3 de agosto de 2022.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, miércoles de la 18ª semana de Tiempo Ordinario, presidida por el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
Evangelio: San Mateo 15, 21-28:
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó:
«Sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.
Evangelio: San Mateo 14, 22-36:
Después que la gente se hubo saciado, enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:
«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos.
Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.
María Magdalena fue una mujer con recursos, que vivió en un pueblo próspero dedicado a la pesca y al comercio, según una investigación realizada durante 4 años por Jennifer Ristine, autora del libro “María Magdalena. Reflexiones sobre la antigua Magdala” . El estudio fue realizado con arqueólogos internacionales, en el lugar de Magdala, el centro religioso que surge exactamente sobre el pueblo de ese nombre ubicado a las orillas del Mar de Galilea, identificado como la localidad de nacimiento de María Magdalena. ¿De dónde saco tanto dinero? «En la cultura judía las mujeres recibían el dinero de su esposo, quizás en su caso era viuda o quizás recibió una herencia de su padre», explica La autora del libro.
«María de Magdala se vuelve la primera en ser testigo de Su resurrección y, de esta manera, se convierte, como la tradición ha afirmado, en la apóstol de los apóstoles». Jennifer Ristine explica las conclusiones de la investigación el el vídeo.
Evangelio: San Mateo 14, 13-21:
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
“Tengo 12 años y mi enfermedad empezó en 6º de primaria”, así empieza explicando Pedrito su historia. Recuerda que en ese momento se había puesto enfermo y estuvo una semana sin poder ir al colegio. “El primer día me dolía la tripa y luego pensábamos que tenía un virus”.
Era domingo y Pedrito relata que fue a jugar al fútbol y un niño le dio un codazo en la tripa y fue esa noche cuando empezó a dolerle mucho la tripa. Fueron de hospital en hospital haciéndole pruebas hasta que le diagnosticaron cáncer. “Tenía temor pero siempre estuve cogido de la fe”, explica.
Después de los tres tratamientos vieron que el cáncer se había reducido mucho. “Ahí ocurrió el primer milagro”. Al principio de la enfermedad recuerda emocionado cómo comenzaron a rezar por él un rosario. Pedrito se acuerda de una compañera del hospital que estaba con él, Mireia, ella siempre se sorprendía y le preguntaba el por qué estaban siempre tan felices y Pedrito le contestaba que era porque tenían fe. “Le empecé a hablar a Mireia de Jesús y le regalé un Rosario y le enseñé a rezarlo”, explica.
Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus
* «Durante el viaje a Canadá no dejé de rezar por el pueblo ucraniano, agredido y martirizado, pidiendo a Dios que lo libere del flagelo de la guerra. Si se mira la realidad con objetividad, teniendo en cuenta el daño que cada día de guerra supone para esa población pero también para el mundo entero, lo único razonable sería parar y negociar. Que la sabiduría inspire pasos concretos de paz»