6 de septiembre de 2023.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
Evangelio: San Lucas 4, 38-44:
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón.
La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.
Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban; y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto.
La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.
Pero él les dijo:
«Es necesario que proclame el reino de Dios también a otras ciudades, pues para esto he sido enviado».
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Evangelio: San Lucas 4, 31-37:
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:
¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo:
«¡Cállate y sal de él!».
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:
«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.
El testimonio de vida, conversión y vocación de Jaime Barón
* «Un día me encontré en la calle a una persona tirada en el suelo, me acerqué, lo toco, estaba consciente pero muy frío, se estaba muriendo. Lo cogimos, le pusimos en un taxi y lo llevamos a la casa de las hermanas. Dentro del taxi apoyé su cabeza en mi regazo, me puse a rezar el rosario y le iba mirando a los ojos y en su rostro vi de verdad la presencia real de Jesús, vi los ojos de Jesús en la cruz, sus últimos minutos de vida cuando dijo: ‘tengo sed’; y no se refería solo a la sed fisiológica, sino que tenía sed de nuestro amor»
Evangelio: San Lucas 4, 16-30:
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían:
«¿No es el hijo de José?».
Pero Jesús les dijo:
«Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán y el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.
Video completo de Vatican News del testimonio de ante el Papa Francisco en Mongolia traducido al español
Camino Católico.- En un emotivo testimonio ante al Papa Francisco, Lucia Otgongerel, laica de Mongolia, que carece de brazos y piernas, aseguró que la experiencia de comprender el sacrificio de Jesús en la cruz como un acto de amor la llevó a una profunda aceptación de su propia discapacidad.
Video completo de la transmisión en directo de Vatican News con la homilía del Papa traducida al español
* «Abrazar la cruz de Cristo. En el corazón del cristianismo se encuentra esta noticia desconcertante, y esta noticia extraordinaria: cuando pierdes tu vida, cuando la ofreces sirviendo con generosidad, cuando la arriesgas comprometiéndola en el amor, cuando haces de ella un don gratuito para los demás, entonces vuelve a ti abundantemente, derrama dentro de ti una alegría que no pasa, una paz en el corazón, una fuerza interior que te sostiene. Cuando perdemos la vida por el Evangelio, el Señor nos la da en abundancia, llena de amor y alegría, para la eternidad»
3 de septiembre de 2023.- (Camino Católico) Católicos provenientes de Corea del Sur, Vietnam, Rusia, China continental, Hong Kong, Tailandia, Kazajistán, Kirguistán y Azerbaiyán han viajado a Mongolia para participar en la Santa Misa presidida por el Papa Francisco en Ulán Bator. Unas 2.500 personas han acudido este domingo 3 de septiembre al Steppe Arena (Estadio de la Estepa), una moderna instalación dedicada a acoger competiciones de deportes sobre hielo. En el video de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.
El Papa Francisco ha comenzado en su homilía, pronunciada en italiano, haciendo referencia al Salmo 63: “Mi alma tiene sed de Ti, por Ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca sin agua”. El Pontífice ha invitado a contemplar dos aspectos de esta palabra: “La sed que nos habita y el amor que apaga la sed” y llamó a reconocer esa necesidad de agua en la aridez de la vida. El Pontífice ha subrayado que “Jesús nos enseña que para ser felices no hace falta ser grandes, ricos o poderosos. Sólo el amor apaga la sed de nuestro corazón, sólo el amor cura nuestras heridas, sólo el amor nos da la verdadera alegría”.