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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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jueves, 28 de marzo de 2024

Davide Fiorillo murió de leucemia con 8 años: veía a Jesús, la Virgen, los ángeles y cambió la vida de sus padres: «Comprendimos que Jesucristo está vivo en la Eucaristía»


* «Sabiendo cuánto le gustaba comprar juguetes, le dije: ‘¿Ves cuánto dinero te han regalado? ¡Tienes que decirle a los angelitos y a la Virgen que te curen para que puedas gastarlo!’. Me contestó enseguida, sin pensárselo: ‘No, papá. Me están esperando. Me tengo que ir’. ¿Se imaginan a un niño de ocho años hablando así de su muerte, con una certeza y una serenidad indescriptibles? Davide nos mostró que la muerte no es el final, sino el principio de la vida. Antes de ir al cielo, se hizo coser un traje especialmente para volar con los angelitos: lo eligió todo hasta el último detalle, y cuando se lo probó, parecía que se estaba preparando para una boda, ¡para el día más hermoso de su vida!»

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martes, 2 de enero de 2024

Elisa Ruiz y sus 5 hijos han superado la muerte de su esposo y padre de un cáncer antes de Navidad, hace 7 años, porqué él les enseño que «lo más importante en la vida es ir al cielo»


 Camino Católico.-  En programa de ‘Mi Gran Familia’ de 13 TV, Pedro del Castillo visitará a la familia Romo Ruiz. La protagonista de esta historia es Elisa, madre de 5 hijos. En septiembre de 1999 se casó con Alberto. Como ella misma cuenta, por aquel entonces, tenían personalidades completamente distintas. Alberto, muy divertido y disfrutón. Elisa, muy responsable y estudiosa. Y a pesar de esas diferencias, formaban un contrapunto perfecto.

Actualmente, cuando se acerca la Navidad, la familia de Elisa vive con sabor agridulce esas fechas y esto se debe a lo que ocurrió hace 5 años. Un 15 de diciembre a Alberto le diagnosticaban un tumor en el estómago, que con el paso de los días fue empeorando hasta que, tan sólo una semana después, Alberto falleció.

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domingo, 3 de febrero de 2013

Colton Burpo, niño que visitó el cielo: "He estado en el cielo con Jesús ¡y es espectacular!"

* Tengo 13 años. Nací y vivo en Imperial, un pueblecito de Nebraska. Voy al colegio y estudio. De mayor quiero predicar por el mundo el amor de Dios: es lo que Jesús me encargó. Me gusta la música, toco el piano y la trompeta. No tengo miedo a morir: ya sé que el cielo es real
3 de febrero de 2013.- (Víctor - M. Amela / La Vanguardia / Camino Católico)Me mira fijamente desde sus trece años con sus ojos azules y me saluda muy circunspecto: enseguida tengo la sensación de estar con alguien muy maduro emocionalmente, muy sereno, no con un chaval. Mi fotógrafo, Pedro Madueño, de pupila afilada, me lo confirma luego: "Entras en la sala... y su presencia llama la atención, atrae". Lo cierto es que se trata sólo de un niño que dice haber visto el cielo..., lo que no es tan extraño: su padre es pastor de la iglesia local, y su madre trabaja en la parroquia. ¿Qué otra cosa podría haber visto Colton en una experiencia cercana a la muerte? Sus padres recogen lo que cuenta en El cielo es real y El cielo lo cambia todo (Zenith). En el vídeo que ofrecemos, que acompaña esta entrevista como complemento, se visualiza la conversación testimonial del padre Evaristo de Vicente con Colton Burpo y sus padres, en la que los tres cuentan la experiencia del vivida por el niño para el programa “Valores en alza” de Intereconomia TV . Colton explica lo que más le impresionó de su estancia celestial. Leer más...

domingo, 5 de junio de 2011

«Nuestro verdadero cielo es Cristo resucitado» / Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

