elemento, a salir del mundo, a estar solo para Dios, para estar para el pueblo de Dios”.

 Josh Brooks con sus padres en su infancia 

'Ten en cuenta que yo era protestante'

Nacido bautista, Josh conoció la fe católica cuando sus padres lo matricularon en una escuela primaria católica en el oeste de Filadelfia, San Ignacio de Loyola. En la escuela, aprendió sobre el amor de Dios, pero su pasión era el baloncesto y soñaba con convertirse en el próximo LeBron James. Dedicó sus años de séptimo y octavo grado a esforzarse en el deporte para entrar en el equipo de primer año de la preparatoria Monsignor Bonner & Archbishop Prendergast. Pero entonces llegó el desastre. No logró entrar en el equipo. El sueño de convertirse en jugador profesional de baloncesto se desvaneció cuando decidió centrarse en sus estudios.

“Poco a poco empecé a ver cómo mi atención se dirigía hacia las clases de teología católica”, relata Brooks. Aprendió que la Iglesia católica era la única familia universal y que el sacerdocio es persona Christi. “Empecé a pensar: ¡Guau, qué hermoso! Me enamoré de ello y, fíjate, yo era protestante”.

Fue una idea que Brooks dejó de lado, pues creía que tenía mucho tiempo para pensar en su futuro. Luego conoció a su novia y empezó a salir con ella, pero ni siquiera ese amor le pareció del todo suficiente. “Buscaba un amor superior, un amor que me transformara”, confidencia. “Le dije a la joven en ese momento que no estaba seguro de si este era el amor al que estaba llamado, porque la idea del sacerdocio aún me rondaba la cabeza”.

Sin embargo, su novia le dijo que no estaba dispuesta a esperar mientras él lo averiguaba. Desconsolado, Brooks se dirigió a la capilla y le preguntó a Jesús: «Si ella no está dispuesta a esperar, ¿quién lo hará?». Escuchó a Jesús responder: «Tengo el mejor amor para darte». Brooks añade: «Él me estuvo esperando todo el tiempo, como lo está haciendo con todos nosotros».

 Josh Brooks, en el centro, con vestido clerical

Torneos de billar, oración y hermandad

Sus padres apoyaron su decisión de ingresar al seminario y sus hermanos del seminario se han convertido en una segunda familia para él.

“Nunca tuve hermanos, no sabía realmente cómo sería un hermano”, transparenta. La camaradería era genial, pero el compañerismo espiritual era aún mejor. Cada seminarista se reta a ser una mejor versión de sí mismo.

“De verdad, todos nos apoyamos mutuamente”, dice. “A mi y a mis hermanos, seminaristas, nos gusta mucho jugar al billar. Incluso algunos participamos en torneos, ya sea de ajedrez o de billar. Pero también nos acompañamos en nuestras luchas”.

Su compañero seminarista Sean Barker cuentao que lo que más le impresiona de Josh Brooks es su profunda vida espiritual. “Tiene una gran vida de oración. El solo hecho de ver esa vida de oración me impulsa a ser mejor, a pasar más tiempo en la capilla y a tomar la oración, los estudios y el seminario más en serio”.

Lo más difícil de la formación de Brooks hasta ahora es darse cuenta de que nadie será perfecto. "A veces no sabemos cómo lidiar con nuestras imperfecciones o sentimos que hemos decepcionado a Dios", reconoce. "Como dije antes, Dios nos espera. Nos acompaña en este camino hacia la santidad. Nos acompaña día a día".

 Josh Brooks explica su conversión al catolicismo y su llamada al sacerdocio en el seminario

Unidad unos con otros

Ese camino de vida se extiende a sus padres. “Mi madre me llevaba a Misa los domingos y siempre se sentaba en la banca conmigo”, recuerda. “Mi padre estaba muy feliz por mí. Tenía un par de preguntas. Pero simplemente me dijo: si el Señor te llama a hacer esto, hazlo. Y es importante recibir la validación de la familia, que tu familia te apoye en todo momento. Estoy rezando por la conversión de mis padres a la fe católica. Mi madre está interesada, pero se está tomando su tiempo. Nuestro Señor espera a la gente, y espera a mi madre”.

Brooks reconoce que muchas personas, especialmente las de su edad, han abandonado la Iglesia o buscan el amor perfecto en otros lugares. Para ellas, tiene algunos consejos.

“La Iglesia es hermosa, a pesar de las fallas de su propia gente y de que durante los últimos 2000 años ha enfrentado tantas pruebas y adversidades. Sin embargo, sigue en pie. ¿Por qué? Porque Cristo gobierna esa iglesia. Y, en realidad, cuando pensamos en lo esencial de lo que deseamos, queremos comunidad. Queremos unidad entre nosotros”, afirma.

“Solo les digo que nos acerquemos a la Iglesia Católica como familia, que nos acerquemos a ella y veamos que somos un pueblo imperfecto, pero nos gobierna un Dios que trasciende todas las cosas y nos conoce mejor que nosotros mismos. Y en el corazón de nuestra búsqueda del amor más elevado, lo encontraremos aquí, en la Iglesia Católica”, concluye.

Vídeo en el que Josh Brooks cuenta su testimonio en inglés

Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Misa de hoy, martes, San Buenaventura, 15-7-2025

15 de julio de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Santa Misa de hoy, martes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario, San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, martes, San Buenaventura, 15-7-2025

15 de julio de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, martes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario, San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia, presidida por el P. José Blanco, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Dolorosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 15-7-2025

15 de julio de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, martes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.