Publicamos el comentario a los textos bíblicos escogidos para el quinto día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el 19 de enero.
El texto forma parte de los materiales distribuidos por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos.
DÍA QUINTO. Orad sin cesar con un corazón paciente
Tened paciencia con todos (1 Tes 5,14
Ex 17,1-4. ¿Por qué?
Sal 1. Dar fruto a su tiempo
1 Tes 5,(12a)13b-18. Tened paciencia con todos
Lc 18,9-14. Una humilde oración
Comentario
No podemos estar satisfechos con la división de los cristianos y en consecuencia no somos impacientes hasta que venga el día de nuestra reconciliació n. Somos legítimamente impacientes a que venga por fin el día de nuestra reconciliació n. Por ello, también debemos ser conscientes de que el ecumenismo no se vive por todas partes al mismo ritmo. Algunos avanzan a grandes pasos, otros son más prudentes. Como Pablo predica, debemos seguir siendo pacientes con todos.
Como el fariseo en su oración, podemos fácilmente presentarnos ante Dios con la arrogancia de los que hacen todo muy bien: "yo no soy como el resto de los hombres". Si a veces se intentan denunciar las lentitudes o las imprudencias de los miembros de nuestra Iglesia, o las de nuestros interlocutores ecuménicos, la invitación a la paciencia resuena como una advertencia importante.
En ocasiones, incluso, nos mostramos impacientes para con Dios. Como el pueblo en el desierto, a veces gritamos hacia Dios: ¿por qué toda esta marcha, dolorosa, si todo se debe acabar ahora? Tengamos confianza: Dios responde a nuestras oraciones, a su manera, a su debido tiempo. Él sabrá suscitar nuevas iniciativas para la reconciliació n de los cristianos, aquellas que en nuestro tiempo se necesitan.
Oración
Señor, haz de nosotros tus discípulos, que escuchemos tu Palabra día y noche. En nuestro camino hacia la unidad, danos saber esperar los frutos a su tiempo. Cuando los prejuicios y la desconfianza triunfan, concédenos la humilde paciencia necesaria para la reconciliació n. Así te lo pedimos.
lunes, 21 de enero de 2008
domingo, 20 de enero de 2008
Testimonio de Lillina, salesiana cooperadora: 25 años acogiendo jóvenes como Don Bosco
Desde muy joven, no tenía aún dieciocho años cuando recibí el diploma de cooperadora salesiana directamente de manos de don Ricceri, siempre he esperado con ansiedad el aguinaldo del Rector Mayor porque constituía para mí, ya entonces como hoy, el proyecto de vida para enfrentarme al nuevo año.
En el fondo, hace tiempo que esperaba un aguinaldo como el de este año... agradezco, pues, de todo corazón al Rector Mayor que haya tenido la sensibilidad y el valor de empujarnos a una reflexión realmente actual y fascinante para nosotros salesianos, hoy.
Las palabras del "aguinaldo" me han trasladado a los años '80 cuando, recién llegada del Ecuador después de una experiencia en la selva amazónica como misionera seglar, cargada de las experiencias de vida tenidas con los indios jíbaros, decidí, junto a mi marido, dedicar mi vida, mejor nuestra vida, a las misiones.
Nacimiento de un hijo
Nuestra vuelta definitiva a la Amazonia fue entorpecida primero por la llegada de nuestro primer niño, Giampiero, y luego por motivos personales de salud.
Parecía normal considerar que todo se conjuraba contra nuestra decisión; sólo más tarde he comprendido que, quizás, el Buen Dios tenía otros proyectos para nosotros y para nuestra vida.
Recuerdo aquellos años (del 78 al 80) un poco grises aunque alegrados por la sonrisa de nuestro hijo que había enriquecido, con su nacimiento, nuestro matrimonio: nos sentimos como entrampados en lo cotidiano (trabajo-casa, casa-trabajo) que ataba los que fueron nuestros sueños, las que fueron las decisiones fundamentales sobre las que se basó nuestro amor… mientras, a nuestro alrededor había un mundo que gritaba: ayuda, un mundo, sobre todo el juvenil, acechado por peligros enormes, demasiado grandes y demasiado ensordecedores como para dejarnos tranquilos, anclados a un sistema de vida que preveía un compromiso casi exclusivo por nuestro hijo y nuestra vida de pareja.
Fueron los años en los que muchos, demasiados jóvenes, sucumbieron bajo el peso aplastante de la heroína. Demasiados, muchos jóvenes, entraron y salieron de la cárcel rechazados por las propias familias y eran pocas las personas que se interesaban por sus historias.
Me martilleaban insistentemente por dentro las palabras que don Bosco dijo después de haber visitado la cárcel de Turín a la vista de tantos muchachos tras los barrotes: "¡Ay! Si estos jovencitos hubieran tenido una mano amiga…" Sentí dentro de mí el deber y el deseo de convertirme en aquella mano amiga para impedir la ruina de tanta bella juventud: Fue así como que nos pusimos a la búsqueda de un lugar donde poder acoger aquellos jóvenes que interpelaban nuestra conciencia y nos imponían, sin demasiados miramientos, un estilo de vida un poco “sui generis”, ciertamente lejos de la vida "tranquila" que quizás nuestros padres soñaron para nosotros.
Jóvenes en un "establo"
Tal vez porque todo comenzó por una serie de coincidencias fortuitas: nos fue indicada por el Rector del Santuario del Divino Amor a quien nos dirigimos, una vieja ruina abandonada; era un establo con los pesebres todavía intactos, propiedad del marqués Gerini, conocido amigo y bienhechor de las obras salesianas. No nos costó mucho convencerlo para que lo pusiera a nuestra disposición para una actividad en favor de jóvenes en dificultad. Quizás ni él ni nosotros imaginábamos entonces que aquel "establo" llegaría a calentar a más de 400 jóvenes que a lo largo de estos años (25) han encontrado una mano tendida a sus necesidades.
No es la primera vez que un "establo", lugar anónimo y ciertamente rechazado por la gente "de bien", hace de cuna a los sueños de quien quiere anunciar una existencia renovada a los pobres, a los oprimidos… a los últimos.Con la ayuda de muchos cooperadores, salesianos, hermanas,… aquel establo se transformó enseguida en casa acogedora para aquellos jóvenes que nos pidieron ayuda.Nuestra familia creció así, sobre todo abriendo las puertas a los pequeños, a los adolescentes que se encontraban en situaciones difíciles personales, sociales o familiares.
Como en la mejor tradición salesiana partimos sin medios económicos, confiando exclusivamente en las ofrendas de muchos amigos pero sobre todo en la ayuda de Dios y para que el buen Dios no se olvidara de nosotros, llamamos la obra "Providencia". La nuestra no quiso ser una comunidad ni terapéutica ni mucho menos un casi-colegio, sino, desde el primer día, una "Familia" que se abría a los jóvenes que, encontrándose en dificultad ya de carácter familiar y ambiental ya por haber faltado a la ley ya por el peligro de recaer, etcétera, buscaban un apoyo moral-educativo durante el tiempo que fuera necesario para hacer madurar una situación diferente, como la de permitirles una reintegración en el contexto familiar y social, privilegiando la prevención ante una posible caída o recaída, al estilo que nos enseñó don Bosco.
Hacer un balance de la actividad desarrollada durante estos 25 años no es sencillo. Sólo Dios conoce verdaderamente el corazón del hombre; sólo Él sabe si la fatiga ha dado o dará los frutos deseados. Nosotros intentamos dar un testimonio cristiano, agradecidos a Él si lo fecundara.
Ley de defensa del menor
Los primeros años nos vieron ocupados sobre todo en la acogida de los pequeños que nos eran confiados por el Tribunal de menores en virtud de la ley 266 que dictaba que un menor no fuera introducido en el circuito carcelario al primer delito para evitar la consolidación de actitudes negativas.
Lo entrada en vigor de esta ley representó una importante inflexión cultural y social. El menor era por primera vez considerado sujeto de derechos y, como tal, defendido y sostenido.
La sociedad es siempre deudora hacia los más jóvenes, siempre está en la obligación de ofrecer lo máximo de sus capacidades para permitir vivir un presente digno y para preparar un futuro responsable y libre y al mismo tiempo que el Tribunal nos confiaba a adolescentes turbulentos nos exigía implícitamente ser garantes de una cualificada propuesta educativa… que no podía no estar empapada de la pedagogía de don Bosco.
Así Providencia se caracterizó enseguida como un lugar privilegiado y raro, en cuyo interior un adolescente en dificultad se convertía, por fin, en natural y espontáneo centro de atenciones, gracias a las formas de vida familiar, ricas en estímulos y a las múltiples ocasiones para reflexionar libremente y con confianza sobre los problemas de la propia identidad todavía incierta y marcada por el enfrentamiento/desencuentro con la sociedad.
El joven que llega a la casa familia advierte enseguida el clima particular que se respira allí: Las tensiones, los miedos, los rechazos que el menor lleva consigo, se reajustan en la novedad de la situación que comienza a vivir. El menor ahora se encuentra en contacto con adultos que ya no siente necesariamente hostiles y autoritariamente impositivos, sino con los que en cambio es posible entretejer relaciones positivas y estructurantes de entendimiento, colaboración, amistad, en un respeto recíproco. Todo eso sin embargo presupone un mínimo de preparación e implicación del menor en la nueva experiencia que está llamado a vivir, de otro modo todo se vuelve más difícil.
Sin teorías y siguiendo a Don Bosco
Cuando la relación menor-casa familia es positiva, uno se da cuenta, y la experiencia lo confirma, de que se agrieta el muro de desconfianza hacia los adultos que el adolescente ha construido como defensa en las anteriores experiencias ante los problemas familiares y sociales. Empieza a emerger viva la nostalgia de cariños olvidados, sobre todo maternos, revividos ahora con una inédita voluntad de protección respecto de aquellos factores traumáticos que han provocado serios problemas en la infancia. Se abre paso en el joven la conciencia de tener dentro de sí fuerzas interiores totalmente suyas, que se pueden orientar hacia objetivos por ahora poco definidos, pero que su realización sabe ahora que puede contar con alguien que es de hecho un amigo.
De este modo el joven está en condiciones de apropiarse de su vida, de poder pensar en sus heridas (retrasos escolares, dureza afectiva, dificultad expresiva, incompetencias profesionales, problemas laborales etcétera) y de crear, en un tiempo que es ahora ya demasiado corto, las condiciones para un futuro "suyo", libre, en una relación, esta vez, no marginalizante de la sociedad.
Nuestra tarea, como se ve, es ardua… pero en todo caso algo queda claro: los muchachos que han vivido algún tiempo con nosotros, todos, extranjeros e italianos, han vivido aquel período de sus vidas no como una "desgracia" que se suma a las otras, sino como un momento importante y enriquecedor y que, en todo caso, queda como expresión de una cultura de la solidaridad: Esta cultura de la solidaridad siempre ha sido una convicción expresa por nuestra parte, que hunde sus raíces no sólo en una fe religiosa y salesiana sino también en una alternativa para una sociedad más humana. Lo que queremos ofrecer es un espacio de "justicia", en el sentido de que nos proponemos darle al menor aquello que o no ha tenido nunca o ha tenido de modo inadecuado.
Sinceramente, nunca hemos teorizado sobre nuestro modo de acercamiento al muchacho, porque el estilo salesiano, el estilo de don BOSCO es ya de por sí un modelo vencedor: excluye toda forma de paternalismo o asistencialismo para ofrecer una propuesta de acogida sincera, materializada en la amistad, la escucha, la coparticipación, la exigente y justa coherencia en los comportamientos.
Aceptar y hacerse aceptar se convierte así en el punto clave y, en cuanto tal, en el objetivo prioritario de nuestra casa-familia. Si no se llega a implicar al menor en las decisiones que se toman para él y sobre él, no se puede sacar adelante ningún proyecto educativo y todo se limitará a tareas de represión o custodia muy lejos del pensamiento de don Bosco.
Escapados de la guerra
Estos últimos años nos hemos visto implicados exclusivamente en la acogida a menores extranjeros procedentes del Norte de África, de Albania, Rumania y Afganistán. Estos últimos, en particular, nos reenvían al recuerdo de cómo ha querido don Bosco a los jóvenes: "me basta que seáis jóvenes para que yo os quiera mucho". Son chicos escapados de la guerra, obligados a dejar su País para evitar la suerte de sus padres muertos a manos de los talibanes. Tienen historias tristes, en los ojos el terror de la muerte, en el corazón la conciencia de no poder volver a su tierra: Lejos de las propias raíces, sin la posibilidad de echar otras nuevas, suspendidos entre el pasado y el futuro, en un presente pobre, de privaciones. Muchos de ellos llevan sobre el cuerpo las señales evidentes de las torturas padecidas antes de lograr salvarse: Las historias de sus viajes alucinantes no pueden no estimularnos a ser para ellos aquella mano amiga, aquel hombro sobre el que poder apoyarse y, por qué no, llorar cuando resurge vivo el recuerdo de sus seres queridos y de su tierra lejana.