«¿Qué hacéis mirando al cielo?»: Domingo de la Ascensión del Señor

Hechos 1, 1-11; Efesios 1, 17-23; Mateo 28, 16-20

5 de junio de 2011.- En la primera lectura, un ángel dice a los discípulos: «Galileos, ¿qué hacéis mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse». Es la ocasión para aclararnos las ideas sobre qué entendemos por «cielo». En casi todos los pueblos, por cielo se indica la morada de la divinidad. También la Biblia usa este lenguaje espacial: «Gloria a Dios en lo alto del cielo y paz en la tierra a los hombres». Leer más...

Interioriza el Evangelio del domingo en vídeo

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jueves, 10 de septiembre de 2009

Cielo e infierno / Autora: Rebeca Reynaud

10 de septiembre de 2009.-Mientras yo viva, Dios tiene misericordia, una vez que yo muera, encuentro la justicia del Señor. Lo que realmente importa es llegar al Cielo y ser felices por la eternidad; para ello hay que pasar por trabajos, tribulaciones y pruebas ya que no estamos en el paraíso terrenal sino en pleno campo de batalla. El libro del Apocalipsis dice que los que están delante del Cordero, esto es, de Jesús “son los que han venido de una tribulación grande, y lavaron sus vestiduras y las blanquearon con la sangre del Cordero” (Apoc 7,14); es decir, los que confesaron sus pecados con verdadero arrepentimiento. Leer más...

martes, 18 de agosto de 2009

El Cielo, felicidad plena / Autora: Rebeca Reynaud

La vida eterna consiste en una seguridad total, en una felicidad plena.

18 de agosto de 2009.-
Una joven soñó que llegaba al Cielo y un Ángel la conducía por diversas calles. Llegaron ante una casa de oro, ella se emocionó pensando que podría ser su mansión, pero el ángel le explicó que esa casa era para una persona que
había vivido muy bien las virtudes. Luego pasaron junto a una casa de marfil. Ella preguntó:
—¿Será la mía? El Ángel le dijo que no, que era para quienes habían vivido muy bien la pureza. Pasaron luego junto a una casa de cristal. El ángel le dijo que esa casa era para quienes habían amado y leído la Sagrada Escritura, y le recordó que ella había leído solo revistas baratas. Al fin llegaron a una casa muy bien hecha con basura. El ángel le dijo: “Esta es tu casa”. Ella preguntó:
—¿Por qué?
—El Ángel le contestó:
Fue lo que mandaste desde la Tierra.
Luego la joven despertó.


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lunes, 18 de febrero de 2008

Vivir la Eucaristía: El gran Misterio de la fe

Vivir la Eucaristía: El gran Misterio de la fe en 13 breves documentales.Este DVD está producido por GOYA Producciones. Agradecemos la comprensión y la generosidad de esta Productora. Puede adquiirir este DVD -con gran calidad- en la siguiente página: http://www.goyaproducciones.es/

Vivir la Eucaristía: Presencia de Dios


Vivir la Eucaristía: El Pan de la Vida




Vivir la Eucaristía: Anticipo del cielo


sábado, 9 de febrero de 2008

Lo que verdaderamente dijo el Papa sobre el Infierno / Autor: Sandro Magister


VATICANO, 11 Feb. 08 / 08:58 am (ACI).- Diversos medios de prensa recogieron versiones parciales de las respuestas que el Papa Benedicto XVI dio a los párrocos de Roma, uno de los cuales preguntó sobre el juicio final y la posibilidad del infierno.

En respuesta a los recuentos periodísticos parciales, incluso algunos de ellos estableciendo una supuesta "contradicción" entre las enseñanzas de Benedicto XVI y Juan Pablo II sobre este tema, el Vaticanista del diario L'Espresso, Sandro Magister ha reproducido textualmente lo que el Pontífice respondió a cada una de las preguntas.

