“Era tal la alegría que tenía San José de Anchieta, que puso los fundamentos culturales de una nación, en Jesucristo. Había sentido la mirada de Jesucristo y se dejó alegrar, y optó por la luz. Ésa fue y es su santidad. No le tuvo miedo a la alegría”
23 de abril de 2014.- (Tele Vid / Camino católico) El jueves 11 de Octubre de 1962, al anochecer, más de cien mil personas se reunieron en la plaza de San Pedro del Vaticano. Los gritos de la gente llegaron hasta la habitación del Papa, Juan XXIII, que impresionado se acercó a la ventana y vio una multitud de personas con antorchas a las que les dirigió unas ungidas palabras.