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martes, 17 de septiembre de 2024

Papa Francisco a los jóvenes en mensaje para JMJ: «Caminen en la esperanza que vence todo cansancio, crisis y ansiedad, porque es un regalo de Dios que nos ilumina el camino y la meta de nuestra vida»

* «La esperanza es precisamente una fuerza nueva, que Dios infunde en nosotros, que nos permite perseverar en el camino, que nos hace tener una “mirada amplia” que va más allá de las dificultades del momento y nos dirige hacia una meta concreta: la comunión con Dios y la plenitud de la vida eterna» 

17 de septiembre de 2024.- (Camino Católico) En su mensaje para la XXXIX JMJ, el Papa habla de las nuevas generaciones, que a menudo pagan el precio más alto por las guerras, la injusticia social, la desigualdad, la pobreza y la explotación del ser humano y de la creación. La invitación, también con vistas al Jubileo, es a superar la apatía y el refugio en las transgresiones: a ponerse en camino, no como meros turistas, sino como peregrinos.

Francisco exhorta así a los jóvenes: “¡Caminen en la esperanza! La esperanza vence todo cansancio, toda crisis y toda ansiedad, dándonos una fuerte motivación para seguir adelante, porque esta esperanza es un regalo que recibimos de Dios mismo. Él colma de sentido todo nuestro tiempo, nos ilumina en el camino, nos indica la dirección y la meta de nuestra vida”. El texto completo del mensaje del Santo Padre es el siguiente:

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA XXXIX JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 

24 de noviembre de 2024

Los que esperan en el Señor caminan sin cansarse (cf. Is 40,31)

Queridos jóvenes:

El año pasado comenzamos a recorrer el camino de la esperanza hacia el gran Jubileo, reflexionando sobre la expresión paulina «alegres en la esperanza» (cf. Rm 12,12). Precisamente para prepararnos a la peregrinación jubilar del 2025, este año nos inspiramos en el profeta Isaías, que afirma: “Los que esperan en el Señor caminan sin cansarse” (cf. Is 40,31). Esta expresión está tomada del llamado Libro de la Consolación (Is 40-55), en el que se anuncia el fin del exilio de Israel en Babilonia y el inicio de una nueva etapa de esperanza y de renovación para el pueblo de Dios, que puede volver a su patria gracias a un nuevo “camino” que, en la historia, el Señor abre para sus hijos (cf. Is 40,3).

También nosotros, hoy vivimos tiempos marcados por situaciones dramáticas que generan desesperación e impiden mirar el futuro con serenidad: la tragedia de la guerra, las injusticias sociales, las desigualdades, el hambre, la explotación del ser humano y de la creación. Frecuentemente los que pagan el precio más alto son ustedes los jóvenes, que perciben la incertidumbre del futuro y no vislumbran posibilidades claras a sus sueños, corriendo así el riesgo de vivir sin esperanza, prisioneros del hastío y de la tristeza, a veces arrastrados por la ilusión de la delincuencia y las conductas destructivas (cf. Bula Spes non confundit, 12). Por ello, queridos jóvenes, me gustaría que, como le sucedió a Israel en Babilonia, también a ustedes llegue el mensaje de esperanza: del mismo modo hoy el Señor abre frente a ustedes un camino y los invita a recorrerlo con gozo y esperanza.    

1. La peregrinación de la vida y sus retos

Isaías profetiza un “caminar sin cansarse”. Reflexionemos entonces en estos dos aspectos: el caminar y el cansancio.

Nuestra vida es una peregrinación, un viaje que nos impulsa más allá de nosotros mismos, un camino en búsqueda de la felicidad; y la vida cristiana, en particular, es una peregrinación hacia Dios, nuestra salvación y plenitud de todo bien. Las metas, las conquistas y los éxitos a lo largo del camino, si se quedan sólo en el ámbito material, después de un primer momento de satisfacción nos dejan aún sedientos, deseosos de un sentido más profundo. En efecto, no sacian plenamente nuestra alma porque fuimos creados por Aquel que es infinito y, por esa razón, habita en nosotros el deseo de la trascendencia, la constante inquietud hacia el cumplimiento de las aspiraciones más grandes, hacia “algo mayor”. Por lo tanto, como se los he dicho muchas veces, “ver la vida desde el balcón”, para ustedes, los jóvenes, no puede ser suficiente.

