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domingo, 12 de mayo de 2024

Papa Francisco en el Regina Coeli: «Jesús nos muestra el camino al cielo: llevar a cabo las obras del amor, dar la vida, responder al mal con el bien, estar cerca de quien sufre»

 


* «Entonces podemos preguntarnos: ¿Está vivo en mí el deseo de Dios, el deseo de su amor infinito, de su vida que es vida eterna? ¿O estoy un poco aplanado y anclado a las cosas pasajeras, o al dinero, o al éxito, o a los placeres? Y mi deseo del Cielo, ¿me aísla, me cierra o me lleva a amar a los hermanos con ánimo grande y desinteresado, a sentirlos compañeros de camino hacia el Paraíso?»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Regina Coeli

* «Renuevo mi llamamiento en favor de un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania, asegurando la disponibilidad de la Santa Sede para favorecer cualquier esfuerzo en ese sentido, sobre todo por los que están gravemente heridos y enfermos. Y continuemos rezando por la paz en Ucrania, en Palestina, en Israel, en Myanmar… Recemos por la paz… Hoy en muchos países se celebra la fiesta de la madre; pensemos con reconocimiento en todas las madres, y recemos también por las madres que se han ido al Cielo. Y confiemos a las madres a la protección de María, nuestra madre celestial. ¡Y para todas las madres un gran aplauso!» 

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jueves, 9 de mayo de 2024

El Papa en homilía de la Ascensión: «Que el Señor resucitado y ascendido al cielo nos dé la gracia de redescubrir, anunciar y construir la esperanza en el próximo Jubileo» 


 * «El fundamento de nuestra esperanza es este: que Cristo ascendido al cielo introduce en el  corazón de Dios nuestra humanidad cargada de expectativas e interrogantes, y ‘ha querido  precedernos como cabeza nuestra, para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente  esperanza de seguirlo en su reino’»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican Newstraducido al español, con las homilía del Papa 

* «Cada uno de nosotros necesita esperanza; la necesitan nuestras vidas a veces  cansadas y heridas, nuestros corazones sedientos de verdad, bondad y belleza, nuestros sueños que  ninguna oscuridad puede apagar. Todo, dentro y fuera de nosotros, anhela esperanza y busca, aun sin  saberlo, la cercanía de Dios. Nos parece ―decía Romano Guardini― que el nuestro es el tiempo del  alejamiento de Dios, en el que el mundo se llena de cosas y la Palabra del Señor mengua; sin embargo,  afirma que ‘cuando llegue el momento —y llegará, tras el paso de las tinieblas— y el ser humano  pregunte a Dios: “Señor, ¿dónde estabas entonces?”, Él responderá: “¡Más cerca de ti que nunca!”.  Tal vez Dios esté más cerca de nuestros gélidos tiempos de lo que lo estuvo en el Barroco, con el  esplendor de sus iglesias, o en la Edad Media, con la plenitud de sus símbolos, o en el cristianismo  primitivo, con su joven valor ante la muerte […]. Pero Él espera […] que permanezcamos fieles a Él  a través de la distancia’» 

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Lectura y entrega de la Bula del Jubileo 2025 y Segundas Vísperas de la Ascensión del Señor, presididas por el Papa Francisco, 9-5-2024


 9 de mayo de 2024.-  (Camino Católico) El Papa Francisco ha presidido a las 17:30 p.m.,  la entrega y lectura de la Bula del Jubileo 2025 “Spes non confundit” y las Segundas Vísperas de la Solemnidad de la Ascensión del Señor, en la Basílica de San Pedro. En su homilía Francisco ha orado: “el Señor resucitado y ascendido al cielo nos dé la gracia de redescubrir, anunciar y construir la esperanza en el próximo Jubileo”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.


domingo, 29 de mayo de 2022

Papa Francisco en Regina Coeli, 29-5-2022: «El Espíritu Santo hace presente a Jesús en nosotros, más allá del tiempo y del espacio, para que seamos sus testigos en el mundo»

 


* «Pensemos hoy en el don del Espíritu que hemos recibido de Jesús para ser testigos del Evangelio. Preguntémonos si realmente lo somos; y también si somos capaces de amar a los demás, dejándolos libres y dejándoles espacio. Y luego: ¿sabemos hacernos intercesores por los demás, es decir, sabemos rezar por ellos y bendecir sus vidas? ¿O servimos a los demás por nuestros propios intereses? Aprendamos esto: la oración de intercesión, intercediendo por las esperanzas y los sufrimientos del mundo, por la paz. Y bendigamos con la mirada y palabras a quienes encontramos cada día»

Video completo de la transmisión en directo de Vatican News  traducido al español con las palabras del Papa en el Regina Coeli

* «El lunes y el martes 29 y 30 de agosto habrá una reunión de todos los cardenales para reflexionar sobre la nueva Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, y el sábado 27 de agosto celebraré un Consistorio para la creación de 21  nuevos cardenales»

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Homilía del Evangelio del Domingo: ¡Jesús quiere hacerse visible a través de sus discípulos! / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

 

* «Se ha hecho célebre la afirmación de Pablo VI: ‘El mundo tiene necesidad de testigos más que de maestros’. Es relativamente fácil ser maestro, bastante menos ser testigo. De hecho, el mundo bulle de maestros, verdaderos o falsos, pero escasea de testigos. Entre los dos papeles existe la misma diferencia que, según el proverbio, entre el dicho y el hecho… Los hechos, dice un refrán inglés, hablan con más fuerza que las palabras»

Era justo y necesario que Cristo subiera al Padre, ser glorificado y recibir la honra y el honor / Por P. Carlos García Malo

 


domingo, 16 de mayo de 2021

Papa Francisco en Regina Coeli, 16-5-2021: «Jesús permanece en oración, reza al Padre, le hace ver las llagas con las cuales nos ha redimido»

 


* «Jesús nos ha dicho: “Os enviaré el Espíritu Santo”. Y ahí, con el Espíritu Santo, se hace ese mandamiento que Él da precisamente en la despedida: “Id por el mundo, anunciad el Evangelio”. Y será la fuerza del Espíritu Santo que nos lleva allá en el mundo, a llevar el Evangelio. Es el Espíritu Santo de ese día, que Jesús ha prometido»

Video completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Regina Coeli

* «Sigo con gran preocupación lo que está sucediendo en Tierra Santa. En estos días, violentos enfrentamientos armados entre la Franja de Gaza e Israel han prevalecido y se corre el riesgo de que degeneren en una espiral de muerte y destrucción. Numerosas personas han resultado heridas, y muchos inocentes han muerto. Entre ellos también hay niños, y esto es terrible e inaceptable. Su muerte es signo de que no se quiere construir el futuro, sino que se quiere destruir. ¿El odio y la venganza dónde llevarán? ¿Realmente pensamos construir la paz destruyendo al otro? En el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos hago un llamamiento a la calma y, a quien tenga la responsabilidad, de hacer que cese el estruendo de las armas y de recorrer los caminos de la paz, también con la ayuda de la Comunidad Internacional. Rezamos incesantemente para que israelíes y palestinos puedan encontrar el camino del diálogo y del perdón, para ser pacientes constructores de paz y de justicia, abriéndose, paso a paso, a una esperanza común, a una convivencia entre hermanos. Rezamos por las víctimas, en particular por los niños; rezamos por la paz a la Reina de la paz»

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Celebramos la Ascensión de Jesús a los Cielos junto al Padre hasta que vuelva triunfante / Por P. Carlos García Malo

 


domingo, 20 de mayo de 2012

Comentario del Evangelio del Domingo: Nuestro verdadero cielo / Por Raniero Cantalamessa, ofmcap.