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También este año el Papa Benedicto XVI se ha reunido con los sacerdotes y diáconos de Roma para la tradicional cita de comienzo de Cuaresma.

Y también esta vez ha respondido, improvisando, a sus preguntas.

El encuentro se ha llevado a cabo a puertas cerradas, la mañana del jueves 7 de febrero en el Aula de las Bendiciones, que se encuentra debajo de la entrada a la Basílica del Vaticano. Diez han sido las preguntas que le fueron formuladas, sobre la misma cantidad de argumentos.

Por ejemplo, un sacerdote de la India que volverá pronto a su patria, le preguntó al Papa por qué y cómo evangelizar a los indios, si ya "el Concilio Vaticano II dice que hay una semilla de luz también en las otras confesiones".

Otro sacerdote ha preguntado: “'Cómo educar para la investigación y para la contemplación de esa verdadera belleza que, como afirmaba Dostoievsky, salvará al mundo?".

Otro ha denunciado el silencio que hay en torno a las verdades últimas: el juicio, el infierno, el paraíso. Ha lamentado que "en los catecismos de la Conferencia Episcopal italiana, utilizados para la enseñanza de nuestra fe a los jóvenes, no se habla más del infierno, tampoco del purgatorio, una sola vez del paraíso, una sola vez del pecado, pero sólo en referencia al pecado original". Y ha preguntado: "Al faltar estas partes esenciales del Credo, 'no Le parece que se destruye el dogma dela redención de Cristo?".

También otro, que había ido a Loreto con los jóvenes de su parroquia, para la vigilia y la Misa con Benedicto XVI, ha dicho que ha encontrado "una cierta distancia entre el Papa y los jóvenes" y una separación todavía más pronunciada entre la solemnidad de la Misa y el sentimiento de participación de los centenares de miles de jóvenes allí reunidos. Concluyó con la pregunta: "'Cómo conciliar el tesoro de la liturgia en toda su solemnidad, con el sentimiento, el afecto y la emotividad de las masas de jóvenes llamados a participar en ella?".

A continuación publicamos el texto integro de dos de las diez respuestas del Papa.

La de la verdad olvidada respecto al juicio final, al infierno y al paraíso.

Y la de los problemas planteados por las Misas celebradas con grandes multitudes.

Al igual que en anteriores ocasiones similares, al improvisar sus respuestas Benedicto XVI hace aflorar en forma de lo más transparente sus pensamientos y sentimientos personales.


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Juicio final, infierno, paraíso. Las verdades que hay que retomar

P. – ¿Al faltar estas partes esenciales del Credo, 'no Le parece que se derrumba el dogma de la redención de Cristo?

R. – Usted ha mencionado justamente temas fundamentales de la fe que, lamentablemente, aparecen raras veces en nuestra predicación. En la encíclica "Spe salvi" he querido hablar también del juicio último y universal, y en este contexto también del purgatorio, del infierno y del paraíso. Pienso que todos nosotros estamos golpeados todavía por la objeción de los marxistas, según la cual los cristianos solamente han hablado del más allá y han descuidado la tierra. Por eso queremos demostrar que realmente nos esforzamos por las cosas de la tierra y no somos personas que hablan de realidades lejanas que no ayudan a resolver los problemas de la tierra.

Ahora bien, si bien es justo mostrar que los cristianos trabajan por la tierra — y todos nosotros estamos llamados a trabajar para que esta tierra sea realmente una ciudad para Dios y de Dios —, no debemos olvidar la otra dimensión. Si no la tenemos en cuenta, no trabajamos bien para la tierra.