No obstante, es normal que, aunque hayamos iniciado nuestros recorridos con entusiasmo, tarde que temprano comencemos a sentir cansancio. En algunos casos, lo que provoca ansiedad y cansancio interior son las presiones sociales que constriñen a alcanzar ciertos estándares de éxito en los estudios, el trabajo y la vida personal. Esto produce depresión, ya que vivimos en el afán de un activismo vacío que nos lleva a llenar el día con miles de cosas y, a pesar de ello, tener la sensación de nunca hacer lo suficiente y nunca estar a la altura. A este cansancio se une frecuentemente el hastío. Es ese estado de apatía e insatisfacción de quien no se involucra en nada, no se decide, no elige, nunca arriesga y prefiere permanecer en su zona de confort, encerrado en sí mismo, viendo y juzgando el mundo detrás de una pantalla, sin jamás “ensuciarse las manos” con los problemas, con los demás, con la vida. Este tipo de cansancio es como un cemento en el cual están sumergidos nuestros pies, que termina por endurecerse, se vuelve pesado, nos paraliza y nos impide caminar. ¡Prefiero el cansancio de quien está en camino que el hastío de quien permanece detenido y sin deseo de caminar!       

La solución al cansancio, paradójicamente, no es detenerse a descansar. Es más bien ponerse en camino y volverse peregrinos de esperanza. Esta es mi exhortación: ¡caminen en la esperanza! La esperanza vence todo cansancio, toda crisis y toda ansiedad, dándonos una fuerte motivación para seguir adelante, porque esta esperanza es un regalo que recibimos de Dios mismo. Él colma de sentido todo nuestro tiempo, nos ilumina en el camino, nos indica la dirección y la meta de nuestra vida. El apóstol san Pablo utilizó la imagen del atleta en el estadio que corre para recibir el premio de la victoria (cf. 1 Co 9,24). Quien de entre ustedes haya participado en una carrera —no como espectador, sino como protagonista— sabe bien la fuerza interior que se necesita para alcanzar la meta. La esperanza es precisamente una fuerza nueva, que Dios infunde en nosotros, que nos permite perseverar en el camino, que nos hace tener una “mirada amplia” que va más allá de las dificultades del momento y nos dirige hacia una meta concreta: la comunión con Dios y la plenitud de la vida eterna. Si hay un objetivo grandioso, si la vida no está dirigida hacia la nada, si nada de cuanto sueño, proyecto y realizo se perderá, entonces vale la pena seguir caminando y sudando, soportando los obstáculos y afrontando los cansancios, porque la recompensa final es maravillosa.

2. Peregrinos en el desierto

En la peregrinación de la vida habrá retos inevitables que afrontar. Antiguamente, en las peregrinaciones más largas, había que enfrentarse a los cambios de las estaciones y el clima; atravesar hermosas praderas y bosques frescos, pero también montes nevados y áridos desiertos. Del mismo modo, para el creyente, el peregrinar de la vida y el camino hacia la meta lejana siguen siendo fatigosos, como lo fue para el pueblo de Israel el viaje por el desierto hacia la Tierra prometida. 

Así pasa con ustedes. Incluso para los que han recibido el don de la fe, ha habido momentos felices en los que Dios ha estado presente y lo han sentido cercano, y otros momentos en los que han experimentado la soledad. Puede suceder que al entusiasmo inicial en el estudio o en el trabajo, o ante el impulso de seguir a Cristo —ya sea en el matrimonio, en el sacerdocio o en la vida consagrada— sigan momentos de crisis, que hacen que la vida parezca como una difícil travesía por el desierto. Estos tiempos de crisis, sin embargo, no son perdidos o inútiles, sino que pueden transformarse en ocasiones importantes para crecer. Son periodos de purificación de la esperanza. De hecho, en estas crisis muchas falsas “esperanzas”, que resultan demasiado pequeñas para nuestro corazón, se desvanecen; quedan desenmascaradas y, así, quedamos al desnudo frente a nosotros mismos y ante las cuestiones fundamentales de la vida, lejos de todo espejismo. Y en ese momento, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿en qué esperanzas fundamento mi vida?, ¿son reales o son ilusorias?

En esos momentos, el Señor no nos abandona; se hace cercano a nosotros mostrándonos su paternidad y nos da siempre el pan que reaviva nuestras fuerzas y nos pone de nuevo en camino. Recordemos que al pueblo en el desierto le dio el maná (cf. Ex 16) y al profeta Elías, cansado y desanimado, le ofreció dos veces pan y agua para que pudiera caminar durante «cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb» (cf. 1 R 19,3-8). En estos relatos bíblicos, la fe de la Iglesia ha visto prefigurado el don precioso de la Eucaristía, verdadero maná y verdadero viático, que Dios nos da para sostenernos en nuestro camino. Como decía el beato Carlos Acutis, la Eucaristía es la autopista hacia el cielo. Él fue un joven que hizo de la Eucaristía su cita cotidiana más importante. Así, íntimamente unidos al Señor, caminamos sin cansarnos porque Él camina con nosotros (cf. Mt 28, 20). Los invito a redescubrir este gran don de la Eucaristía.

En los inevitables momentos de fatiga que acompañan nuestra peregrinación por este mundo, aprendamos entonces a descansar como Jesús y en Jesús. Él, que aconseja a los discípulos descansar, al volver de su misión (cf. Mc 6,31), reconoce vuestra necesidad de descanso físico, de tiempo de esparcimiento, para disfrutar de la compañía de los amigos, para hacer deporte e incluso para dormir. Pero hay un descanso aún más profundo, el descanso del alma, que muchos buscan y pocos logran, y que sólo se halla en Cristo. Sepan que todo cansancio interior puede encontrar alivio en el Señor, que les dice: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré» (Mt 11, 28). Cuando el cansancio del camino los agobie, vuélvanse a Jesús, aprendan a descansar en Él y a permanecer en Él, porque “los que esperan en el Señor caminan sin cansarse” (cf. Is 40,31).

3. De turistas a peregrinos

Queridos jóvenes, la invitación que les hago es a ponerse en camino, a descubrir la vida, tras las huellas del amor, en busca del rostro de Dios. Pero les recomiendo esto: no se pongan en camino como simples turistas, sino como peregrinos. Que vuestro caminar no sea simplemente un pasar por los lugares de la vida de forma superficial: sin captar la belleza de lo que van encontrando, sin descubrir el sentido de los caminos recorridos, capturando breves momentos, experiencias fugaces para conservarlas en un selfie. El turista hace esto. El peregrino, en cambio, se sumerge de lleno en los lugares que encuentra, los hace hablar, los convierte en parte de su búsqueda de la felicidad. La peregrinación jubilar, por lo tanto, ha de ser signo del viaje interior que todos estamos llamados a hacer, para llegar al destino final.

Con esta disposición, preparémonos todos para el Año Jubilar. Espero que para muchos de ustedes sea posible venir a Roma en peregrinación para cruzar las Puertas Santas. En todo caso, para todos habrá también la posibilidad de realizar esta peregrinación en las mismas Iglesias particulares, ocasión para redescubrir los numerosos santuarios locales que conservan la fe y la piedad del pueblo santo y fiel de Dios. Y deseo que esta peregrinación jubilar se convierta para cada uno de nosotros en un «encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, “puerta” de salvación» (Bula Spes non confundit, 1). Los exhorto a vivirla con tres actitudes fundamentales: el agradecimiento, para que sus corazones se abran a la alabanza por los dones recibidos, ante todo por el don de la vida; la búsqueda, para que el camino exprese el deseo constante de buscar al Señor y de no de apagar la sed del corazón; y, por último, el arrepentimiento, que nos ayuda a mirar dentro de nosotros mismos, a reconocer los pasos y las decisiones equivocadas que a veces tomamos y, así, poder convertirnos al Señor y a la luz de su Evangelio.