Son muchachos fuertes, sumando todo: no sé cuántos de nuestros muchachos italianos acostumbrados a una vida más o menos cómoda tendrían la fuerza interior que ellos muestran. Solos, extranjeros en una tierra diferente, a menudo hostil y desconfiada en sus confrontaciones, saben incluso arremangarse las mangas en el evidente esfuerzo por aprender nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestro perseguir una vida tranquila, sin demasiados obstáculos o problemas. Nuestro compromiso como pareja y como salesianos cooperadores para estos muchachos es lo que el Rector Mayor ha subrayado en su aguinaldo: educar con el corazón de don Bosco para el desarrollo integral de la vida de los jóvenes, sobre todo de los más pobres y más desfavorecidos, promoviendo sus derechos.
Ciertamente nos esforzamos por educar y querer con el corazón de don Bosco, pero no llegaremos nunca a tener un corazón tan grande como el suyo… indudablemente entendemos y nos afanamos para que estos nuestros amigos sean respetados en sus derechos. Tal vez hoy entiendo la gran dificultad experimentada por don Bosco cuando buscaba por las obras a sus chicos para animarlos, pero sobre todo para cerciorarse de que los empresarios respetaran por ello sus derechos. También a nosotros a menudo nos ocurre tener que emplearnos no sólo para insertarlos en el mundo del trabajo que se revela cada vez más estrecho, sino, sobre todo, para que cuantos les ofrecen trabajo sean correctos y justos en sus obligaciones... Cuántas veces ha ocurrido tener que recordar y exigir el respeto del horario de trabajo y de una justo retribución… y al mismo tiempo tener que excusarnos ante nuestros muchachos por la innoble explotación de parte de muchos buenos cristianos. Nuestro compromiso se concreta, así, en promover con los hechos y en la medida que nos es posible la dignidad de estos jóvenes.
Cien lieras por favor !!!
Ya no basta sólo con abrir y agrandar el corazón para acogerlos: hoy más que nunca se trata de batirnos para que sean reconocidos sus derechos, para que a nadie le falte la esperanza en un futuro más humano. Pienso que si don Bosco viviera hoy, indudablemente emplearía a fondo toda su creatividad para alimentar una cultura de formación de las conciencias para el reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona humana sea cual fuere el color de su piel y para responder concretamente al grito de Cristo que pide ayuda revestido del angoleño sediento, del afgano huérfano que ha visto morir a sus seres queridos bajo su mirada, del muchacho que huye de una situación insoportable en su país…
Son muchos los recuerdos que los muchachos han gravado en mi mente y en mi corazón, si tuviera que contar las historias de cuantos han pasados por nuestra casa... no bastarían los años que me quedan todavía por vivir... pero quiero dejaros al menos uno a vosotros:
Era la víspera de Navidad, hace ahora 24 años. Estaba metida en la cocina para preparar la cena, cuando un muchacho vino a decirme que Merak (un chico Romaní, llegado hacia poco a Providencia, lloraba desconsoladamente. Merak había sido vendido a una caravana de gitanos por sus parientes cuando apenas tenía dos años. Obligado a pedir limosna, pegado y torturado (tenía sobre la espalda las señales indelebles de las quemaduras de los cigarrillos apagados sobre su piel) a la edad de 10 años logró escapar y que se perdiera su pista; fue encontrado por la policía medio aterido bajo un banco en el parque del Eur. Las únicas palabras que supo decir en italiano fueron: un monedita, cien liras, por favor. Fue internado en un instituto a la espera de ser adoptado pero... ¿quién tiene el ánimo para adoptar a un niño que no es rubio ni tiene los ojos azules y que además es Romaní?
Una Crisis
La institución que lo había acogido cerraba y tuvieron que buscar una nueva situación para los internos más grandecitos: Tenía 14 años cuando nos lo trajeron, después de haber sabido de nuestra existencia por un artículo leído en el periódico El Mensajero. Trabajaba en una pizzería justo al lado de la institución que lo hospedaba. El propietario, obviamente, no lo tenía en regla, más bien le había hecho pesado el propio trabajo. Merak, aquel día, había visto en Providencia un vaivén de amigos que venían a desear las “felices pascuas”: fue el momento de la crisis.
Lo animé a hablar y a explicarme el motivo de su llanto. Nos llevó un buen rato ante de que me respondiera: "lloro porque pienso en mi situación; estoy solo en el mundo, no conozco a mis padres, no tengo parientes, no tengo amigos… si tuviera que ir a dar desear unas felices navidades a alguien no sabría a quien hacerlo".
Podía parecer una respuesta banal porque en casa había muchos otros más o menos en su misma situación... pero Merak tenía una mirada triste, casi desesperada. ¡Qué pudo pensar! Lo abracé diciéndole que estaba mintiendo porque en aquel mismo momento podría y debía desearnos las felices navidades a nosotros, a Carlo y a Lillina, y a los muchos amigos que había conocido en Providencia.
Se serenó enseguida regalándome su sonrisa más espléndida. Volví así a la cocina. Después de una buena media hora me lo encontré en la cocina; me pidió que lo acompañara a la habitación de al lado, allí fui; en el centro de la mesa, bien puesta, había una Estrella de Navidad, un billete escrito a toda prisa: "¡querida mamá, te quiero!"
Fue la primera de una larga serie porque desde aquel día cada año Merak, que ya no es un muchacho, tiene amigos a los que decir: ¡Feliz Navidad!
Acabo aquí deseando a todos los presentes y a toda la familia salesiana el poder ser en la vida aquella mano y aquellos brazos abiertos para acoger el Feliz Navidad y la sonrisa sincera de los muchos Merak que vagan por nuestras calles y que esperan oír una voz que les diga: A partir de hoy ya no estás solo, estoy YO.
En el fondo, hace tiempo que esperaba un aguinaldo como el de este año... agradezco, pues, de todo corazón al Rector Mayor que haya tenido la sensibilidad y el valor de empujarnos a una reflexión realmente actual y fascinante para nosotros salesianos, hoy.
Las palabras del "aguinaldo" me han trasladado a los años '80 cuando, recién llegada del Ecuador después de una experiencia en la selva amazónica como misionera seglar, cargada de las experiencias de vida tenidas con los indios jíbaros, decidí, junto a mi marido, dedicar mi vida, mejor nuestra vida, a las misiones.
Nacimiento de un hijo
Nuestra vuelta definitiva a la Amazonia fue entorpecida primero por la llegada de nuestro primer niño, Giampiero, y luego por motivos personales de salud.
Parecía normal considerar que todo se conjuraba contra nuestra decisión; sólo más tarde he comprendido que, quizás, el Buen Dios tenía otros proyectos para nosotros y para nuestra vida.
Recuerdo aquellos años (del 78 al 80) un poco grises aunque alegrados por la sonrisa de nuestro hijo que había enriquecido, con su nacimiento, nuestro matrimonio: nos sentimos como entrampados en lo cotidiano (trabajo-casa, casa-trabajo) que ataba los que fueron nuestros sueños, las que fueron las decisiones fundamentales sobre las que se basó nuestro amor… mientras, a nuestro alrededor había un mundo que gritaba: ayuda, un mundo, sobre todo el juvenil, acechado por peligros enormes, demasiado grandes y demasiado ensordecedores como para dejarnos tranquilos, anclados a un sistema de vida que preveía un compromiso casi exclusivo por nuestro hijo y nuestra vida de pareja.
Fueron los años en los que muchos, demasiados jóvenes, sucumbieron bajo el peso aplastante de la heroína. Demasiados, muchos jóvenes, entraron y salieron de la cárcel rechazados por las propias familias y eran pocas las personas que se interesaban por sus historias.
Me martilleaban insistentemente por dentro las palabras que don Bosco dijo después de haber visitado la cárcel de Turín a la vista de tantos muchachos tras los barrotes: "¡Ay! Si estos jovencitos hubieran tenido una mano amiga…" Sentí dentro de mí el deber y el deseo de convertirme en aquella mano amiga para impedir la ruina de tanta bella juventud: Fue así como que nos pusimos a la búsqueda de un lugar donde poder acoger aquellos jóvenes que interpelaban nuestra conciencia y nos imponían, sin demasiados miramientos, un estilo de vida un poco “sui generis”, ciertamente lejos de la vida "tranquila" que quizás nuestros padres soñaron para nosotros.
Jóvenes en un "establo"
Tal vez porque todo comenzó por una serie de coincidencias fortuitas: nos fue indicada por el Rector del Santuario del Divino Amor a quien nos dirigimos, una vieja ruina abandonada; era un establo con los pesebres todavía intactos, propiedad del marqués Gerini, conocido amigo y bienhechor de las obras salesianas. No nos costó mucho convencerlo para que lo pusiera a nuestra disposición para una actividad en favor de jóvenes en dificultad. Quizás ni él ni nosotros imaginábamos entonces que aquel "establo" llegaría a calentar a más de 400 jóvenes que a lo largo de estos años (25) han encontrado una mano tendida a sus necesidades.
No es la primera vez que un "establo", lugar anónimo y ciertamente rechazado por la gente "de bien", hace de cuna a los sueños de quien quiere anunciar una existencia renovada a los pobres, a los oprimidos… a los últimos.Con la ayuda de muchos cooperadores, salesianos, hermanas,… aquel establo se transformó enseguida en casa acogedora para aquellos jóvenes que nos pidieron ayuda.Nuestra familia creció así, sobre todo abriendo las puertas a los pequeños, a los adolescentes que se encontraban en situaciones difíciles personales, sociales o familiares.
Como en la mejor tradición salesiana partimos sin medios económicos, confiando exclusivamente en las ofrendas de muchos amigos pero sobre todo en la ayuda de Dios y para que el buen Dios no se olvidara de nosotros, llamamos la obra "Providencia". La nuestra no quiso ser una comunidad ni terapéutica ni mucho menos un casi-colegio, sino, desde el primer día, una "Familia" que se abría a los jóvenes que, encontrándose en dificultad ya de carácter familiar y ambiental ya por haber faltado a la ley ya por el peligro de recaer, etcétera, buscaban un apoyo moral-educativo durante el tiempo que fuera necesario para hacer madurar una situación diferente, como la de permitirles una reintegración en el contexto familiar y social, privilegiando la prevención ante una posible caída o recaída, al estilo que nos enseñó don Bosco.
Hacer un balance de la actividad desarrollada durante estos 25 años no es sencillo. Sólo Dios conoce verdaderamente el corazón del hombre; sólo Él sabe si la fatiga ha dado o dará los frutos deseados. Nosotros intentamos dar un testimonio cristiano, agradecidos a Él si lo fecundara.
Ley de defensa del menor
Los primeros años nos vieron ocupados sobre todo en la acogida de los pequeños que nos eran confiados por el Tribunal de menores en virtud de la ley 266 que dictaba que un menor no fuera introducido en el circuito carcelario al primer delito para evitar la consolidación de actitudes negativas.
Lo entrada en vigor de esta ley representó una importante inflexión cultural y social. El menor era por primera vez considerado sujeto de derechos y, como tal, defendido y sostenido.
La sociedad es siempre deudora hacia los más jóvenes, siempre está en la obligación de ofrecer lo máximo de sus capacidades para permitir vivir un presente digno y para preparar un futuro responsable y libre y al mismo tiempo que el Tribunal nos confiaba a adolescentes turbulentos nos exigía implícitamente ser garantes de una cualificada propuesta educativa… que no podía no estar empapada de la pedagogía de don Bosco.
Así Providencia se caracterizó enseguida como un lugar privilegiado y raro, en cuyo interior un adolescente en dificultad se convertía, por fin, en natural y espontáneo centro de atenciones, gracias a las formas de vida familiar, ricas en estímulos y a las múltiples ocasiones para reflexionar libremente y con confianza sobre los problemas de la propia identidad todavía incierta y marcada por el enfrentamiento/desencuentro con la sociedad.
El joven que llega a la casa familia advierte enseguida el clima particular que se respira allí: Las tensiones, los miedos, los rechazos que el menor lleva consigo, se reajustan en la novedad de la situación que comienza a vivir. El menor ahora se encuentra en contacto con adultos que ya no siente necesariamente hostiles y autoritariamente impositivos, sino con los que en cambio es posible entretejer relaciones positivas y estructurantes de entendimiento, colaboración, amistad, en un respeto recíproco. Todo eso sin embargo presupone un mínimo de preparación e implicación del menor en la nueva experiencia que está llamado a vivir, de otro modo todo se vuelve más difícil.
Sin teorías y siguiendo a Don Bosco
Cuando la relación menor-casa familia es positiva, uno se da cuenta, y la experiencia lo confirma, de que se agrieta el muro de desconfianza hacia los adultos que el adolescente ha construido como defensa en las anteriores experiencias ante los problemas familiares y sociales. Empieza a emerger viva la nostalgia de cariños olvidados, sobre todo maternos, revividos ahora con una inédita voluntad de protección respecto de aquellos factores traumáticos que han provocado serios problemas en la infancia. Se abre paso en el joven la conciencia de tener dentro de sí fuerzas interiores totalmente suyas, que se pueden orientar hacia objetivos por ahora poco definidos, pero que su realización sabe ahora que puede contar con alguien que es de hecho un amigo.
De este modo el joven está en condiciones de apropiarse de su vida, de poder pensar en sus heridas (retrasos escolares, dureza afectiva, dificultad expresiva, incompetencias profesionales, problemas laborales etcétera) y de crear, en un tiempo que es ahora ya demasiado corto, las condiciones para un futuro "suyo", libre, en una relación, esta vez, no marginalizante de la sociedad.
Nuestra tarea, como se ve, es ardua… pero en todo caso algo queda claro: los muchachos que han vivido algún tiempo con nosotros, todos, extranjeros e italianos, han vivido aquel período de sus vidas no como una "desgracia" que se suma a las otras, sino como un momento importante y enriquecedor y que, en todo caso, queda como expresión de una cultura de la solidaridad: Esta cultura de la solidaridad siempre ha sido una convicción expresa por nuestra parte, que hunde sus raíces no sólo en una fe religiosa y salesiana sino también en una alternativa para una sociedad más humana. Lo que queremos ofrecer es un espacio de "justicia", en el sentido de que nos proponemos darle al menor aquello que o no ha tenido nunca o ha tenido de modo inadecuado.
Sinceramente, nunca hemos teorizado sobre nuestro modo de acercamiento al muchacho, porque el estilo salesiano, el estilo de don BOSCO es ya de por sí un modelo vencedor: excluye toda forma de paternalismo o asistencialismo para ofrecer una propuesta de acogida sincera, materializada en la amistad, la escucha, la coparticipación, la exigente y justa coherencia en los comportamientos.
Aceptar y hacerse aceptar se convierte así en el punto clave y, en cuanto tal, en el objetivo prioritario de nuestra casa-familia. Si no se llega a implicar al menor en las decisiones que se toman para él y sobre él, no se puede sacar adelante ningún proyecto educativo y todo se limitará a tareas de represión o custodia muy lejos del pensamiento de don Bosco.
Escapados de la guerra
Estos últimos años nos hemos visto implicados exclusivamente en la acogida a menores extranjeros procedentes del Norte de África, de Albania, Rumania y Afganistán. Estos últimos, en particular, nos reenvían al recuerdo de cómo ha querido don Bosco a los jóvenes: "me basta que seáis jóvenes para que yo os quiera mucho". Son chicos escapados de la guerra, obligados a dejar su País para evitar la suerte de sus padres muertos a manos de los talibanes. Tienen historias tristes, en los ojos el terror de la muerte, en el corazón la conciencia de no poder volver a su tierra: Lejos de las propias raíces, sin la posibilidad de echar otras nuevas, suspendidos entre el pasado y el futuro, en un presente pobre, de privaciones. Muchos de ellos llevan sobre el cuerpo las señales evidentes de las torturas padecidas antes de lograr salvarse: Las historias de sus viajes alucinantes no pueden no estimularnos a ser para ellos aquella mano amiga, aquel hombro sobre el que poder apoyarse y, por qué no, llorar cuando resurge vivo el recuerdo de sus seres queridos y de su tierra lejana.
Son muchachos fuertes, sumando todo: no sé cuántos de nuestros muchachos italianos acostumbrados a una vida más o menos cómoda tendrían la fuerza interior que ellos muestran. Solos, extranjeros en una tierra diferente, a menudo hostil y desconfiada en sus confrontaciones, saben incluso arremangarse las mangas en el evidente esfuerzo por aprender nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestro perseguir una vida tranquila, sin demasiados obstáculos o problemas. Nuestro compromiso como pareja y como salesianos cooperadores para estos muchachos es lo que el Rector Mayor ha subrayado en su aguinaldo: educar con el corazón de don Bosco para el desarrollo integral de la vida de los jóvenes, sobre todo de los más pobres y más desfavorecidos, promoviendo sus derechos.
Ciertamente nos esforzamos por educar y querer con el corazón de don Bosco, pero no llegaremos nunca a tener un corazón tan grande como el suyo… indudablemente entendemos y nos afanamos para que estos nuestros amigos sean respetados en sus derechos. Tal vez hoy entiendo la gran dificultad experimentada por don Bosco cuando buscaba por las obras a sus chicos para animarlos, pero sobre todo para cerciorarse de que los empresarios respetaran por ello sus derechos. También a nosotros a menudo nos ocurre tener que emplearnos no sólo para insertarlos en el mundo del trabajo que se revela cada vez más estrecho, sino, sobre todo, para que cuantos les ofrecen trabajo sean correctos y justos en sus obligaciones... Cuántas veces ha ocurrido tener que recordar y exigir el respeto del horario de trabajo y de una justo retribución… y al mismo tiempo tener que excusarnos ante nuestros muchachos por la innoble explotación de parte de muchos buenos cristianos. Nuestro compromiso se concreta, así, en promover con los hechos y en la medida que nos es posible la dignidad de estos jóvenes.
Cien lieras por favor !!!
Ya no basta sólo con abrir y agrandar el corazón para acogerlos: hoy más que nunca se trata de batirnos para que sean reconocidos sus derechos, para que a nadie le falte la esperanza en un futuro más humano. Pienso que si don Bosco viviera hoy, indudablemente emplearía a fondo toda su creatividad para alimentar una cultura de formación de las conciencias para el reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona humana sea cual fuere el color de su piel y para responder concretamente al grito de Cristo que pide ayuda revestido del angoleño sediento, del afgano huérfano que ha visto morir a sus seres queridos bajo su mirada, del muchacho que huye de una situación insoportable en su país…
Son muchos los recuerdos que los muchachos han gravado en mi mente y en mi corazón, si tuviera que contar las historias de cuantos han pasados por nuestra casa... no bastarían los años que me quedan todavía por vivir... pero quiero dejaros al menos uno a vosotros:
Era la víspera de Navidad, hace ahora 24 años. Estaba metida en la cocina para preparar la cena, cuando un muchacho vino a decirme que Merak (un chico Romaní, llegado hacia poco a Providencia, lloraba desconsoladamente. Merak había sido vendido a una caravana de gitanos por sus parientes cuando apenas tenía dos años. Obligado a pedir limosna, pegado y torturado (tenía sobre la espalda las señales indelebles de las quemaduras de los cigarrillos apagados sobre su piel) a la edad de 10 años logró escapar y que se perdiera su pista; fue encontrado por la policía medio aterido bajo un banco en el parque del Eur. Las únicas palabras que supo decir en italiano fueron: un monedita, cien liras, por favor. Fue internado en un instituto a la espera de ser adoptado pero... ¿quién tiene el ánimo para adoptar a un niño que no es rubio ni tiene los ojos azules y que además es Romaní?
Una Crisis
La institución que lo había acogido cerraba y tuvieron que buscar una nueva situación para los internos más grandecitos: Tenía 14 años cuando nos lo trajeron, después de haber sabido de nuestra existencia por un artículo leído en el periódico El Mensajero. Trabajaba en una pizzería justo al lado de la institución que lo hospedaba. El propietario, obviamente, no lo tenía en regla, más bien le había hecho pesado el propio trabajo. Merak, aquel día, había visto en Providencia un vaivén de amigos que venían a desear las “felices pascuas”: fue el momento de la crisis.
Lo animé a hablar y a explicarme el motivo de su llanto. Nos llevó un buen rato ante de que me respondiera: "lloro porque pienso en mi situación; estoy solo en el mundo, no conozco a mis padres, no tengo parientes, no tengo amigos… si tuviera que ir a dar desear unas felices navidades a alguien no sabría a quien hacerlo".
Podía parecer una respuesta banal porque en casa había muchos otros más o menos en su misma situación... pero Merak tenía una mirada triste, casi desesperada. ¡Qué pudo pensar! Lo abracé diciéndole que estaba mintiendo porque en aquel mismo momento podría y debía desearnos las felices navidades a nosotros, a Carlo y a Lillina, y a los muchos amigos que había conocido en Providencia.
Se serenó enseguida regalándome su sonrisa más espléndida. Volví así a la cocina. Después de una buena media hora me lo encontré en la cocina; me pidió que lo acompañara a la habitación de al lado, allí fui; en el centro de la mesa, bien puesta, había una Estrella de Navidad, un billete escrito a toda prisa: "¡querida mamá, te quiero!"
Fue la primera de una larga serie porque desde aquel día cada año Merak, que ya no es un muchacho, tiene amigos a los que decir: ¡Feliz Navidad!
Acabo aquí deseando a todos los presentes y a toda la familia salesiana el poder ser en la vida aquella mano y aquellos brazos abiertos para acoger el Feliz Navidad y la sonrisa sincera de los muchos Merak que vagan por nuestras calles y que esperan oír una voz que les diga: A partir de hoy ya no estás solo, estoy YO.
Sacerdote exorcista advierte contra esoterismo en México
MÉXICO D.F.,(ACI).- El P. José Luis del Río y Santiago, de la diócesis mexicana de Saltillo, que se vio forzado a realizar un exorcismo durante una Misa de curación el lunes pasado, alertó contra el esoterismo, los curanderos y las prácticas de adivinación porque "están abriendo las puertas al satanismo".
Durante la Misa celebrada en la parroquia del Ojo de Agua, una joven mujer presentó signos de posesión demoníaca, obligando al P. del Río a practicar el exorcismo frente a los asistentes.
El P. del Río, autorizado por el Obispo para practicar el rito de exorcismo en la diócesis, advirtió que las prácticas de adivinación, la brujería y el ocultismo está llevando a que aumenten notablemente los casos de posesión satánica.
"Hay gente que se involucra en ese tipo de prácticas sin saber que lo que está haciendo es abrir la puerta al demonio", destacó.
"La gente comienza a ver el ocultismo o la adivinación como algo natural y legítimo; y ve en los medios los programas de astrología, de parasicólogos y maestros síquicos. Por la ignorancia se dejan llevar y pueden caer en prácticas de ocultismo. Hay que advertir a los fieles que estas prácticas abre la puerta al demonio", agregó.
La joven exorcizada, que el lunes pasado abandonó el templo con paso vacilante, asistida por sus familiares, "tendrá que volver a recibir varias sesiones para asegurar su recuperación", dijo el P. del Río.
Durante la Misa celebrada en la parroquia del Ojo de Agua, una joven mujer presentó signos de posesión demoníaca, obligando al P. del Río a practicar el exorcismo frente a los asistentes.
El P. del Río, autorizado por el Obispo para practicar el rito de exorcismo en la diócesis, advirtió que las prácticas de adivinación, la brujería y el ocultismo está llevando a que aumenten notablemente los casos de posesión satánica.
"Hay gente que se involucra en ese tipo de prácticas sin saber que lo que está haciendo es abrir la puerta al demonio", destacó.
"La gente comienza a ver el ocultismo o la adivinación como algo natural y legítimo; y ve en los medios los programas de astrología, de parasicólogos y maestros síquicos. Por la ignorancia se dejan llevar y pueden caer en prácticas de ocultismo. Hay que advertir a los fieles que estas prácticas abre la puerta al demonio", agregó.
La joven exorcizada, que el lunes pasado abandonó el templo con paso vacilante, asistida por sus familiares, "tendrá que volver a recibir varias sesiones para asegurar su recuperación", dijo el P. del Río.
Aprueban presunto milagro por intercesión de numeraria del Opus Dei
BARCELONA, (ACI).- El Arzobispo de Barcelona, Cardenal Lluís Martínez Sistach, clausuró el proceso que evaluó un presunto milagro realizado por intercesión de una de las primeras numerarias del Opus Dei, la Sierva de Dios Guadalupe Ortiz de Landázuri i Fernández de Heredia, por lo que ahora el postulador P. José Carlos Martín de la Hoz, llevará la causa a Roma.
El Arzobispado de Barcelona señaló que el posible milagro es la curación de un quiste canceroso en los ojos. La probable intercesión de la numeraria fue experimentada por Antonio Sedano.