Mostrar esto ha sido para mí una de las metas fundamentales al escribir la encíclica. Cuando no se conoce el juicio de Dios, cuando no se conoce la posibilidad del infierno, del fracaso radical y definitivo de la vida, no se conoce la posibilidad y la necesidad de la purificación. Entonces el hombre no trabaja bien para la tierra, porque en definitiva pierde los criterios, no se conoce más a sí mismo al no conocer a Dios, y destruye la tierra. Todas las grandes ideologías han prometido: tomaremos las cosas en nuestras manos, no descuidaremos más la tierra, crearemos el mundo nuevo, justo, correcto y fraterno. Pero por el contrario, han destruido el mundo. Lo vemos con el nazismo, lo vemos también con el comunismo, los que han prometido construir el mundo tal como debería haber sido y que, por el contrario, han destruido el mundo.

En las visitas "ad limina" de los obispos de los países ex-comunistas, veo siempre de nuevo como en esas tierras han quedado destruidos no sólo el planeta y la ecología, sino sobre todo y más gravemente las almas. Reencontrar la conciencia verdaderamente humana, iluminada por la presencia de Dios, es el primer trabajo de reedificación de la tierra. Ésta es la experiencia común de esos países. La reedificación de la tierra, respetando el grito de sufrimiento de este planeta, se puede realizar solamente reencontrando a Dios en el alma, con los ojos abiertos hacia Dios.

Por eso, usted tiene razón: debemos hablar de todo esto, precisamente por la responsabilidad que tenemos respecto a la tierra y respecto a los hombres que hoy viven en ella. Debemos hablar también y precisamente del pecado como posibilidad de destruirnos a nosotros mismos y de este modo a todas las otras cosas de la tierra.

En la encíclica he buscado demostrar que justamente el juicio último de Dios garantiza la justicia. Todos queremos un mundo justo, pero no podemos reparar todas las destrucciones del pasado, todas las personas injustamente atormentadas y asesinadas. Sólo Dios mismo puede crear la justicia, la cual debe ser justicia para todos, también para los muertos. Y, como dice Adorno, un gran marxista, sólo la resurrección de la carne – a la que él considera irreal – podría crear justicia. Nosotros creemos en esta resurrección de la carne, en la que no todos serán iguales.

Hoy se ha tornado habitual pensar: 'qué es el pecado? Dios es grande, nos conoce, en consecuencia el pecado no cuenta, al final Dios será bueno con todos. Ésta es una bella esperanza, pero existe la justicia y existe la culpa verdadera. Los que han destruido al hombre y a la tierra no pueden sentarse imprevistamente en la mesa de Dios, junto con sus víctimas.

Dios crea justicia. Debemos tenerlo presente. Por eso me pareció importante escribir en la encíclica también sobre el purgatorio, que para mí es una verdad tan obvia, tan evidente y también tan necesaria y consoladora, que no puede faltar.

He intentado decir: quizás no sean tantos los que se han destruido de este modo y que son insanables para siempre, quienes no tienen más algún elemento sobre el que pueda apoyarse el amor de Dios, ya que no tienen más en sí mismos un mínimo de capacidad para amar. Esto sería el infierno.

Por otra parte, son ciertamente pocos – o mejor dicho, no demasiados – los que son tan puros como para poder entrar inmediatamente en comunión con Dios.

Muchísimos de nosotros esperamos que haya algo sanable en nosotros, que haya en nosotros una voluntad última de servir a Dios y de servir a los hombres, de vivir como Dios quiere. Pero hay tantas y tantas heridas, tanta inmundicia. Tenemos necesidad de estar preparados, de ser purificados. Ésta es nuestra esperanza: a pesar de la inmundicia que haya en nuestra alma, al final el Señor nos da la posibilidad, nos lava finalmente con su bondad, la cual viene de su cruz. De este modo, nos hace capaces de estar eternamente con Él.

En este sentido, el paraíso es la esperanza, es la justicia finalmente realizada. Y nos da también los criterios para vivir, para que este tiempo sea de alguna manera el paraíso, o bien que sea una primera luz del paraíso. Donde los hombres viven según estos criterios, aparece un poco del paraíso en el mundo, lo cual es visible.