La Ascensión del Señor
Hechos 1,1-11; Efesios 1,17-23; Marcos 16,15-20
20 de mayo de 2012.- La solemnidad de la Ascensión de Jesús «al cielo» es una ocasión para que nos aclaremos de una vez por todas las ideas sobre qué entendemos por «cielo». En casi todos los pueblos, el cielo se identifica con la morada de la divinidad. También la Biblia utiliza este lenguaje espacial. «Gloria a Dios en lo alto del cielo y paz en la tierra a los hombres». Con la llegada de la era científica, este significado religioso de la palabra «cielo» entró en crisis. Para el hombre moderno el cielo es el espacio en el que se mueve nuestro planeta y todo el sistema solar, y nada más. Conocemos la salida atribuida a un astronauta soviético, de vuelta de su viaje por el cosmos: «¡He recorrido mucho el espacio y no he encontrado por ninguna parte a Dios!».
Así que es importante que intentemos aclarar qué entendemos nosotros, los cristianos, cuando decimos «Padre nuestro que estás en los cielos», o cuando decimos de alguien que «se ha ido al cielo». La Biblia se adapta, en estos casos, al modo de hablar popular; pero ella bien sabe y enseña que Dios «está en el cielo, en la tierra y en todo lugar», que es Él quien «ha creado los cielos», y si los ha creado no puede estar «encerrado» en ellos. Que Dios esté «en los cielos» significa que «vive en una luz inaccesible»; que dista de nosotros «cuanto el cielo se eleva sobre la tierra». En otras palabras, que es infinitamente diferente de nosotros. El cielo, en sentido religioso, es más un estado que un lugar. Dios está fuera del espacio y del tiempo y así es su paraíso.
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domingo, 5 de junio de 2011

«Nuestro verdadero cielo es Cristo resucitado» / Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

«¿Qué hacéis mirando al cielo?»: Domingo de la Ascensión del Señor

Hechos 1, 1-11; Efesios 1, 17-23; Mateo 28, 16-20

5 de junio de 2011.- En la primera lectura, un ángel dice a los discípulos: «Galileos, ¿qué hacéis mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse». Es la ocasión para aclararnos las ideas sobre qué entendemos por «cielo». En casi todos los pueblos, por cielo se indica la morada de la divinidad. También la Biblia usa este lenguaje espacial: «Gloria a Dios en lo alto del cielo y paz en la tierra a los hombres». Leer más...

Interioriza el Evangelio del domingo en vídeo

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viernes, 2 de mayo de 2008

Con María, recordando la Ascensión / Autora: María Susana Ratero

Cuarenta largos y extraordinarios días han trascurrido, Madre querida, desde el glorioso Domingo de Pascua.

Durante este tiempo, tu humilde corazón de madre repasó una y otra vez sus tesoros escondidos. En ése volver del alma cada acontecimiento vivido cobra ahora, sentido diferente. Pero tú, dulce Madre, a pesar de ser la elegida, la llena de gracia, la saludada por los ángeles y por los creyentes, tú no quieres brillar por esos días, pues Aquél cuya luz es inextinguible aún debe terminar la labor por la que había bajado del cielo a habitar en tu purísimo vientre. Por eso te mantienes casi oculta, limitándote a ser una presencia orante en la Iglesia naciente. Así te encuentro en los Evangelios, pero… necesito que me cuentes, Señora, lo que ha sido para ti el día de la Ascensión.

Y cierro los ojos tratando de imaginar tu rostro, tu mirada, tu voz serena que me responde al alma.

- El día de la Ascensión fue el final ansiado, presentido, mas nunca totalmente imaginado por mí, de la historia de amor más bella que jamás haya existido. Una historia de amor que comenzó un día, ya lejano, y al mismo tiempo tan cercano, en Nazaret. Una historia que trascurrió durante treinta años, en el silencio y sumisión a mi amor materno, de Aquél por quien el mundo debía salvarse.

- ¡Ah, Señora!, en esa sumisión a ti Jesús glorificó grandemente al Padre, por ello es que tus hijos glorificamos al Padre sometiéndonos a ti (1).

Sonríes…

Tu mirada se pierde ahora en la lejanía.

- Como te decía, la Ascensión es final y, al mismo tiempo, comienzo y promesa, camino y esperanza… por esos días Jesús se aparecía a sus amigos y les daba, con la fuerza extraordinaria de quien es la Verdad, los últimos consejos, las últimas recomendaciones, y les regalaba al alma, las más hermosas promesas.