En el acto estuvieron presentes el Vicario Regional de la Prelatura del Opus Dei en España, Ramón Herrando; y el Vicario de la Prelatura en Cataluña, Antoni Pujals.
La Sierva de Dios Guadalupe Ortiz de Landázuri, fue una de las primeras mujeres del Opus Dei.
Profesional en química, Guadalupe realizó un intenso trabajo evangelizador en España, México e Italia, donde también se dedicó a la promoción social, especialmente de la mujer. Murió en Pamplona en 1975.
El Arzobispado de Barcelona señaló que el posible milagro es la curación de un quiste canceroso en los ojos. La probable intercesión de la numeraria fue experimentada por Antonio Sedano.
En el acto estuvieron presentes el Vicario Regional de la Prelatura del Opus Dei en España, Ramón Herrando; y el Vicario de la Prelatura en Cataluña, Antoni Pujals.
La Sierva de Dios Guadalupe Ortiz de Landázuri, fue una de las primeras mujeres del Opus Dei.
Profesional en química, Guadalupe realizó un intenso trabajo evangelizador en España, México e Italia, donde también se dedicó a la promoción social, especialmente de la mujer. Murió en Pamplona en 1975.
Héroes / Autor: Vicente D. Yanes, L.C.
Parece que los héroes son esa gente que miramos en el cine –¡menuda realidad!– que poseen poderes especiales, o bien, que si reciben disparos no se mueren. Sea que se trate de un hombre normal, un tal Bruce Willis en la típica película de «Me quitaron a mi familia y sólo tengo una navaja», o un humano-mutante que lanza telarañas, lo que admiramos es esto: que su agenda está llena con mil calamidades y sin embargo se preocupan por los demás antes que por sí mismos.
No soy un enemigo del cine, de lo que soy contrario es que no reconozcamos a tantos héroes que viven a nuestro lado. Alabamos una “conducta ejemplar” en un personaje que no existe, en una situación que no sólo no es real, sino que se presenta bastante inverosímil y no nos damos cuenta de que los héroes tienen nombres tan normales y corrientes como los nuestros…
Los héroes son hombres de carne y hueso, tienen sentimientos y a veces sienten frío, como el P. Juan Sarmiento: un sacerdote argentino que vive en la mismísima Siberia, no para jugar a las cartas con los osos, ni para vencer un insano récord de vivir por un mes a la intemperie. Está allí llevado por el amor que tiene a Dios y a todos los hombres.
El P. Juan –que en breve cumplirá sus 50 años– es un héroe porque tuvo que pelearle al gobierno ruso un pedazo de tierra, no en Hawai, sino a 1,400 kilómetros al norte de San Petersburgo, en Murmansk, donde sí conocen lo que es el frío.
Es héroe porque tuvo que soportar una larga y dura prueba como lo es aprender el ruso durante 9 meses y lo consiguió. No sólo eso, gracias a sus esfuerzos pudo abrir la primera iglesia católica del lugar (Parroquia de San Miguel Arcángel, por si alguno quiere visitarla).
¿Enemigos? Más que antagonistas personificados, el P. Juan y los otros dos sacerdotes que le acompañan –uno español y el otro alemán– han tenido que hacer frente a una cierta indiferencia entre sus fieles. La razón: el estalinismo feroz sembró la desconfianza y la inseguridad entre esas personas.
Junto a esto, el alcohol –con su famosa cara nacional: el vodka– es un gran problema que afecta a la población. Sin embargo, nunca ha dejado lugar al desaliento en su vida y, poco a poco, a lo largo de siete años ha podido ir construyendo una pequeña comunidad de católicos, en medio de la gran mayoría de ateos y de ortodoxos…
¿Cómo ha aguantado? Su secreto ha sido no dejar de amar a esas personas. En el corazón de un sacerdote, de un héroe, hay espacio para todos: jóvenes, ancianos, mujeres, hombres, niños, enemigos, indiferentes, católicos… hasta los no creyentes.
Llama la atención que la organista de su parroquia es una mujer atea. Quizá ésta sea una característica principal del héroe: si da la vida al servicio de todos por igual es un héroe; si lo hace sólo por algunos, no podríamos darle ese título.
Necesitamos más hombres y mujeres como éstos: héroes de verdad. Héroes no porque se enfrasquen en un apretado y vistoso traje, sino porque creen en el amor. En efecto, sólo el amor nos convertirá en auténticos héroes.
------------------------------------------------------------
Con datos del diario Clarín, 16 de diciembre de 2007.
Fuente: www.buenas-noticias.org
No soy un enemigo del cine, de lo que soy contrario es que no reconozcamos a tantos héroes que viven a nuestro lado. Alabamos una “conducta ejemplar” en un personaje que no existe, en una situación que no sólo no es real, sino que se presenta bastante inverosímil y no nos damos cuenta de que los héroes tienen nombres tan normales y corrientes como los nuestros…
Los héroes son hombres de carne y hueso, tienen sentimientos y a veces sienten frío, como el P. Juan Sarmiento: un sacerdote argentino que vive en la mismísima Siberia, no para jugar a las cartas con los osos, ni para vencer un insano récord de vivir por un mes a la intemperie. Está allí llevado por el amor que tiene a Dios y a todos los hombres.
El P. Juan –que en breve cumplirá sus 50 años– es un héroe porque tuvo que pelearle al gobierno ruso un pedazo de tierra, no en Hawai, sino a 1,400 kilómetros al norte de San Petersburgo, en Murmansk, donde sí conocen lo que es el frío.
Es héroe porque tuvo que soportar una larga y dura prueba como lo es aprender el ruso durante 9 meses y lo consiguió. No sólo eso, gracias a sus esfuerzos pudo abrir la primera iglesia católica del lugar (Parroquia de San Miguel Arcángel, por si alguno quiere visitarla).
¿Enemigos? Más que antagonistas personificados, el P. Juan y los otros dos sacerdotes que le acompañan –uno español y el otro alemán– han tenido que hacer frente a una cierta indiferencia entre sus fieles. La razón: el estalinismo feroz sembró la desconfianza y la inseguridad entre esas personas.
Junto a esto, el alcohol –con su famosa cara nacional: el vodka– es un gran problema que afecta a la población. Sin embargo, nunca ha dejado lugar al desaliento en su vida y, poco a poco, a lo largo de siete años ha podido ir construyendo una pequeña comunidad de católicos, en medio de la gran mayoría de ateos y de ortodoxos…
¿Cómo ha aguantado? Su secreto ha sido no dejar de amar a esas personas. En el corazón de un sacerdote, de un héroe, hay espacio para todos: jóvenes, ancianos, mujeres, hombres, niños, enemigos, indiferentes, católicos… hasta los no creyentes.
Llama la atención que la organista de su parroquia es una mujer atea. Quizá ésta sea una característica principal del héroe: si da la vida al servicio de todos por igual es un héroe; si lo hace sólo por algunos, no podríamos darle ese título.
Necesitamos más hombres y mujeres como éstos: héroes de verdad. Héroes no porque se enfrasquen en un apretado y vistoso traje, sino porque creen en el amor. En efecto, sólo el amor nos convertirá en auténticos héroes.
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Con datos del diario Clarín, 16 de diciembre de 2007.
Fuente: www.buenas-noticias.org
Cien años de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos / Autor: Benedicto XVI
Intervención con motivo del Ángelus
Publicamos la intervención de Benedicto XVI antes y después de rezar la oración mariana del Ángelus a mediodía de este domingo junto a unos 200.000 peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Hace dos días hemos comenzado la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la que católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes, conscientes de que sus divisiones constituyen un obstáculo a la acogida del Evangelio, imploran juntos del Señor, de manera todavía más intensa, el don de la plena comunión. Esta iniciativa providencial nació hace cien años, cuando el padre Paul Wattson comenzó el «Octavario» de oración por la unidad de los discípulos de Cristo.
Por este motivo, hoy están presentes en la plaza de San Pedro los hijos e hijas espirituales del padre Wattson, los hermanos y hermanas del Atonement, a quienes saludo cordialmente y a quienes aliento a continuar en su entrega especial a la causa de la unidad.
Todos tenemos el deber de rezar y trabajar por la superación de toda división entre los cristianos, respondiendo al anhelo de Cristo «Ut unum sint» [«Que sean uno», ndt.]. La oración, la conversión del corazón, la intensificación de los vínculos de comunión constituyen la esencia de este movimiento espiritual, que esperamos pueda llevar pronto a los discípulos de Cristo a la común celebración de la Eucaristía, manifestación de su plena unidad.
El tema bíblico de este año está lleno de significado: «No ceséis de orar» (1 Tesalonicenses 5,17). San Pablo se dirige a la comunidad de Tesalónica, que en su interior experimentaba conflictos, para recordar con fuerza algunas actitudes fundamentales, entre las que destaca precisamente la oración incesante. Con esta invitación, quiere dar a entender que de la nueva vida en Cristo y en el Espíritu Santo procede la capacidad de superar todo egoísmo, de vivir juntos en paz y en armonía fraterna, de cargar con disponibilidad el peso y los sufrimientos de los demás.
¡No tenemos que cansarnos nunca de rezar por la unidad de los cristianos! Cuando Jesús, durante la Última Cena, rezó para que todos «sean uno», tenía un fin preciso: «para que el mundo crea» (Juan 17, 21). La misión evangelizadora de la Iglesia pasa por tanto por el camino ecuménico, el camino de la unidad de fe, del testimonio evangélico y de la auténtica fraternidad.
Al igual que todos los años, el próximo viernes, 25 de enero, iré a la Basílica de San Pablo Extramuros para clausurar, con las Vísperas solemnes, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Invito a los romanos y a los peregrinos a unirse a mí y a los cristianos de las iglesias y comunidades eclesiales que participarán en la celebración para invocar de Dios el don precioso de la reconciliación entre todos los bautizados.
Que la santa Madre de Dios, de la que hoy se recuerda la aparición a Alfonso Ratisbonne en la iglesia de san Andrés delle Fratte, alcance del Señor para todos su discípulos la abundancia del Espíritu Santo, de manera que juntos podamos alcanzar la perfecta unidad y ofrecer el testimonio de fe y de vida del que tiene urgente necesidad el mundo.
[Después del Ángelus, el Papa intervino en varios idiomas. En italiano dijo:]
Deseo, ante todo, saludar a los jóvenes universitarios, a los profesores y a todos vosotros que habéis venido hoy, tan numerosos, a la plaza de San Pedro para participar en la oración del Ángelus y para expresarme vuestra solidaridad. Dirijo también un saludo a muchos otros que se unen a nosotros espiritualmente. Os doy las gracias de corazón, queridos amigos; doy las gracias al cardenal vicario que ha sido promotor de este momento de encuentro.
Como sabéis, había acogido con gusto la gentil invitación que se me había dirigido para intervenir el jueves pasado en la inauguración del año académico de «La Sapienza», universidad de Roma. Conozco bien este centro universitario, tengo estima por él y afecto por sus estudiantes: cada año, en varias ocasiones, muchos de ellos vienen a verme, junto a colegas de otras universidades.
Por desgracia, como es sabido, el clima que se había creado ha hecho inoportuna mi presencia en la ceremonia. A pesar mío, desistí de acudir a la invitación, pero de todos modos he querido enviar el texto que había preparado para esa ocasión. Con el ambiente universitario, que durante largos años fue mi mundo, me unen el amor por la búsqueda de la verdad, por el diálogo franco y respetuoso de las recíprocas posiciones. Todo esto también forma parte de la misión de la Iglesia, comprometida a seguir fielmente a Jesús, Maestro de vida, de verdad y de amor. Como profesor por así decir emérito, que ha conocido a tantos estudiantes en su vida, os aliento a todos, queridos universitarios, a respetar siempre las opiniones de los demás y a buscar, con espíritu libre y responsable, la verdad y el bien. A todos y a cada uno renuevo mi gratitud, asegurando mi afecto y oración.
Saludo ahora a los responsables, dirigentes, profesores, padres y alumnos de las escuelas católicas, reunidos con motivo de la jornada de la escuela católica, que celebra hoy la diócesis de Roma. En la educación en la fe de los muchachos y de los jóvenes, una tarea importante es encomendada también a la escuela católica: os aliento, por tanto, a seguir con vuestro trabajo que pone al Evangelio en el centro, con un proyecto educativo que busca la formación integral de la persona humana. A pesar de las dificultades que encontráis, seguid por tanto con valentía y confianza en vuestra misión, cultivando una constante pasión educativa y un generoso compromiso al servicio de las nuevas generaciones.
[En español dijo :]
Saludo a los peregrinos de lengua española, particularmente a los fieles de las parroquias de san Pablo y san Juan Bautista de Archena, Murcia. En esta semana de oración por la unidad de los cristianos, invito a todos a intensificar las plegarias para obtener el don de la plena comunión de cuantos creen en Cristo. ¡ Feliz domingo!
---------------------------------------------------------------------
[Traducción del original italiano por Jesús Colina
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]
Publicamos la intervención de Benedicto XVI antes y después de rezar la oración mariana del Ángelus a mediodía de este domingo junto a unos 200.000 peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
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Queridos hermanos y hermanas:
Hace dos días hemos comenzado la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la que católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes, conscientes de que sus divisiones constituyen un obstáculo a la acogida del Evangelio, imploran juntos del Señor, de manera todavía más intensa, el don de la plena comunión. Esta iniciativa providencial nació hace cien años, cuando el padre Paul Wattson comenzó el «Octavario» de oración por la unidad de los discípulos de Cristo.
Por este motivo, hoy están presentes en la plaza de San Pedro los hijos e hijas espirituales del padre Wattson, los hermanos y hermanas del Atonement, a quienes saludo cordialmente y a quienes aliento a continuar en su entrega especial a la causa de la unidad.
Todos tenemos el deber de rezar y trabajar por la superación de toda división entre los cristianos, respondiendo al anhelo de Cristo «Ut unum sint» [«Que sean uno», ndt.]. La oración, la conversión del corazón, la intensificación de los vínculos de comunión constituyen la esencia de este movimiento espiritual, que esperamos pueda llevar pronto a los discípulos de Cristo a la común celebración de la Eucaristía, manifestación de su plena unidad.
El tema bíblico de este año está lleno de significado: «No ceséis de orar» (1 Tesalonicenses 5,17). San Pablo se dirige a la comunidad de Tesalónica, que en su interior experimentaba conflictos, para recordar con fuerza algunas actitudes fundamentales, entre las que destaca precisamente la oración incesante. Con esta invitación, quiere dar a entender que de la nueva vida en Cristo y en el Espíritu Santo procede la capacidad de superar todo egoísmo, de vivir juntos en paz y en armonía fraterna, de cargar con disponibilidad el peso y los sufrimientos de los demás.
¡No tenemos que cansarnos nunca de rezar por la unidad de los cristianos! Cuando Jesús, durante la Última Cena, rezó para que todos «sean uno», tenía un fin preciso: «para que el mundo crea» (Juan 17, 21). La misión evangelizadora de la Iglesia pasa por tanto por el camino ecuménico, el camino de la unidad de fe, del testimonio evangélico y de la auténtica fraternidad.
Al igual que todos los años, el próximo viernes, 25 de enero, iré a la Basílica de San Pablo Extramuros para clausurar, con las Vísperas solemnes, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Invito a los romanos y a los peregrinos a unirse a mí y a los cristianos de las iglesias y comunidades eclesiales que participarán en la celebración para invocar de Dios el don precioso de la reconciliación entre todos los bautizados.
Que la santa Madre de Dios, de la que hoy se recuerda la aparición a Alfonso Ratisbonne en la iglesia de san Andrés delle Fratte, alcance del Señor para todos su discípulos la abundancia del Espíritu Santo, de manera que juntos podamos alcanzar la perfecta unidad y ofrecer el testimonio de fe y de vida del que tiene urgente necesidad el mundo.
[Después del Ángelus, el Papa intervino en varios idiomas. En italiano dijo:]
Deseo, ante todo, saludar a los jóvenes universitarios, a los profesores y a todos vosotros que habéis venido hoy, tan numerosos, a la plaza de San Pedro para participar en la oración del Ángelus y para expresarme vuestra solidaridad. Dirijo también un saludo a muchos otros que se unen a nosotros espiritualmente. Os doy las gracias de corazón, queridos amigos; doy las gracias al cardenal vicario que ha sido promotor de este momento de encuentro.
Como sabéis, había acogido con gusto la gentil invitación que se me había dirigido para intervenir el jueves pasado en la inauguración del año académico de «La Sapienza», universidad de Roma. Conozco bien este centro universitario, tengo estima por él y afecto por sus estudiantes: cada año, en varias ocasiones, muchos de ellos vienen a verme, junto a colegas de otras universidades.
Por desgracia, como es sabido, el clima que se había creado ha hecho inoportuna mi presencia en la ceremonia. A pesar mío, desistí de acudir a la invitación, pero de todos modos he querido enviar el texto que había preparado para esa ocasión. Con el ambiente universitario, que durante largos años fue mi mundo, me unen el amor por la búsqueda de la verdad, por el diálogo franco y respetuoso de las recíprocas posiciones. Todo esto también forma parte de la misión de la Iglesia, comprometida a seguir fielmente a Jesús, Maestro de vida, de verdad y de amor. Como profesor por así decir emérito, que ha conocido a tantos estudiantes en su vida, os aliento a todos, queridos universitarios, a respetar siempre las opiniones de los demás y a buscar, con espíritu libre y responsable, la verdad y el bien. A todos y a cada uno renuevo mi gratitud, asegurando mi afecto y oración.
Saludo ahora a los responsables, dirigentes, profesores, padres y alumnos de las escuelas católicas, reunidos con motivo de la jornada de la escuela católica, que celebra hoy la diócesis de Roma. En la educación en la fe de los muchachos y de los jóvenes, una tarea importante es encomendada también a la escuela católica: os aliento, por tanto, a seguir con vuestro trabajo que pone al Evangelio en el centro, con un proyecto educativo que busca la formación integral de la persona humana. A pesar de las dificultades que encontráis, seguid por tanto con valentía y confianza en vuestra misión, cultivando una constante pasión educativa y un generoso compromiso al servicio de las nuevas generaciones.
[En español dijo :]
Saludo a los peregrinos de lengua española, particularmente a los fieles de las parroquias de san Pablo y san Juan Bautista de Archena, Murcia. En esta semana de oración por la unidad de los cristianos, invito a todos a intensificar las plegarias para obtener el don de la plena comunión de cuantos creen en Cristo. ¡ Feliz domingo!
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[Traducción del original italiano por Jesús Colina
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]
Patriarca de Jerusalén: Quienes asumen el puesto de Dios dificultan la unidad / Autor: Robert Cheai
Explica en una misa para jóvenes en Roma
(ZENIT.org).- El obstáculo mayor a la unidad de los cristianos son «las diversas jurisdicciones humanas», explicó el patriarca latino de Jerusalén Su Beatitud Michel Michel Sabbah a los jóvenes del Centro Internacional San Lorenzo en Roma, Italia, en el contexto de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
En una misa celebrada el 18 de enero en este centro cercano a la Plaza de San Pedro, el patriarca dijo que en esta Semana «en Jerusalén, donde conviven trece Iglesias, de las que seis son católicas, cinco ortodoxas y dos protestantes, nos reunimos a orar juntos por la unidad».
El patriarca aclaró que «todos los cristianos deben estar unidos en Jesucristo» y subrayó que el problema de la unidad, aunque «se refiere a la teología y a los dogmas» está ligado principalmente a los «hombres y mujeres que asumen el puesto de Dios», es decir a las «diversas jurisdicciones humanas».
Partiendo de la primera lectura del Libro de Samuel, monseñor Sabbah dijo que en este texto «vemos que el pueblo pide a Samuel darle un rey. Antes de la monarquía, el pueblo era guiado por jueces, los cuales mantenían la relación entre Dios y el pueblo. El significado de su petición de un rey es esta: "No queremos tratar con Dios sino con los hombres"».
Y añadió: «La cuestión de la unidad suscita este interrogante: ¿Estamos tratando con Dios o con los hombres? Si estamos divididos es porque cada uno se rige desde sí mismo, desde su propia política, su propia ideología y su propia cultura».
«Griego no quiere decir Cristo y romano no quiere decir Cristo», subrayó.
Dirigiéndose a los jóvenes, les exhortó: «Es necesario volver siempre a este principio: el cristiano trata siempre con Dios, y si trata con los hombres lo hace porque ve en ellos la imagen de Dios. Si falta la visión de Dios, y nos presentamos sólo como seres humanos con nuestras simpatías y antipatías, es inevitable que haya divisiones entre los cristianos».
«El problema de siempre, no sólo de quienes provocaron el cisma sino también nuestro, de los creyentes de hoy, es éste: si caminamos con Dios, caminamos recto, y vivimos la verdadera alegría y la esperanza en la vida. Si caminamos sin Dios, nuestra vidas jóvenes quedan divididas a varios niveles: afectivos, de amistad, de fe y de coherencia».
«Es necesario en vuestra vida como jóvenes mirar siempre a Dios, y vuestra vida será la vida que ha anunciado Jesús», añadió.
«La vida cristiana no es una privación sino una vida de abundancia. Como nos recuerda el Evangelio de Juan, Jesús viene a darnos la vida en abundancia --recordó--. Por ello, perseverad siempre en vuestra fe cristiana católica: tratad con Dios y con los hombres en cuanto que son imagen de Dios. Cuando Jesús manda amar a todos, lejanos y próximos, amigos y enemigos, nos invita a amar a Dios mismo en aquella persona».
Por último, el patriarca confió a los jóvenes a la Virgen María para que sea guía de sus pasos en todos los caminos de la vida.
San Lorenzo es un centro juvenil creado por Juan Pablo II e inaugurado por él mismo el 13 de marzo de 1983. Ofrece acogida y animación litúrgica y sacramental a los jóvenes residentes y a los peregrinos de Roma. Conserva la primera cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud, donada por el papa Karol Wojtyla en el Año Santo de 1984.
Cada viernes, el centro celebra, a las 16 horas, dos horas de adoración seguidas por el rosario para rezar por las Jornadas Mundiales de la Juventud y una misa presidida generalmente por un obispo o un cardenal.
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Traducido del italiano por Nieves San Martín
(ZENIT.org).- El obstáculo mayor a la unidad de los cristianos son «las diversas jurisdicciones humanas», explicó el patriarca latino de Jerusalén Su Beatitud Michel Michel Sabbah a los jóvenes del Centro Internacional San Lorenzo en Roma, Italia, en el contexto de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
En una misa celebrada el 18 de enero en este centro cercano a la Plaza de San Pedro, el patriarca dijo que en esta Semana «en Jerusalén, donde conviven trece Iglesias, de las que seis son católicas, cinco ortodoxas y dos protestantes, nos reunimos a orar juntos por la unidad».
El patriarca aclaró que «todos los cristianos deben estar unidos en Jesucristo» y subrayó que el problema de la unidad, aunque «se refiere a la teología y a los dogmas» está ligado principalmente a los «hombres y mujeres que asumen el puesto de Dios», es decir a las «diversas jurisdicciones humanas».
Partiendo de la primera lectura del Libro de Samuel, monseñor Sabbah dijo que en este texto «vemos que el pueblo pide a Samuel darle un rey. Antes de la monarquía, el pueblo era guiado por jueces, los cuales mantenían la relación entre Dios y el pueblo. El significado de su petición de un rey es esta: "No queremos tratar con Dios sino con los hombres"».
Y añadió: «La cuestión de la unidad suscita este interrogante: ¿Estamos tratando con Dios o con los hombres? Si estamos divididos es porque cada uno se rige desde sí mismo, desde su propia política, su propia ideología y su propia cultura».
«Griego no quiere decir Cristo y romano no quiere decir Cristo», subrayó.
Dirigiéndose a los jóvenes, les exhortó: «Es necesario volver siempre a este principio: el cristiano trata siempre con Dios, y si trata con los hombres lo hace porque ve en ellos la imagen de Dios. Si falta la visión de Dios, y nos presentamos sólo como seres humanos con nuestras simpatías y antipatías, es inevitable que haya divisiones entre los cristianos».
«El problema de siempre, no sólo de quienes provocaron el cisma sino también nuestro, de los creyentes de hoy, es éste: si caminamos con Dios, caminamos recto, y vivimos la verdadera alegría y la esperanza en la vida. Si caminamos sin Dios, nuestra vidas jóvenes quedan divididas a varios niveles: afectivos, de amistad, de fe y de coherencia».
«Es necesario en vuestra vida como jóvenes mirar siempre a Dios, y vuestra vida será la vida que ha anunciado Jesús», añadió.
«La vida cristiana no es una privación sino una vida de abundancia. Como nos recuerda el Evangelio de Juan, Jesús viene a darnos la vida en abundancia --recordó--. Por ello, perseverad siempre en vuestra fe cristiana católica: tratad con Dios y con los hombres en cuanto que son imagen de Dios. Cuando Jesús manda amar a todos, lejanos y próximos, amigos y enemigos, nos invita a amar a Dios mismo en aquella persona».