Me parece también una demostración de la verdad de la fe, de la necesidad de seguir la senda de los mandamientos, de los cuales debemos hablar más. Éstos son realmente indicadores del camino y nos muestran cómo vivir bien, cómo elegir la vida. Por eso debemos hablar también del pecado y del sacramento del perdón y de la reconciliación. Un hombre sincero sabe que es culpable, que debería recomenzar, que debería ser purificado. Ésta es la realidad maravillosa que nos ofrece el Señor:hay una posibilidad de renovación, de ser [hombres] nuevos. El Señor comienza con nosotros de nuevo, y de este modo nosotros podemos recomenzar también con los otros en nuestra vida.

Este aspecto de la renovación, de la restitución de nuestro ser después de tantas equivocaciones, después de tantos pecados, es la gran promesa y el gran don que ofrece la Iglesia, y que la psicoterapia, por ejemplo, no puede ofrecer. La psicoterapia está hoy tan difundida y es también tan necesaria frente a tantas psiquis destruidas o gravemente heridas. Pero las posibilidades de la psicoterapia son muy limitadas: solamente puede buscar equilibrar un poco al alma desequilibrada, pero no puede ofrecer una verdadera renovación, una superación de estas graves enfermedades del alma. Por eso permanece siempre como una solución provisoria, jamás es definitiva.

El sacramento de la penitencia nos da la ocasión de renovarnos a fondo con la fuerza de Dios — "ego te absolvo" — que es posible porque Cristo ha cargado sobre sus espaldas estos pecados y estas culpas. Me parece que esto es hoy justamente una gran necesidad: que podamos ser sanados nuevamente. Las almas que están heridas y enfermas, como lo constata la experiencia de todos, tienen necesidad no sólo de consejos, sino de una verdadera renovación que sólo puede venir del poder de Dios, del poder del Amor crucificado. Me parece que éste es el gran nexo de los misterios que en definitiva inciden realmente en nuestra vida. Nosotros mismos debemos volver a meditarlos y, de este modo, hacerlos llegar de nuevo a nuestra gente
.

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Las misas celebradas con grandes multitudes. Los pro y los contra


P. – ¿Cómo conciliar el tesoro de la liturgia en toda su solemnidad, con el sentimiento, el afecto y la emotividad de las masas de jóvenes llamados a participar en ella?


R. – Es un gran problema el de las liturgias en las que participan numerosísimas personas. Recuerdo que en 1960, durante el Gran Congreso Eucarístico internacional de Münich, se intentó dar una nueva fisonomía a los congresos eucarísticos, los que hasta entonces habían sido solamente actos de adoración. Se quería poner en el centro la celebración de la Eucaristía como acto de la presencia del misterio celebrado.

Pero inmediatamente surgió la pregunta respecto a de qué modo era posible hacerlo de esa manera. Se decía que adorar se puede hacerlo también a la distancia, pero para celebrar es necesaria una comunidad limitada que pueda interactuar con el misterio, es decir, una comunidad que debe ser asamblea en torno a la celebración del misterio.

Muchos eran contrarios a la celebración de la Eucaristía a cielo abierto, con cientos de miles de personas. Decían que no era posible, justamente por la estructura misma de la Eucaristía, que exige la comunidad para la comunión. También había grandes personalidades, muy respetables, que eran contrarias a esta solución.

Pero luego el profesor Jungmann, gran liturgista, uno de los grandes arquitectos de la reforma litúrgica, creó el concepto de "statio orbis", es decir, se volvió hacia la "statio Romae", donde precisamente en el tiempo de Cuaresma los fieles se reunían en un punto, la "statio", como soldados de Cristo, y luego iban juntos a la Eucaristía. Él ha dicho que si aquélla era la "statio" de la ciudad de Roma, el lugar donde se reunía la ciudad de Roma, entonces la Eucaristía es la "statio orbis", el lugar en el que se reúne el mundo.

Es desde ese momento que tenemos las celebraciones eucarísticas con la participación multitudinaria. Debo decir que para mí subsiste un problema, porque la comunión concreta en la celebración es fundamental, en consecuencia no veo que se haya encontrado realmente la respuesta definitiva. También en el Sínodo pasado he hecho suscitar esta pregunta, a la que todavía no le he encontrado respuesta.

También he hecho otra pregunta, sobre la concelebración masiva: por qué, por ejemplo, concelebran miles de sacerdotes, si no se sabe si ésa es la estructura querida por el Señor. Éstas son preguntas. Así se le ha presentado a usted, en Loreto, la dificultad para participar en una celebración masiva durante la cual no es posible que todos participen de la misma manera. En consecuencia, se debe elegir un cierto estilo para conservar esa dignidad que es siempre necesaria para la Eucaristía; la comunidad no es uniforme y la experiencia de la participación en el acontecimiento es diferente; para algunos es ciertamente insuficiente. Pero en Loreto la cosa no ha dependido de mí, sino más que nada de los que se han ocupado de la preparación.

Es por eso que debe reflexionar bien sobre qué es lo que hay que hacer en estas situaciones [...]. Subsiste el problema fundamental, pero me parece que si se sabe qué es la Eucaristía, aunque no se tenga la posibilidad de una actividad exterior que se desearía para sentirse copartícipe, si se ingresa en ella con el corazón, tal como afirma el antiguo imperativo de la Iglesia, formulado quizás justamente para los que estaban detrás de la basílica: “¡Arriba los corazones! Ahora todos salimos de nosotros mismos, así todos estamos con el Señor y estamos juntos”. No niego el problema, pero si hacemos realidad esta frase - "Arriba los corazones" – todos encontraremos la verdadera participación activa, también en las situaciones difíciles y a veces discutibles.


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Traducción en español de José Arturo Quarracino, Buenos Aires, Argentina.

viernes, 8 de febrero de 2008

Falta hablar más del cielo y del infierno, recuerda el Papa

VATICANO, 08 Feb. 08 / (ACI).- Durante el encuentro sostenido con los sacerdotes de la Diócesis de Roma ayer por la mañana, el Papa Benedicto XVI señaló que las prédicas sobre la realidad del Cielo y del infierno deberían retomarse para bien de los fieles.

En la parte abierta a preguntas y respuestas sostenida con los párrocos romanos en el Aula de las Bendiciones, el Pontífice respondió a diez preguntas relacionadas con la juventud, la evangelización y el desafío educativo.

El Santo Padre habló de la importancia de los "Novísimos" –el campo de la teología que trata de las "cosas últimas": Muerte, juicio, cielo, infierno y purgatorio- y reconoció que "quizá hoy en la Iglesia se habla demasiado poco del pecado, del Paraíso y del Infierno".
"También por este motivo, he querido tocar el tema del Juicio Universal en la encíclica
Spe salvi". agregó.

"Quien no conoce el Juicio definitivo no conoce la posibilidad del fracaso y la necesidad de la redención. Quien no trabaja buscando el Paraíso, no trabaja siquiera para el bien de los hombres en la tierra".A este respecto, el Papa subrayó que "el nazismo y el comunismo afirmaron que solo querían cambiar el mundo y sin embargo lo destruyeron".

jueves, 31 de enero de 2008

Testimonio Místico de Catia RIvas / La Misa es el Cielo en la Tierra

Testimonio Místico de Catia RIvas, mística católica quien en esta oportunidad nos narra un acontecimento extraordianrio tal como ella lo experimento , Guiada de la Mano de nuestra Madre Santísima, Catia puede ver todo lo que sucede detras de Misa , eso que nuestros ojos no pueden ver pero que es real , ella ve a los Angeles descendiendo . al mismo Jesus en la persona del sacerdote.

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

PARTE 4

PARTE 5

PARTE 6

PARTE 7

PARTE 8

PARTE 9

PARTE 10