Gerardo Sierra vive en la ciudad de México. A sus 42 años, ha sentido molestias en el corazón. Acude al médico, análisis y el diagnóstico…
Ésta es una historia en la que la enfermedad y la muerte de un ser querido son los actores secundarios. Las protagonistas son tres virtudes: la fe, la esperanza y la caridad. Asomémonos al alma de Gerardo; él nos la abre con una serie de mensajes de correo electrónico titulados «Gerardo’s update».
Finales de junio. Gerardo informa a sus amigos que estará fuera de la oficina. Escribe: «El motivo de este mensaje es comunicarles que me someteré a una intervención quirúrgica del corazón. Me tienen que sustituir la válvula aórtica. Les encargo una oración».
Ingresa al hospital el 9 de julio. En los exámenes le detectan cáncer en la tiroides y la garganta. Es necesario extirparle la glándula y limpiar bien el resto. El corazón debe esperar. Desde el hospital Gerardo informa a sus amigos de su situación. Pide siempre oraciones.
El 19 de julio escribe: «Ahora les quiero pedir que las oraciones que están haciéndome el favor de ofrecer por mi salud las dirijan ahora por la salud de mi mamá. El pasado viernes ingresó al hospital…, hoy nos comunicaron que su estado es muy delicado y las próximas 36 a 48 horas son decisivas. La oración es para aceptar lo que Dios quiera para nosotros y que nos mantenga la fe y la esperanza».
La mamá de Gerardo muere; él puede salir del hospital para ir al sepelio. Escribe: «Siento un profundo dolor y tristeza de no tenerla más a mi lado, pero por otro lado tengo un gran consuelo y alegría porque está en presencia de Dios y en compañía de mi papá; y como toda madre seguirá cuidando de sus hijos. Le doy gracias a Dios por haberla tenido durante mis 42 años y ahora la tendré eternamente aunque no a mi lado pero sí muy cerca de mí».
Después de este momento tan difícil se programa la anunciada operación del corazón para el 2 de agosto. Comienza a encomendarse a su mamá; termina así sus mensajes: «Le doy gracias a mi mamá por estar intercediendo por mí desde el cielo y a todos ustedes por sus oraciones». Agradece que la operación sea en un día consagrado a la Virgen María y a los ángeles custodios. Esto le da seguridad.
La operación se realiza con gran éxito; después de tres días en terapia intensiva, se da un tiempo para informar de su situación. En su mensaje se lee: «Las últimas 5 semanas han sido las más difíciles de mi vida; pero estoy convencido que la fuerza de la oración ayuda no sólo a que la fe no disminuya, sino al contrario, ayuda a fortalecerla. Poco a poco iré ordenando mis ideas para trasmitirles los frutos que todos obtenemos de estas situaciones».
9 de agosto. Gerardo es dado de alta. Agradece la cercanía de su esposa, hijos, familiares y amigos. Se da cuenta que ha olvidado a alguien importante. Escribe: «Cometí un error muy grande que quiero enmendar y es darle las gracias a mí papá que junto con mi mamá, están intercediendo por mí y toda la familia desde el cielo».
Es difícil apretar en unas cuantas líneas una historia tan cargada de emociones, Pero creo que el esfuerzo es válido, porque este testimonio nos ayuda a hacer un “update” para agradecer a Dios su cercanía, especialmente, en los momentos difíciles de la vida.
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Fuente: www.buenas-noticias.org
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