Recuerdo claramente el día de su partida… era casi mediodía, el sol brillaba con fuerza, y hasta casi con alegría. Mi Hijo caminaba cerca de Betania con sus amigos, les pedía que fuesen hasta los confines de la tierra enseñando su Palabra. Su voz sonaba segura, serena, protectora, especialmente cuando les entregó aquella promesa que sería luego manantial de fe y esperanza para tantos hijos de mi alma…” Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”

Yo presentía la partida… y Él sabía que necesitaba abrazarlo… como cuando era pequeño, como cuando le hallamos en el Templo, luego de aquella lejana angustia. Él lo sabía y vino hasta mí, me miró con ternura infinita y me abrazó fuerte, muy fuerte, y susurró a mis oídos…:

- Gracias Madre, gracias… gracias por tu entrega generosa, por tu confianza sin límites, por tu humildad ejemplar… gracias.


Cuando se alejaba ya de mí se acercó Juan, el discípulo a quien Jesús amaba mucho. Entonces el Maestro le dijo, mirándome:

- Cuídala Juan, cuídala y hónrala… protégela y escúchala. Ella será para ti, y para todos, camino corto, seguro y cierto hasta mi corazón. Hónrala Juan, pues haciéndolo… me honras.

- Lo haré, Maestro, lo haré…- contestó Juan desde lo más profundo de su corazón.

Jesús y Juan volvieron con los demás. En ese momento mi Hijo, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos y subió al cielo ante sus ojos y una nube comenzó a cubrirlo, delicadamente.

Los apóstoles se arrodillaron ante Él.
Mientras yo levantaba mi mano en señal de despedida y mis ojos se llenaban de lágrimas, sentí que me miraba… y su mirada me hablaba…

- ¿Qué te decía, Señora? ¿Qué te decía Jesús mientras partía?

- “Espérame, Madre, enviaré por ti… espérame…”
Ay! Hija mía, mi corazón rebosaba de gozo. En tanto los amigos de Jesús miraban fijamente al cielo, como extasiados. En ese momento se acercaron a ellos dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: “ Hombres de Galilea, ¿Por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir”( Hch 1,11)

Los hombres tardaron un rato en reaccionar, luego, uno a uno, se fueron acercando a mí.

- Debemos volver a Jerusalén, tal como Él lo pidió- dijo Pedro, quien sentía que debía velar por esa Iglesia naciente, hasta en el más mínimo detalle.

Los demás asintieron. Volvimos y subimos a la habitación superior de la casa. Nos sentamos todos. Pedro comenzó a recitar, emocionado, la oración que Jesús nos enseñó, al finalizar dijo:

- Hermanos, permanezcamos en oración hasta que llegue el día en que, según la promesa de Cristo, seamos bautizados con el Espíritu Santo.

Yo me retiré a prepararles algo para comer. Juan se acercó y me abrazó largamente. Yo sentía que comenzaba a amarlos como a mis hijos… me sentía madre… intensamente madre… y nacía en mí una necesidad imperiosa de repetir a cada hijo del alma, aquellas palabras que pronunciara en Caná de Galilea: “...Hagan todo lo que él les diga”( Jn 2,5)

Así nos quedamos, hija, nos quedamos todos esperando Pentecostés, la Iglesia primera, en una humilde casa de Jerusalén.

Espero haber contestado lo que tu alma me preguntó…

-Claro, Madre amada, claro que sí, como siempre, eres para tus hijos modelo de virtud, camino seguro hacia Jesús… compañera y amiga . Una vez más y millones de veces te lo diría, gracias, gracias por haber aceptado ser nuestra mamá, gracias por ocuparte de cada detalle relacionado a la salvación de nuestras almas, gracias por enseñarnos como honrarte, porque haciéndolo, honramos a Jesús… gracias por defendernos en el peligro… gracias por ser compañera, compañera, compañera….

Ahora, Santa Madre, debes enseñarnos a esperar, adecuadamente, Pentecostés.

Amigos que leen estas líneas, María ansía entrar a sus corazones para contarles las maravillas de Pentecostés… háganle sitio… es la mejor decisión que pueden tomar… no lo duden jamás…
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(1) San Luis María Grignon de Montfort “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen” pag 94. Edit. Esin, S.A. -1999

NOTA

"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación de la autora, sin intervención sobrenatural alguna."
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Fuente: Catholic.net