Por último, el patriarca confió a los jóvenes a la Virgen María para que sea guía de sus pasos en todos los caminos de la vida.
San Lorenzo es un centro juvenil creado por Juan Pablo II e inaugurado por él mismo el 13 de marzo de 1983. Ofrece acogida y animación litúrgica y sacramental a los jóvenes residentes y a los peregrinos de Roma. Conserva la primera cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud, donada por el papa Karol Wojtyla en el Año Santo de 1984.
Cada viernes, el centro celebra, a las 16 horas, dos horas de adoración seguidas por el rosario para rezar por las Jornadas Mundiales de la Juventud y una misa presidida generalmente por un obispo o un cardenal.
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Traducido del italiano por Nieves San Martín
Aspectos de la Misión de San Pablo / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM
San Lucas sitúa el envío de la Comunidad Cristiana en el día de Pentecostés (Hch 1,8), donde hubo una conversión masiva al escuchar el anuncio de un Cristo muerto y Resucitado (Hch 2,29-41; 10, 37-43; 1Co 1,18-25) como centro de la fe Cristiana (1Co 15,17)
Hay unos signos de credibilidad sobre esta predicación, voy a citar unos cuantos: Curación de un paralítico (Hch 3,1-10; 14,8-18); Pablo y Silas salieron de la cárcel por intervención de un ángel (Hch 16,25-40); o el mismo Pablo que resucita a un joven que se murió al caerse de una ventana cuando oía una Eucaristía presidida por Pablo (Hch 20,7-12).
El mandato de proclamar el Evangelio se adapta según las circunstancias de la Misión: En primer lugar tienen que hacer una división de funciones y crear el ministerio de la caridad para que los marginados sean atendidos en sus necesidades materiales (Hch 6,1-7)
Tras la Conversión de Pablo hay un reconocimiento expreso por la autoridad que Pablo tendrá como misión prioritaria la Evangelización de los gentiles –Missiones Ad Gentes- y Pedro la Evangelización de los judíos (Ga 2,8), donde se generará una serie de problemas por motivo de la circuncisión (para Pablo, los gentiles no estaban obligados) y se hace una Asamblea en Jerusalén para buscar una norma de Convivencia (Ga 2,1-7.9 = Hch 15,1-29; 16,4)
La Misión de Pablo es itinerante; pero cuando surge en el territorio, ciudad o pueblo misionado una Comunidad Cristiana, ordena a uno de Obispo para que se encargue de la animación y que ellos perseveren en la FE, como fue el caso de Timoteo (2Tim 1,6), que por el contenido de la Primera Carta vemos que supo trabajar muy bien y sacar vocaciones para sacerdotes, diáconos, ministerio de la Caridad y luchar contra los pseudos-predicadores.
Pablo tuvo bien en cuenta la cultura del destinatario y respectarla para hacer suyo aquellos elementos que se pueden iluminar desde la fe Cristiana para anunciar a Jesucristo (Hch 17), de tal manera que la Fe no sea una cosa impuesta desde afuera, sino que surja desde el interior de esa cultura, es lo que actualmente se llama inculturación.
La misión que se desarrolla en este libro de los Hechos, es el modelo que la Iglesia ha recuperado a la luz del Concilio Vaticano II.
Hay unos signos de credibilidad sobre esta predicación, voy a citar unos cuantos: Curación de un paralítico (Hch 3,1-10; 14,8-18); Pablo y Silas salieron de la cárcel por intervención de un ángel (Hch 16,25-40); o el mismo Pablo que resucita a un joven que se murió al caerse de una ventana cuando oía una Eucaristía presidida por Pablo (Hch 20,7-12).
El mandato de proclamar el Evangelio se adapta según las circunstancias de la Misión: En primer lugar tienen que hacer una división de funciones y crear el ministerio de la caridad para que los marginados sean atendidos en sus necesidades materiales (Hch 6,1-7)
Tras la Conversión de Pablo hay un reconocimiento expreso por la autoridad que Pablo tendrá como misión prioritaria la Evangelización de los gentiles –Missiones Ad Gentes- y Pedro la Evangelización de los judíos (Ga 2,8), donde se generará una serie de problemas por motivo de la circuncisión (para Pablo, los gentiles no estaban obligados) y se hace una Asamblea en Jerusalén para buscar una norma de Convivencia (Ga 2,1-7.9 = Hch 15,1-29; 16,4)
La Misión de Pablo es itinerante; pero cuando surge en el territorio, ciudad o pueblo misionado una Comunidad Cristiana, ordena a uno de Obispo para que se encargue de la animación y que ellos perseveren en la FE, como fue el caso de Timoteo (2Tim 1,6), que por el contenido de la Primera Carta vemos que supo trabajar muy bien y sacar vocaciones para sacerdotes, diáconos, ministerio de la Caridad y luchar contra los pseudos-predicadores.
Pablo tuvo bien en cuenta la cultura del destinatario y respectarla para hacer suyo aquellos elementos que se pueden iluminar desde la fe Cristiana para anunciar a Jesucristo (Hch 17), de tal manera que la Fe no sea una cosa impuesta desde afuera, sino que surja desde el interior de esa cultura, es lo que actualmente se llama inculturación.
La misión que se desarrolla en este libro de los Hechos, es el modelo que la Iglesia ha recuperado a la luz del Concilio Vaticano II.
Mensaje del Papa con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo 2008 / Autor: Benedicto XVI
Se celebrará el 11 de febrero
Publicamos el mensaje que ha escrito Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el 11 de febrero de 2008, con eje central el Santuario de Lourdes, en el 150 aniversario de las apariciones de la Virgen.
* * *
¡Queridos hermanos y hermanas!
1. El 11 de febrero, conmemoración de la Beata María Virgen de Lourdes, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, ocasión propicia para reflexionar en torno al sentido del dolor cristiano y sobre el deber cristiano de ocuparnos de él bajo cualquier situación que se presente. Dicha significativa celebración está relacionada este año con dos acontecimientos importantes para la vida de la Iglesia, como lo manifiesta claramente el tema escogido «La Eucaristía, Lourdes y el cuidado pastoral de los enfermos»: el 150° aniversario de las apariciones de la Inmaculada en Lourdes y la celebración del Congreso Eucarístico Internacional en Quebec, Canadá. De este modo, se brinda una oportunidad especial para considerar la estrecha relación que existe entre el Misterio eucarístico, el papel de María en el proyecto salvífico y la realidad del dolor y del sufrimiento humano.
Los 150 años de las apariciones de Lourdes nos invitan a dirigir nuestra mirada hacia la Virgen Santísima, cuya Inmaculada Concepción constituye el don sublime y gratuito de Dios a una mujer, a fin de que adhiriese totalmente a los designios divinos con una fe firme e inquebrantable, no obstante las pruebas y los sufrimientos que habría tenido que afrontar. Por esta razón, María es modelo de abandono total a la voluntad de Dios: acogió en su corazón el Verbo eterno y lo concibió en su seno virginal; se fió de Dios y, con el alma atravesada por la espada del dolor (cfr Lc 2,35), no vaciló en compartir la pasión de su Hijo renovando en el Calvario a los pies de la Cruz el «sí» de la Anunciación. Meditar sobre la Inmaculada Conepción de María es, pues, dejararse atraer por el «sí» que la unió admirablemente a la misión de Cristo, Redentor de la humanidad, y dejarse tomar y guíar de la mano por Ella, para pronunciar también nosotros el «fiat» a la voluntad de Dios con toda nuestra existencia entretejida de gozos y tristezas, de esperanzas y desilusiones, con la convicción de que las pruebas, el dolor y el sufrimiento enriquecen de sentido nuestra peregrinación en la tierra.
2. No se puede contemplar a María sin ser atraidos por Cristo y no se puede mirar a Cristo sin advertir de inmediato la presencia de María. Existe un vínculo inseparable entre la Madre y el Hijo generado en su seno por obra del Espíritu Santo, y este vínculo lo advertimos, de modo misterioso, en el Sacramento de la Eucaristía, tal como lo han puesto de relieve los Padres de la Iglesia y los teólogos. «La carne nacida de María, que viene del Espíritu Santo, es el pan que ha descendido del cielo», afirma san Hilario de Poitiers, mientras que en el Sacramentario Bergomense del siglo IX leemos: «Su seno ha hecho florecer un fruto, un pan que nos ha llenado de un don angelical. María ha restituido a la salvación lo que Eva había destruido con su culpa». Del mismo modo, Pier Damiani observa: «El cuerpo que la Beatísima Virgen generó y nutrió en su seno con cuidado materno, ese cuerpo digo, sin duda y no otro, ahora lo recibimos del sagrado altar, y bebemos la sangre como sacramento de nuestra redención. Esto cree la fe católica, esto enseña fielmente la santa Iglesia». El vínculo de la Virgen Santa con su Hijo, Cordero inmolado que quita los pecados del mundo, se extiende a la Iglesia Cuerpo místico de Cristo. María - afirma el Siervo de Dios Juan Pablo II - es «mujer eucarística» con toda su vida por lo que la Iglesia, contemplándola como su modelo «está llamada a imitarla también en su relación con este Misterio santísimo» (Enc. Ecclesia de Eucharistia, 53). En esta óptica se comprende aún más porqué en Lourdes al culto de la Beata Virgen María se une un fuerte y constante llamado a la Eucaristía mediante celebraciones eucarísticas cotidianas, con la adoración del Santísimo Sacramento y la bendición de los enfermos, que constituye uno de los momentos más fuertes cuando los peregrinos se detienen en la gruta de Massabielle.
La presencia en Lourdes de numerosos peregrinos enfermos y de voluntarios que los acompañan nos ayuda a reflexionar sobre la solicitud materna y tierna que la Virgen manifiesta hacia el dolor y el sufrimiento del hombre. Asociada al Sacrificio de Cristo, María, Mater Dolorosa, que a los pies de la Cruz sufre con su Hijo divino, es sentida cercana especialmente por la comunidad cristiana que se reune alrededor de sus miembros que sufren, los mismos que llevan consigo los signos de la pasión del Señor. María sufre con los que están en la prueba, con ellos espera y es su consuelo sosteniéndolos con su ayuda materna. ¿No es quizá verdad que la experiencia espiritual de muchos enfermos anima a comprender cada vez más que «el divino Redentor quiere penetrar en el ánimo de todo paciente a través del corazón de su Madre Santísima, primicia y vértice de todos los redimidos»? (Juan Pablo II, Carta. ap. Salvifici doloris, 26).
3. Si Lourdes nos lleva a meditar en el amor materno de la Virgen Inmaculada por sus hijos enfermos y los que sufren, el próximo Congreso Eucarístico Internacional será ocasión para adorar a Jesucristo presente en el Sacramento del altar, a El confiarnos como Esperanza que no defrauda, El acoge como medicamento de la inmortalidad que sana el físico y el espíritu. Jesucristo ha redimido el mundo con su sufrimiento, con su muerte y resurrección y ha querido permanecer con nosotros como «pan de la vida» en nuestra peregrinación terrena. «La Eucaristía don de Dios para la vida del mundo»: este es el tema del Congreso Eucarístico y subraya que la Eucaristía es el don que el Padre hace al mundo de su Hijo unigénito, encarnado y crucificado. Es El que nos reune alrededor de la mesa eucarística, suscitando en sus discípulos una amorosa solicitud por los que sufren y los enfermos, en los cuales la comunidad cristiana reconoce el rostro de su Señor. Como he manifestado en la Exhortación apostólica post-sinodal Sacramentum caritatis, «nuestras comunidades, cuando celebran la Eucaristía, han de ser cada vez más conscientes de que el sacrificio de Cristo es para todos y que, por eso, la Eucaristía impulsa a todo el que cree en Él a hacerse ‘pan partido' para los demás» (n. 88). De este modo estamos animados a comprometernos en primera persona para servir a los hermanos, especialmente a los que se encuentran en dificultad, ya que la vocación de cada cristiano es ser realmente, con Jesús, pan partido por la vida del mundo.
4. Por consiguiente, es claro que precisamente de la Eucaristía la pastoral de la salud debe obtener la fuerza espiritual que necesita para socorrer eficazmente al hombre y ayudarlo a comprender el valor salvífico de su sufrimiento. Como escribió el Siervo de Dios Juan Pablo II en la Carta apostólica Salvifici doloris, la Iglesia ve en los hermanos y en las hermanas que sufren como un sujeto múltiple de la fuerza sobrenatural de Cristo (cfr n. 27). Unido misteriosamente a Cristo, el hombre que sufre con amor y se abandona dócilmente a la voluntad divina se convierte en ofrenda viviente por la salvación del mundo. Mi amado Predecesor afirmaba también que «cuanto más se siente amenazado por el pecado, cuanto más pesadas son las estructuras del pecado que lleva en sí el mundo de hoy, tanto más grande es la elocuencia que posee en sí el sufrimiento humano. Y tanto más la Iglesia siente la necesidad de recurrir al valor de los sufrimientos humanos para la salvación del mundo» (ibid.). Por tanto, si en Quebec se contempla el misterio de la Eucaristía don de Dios para la vida del mundo, en la Jornada Mundial del Enfermo, en un ideal paralelismo espiritual, no sólo se celebra la efectiva participación del sufrimiento humano en la obra salvífica de Dios, sino en cierto sentido se pueden gozar los preciosos frutos prometidos a los que creen. De modo que el dolor, acogido con fe, se convierte en la puerta para entrar en el misterio del sufrimiento redentor de Jesús y para llegar con El a la paz y a la felicidad de su Resurrección.
5. Al mismo tiempo que dirijo mi saludo cordial a todos los enfermos y a los que de muchos modos se ocupan de ellos, invito a las comunidades diocesanas y parroquiales a celebrar la próxima Jornada Mundial del Enfermo valorando plenamente la feliz coincidencia entre el 150º aniversario de las apariciones de Nuestra Señora en Lourdes y el Congreso Eucarístico Internacional. Sea una ocasión para subrayar la importancia de la santa Misa, de la Adoración eucarística y del culto de la Eucaristía, de modo que las Capillas en los Centros sanitarios se conviertan en el corazón pulsante en el que Jesús se ofrece incesantemente al Padre por la vida de la humanidad. También la distribución de la Eucaristía a los enfermos, hecha con decoro y espíritu de oración, es una verdadera consolación para el que sufre por las aflicciones de toda enfermedad.
La próxima Jornada Mundial del Enfermo constituya también una circunstancia propicia para invocar de modo especial la protección materna de María a los que están probados por la enfermedad, a los agentes sanitarios y a los agentes de la pastoral sanitaria. Pienso de modo especial en los sacerdotes comprometidos en este campo, en las religiosas y en los religiosos, en los voluntarios y en todos los que con eficaz entrega sirven, en el cuerpo y en el alma, a los enfermos y a los necesitados. Confío todos a María, Madre de Dios y Madre nuestra, Inmaculada Concepción. Ella ayude para que cada uno atestigue que la única respuesta válida al dolor y al sufrimiento humano es Cristo que, resucitando ha vencido la muerte y nos ha donado la vida que no conoce término. Con estos sentimientos, de corazón imparto a todos una especial Bendición Apostólica.
Desde el Vaticano, 11 de enero de 2008.
Benedictus PP. XVI
[Traducción del original italiano por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]
Publicamos el mensaje que ha escrito Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el 11 de febrero de 2008, con eje central el Santuario de Lourdes, en el 150 aniversario de las apariciones de la Virgen.
* * *
¡Queridos hermanos y hermanas!
1. El 11 de febrero, conmemoración de la Beata María Virgen de Lourdes, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, ocasión propicia para reflexionar en torno al sentido del dolor cristiano y sobre el deber cristiano de ocuparnos de él bajo cualquier situación que se presente. Dicha significativa celebración está relacionada este año con dos acontecimientos importantes para la vida de la Iglesia, como lo manifiesta claramente el tema escogido «La Eucaristía, Lourdes y el cuidado pastoral de los enfermos»: el 150° aniversario de las apariciones de la Inmaculada en Lourdes y la celebración del Congreso Eucarístico Internacional en Quebec, Canadá. De este modo, se brinda una oportunidad especial para considerar la estrecha relación que existe entre el Misterio eucarístico, el papel de María en el proyecto salvífico y la realidad del dolor y del sufrimiento humano.
Los 150 años de las apariciones de Lourdes nos invitan a dirigir nuestra mirada hacia la Virgen Santísima, cuya Inmaculada Concepción constituye el don sublime y gratuito de Dios a una mujer, a fin de que adhiriese totalmente a los designios divinos con una fe firme e inquebrantable, no obstante las pruebas y los sufrimientos que habría tenido que afrontar. Por esta razón, María es modelo de abandono total a la voluntad de Dios: acogió en su corazón el Verbo eterno y lo concibió en su seno virginal; se fió de Dios y, con el alma atravesada por la espada del dolor (cfr Lc 2,35), no vaciló en compartir la pasión de su Hijo renovando en el Calvario a los pies de la Cruz el «sí» de la Anunciación. Meditar sobre la Inmaculada Conepción de María es, pues, dejararse atraer por el «sí» que la unió admirablemente a la misión de Cristo, Redentor de la humanidad, y dejarse tomar y guíar de la mano por Ella, para pronunciar también nosotros el «fiat» a la voluntad de Dios con toda nuestra existencia entretejida de gozos y tristezas, de esperanzas y desilusiones, con la convicción de que las pruebas, el dolor y el sufrimiento enriquecen de sentido nuestra peregrinación en la tierra.
2. No se puede contemplar a María sin ser atraidos por Cristo y no se puede mirar a Cristo sin advertir de inmediato la presencia de María. Existe un vínculo inseparable entre la Madre y el Hijo generado en su seno por obra del Espíritu Santo, y este vínculo lo advertimos, de modo misterioso, en el Sacramento de la Eucaristía, tal como lo han puesto de relieve los Padres de la Iglesia y los teólogos. «La carne nacida de María, que viene del Espíritu Santo, es el pan que ha descendido del cielo», afirma san Hilario de Poitiers, mientras que en el Sacramentario Bergomense del siglo IX leemos: «Su seno ha hecho florecer un fruto, un pan que nos ha llenado de un don angelical. María ha restituido a la salvación lo que Eva había destruido con su culpa». Del mismo modo, Pier Damiani observa: «El cuerpo que la Beatísima Virgen generó y nutrió en su seno con cuidado materno, ese cuerpo digo, sin duda y no otro, ahora lo recibimos del sagrado altar, y bebemos la sangre como sacramento de nuestra redención. Esto cree la fe católica, esto enseña fielmente la santa Iglesia». El vínculo de la Virgen Santa con su Hijo, Cordero inmolado que quita los pecados del mundo, se extiende a la Iglesia Cuerpo místico de Cristo. María - afirma el Siervo de Dios Juan Pablo II - es «mujer eucarística» con toda su vida por lo que la Iglesia, contemplándola como su modelo «está llamada a imitarla también en su relación con este Misterio santísimo» (Enc. Ecclesia de Eucharistia, 53). En esta óptica se comprende aún más porqué en Lourdes al culto de la Beata Virgen María se une un fuerte y constante llamado a la Eucaristía mediante celebraciones eucarísticas cotidianas, con la adoración del Santísimo Sacramento y la bendición de los enfermos, que constituye uno de los momentos más fuertes cuando los peregrinos se detienen en la gruta de Massabielle.
La presencia en Lourdes de numerosos peregrinos enfermos y de voluntarios que los acompañan nos ayuda a reflexionar sobre la solicitud materna y tierna que la Virgen manifiesta hacia el dolor y el sufrimiento del hombre. Asociada al Sacrificio de Cristo, María, Mater Dolorosa, que a los pies de la Cruz sufre con su Hijo divino, es sentida cercana especialmente por la comunidad cristiana que se reune alrededor de sus miembros que sufren, los mismos que llevan consigo los signos de la pasión del Señor. María sufre con los que están en la prueba, con ellos espera y es su consuelo sosteniéndolos con su ayuda materna. ¿No es quizá verdad que la experiencia espiritual de muchos enfermos anima a comprender cada vez más que «el divino Redentor quiere penetrar en el ánimo de todo paciente a través del corazón de su Madre Santísima, primicia y vértice de todos los redimidos»? (Juan Pablo II, Carta. ap. Salvifici doloris, 26).
3. Si Lourdes nos lleva a meditar en el amor materno de la Virgen Inmaculada por sus hijos enfermos y los que sufren, el próximo Congreso Eucarístico Internacional será ocasión para adorar a Jesucristo presente en el Sacramento del altar, a El confiarnos como Esperanza que no defrauda, El acoge como medicamento de la inmortalidad que sana el físico y el espíritu. Jesucristo ha redimido el mundo con su sufrimiento, con su muerte y resurrección y ha querido permanecer con nosotros como «pan de la vida» en nuestra peregrinación terrena. «La Eucaristía don de Dios para la vida del mundo»: este es el tema del Congreso Eucarístico y subraya que la Eucaristía es el don que el Padre hace al mundo de su Hijo unigénito, encarnado y crucificado. Es El que nos reune alrededor de la mesa eucarística, suscitando en sus discípulos una amorosa solicitud por los que sufren y los enfermos, en los cuales la comunidad cristiana reconoce el rostro de su Señor. Como he manifestado en la Exhortación apostólica post-sinodal Sacramentum caritatis, «nuestras comunidades, cuando celebran la Eucaristía, han de ser cada vez más conscientes de que el sacrificio de Cristo es para todos y que, por eso, la Eucaristía impulsa a todo el que cree en Él a hacerse ‘pan partido' para los demás» (n. 88). De este modo estamos animados a comprometernos en primera persona para servir a los hermanos, especialmente a los que se encuentran en dificultad, ya que la vocación de cada cristiano es ser realmente, con Jesús, pan partido por la vida del mundo.
4. Por consiguiente, es claro que precisamente de la Eucaristía la pastoral de la salud debe obtener la fuerza espiritual que necesita para socorrer eficazmente al hombre y ayudarlo a comprender el valor salvífico de su sufrimiento. Como escribió el Siervo de Dios Juan Pablo II en la Carta apostólica Salvifici doloris, la Iglesia ve en los hermanos y en las hermanas que sufren como un sujeto múltiple de la fuerza sobrenatural de Cristo (cfr n. 27). Unido misteriosamente a Cristo, el hombre que sufre con amor y se abandona dócilmente a la voluntad divina se convierte en ofrenda viviente por la salvación del mundo. Mi amado Predecesor afirmaba también que «cuanto más se siente amenazado por el pecado, cuanto más pesadas son las estructuras del pecado que lleva en sí el mundo de hoy, tanto más grande es la elocuencia que posee en sí el sufrimiento humano. Y tanto más la Iglesia siente la necesidad de recurrir al valor de los sufrimientos humanos para la salvación del mundo» (ibid.). Por tanto, si en Quebec se contempla el misterio de la Eucaristía don de Dios para la vida del mundo, en la Jornada Mundial del Enfermo, en un ideal paralelismo espiritual, no sólo se celebra la efectiva participación del sufrimiento humano en la obra salvífica de Dios, sino en cierto sentido se pueden gozar los preciosos frutos prometidos a los que creen. De modo que el dolor, acogido con fe, se convierte en la puerta para entrar en el misterio del sufrimiento redentor de Jesús y para llegar con El a la paz y a la felicidad de su Resurrección.
5. Al mismo tiempo que dirijo mi saludo cordial a todos los enfermos y a los que de muchos modos se ocupan de ellos, invito a las comunidades diocesanas y parroquiales a celebrar la próxima Jornada Mundial del Enfermo valorando plenamente la feliz coincidencia entre el 150º aniversario de las apariciones de Nuestra Señora en Lourdes y el Congreso Eucarístico Internacional. Sea una ocasión para subrayar la importancia de la santa Misa, de la Adoración eucarística y del culto de la Eucaristía, de modo que las Capillas en los Centros sanitarios se conviertan en el corazón pulsante en el que Jesús se ofrece incesantemente al Padre por la vida de la humanidad. También la distribución de la Eucaristía a los enfermos, hecha con decoro y espíritu de oración, es una verdadera consolación para el que sufre por las aflicciones de toda enfermedad.
La próxima Jornada Mundial del Enfermo constituya también una circunstancia propicia para invocar de modo especial la protección materna de María a los que están probados por la enfermedad, a los agentes sanitarios y a los agentes de la pastoral sanitaria. Pienso de modo especial en los sacerdotes comprometidos en este campo, en las religiosas y en los religiosos, en los voluntarios y en todos los que con eficaz entrega sirven, en el cuerpo y en el alma, a los enfermos y a los necesitados. Confío todos a María, Madre de Dios y Madre nuestra, Inmaculada Concepción. Ella ayude para que cada uno atestigue que la única respuesta válida al dolor y al sufrimiento humano es Cristo que, resucitando ha vencido la muerte y nos ha donado la vida que no conoce término. Con estos sentimientos, de corazón imparto a todos una especial Bendición Apostólica.
Desde el Vaticano, 11 de enero de 2008.
