* «Sabiendo cuánto le gustaba comprar juguetes, le dije: ‘¿Ves cuánto dinero te han regalado? ¡Tienes que decirle a los angelitos y a la Virgen que te curen para que puedas gastarlo!’. Me contestó enseguida, sin pensárselo: ‘No, papá. Me están esperando. Me tengo que ir’. ¿Se imaginan a un niño de ocho años hablando así de su muerte, con una certeza y una serenidad indescriptibles? Davide nos mostró que la muerte no es el final, sino el principio de la vida. Antes de ir al cielo, se hizo coser un traje especialmente para volar con los angelitos: lo eligió todo hasta el último detalle, y cuando se lo probó, parecía que se estaba preparando para una boda, ¡para el día más hermoso de su vida!»
Comentarios de mi blog en Youtube
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses