jueves, 6 de diciembre de 2007
De empresario a filántropo: Thomas Monaghan, creador de Domino’s Pizza y de Ave Maria University, revela los secretos de su éxito
Thomas Monaghan (centro) saluda a miembros de la Agrupación Católica Universitaria (ACU) después de su charla, el 28 de noviembre. Monaghan habló de la importancia de integrar su fe católica dentro del negocio.
Cuando Thomas Monaghan era niño, quería realizar tres cosas en su vida: jugar en el campo corto (short stop) de los Tigres de Detroit, ser sacerdote y ser arquitecto. Aunque nunca realizó ninguno de estos sueños, el fundador de la cadena de pizzerías Domino’s Pizza, ha podido integrar en su vida elementos de cada una de estas vocaciones.
“Hiciera lo que hiciera, sabía que tenía cinco prioridades en la vida: la salud física, la salud mental, lo social, lo espiritual y lo financiero. Pero lo más importante era ser un buen católico. Ésta es mi primera prioridad. No puedo transigir en esto”, dijo Monaghan el 28 de noviembre, durante el primer seminario de una serie de conferencistas distinguidos en la Agrupación Católica Universitaria (ACU), de Miami.
La cantante católica Cristy Arias cantó el Ave María durante la oración final, al terminar el primer seminario de una serie de conferencistas distinguidos en la ACU. Ave Maria es el nombre de la universidad y ciudad fundadas por Monaghan.
Después que su padre falleció, cuando Monaghan tenía cuatro años, él y su hermano estuvieron bajo cuidado tutelar hasta que llegaron al St. Joseph Home for Children, un orfanato y escuela.
“Mi padre fue mi héroe y mi persona favorita en el mundo”, indicó Monaghan. “Pero le debo mi fe a una de las Hermanas del orfanato. Cuando dije que quería ser short stop, sacerdote y arquitecto, los otros niños se rieron, pero ella nunca me dijo que no podría lograrlo. Lo único que me dijo fue: ‘Tommy, debes ser un niño bueno’. Ella fue una inspiración, y esto se quedó conmigo”, señaló.
Monaghan nunca se distinguió en el colegio. Según él, se graduó en el último lugar entre 44 estudiantes de bachillerato, y si logró graduarse fue sólo porque obtuvo buenas notas en el seminario durante el 10º grado. Comenzó en Ferris State University, en Michigan, y después de un semestre, se inscribió en la Universidad de Michigan, pero no pudo pagar las clases. En 1956, Monaghan viajó haciendo autostop hasta Chicago, pero, como no encontró trabajo, se enroló en la Marina para poder estudiar en la universidad gratuitamente.
“Es lo mejor que me ha pasado. Yo atribuyo mi éxito en los negocios a los Marine Corps”, señaló Monaghan.
Al concluir su servicio militar en 1959, Monaghan regresó a la universidad para estudiar arquitectura, pero sólo permaneció por tres semanas, porque carecía del dinero necesario para comprar sus libros.
Su hermano, que trabajaba de cartero en Ann Arbor, Michigan, le ofreció la oportunidad de ser su socio en una pizzería pequeña llamada Dominick’s Pizza. En 1960, pidieron $900 prestados a un banco y abrieron la pizzería.
“No teníamos ninguna idea de lo que estábamos haciendo. Mi hermano volvió a ser cartero y me dejó solo en el negocio. Cuando yo cerraba el restaurante cada noche, todavía tenía que pagar las cuentas, hacer la masa de la pizza y preparar el queso. Fue así como aprendí a hacer las pizzas mas rápidas del mundo”, explicó Monaghan.
Al principio, Monaghan también tenía que ocuparse de entregar las pizzas a domicilio, y al responder a un encargo hecho desde la residencia de estudiantes de la universidad de Ypsilanti, Michigan, conoció a la joven con la que hoy lleva 45 años de casado.
Aunque confrontó numerosos problemas financieros durante muchos años en el negocio de las pizzas, Monaghan empezó a crear franquicias con el nuevo nombre de Domino’s Pizza, firma que hoy cuenta con más de 8,000 restaurantes en más de 60 países.
“La regla de oro de Domino’s es tratar a los demás como tú deseas ser tratado. En 38 años de negocio, nunca he tratado a nadie injustamente. Siempre me pareció mucho mejor que la gente se aproveche de mí, a que yo me aproveche de la gente”, afirmó Monaghan.
Aunque nunca llegó a ser short stop, entre los otros logros de Monaghan se cuenta la compra de su equipo favorito, los Tigres de Detroit, por $54 millones, en 1983. Un año después los Tigres ganaron la Serie Mundial. Monaghan fue dueño del equipo durante 9 años. También escribió su autobiografía, Pizza Tiger, en 1986, y actualmente se encuentra escribiendo otra autobiografía, “más espiritual que la primera”.
Pero, para Monaghan, sus mejores éxitos son los que ha logrado después que vendió Domino’s en 1998 y se convirtió en filántropo, donando su dinero a la Iglesia Católica y a ministerios pro-vida, tales como la construcción de una misión en Honduras hace más de 25 años, y la construcción de una nueva catedral en Managua, Nicaragua, para reemplazar el templo que fue destruido por un devastador terremoto. Monaghan, además, ha creado la Fundación Ave María para trabajar en la educación y los medios de educación católicos, junto con otros proyectos comunitarios y de caridad.
También fundó Legatus, una organización de líderes empresariales y gerentes católicos, para promover los valores de la Iglesia dentro de la sociedad.
Actualmente, Monaghan está llevando a la realidad su sueño de crear una nueva universidad católica, Ave Maria University, en Naples, Florida, junto con una gran iglesia y una ciudad con la universidad como centro, un proyecto en el que se expresa su amor por la arquitectura. La universidad también tiene recintos en Michigan y en Nicaragua. Sin embargo, Monaghan ha recibido algunas críticas por crear una nueva universidad católica, cuando ya existen muchas en el país, y también por la creación de la ciudad de Ave Maria, donde, según el concepto de Monaghan, ninguna farmacia puede vender anticonceptivos.
“¿Por qué construir esta universidad, con el dinero y el tiempo limitados que me quedan?”, se cuestionó el hoy padre y abuelo, de 69 años de edad. “Me pregunto: ¿Qué es lo más valioso que puedo hacer con lo que Dios me ha dado? Decidí que lo más importante que los católicos pueden hacer con su dinero, es ayudar a otros a llegar al paraíso, no importa de dónde sean – de África, Honduras, Nicaragua o Naples”, respondió, agregando: “Lo más importante que uno puede hacer es obtener una educación. Es lo que el mundo más necesita. Esto es importante; por eso estoy dedicando mi vida a esto”.
Manny García-Tuñón, vicepresidente de ventas y mercadeo de Lemartec Engineering and Construction Corporation, se sintió conmovido por la charla de Monaghan.
“Fue una inspiración ver a alguien tan firme en su fe católica”, expresó García-Tuñón. Monaghan, “está elevando el estándar más que muchas organizaciones y diócesis católicas. Me ha dado una tremenda inspiración para vivir mi fe católica dentro de mi profesión”.
--------------------------------------------------------
Autor: Angelique Ruhi-López | Fuente: La Voz Católica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario