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martes, 4 de diciembre de 2007

¿Yo mando en mi corazón? / Autor: Felipe Aquino

La gente transforma el amor en egoísmo, porque no tiene el dominio de sí misma

El relacionamiento de dos personas, sean amigos, novios o casados, tiene su base en el amor mutuo, que une a los dos y los hace crecer. Sin esto, cualquier relacionamiento cae al vacío.

Amar es construir al otro; hacerlo crecer como persona; pero para esto es necesario poseerse; ser señor de sí mismo, porque para amar a alguien es necesario saber renunciarse. Y solamente puede renunciarse quien aprendió a dominarse.

La gente transforma el amor en egoísmo, porque no tiene el dominio de sí misma, por eso no consigue amar.

Sepa que la gran crisis del hombre moderno es que, él dominó el macrocosmo de las estrellas y el microcosmo de las bacterias y de los átomos, pero perdió el dominio de sí mismo; por eso no consigue amar de verdad, continua muy egoísta.

Para que puedas amar de verdad, como Dios quiere, es necesario que camine “de pié”, es decir, respetando la primacía de los valores: en cima, el espíritu; abajo el racional y más abajo el físico. Así tendrás el control y el comando de tus actos y de tu vida.

Si tu cuerpo domina tu espíritu, entonces, caminarás de cabeza para bajo. Si no te dominas delante de las fuerzas de los instintos y de las pasiones, entonces, te arrastrarás y no serás capaz de amar.

También podrás dejar de caminar de pie, si la sensibilidad comanda tus actos, y, no el espíritu y la razón.

Claro que la sensibilidad es importantísima; pues es lo que nos diferencia de los animales pero, no puede ser la emperatriz de nuestros actos.

No podemos ser conducidos, apenas, por el “sentir”.

Si es así, te puede parecer que una persona está correcta sólo porque te es simpática o muy amiga y no porque, de hecho, ella tiene razón.

La sensibilidad está comandando en tu vida cuando cambias la realidad por el sueño, cuando no te aceptas a ti mismo como eres, etc.

Para caminar de pie, es necesario que tu espíritu, fortalecido por el Espíritu Santo, comande tu sensibilidad y tu cuerpo.

La sensibilidad es bella y te hace llorar ante el dolor y el sufrimiento del otro, pero necesita ser controlada por el espíritu.

Un caballo fogoso puede llevarte muy lejos si tienes firmes sus riendas, pero te puede tirar al suelo si no lo dominas.

Para amar es necesario poseerse; e, para poseerse es preciso ejercitar el amor. Jesús fue el que amó mejor, porque tenía el dominio perfecto de sí mismo. Nunca el egoísmo gritó más alto que el amor dentro de Él. Así también fueron los santos.

Pero hay una cosa que necesitas saber. Sólo con nuestras propias fuerzas no podemos caminar de pie. Jesús avisó que “el espíritu es fuerte, pero la carne es débil”.

Por tanto, necesitas de la fuerza de Dios para soportar tu naturaleza fragilizada por el pecado original.

La persona que camina de pie, sabe pensar independiente de la opinión pública y de la propaganda, sabe ser calma, tranquila y paciente, no se agita y no se desespera, no grita ni pega, vive con simplicidad y tiene los pies en el suelo. No desprecia a nadie, sabe valorizar a todos, no es vanidoso ni arrogante y no necesita de aplausos para ser feliz. Está siempre lista para aprender y para enseñar, sabe aceptar la opinión de los demás cuando es mejor que la suya, cultiva la verdad, tiene mente adulta y corazón de niño, se conoce y ama a Dios.

En fin, la persona de pie, es la persona madura, que aprendió a dominarse para poder de hecho amar.

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Fuente:www.cleofas.com.br

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