Queremos que conozcas el Amor de Dios y para ello te proponemos enseñanzas, testimonios, videos, oraciones y todo lo necesario para vivir tu vida dejando a Jesucristo ser quien ocupe el lugar central.
Elige tu idioma
Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:
* «Dios estuvo conmigo, siempre. Yo dije: ‘Dios mío, dame una mano, no me sueltes y acompáñame’. Y me acompañó. Yo sentía su presencia, me daba paz, y sentía algo que me decía, que todo estaría bien»
A.L.M. /Camino Católico.- Toño Mauri es un actor mexicano y por muchos años realizó telenovelas de las más famosas producidas por Televisa. Ha vuelto a ser noticia ante la recuperación que tuvo después despertar de un coma por el COVID-19. Tras ocho largos meses hospitalizado y recibir doble trasplante de pulmón, no duda en reconocer que salvó la vida, gracias a Dios. “Le ofrecí a Dios lo que siempre le ofrecido, mi vida, y que él tomara la decisión, su decisión fue ponerme en las mejores manos que podrían ser, que son los doctores, que gracias a ellos y a Dios estoy aquí” ha asegurado el intérprete después de ser dado de alta el pasado 12 de febrero del hospital University of Florida Health Shands.
* «Dios iba sanando también e iba haciendo un camino en mí del cual no tenía ni idea pero él iba haciendo… Al entrar a ver a mi padre me pareció un sitio de paz brutal, mi sensación era que estaban todos acompañados por su ángel de la guarda por la Virgen María y por el mismo Jesucristo. Así lo sentí en mi corazón»
Camino Católico.- Paloma es una mujer de fe pero también una mujer que ha hecho de esa fe un instrumento que le ha dado la fortaleza y esperanza para sobre llevar la enfermedad de su padre, contagiado por COVID y que finalmente murió a causa de esta enfermedad. Paloma explica su testimonio en un video de Mater Mundi TV.
* «Esto no es una broma, ni una cuestión baladí. Lo único que se nos está pidiendo es respeto y obediencia. Hay una autoridad sanitaria a la que debemos obedecer, y nos tenemos que sentir ciudadanos responsables unos de otros. Todo esto al margen de la fe, pero también por la fe. Porque la fe no nos exime de nuestro compromiso y deber ciudadano; más bien al contrario… Hacer la señal de la cruz sobre alguien que está a punto de morir, o simplemente cogerle la mano. Es duro. Terminas tocado. Porque de alguna manera conoces a esa persona, la has estado acompañando durante semanas, y que llegue ese momento es muy duro de vivir… Cuando ves ese gesto de una enfermera que le hace la señal de la cruz en la frente a una persona que va a fallecer de forma inminente, te das cuenta de la grandiosidad de la Iglesia. La Iglesia no la formamos unos pocos: es la casa común de todos aquellos que profesamos la fe en Jesús de Nazaret. Poner en valor la comunidad es reconocer lo que están haciendo por nosotros»
* «Los médicos dicen que a lo mejor por el modo en que evoluciona otra vez mi tumor, tengo probablemente 7 u 8 meses de vida. Médicamente hablando. Pero, cristianamente hablando, ¡quién sabe!, muchos años más, probablemente. No lo veo como una sentencia; eso es lo que dicen médicamente. Pero, si Dios lo quiere, 200 años más tendremos de padre… Hay gente que me dice: ‘Padre, espere un milagro’; y yo lo espero, pero voy a decirlo de una manera muy cruda, no lo necesito. Es decir: espero y creo que Dios puede hacer un milagro, creo que Dios puede curarme; pero no lo obligo a que lo haga… Yo lo llamo mi hermoso calvario, que el Señor me permite ofrecerle a Él. Lo ofrezco en primer lugar por mi propia salvación; lo he ofrecido por la consolidación de la fraternidad Apóstoles Misioneros de la Palabra; y lo he ofrecido por la Iglesia, por lo que está pasando en la Iglesia actualmente… Prefiero un ministerio corto en santidad, que largo en mediocridad. Y el tiempo que Dios me permita lo voy a vivir al máximo»
Vídeo testimonio del padre Emmanuelle Cueto Ramos transmitido en directo el pasado 3 de Noviembre de 2020, en el cual cuenta su estado de salud y como vive unido a Dios su enfermedad
* «Me gustaría ser recordado como un sacerdote muy alegre, con mucha chispa; y quiero que en mi tumba diga así: ‘Amó profundamente la Eucaristía, y buscó que otros también la amaran’… Mi petición final es que Dios me permita morir con los auxilios espirituales de un sacerdote. Señor, no me dejes ir, hazme sufrir hasta que llegué un sacerdote y me dé los auxilios espirituales completos. ¡Lo quiero todo: paquete premium, completo!… Cristo es la esperanza. Todo con Él, nada sin Él. No podemos pretender que todo salga con la fuerza del ser humano; algo hacemos, pero no llegamos a la plenitud sin Cristo… Muchas gracias por tanta gente que ha orado por mí. Son miles de personas que rezan por mí, por ejemplo en Europa: Alemania, Italia, Portugal. Hermanos que ni me conocen, pero que rezan por mi salud. Gracias por sus plegarias… Ojalá seamos capaces de influir en la sociedad, y que Dios nos bendiga a todos, y que un día podamos compartir juntos la Eucaristía en el Cielo. Allá podré ver, allá no habrá llanto ni dolor. Habrá gozo y paz en el Cielo, y allá es nuestra patria, no aquí»
* «Falleció una doctora de 28 años. Nos habían informado que empezábamos a ver pacientes con coronavirus, además de las guardias. Siempre pensaba que cuando llegara ese momento iba a tener una actitud súper heroica y no iba a tener miedo, que iba a entregar la vida como la entregó Jesús. Sin embargo, recuerdo estar en casa aterrorizada pensando: ‘Tengo 26 años no quiero morir, ya ha fallecido una compañera de 28. Y peor todavía: ¿Qué pasa si le sucede algo a mi madre y encima por mi culpa? Yo no quiero esto’. Entonces tuve un momento muy bueno porque estaba mirando la cruz y fui a sacar una tarjetita del Padre que tiene frases de Dios y decía: ‘Yo nunca te dejo sola porque lo que haces es de mi agrado’»
* «Me acuerdo la primera guardia que fue horrible. Llegué y había pacientes tirados por el suelo ahogándose sin oxígeno. No sé la cantidad de certificados de defunción que firmamos o a las familias a las que informamos. Y pensé: ‘Esto es la guerra estamos en una guerra y nadie lo sabe’ Recuerdo llegar a casa y llorar, pero Dios siempre ha estado ahí y en esos momentos tan duros nunca me ha dejado sola, como me lo prometió al sacar la tarjetita. Si algo he aprendido de todo esto es que hay cosas mucho más importantes que el miedo: como cogerle la mano a una persona que se está muriendo, poder rezar un último Padre Nuestro con ella y que no se sienta sola en el último momento de su vida. Eso es lo más importante. Si el coronavirus lo que consigue es quitarnos la humanidad y que tengamos miedo de cogerle la mano a quien sufre, significa que lo habremos perdido todo porque eso es lo más valioso que tenemos: El amor que es por lo que Jesús murió por nosotros»
* «A quienes afrontan ahora la enfermedad les a la confianza, a que sepan que no están solos, que es verdad que una de las cosas que esta enfermedad genera es esa soledad, pero que tienen mucha gente en torno a ellos que les quieren, que les acompañan, que confíen también en el gran trabajo que están llevando a cabo los sanitarios, y confíen en el Señor y en la Virgen, porque Ella es madre, y otra cosa no, pero cuidar sabe. Confiar en ellos, en el Señor y en la Virgen, y que vivan con esperanza»
* «Dios da sus peores batallas a los mejores soldados. Mi enfermedad ha acercado a Jesús a mucha gente, que ha encontrado en el de arriba la única esperanza posible. Se viene una etapa hermosa, llena de bautismos, peregrinaciones, bodas. Nunca podré explicar lo que sentí cuando gracias al padre Gabriel, capellán del Clínico, volví a comulgar cuarenta días después»