* «Para que otros se sientan llamados a escucharlo y a creer en él, necesitan descubrirlo en personas que sean auténticas. Personas que sepan escuchar. Seguro que ustedes quieren ser genuinos. Pero solo el Señor los puede ayudar a serlo. Por eso hablen con él en la oración. Aprendan a escuchar su voz, hablándole con calma desde lo más profundo de vuestro corazón… Sepan que Jesús está lleno de misericordia. Por lo tanto, compartan con él todo lo que llevan en vuestros corazones: vuestros miedos y preocupaciones, así como vuestros sueños y esperanzas. Cultiven la vida interior, como cuidarían un jardín o un campo»
* «Con el don de su Espíritu, Jesús nos hace capaces de ser signos de su sabiduría, que vence a la sabiduría de este mundo, y de su misericordia, que alivia incluso las heridas más dolorosas… Que encontrando refugio en las heridas de Cristo, podáis saborear el bálsamo saludable de la misericordia del Padre y encontrar la fuerza para llevarlo a los demás, para ungir cada herida y recuerdo doloroso. De esta manera, seréis testigos fieles de la reconciliación y la paz, que Dios quiere que reine en todos los corazones de los hombres y en todas las comunidades»