4. Peregrinos de esperanza para la misión

Les dejo una imagen más sugestiva para vuestro itinerario. Al llegar a la Basílica de San Pedro, en Roma, se atraviesa la plaza que está rodeada por la columnata diseñada por el famoso arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini. La columnata, en su conjunto, tiene la forma de un gran abrazo: son los dos brazos abiertos de la Iglesia, nuestra madre, que acoge a todos sus hijos. En este próximo Año Santo de la Esperanza, los invito a todos a experimentar el abrazo del Dios misericordioso, a experimentar su perdón, la remisión de todas nuestras “ofensas interiores”, como era tradición en los jubileos bíblicos. Y así, acogidos por Dios y renacidos en Él, conviértanse también ustedes en brazos abiertos para tantos de sus amigos y coetáneos que necesitan sentir, a través de vuestra acogida, el amor de Dios Padre. Que cada uno de ustedes regale «aunque sea una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito, sabiendo que, en el Espíritu de Jesús, esto puede convertirse en una semilla fecunda de esperanza» (ibíd., 18), y se conviertan así en incansables misioneros de la alegría.

Al caminar, alcemos la vista, con la mirada de la fe vuelta hacia los santos que nos han precedido en el camino, que han llegado a la meta y nos dan su testimonio alentador: «He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que han aguardado con amor su Manifestación» (2 Tm 4,7-8). El ejemplo de los santos y santas nos atrae y nos sostiene.

¡Ánimo! Los llevo a todos en el corazón y confío el camino de cada uno de ustedes a la Virgen María, para que, siguiendo su ejemplo, sepan aguardar con paciencia y confianza lo que esperan, permaneciendo en camino como peregrinos de esperanza y de amor. 

Roma, San Juan de Letrán, 29 de agosto de 2024, Memoria del martirio de san Juan Bautista.

 

FRANCISCO

Fotos: Vatican Media

Francis Marín, ilustrador converso, descubrió la presencia de Jesús Sacramentado, ante Él se dejó transformar en silencio, vendió su casa y creó una editorial para evangelizar


Camino Católico.-   «¡Dios lo puede todo tanto, y hace unas cosas tan preciosas e increíbles!»… dice entusiasmado Francis Marín, ilustrador converso, que se ha dejado invadir por la belleza, la paz y el amor que experimenta a través de su relación con Dios. De su reencuentro con la fe, de la necesidad de compartir la experiencia vivida y su servicio a Dios a través de la ilustración, habla Francis Marín en esta entrevista en Mater Mundi TV.

Después de algunas idas y venidas, mucha búsqueda y pocas respuestas, el lustrador y artista gráfico Francis Marín descubrió, de forma inesperada, la presencia de Jesús Sacramentado. Poco a poco, en silencio y solo ante al Sagrario, únicamente con sus lápices, un bloc de dibujos y el Evangelio, se dejó transformar por esa Revelación. Lleno de paz, puso orden y abrió todas las ventanas de su vida para que Dios inspirara su nuevo camino.

Y llegaron las «diosidencias». Vendió su casa para poner en marcha la Editorial Kyrie, que considera un mandato de Dios y una misión. Como también recibió de una forma sorprendente el «mandato Papal» de continuar publicando cuando tiempo después el proyecto hacía aguas y todo apuntaba a su final.

Su «Evangelio Ilustrado según San Juan» es la Palabra revelada a través de los trazos de sus lápices, de una manera tan hermosa y detallada que es imposible pasar sus páginas sin entrar en oración.


Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Misa de hoy, martes, San Roberto Belarmino, 17-9-2024


17 de septiembre de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Santa Misa de hoy, martes de la 24ª semana de Tiempo Ordinario, San Roberto Belarmino, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, martes, San Roberto Belarmino, 17-9-2024

17 de septiembre de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, martes de la 24ª semana de Tiempo Ordinario, San Roberto Belarmino, presidida por el P. José Blanco, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Palabra de Vida 17/9/2024: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 17 de septiembre de 2024, martes de la 24ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 7, 11-17:

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío.

Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.

Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo:

«No llores».

Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:

«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!».

El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre.

Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo:

«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo.»

Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 17-9-2024

17 de septiembre de 2024.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Oración a Santa Hildegarda de Bingen para saber aprovechar los bienes de la tierra en beneficio de todos / Por P. Carlos García Malo

 


P. Carlos García Malo / Camino Católico.- Cada 17 de septiembre la Iglesia celebra a Santa Hildegarda de Bingen, que fue abadesa, líder monacal, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Es conocida como la sibila del Rin y como la profetisa teutónica. El 7 de octubre de 2012 el Papa Benedicto XVI le otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a San Juan de Ávila durante la misa de apertura de la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos.

Considerada por los especialistas actuales como una de las personalidades más fascinantes y polifacéticas del Occidente europeo, se la definió entre las mujeres más influyentes de la Baja Edad Media, entre las figuras más ilustres del monacato femenino y quizá la que mejor ejemplificó el ideal benedictino, dotada de una cultura fuera de lo común, comprometida también en la reforma de la Iglesia, y una de las escritoras de mayor producción de su tiempo. En expresión de Victoria Cirlot: «[…] atravesando el muro de los tiempos han quedado sus palabras, incluso su sonido, y las imágenes de sus visiones».

Pidamos a santa Hildegarda la sabiduría para saber aprovechar los bienes de la tierra en beneficio de todos:


Santa Hildegarda, guerrera significa tu nombre, mujer luchadora por la verdad.

Te adelantaste a los siglos donde las mujeres apenas tenían voz.

Dios te escogió para sacudir el mundo de tu tiempo y te revistió de innumerables dones y carismas.

Tus éxtasis te elevaban al cielo en donde se te revelaban verdades del alma, las cosas venideras y la música celeste plasmadas en bellas partituras.

Cuidabas del cuerpo como del alma y revelaste la infinita misericordia de Dios que deja en las plantas y alimentos bien usados que devuelven la salud al enfermo.

Supiste ver las propiedades de piedras y minerales que no sólo sirven de adorno, sino que el Creador les dio otras propiedades. Fiel abadesa de tu convento educaste a tus hijas y hermanas en un profundo amor al Señor y a todo lo que Él creó para nuestro beneficio.

Ayúdanos, Santa Hildegarda a ser humildes y dar gracias a Dios por tanto bien.

Que cuidemos de este mundo, que lo protejamos de nosotros mismos; y que Amando la tierra disfrutemos de ella gozandonos de su belleza y sepamos aprovechar sus bienes para beneficio de todos los hombres y mujeres que lo habitamos.

Amén.

Santa Hildegarda, ruega por nosotros.

P. Carlos García Malo

Jesús nos acerca al Padre, no olvidemos que nos enseñó a orar diciendo "Padre nuestro" / P. Carlos García Malo

 


lunes, 16 de septiembre de 2024

Rosa María Ramírez, embarazada de su hija que iba a morir, rezó al padre Moisés Lira que propició el milagro que le ha proclamado beato y ahora Lissette Sarahi tiene 20 años

 

Lissette Sarahi, que ahora tiene 20 años, sobrevivió por el milagro del beato Moisés Lira Serafín, junto a ella en una fotografía

* «Casualmente, cuando vi un tríptico del padre Moisés Lira Serafín, leí por la parte trasera del mismo que estaba redactado un testimonio de un milagro en una joven atribuido a su intercesión… A partir de ese momento, yo le empecé a rezar durante 9 días consecutivos por medio de la oración de intercesión que ahí en el tríptico venía. Y este caso, fue así. Afortunadamente, con un desenlace hermoso y positivo, pues hoy la bebé es una señorita de 19 años que estudia diseño digital y sigue estando perfectamente saludable. Esta situación me acercó más a Dios que me ha llevado a través de muchas situaciones difíciles; entre ellas, y muy significativa, este problema de salud de mi hija durante mi complicado embarazo. Todo esto me ha llevado con tanto amor a querer conocerle, a amarle, a estar aquí y creer en Él por convicción. Desde entonces, he sentido esa relación con Dios más estrecha. Hoy sé que Él tiene el control de todas las cosas. Dios es mi Padre y mi Madre, y siempre hará y me dará lo que mejor me convenga, porqué Él es todo amor»

Vídeo de Desde la Fe en el que Lissette Sarahi, que ahora tiene 20 años, su madre Rosa María Ramírez y su padre cuentan el milagro del beato Moisés Lira Serafín

Camino Católico.-  El diagnóstico era hidropesia fetal, y los doctores recomendaban el aborto en el quinto mes de embarazo porque es una grave dolencia que a menudo ocasiona la muerte del bebé poco antes o después del parto.  De sobrevivir, es normal que el nacido presente daños de orden cerebral o genético, así como la aparición de patologías complejas. Los papás desafiaron esa recomendación y decidieron pedir la intercesión del hoy beato Moisés Lira Serafín. El Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio de la Causas de los Santos de la Santa Sede, ha beatificado al padre Moisés Lira Serafín, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en México, el sábado 14 de septiembre de 2024. Esta es la historia de Lissette Sarahi, la bebé milagro que hoy tiene 20 años de edad, estudiante de diseño digital, que cuenta su historia junto a sus padres en el vídeo de Desde la Fe.

Rosa María Ramírez, embarazada de Lissette Sarahi, cuando su hija tenía que morir pidió el milagro y rezó una novena


Lissette Sarahi, en el centro de la imagen, junto a sus padres


Al c
onocer el diagnóstico, en el seno de esta familia de San Felipe en Guanajato (México), Rosa María Ramírez Mendoza, que estaba embarazada de Lissette se abrazó a Dios y se apoyó fuertemente en la oración. Sin embargo, llegó a ese punto de una forma curiosa, según cuenta:

“Desde un principio mis oraciones al padre Moisés las hice yo en lo secreto, en lo privado, y nunca involucré a nadie. De hecho, lo di a conocer diez años después, específicamente cuando empezó públicamente el proceso de beatificación del sacerdote. En la actualidad recomiendo vivamente la oración y encomiendo a varias personas a pedir su intercesión ante Dios; aunque creo que, finalmente, cada uno decide a quién recurrir para alcanzar un favor divino.

Dicen que no hay coincidencias en la vida. Fíjese que ahora recuerdo que en mis problemas de la vida que yo consideraba ‘grandes’, nunca me gustaba contarle mis problemas a alguien conocido, ni a mis familiares. Yo buscaba a alguien que no me conociera.

Casualmente, cuando vi un tríptico del padre Moisés Lira Serafin, leí por la parte trasera del mismo que estaba redactado un testimonio de un milagro en una joven atribuido a su intercesión… En mi desesperación y necesidad, pensé, y le dije: ‘Yo no lo conozco, padre; ¡pero, usted la va a ayudar! Hoy pienso que quizá suena mal, o incluso en tono exigente, pero vi que si él abogó por esa persona, ¡por qué no podría hacerlo también conmigo.

A partir de ese momento, yo le empecé a rezar durante 9 días consecutivos por medio de la oración de intercesión que ahí en el tríptico venía.

Tal vez él haya pensado: ‘A esta mujer le gusta recurrir a quien no conoce’”. Y este caso, fue así. Afortunadamente, con un desenlace hermoso y positivo, pues hoy la bebé es una señorita de 19 años que estudia diseño digital y sigue estando perfectamente saludable.

Y fue algo curioso, porque esa hoja, el tríptico, estuvo durante años en mi casa y nunca le presté tanta atención como esa tarde.

Hoy le pido al padre Moisés Lira Serafín que nos ayude a buscar y conseguir paz interior y personal primero, para que así podamos ver al prójimo como lo que es: nuestro hermano. Y de esta forma poder hacer de nuestro entorno un hogar, un lugar en el que todos se sientan seguros, amados y respetados.

Les diría a las madres cuyos hijos sufren una enfermedad rara o gran dificultad que pese al diagnóstico que reciban, siempre se abandonen en Dios, pues no hay un lugar más seguro para depositar nuestros miedos, preocupaciones y angustias.

A través de los siglos, Dios ha hecho infinitos milagros. La biblia nos narra muchísimos, pero muchas veces nuestra lejanía o poco conocimiento de ese Dios de amor y misericordia nos hace andar como ciegos sin saber adónde ir, pretendiendo confiar únicamente en nuestras propias fuerzas.

Les invitaría a abandonarse siempre en su voluntad. Y si sentimos que no obtenemos la respuesta que esperamos, en muchas ocasiones es porque Él tiene otros planes mejores que, aunque nos cueste creer o aceptar, ¡siempre serán para un bien mayor!.

Definitivamente sí que esta situación me acercó más a Dios. Mis padres me criaron en la religión católica, quizá por tradición. Uno va imitando acciones y costumbres: Pero, Dios me ha llevado a través de muchas situaciones difíciles; entre ellas, y muy significativa, este problema de salud de mi hija durante mi complicado embarazo.

Todo esto me ha llevado con tanto amor a querer conocerle, a amarle, a estar aquí y creer en Él por convicción. Desde entonces, he sentido esa relación con Dios más estrecha, y aunque en ocasiones retrocedo, porque en el momento de las pruebas no es fácil lanzarse en un salto de la fe, siempre recuerdo en especial ese milagro obrado en mi hija.

Hoy sé que Él tiene el control de todas las cosas. Dios es mi Padre y mi Madre, y siempre hará y me dará lo que mejor me convenga, porqué Él es todo amor”.

Rosa María Ramírez Mendoza, madre de Lissette Sarahi

Lissette Sarahi, cuando era pequeña, sanada por intercesión del beato Moisés Lira Serafín

Lissette Sarahi, protagonista de la curación inexplicable: “Me gusta ser consciente de lo sucedido, un milagro. Soy el ejemplo vivo de que Dios existe”

Lissette Sarahi estaba en gestación cuando ocurrió el milagro, pero en algún momento conoció sobre la intercesión del padre Moisés Lira en su vida. Consultada con respecto a lo que pensó cuando supo lo ocurrido, comenta que “realmente fue una conversación normal en mi familia en mi vida desde el principio”.

No obstante, señala: “Tal vez por mi edad tan corta no sabía realmente la magnitud de lo que significaba no estar en este mundo, pero conforme he ido creciendo me doy cuenta de que es algo excepcional”.

Hoy, “me gusta ser consciente de lo sucedido y que el que esté aquí no es solo ‘una coincidencia’. En mi familia desde un principio se sabía que era un milagro y ahora el mundo también lo sabrá gracias a Dios. Soy el ejemplo vivo de que Dios existe. Y decirlo en voz alta es algo fuerte para mi porque yo me siento indigna, porque soy una joven que ha tenido crisis de fe, que he dudado y he dado pasos en falso muchas veces”, subraya Lissette Sarahi.

Afortunadamente, en la actualidad Lissette Sarahi sigue siendo una joven perfectamente saludable. Como otros chicos de su edad, tiene metas, sueños y anhelos. Actualmente es estudiante de diseño digital y además, con ayuda de su familia, ha continuado estudios de animación, un área competida en la que muestra grandes habilidades.


Actualmente, Lissette tiene 20 años de edad. Foto: Alfredo Márquez / DLF

“Mi sueño realmente radica en dedicarme al arte en general. Quiero ser ilustradora digital. Amo dibujar y espero hacerlo todo lo que me sea posible. Como es evidente, me gusta darme a notar, expresarme a mí misma ya no solo en lo que plasmo en el papel, sino también a través de la personalidad”.

De acuerdo con su madre, el milagro los unió más a Dios, a quien diariamente le agradece en oración por la generosa intervención.


 El sacerdote mexicano Moisés Lira Serafín ha sido proclamado beato

¿Quién es el beato Moisés Lira Serafín?

El padre Moisés Lira Serafín, nacido en Puebla (México) en 1893, tiene una cohorte de devotos entre el pueblo mexicano e hispano: durante años, fue el principal consuelo de enfermos, presos y especialmente de perseguidos, pues en plena revolución anticristiana se dedicaba a llevar la Eucaristía y los sacramentos a los hogares de sus paisanos.

Vivió de lleno parte de la persecución desarrollada entre 1926 y 1929, salvo el tiempo que pasó en Roma. En México dedicaba mucho tiempo al confesionario, donde aconsejaba y orientaba a la vez con exigencia y ternura, dejando actuar a Dios y animando al compromiso apostólico.

En su templo de la Merced fundó un Centro Eucarístico de niños acólitos, una Asociación San Crispín (para zapateros y curtidores), una Congregación Mariana para señoritas y niñas y dos Centros de Catecismo, el Apostolado de la Cruz y la Familia del Espíritu Santo.

En 1934 fundó la congregación de Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, que hoy tienen comunidades en Guatemala, Chile, EEUU, Perú, Nicaragua, Kenia y Roma (además de México).

La causa de beatificación del padre Moisés empezó en el año 2000, y en 2013 el Papa Francisco firmó el decreto que reconocía sus virtudes heroicas. Sin embargo, no fue hasta el 14 de diciembre de 2023 que fue reconocido formalmente el milagro que sucedió hace 19 años y que lo ha proclamado beato el 14 de septiembre de 2024.