Benedictus PP. XVI
[Traducción del original italiano por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]
Testimonio de Conversión de Fredy Londoño
Este impresionante testimonio narra la vivencia de Fredy desde su
infancia frente al alcohol, la drogadicción, la prostitución, el narcotráfico,
extorsión, la cárcel y los peores dilemas en que se puede ver envuelto el
hombre moderno por una total
ausencia y desconocimiento de Dios.
Al final de todo esto nuestra querida Madre, la Santísima Virgen
restaura la vida de Fredy y le habilita el camino para restablecer su
familia y su vida bajo la gracia de la infinita Misericordia de Jesús en
un paraíso llamado Foyer de Charité .
Una bella lección sobre el perdón, la Conversión y la misericordia.
PARTE 1
PARTE II
PARTE III
PARTE IV
PARTE V
PARTE VI
PARTE VII
PARTE VIII
PARTE IX
PARTE X
PARTE XI
PARTE XII
PARTE XIII
PARTE XIV
infancia frente al alcohol, la drogadicción, la prostitución, el narcotráfico,
extorsión, la cárcel y los peores dilemas en que se puede ver envuelto el
hombre moderno por una total
ausencia y desconocimiento de Dios.
Al final de todo esto nuestra querida Madre, la Santísima Virgen
restaura la vida de Fredy y le habilita el camino para restablecer su
familia y su vida bajo la gracia de la infinita Misericordia de Jesús en
un paraíso llamado Foyer de Charité .
Una bella lección sobre el perdón, la Conversión y la misericordia.
PARTE 1
PARTE II
PARTE III
PARTE IV
PARTE V
PARTE VI
PARTE VII
PARTE VIII
PARTE IX
PARTE X
PARTE XI
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Meditación para el cuarto día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
Publicamos el comentario a los textos bíblicos escogidos para el cuarto día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el 19 de enero.
El texto forma parte de los materiales distribuidos por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos.
DÍA CUARTO. Orad sin cesar por la justicia
Mirad que nadie devuelva mal por mal; al contrario, buscad siempre haceros el bien los unos a los otros y a todos (1 Tes 5,15)
Ex 3,1-12. El Señor oye el grito de los hijos de Israel
Sal 146. El Señor… hace justicia a los oprimidos
1 Tes 5,(12a)13b-18. Mirad que nadie devuelva mal por mal
Mc 5,38-42. No hagáis frente al que os hace mal
Comentario
Como pueblo de Dios, somos llamados a orar juntos por la justicia. Dios oye el grito de los oprimidos, de los necesitados, del huérfano y de la viuda. Dios es un Dios de justicia y responde a nuestras oraciones a través de su Hijo, Jesucristo, que nos pidió que trabajemos juntos en la unidad y la paz, y no en la violencia. Es también lo que nos recuerda Pablo cuando destaca: "Mirad que nadie devuelva mal por mal; al contrario, buscad siempre haceros el bien los unos a los otros y a todos".
Los cristianos rezan sin cesar por la justicia, para que toda vida humana sea tratada con dignidad y reciba lo que le corresponde. En los Estados Unidos, la injusticia de la esclavitud sólo finalizó con una guerra civil sangrienta, a la cual sucedió un siglo de racismo mantenido por el Estado. La segregación en función del color de la piel existía incluso en las Iglesias. Desgraciadamente el racismo y otras formas de sectarismo como la xenofobia aún no desaparecieron de la sociedad norteamericana.
Sobre todo gracias a los esfuerzos de las Iglesias, en particular de las Iglesias afroamericanas y de sus socios ecuménicos, y muy especialmente gracias a la resistencia no violenta del Reverendo Martín Luther King, Jr, los derechos cívicos de todos se inscribieron en la legislación americana. Estaba convencido profundamente de que solamente el amor cristiano puede superar el odio y permitir la transformació n de la sociedad; los cristianos siguen hoy alimentándose con esta certeza que los lleva a trabajar juntos en favor de la justicia. El aniversario del nacimiento de Martín Luther King es una fiesta nacional en los Estados Unidos. Cada año, cae exactamente antes o durante la Semana de oración por la unidad de los cristianos.
Dios oyó y respondió a los gritos de los hijos de Israel. Dios sigue oyendo y responde a los gritos de todos los oprimidos. Jesús nos recuerda que la justicia divina se revela en su voluntad personal de renunciar incluso a su seguridad, su potencia y su prestigio, y también a su vida con el fin de aportar al mundo la justicia y la reconciliació n gracias a los cuales todos los seres humanos se considerarán iguales en valor y en dignidad.
Sólo cuando oímos y respondemos a los gritos de los oprimidos, podemos progresar juntos en el camino de la unidad. Eso vale también para el movimiento ecuménico que nos puede exigir "dar pasos suplementarios" en nuestra voluntad de escuchar al otro, de renunciar a ser vengativos y de actuar en la caridad.
Oración
Señor Dios, tú has creado la humanidad, hombre y mujer, a tu imagen. Concédenos orar sin cesar, con una sola alma y un único corazón, para que todos los que tienen hambre en el mundo queden satisfechos, que los oprimidos se liberen, que todo ser humano sea tratado con dignidad; haz de nosotros tus instrumentos para que este deseo se convierta en realidad. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
El texto forma parte de los materiales distribuidos por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos.
DÍA CUARTO. Orad sin cesar por la justicia
Mirad que nadie devuelva mal por mal; al contrario, buscad siempre haceros el bien los unos a los otros y a todos (1 Tes 5,15)
Ex 3,1-12. El Señor oye el grito de los hijos de Israel
Sal 146. El Señor… hace justicia a los oprimidos
1 Tes 5,(12a)13b-18. Mirad que nadie devuelva mal por mal
Mc 5,38-42. No hagáis frente al que os hace mal
Comentario
Como pueblo de Dios, somos llamados a orar juntos por la justicia. Dios oye el grito de los oprimidos, de los necesitados, del huérfano y de la viuda. Dios es un Dios de justicia y responde a nuestras oraciones a través de su Hijo, Jesucristo, que nos pidió que trabajemos juntos en la unidad y la paz, y no en la violencia. Es también lo que nos recuerda Pablo cuando destaca: "Mirad que nadie devuelva mal por mal; al contrario, buscad siempre haceros el bien los unos a los otros y a todos".
Los cristianos rezan sin cesar por la justicia, para que toda vida humana sea tratada con dignidad y reciba lo que le corresponde. En los Estados Unidos, la injusticia de la esclavitud sólo finalizó con una guerra civil sangrienta, a la cual sucedió un siglo de racismo mantenido por el Estado. La segregación en función del color de la piel existía incluso en las Iglesias. Desgraciadamente el racismo y otras formas de sectarismo como la xenofobia aún no desaparecieron de la sociedad norteamericana.
Sobre todo gracias a los esfuerzos de las Iglesias, en particular de las Iglesias afroamericanas y de sus socios ecuménicos, y muy especialmente gracias a la resistencia no violenta del Reverendo Martín Luther King, Jr, los derechos cívicos de todos se inscribieron en la legislación americana. Estaba convencido profundamente de que solamente el amor cristiano puede superar el odio y permitir la transformació n de la sociedad; los cristianos siguen hoy alimentándose con esta certeza que los lleva a trabajar juntos en favor de la justicia. El aniversario del nacimiento de Martín Luther King es una fiesta nacional en los Estados Unidos. Cada año, cae exactamente antes o durante la Semana de oración por la unidad de los cristianos.
Dios oyó y respondió a los gritos de los hijos de Israel. Dios sigue oyendo y responde a los gritos de todos los oprimidos. Jesús nos recuerda que la justicia divina se revela en su voluntad personal de renunciar incluso a su seguridad, su potencia y su prestigio, y también a su vida con el fin de aportar al mundo la justicia y la reconciliació n gracias a los cuales todos los seres humanos se considerarán iguales en valor y en dignidad.
Sólo cuando oímos y respondemos a los gritos de los oprimidos, podemos progresar juntos en el camino de la unidad. Eso vale también para el movimiento ecuménico que nos puede exigir "dar pasos suplementarios" en nuestra voluntad de escuchar al otro, de renunciar a ser vengativos y de actuar en la caridad.
Oración
Señor Dios, tú has creado la humanidad, hombre y mujer, a tu imagen. Concédenos orar sin cesar, con una sola alma y un único corazón, para que todos los que tienen hambre en el mundo queden satisfechos, que los oprimidos se liberen, que todo ser humano sea tratado con dignidad; haz de nosotros tus instrumentos para que este deseo se convierta en realidad. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
JUAN LUIS GUERRA "Las Avispas" Santo Domingo 2007
VER VIDEO
LAS AVISPAS
AUTOR: JUAN LUIS GUERRA
Tengo un Dios admirable en los cielos
y el amor de su Espiritu Santo
por su gracia yo soy un hombre nuevo
y de gozo se llena mi canto
de su imagen yo soy el reflejo
que me lleva por siempre en victoria
y me ha hecho cabeza y no cola
en mi Cristo yo todo lo puedo.
Eh Jesus me dijo
que me riera
si el enemigo me tienta en la carrera
y tambien me dijo
no te mortifiques
que yo le envio mis avispas
pa' que lo piquen de verdad.
Tengo un dios admirable en los cielos
que me libra de mal y temores
es mi roca y mi gran fortaleza
y me colma de sus bendiciones
mi Senor siempre me hace justicia
me defiende de los opresores
no me deja ni me desampara
pues mi Dios es senor de senores.
Jesus me dijo
que me riera
si el enemigo me tienta en la carrera
y tambien me dijo
no no no no no te mortifiques
que yo le envio mis avispas
pa' que los piquen... es verdad.
Jesus me dijo ya lo ves
que me riera
si el enemigo me tienta en la carrera
y tambien me dijo
no no te mortifiques
que yo le envio mis avispas
pa' que lo piquen.
Pa' que lo piquen
en la cara ven
pa' que lo piquen
y en los pies
que yo le envio mis avispas pa' que lo piquen
lo piquen otra vez
pa' que lo piquen
en la carretera
pa' que lo piquen
y en el medio de la acera
que yo le envio mis avispas pa' que lo piquen.
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Lo piquen en el dedo mas chiquito pa' que afinque
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Lo piquen en la cola pa' que salte como un lince
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Se bo be ro rop be bo be Re
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
lo piquen en la cara pa' que no me mortifiquen.
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Lo piquen en los huesos pa' que salte y pa' que brinque
Lo piquen, lo pique y lo piquen
Donde quiera que se metan yo quisiera que lo piquen
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Se bo be ro rop be bo be
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Lo piquen en la cara pa' que no me mortifique...
LAS AVISPAS
AUTOR: JUAN LUIS GUERRA
Tengo un Dios admirable en los cielos
y el amor de su Espiritu Santo
por su gracia yo soy un hombre nuevo
y de gozo se llena mi canto
de su imagen yo soy el reflejo
que me lleva por siempre en victoria
y me ha hecho cabeza y no cola
en mi Cristo yo todo lo puedo.
Eh Jesus me dijo
que me riera
si el enemigo me tienta en la carrera
y tambien me dijo
no te mortifiques
que yo le envio mis avispas
pa' que lo piquen de verdad.
Tengo un dios admirable en los cielos
que me libra de mal y temores
es mi roca y mi gran fortaleza
y me colma de sus bendiciones
mi Senor siempre me hace justicia
me defiende de los opresores
no me deja ni me desampara
pues mi Dios es senor de senores.
Jesus me dijo
que me riera
si el enemigo me tienta en la carrera
y tambien me dijo
no no no no no te mortifiques
que yo le envio mis avispas
pa' que los piquen... es verdad.
Jesus me dijo ya lo ves
que me riera
si el enemigo me tienta en la carrera
y tambien me dijo
no no te mortifiques
que yo le envio mis avispas
pa' que lo piquen.
Pa' que lo piquen
en la cara ven
pa' que lo piquen
y en los pies
que yo le envio mis avispas pa' que lo piquen
lo piquen otra vez
pa' que lo piquen
en la carretera
pa' que lo piquen
y en el medio de la acera
que yo le envio mis avispas pa' que lo piquen.
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Lo piquen en el dedo mas chiquito pa' que afinque
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Lo piquen en la cola pa' que salte como un lince
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Se bo be ro rop be bo be Re
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
lo piquen en la cara pa' que no me mortifiquen.
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Lo piquen en los huesos pa' que salte y pa' que brinque
Lo piquen, lo pique y lo piquen
Donde quiera que se metan yo quisiera que lo piquen
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Se bo be ro rop be bo be
Lo piquen, lo piquen y lo piquen
Lo piquen en la cara pa' que no me mortifique...
¿Porque Jesus siendo Dios desobedecio a sus Padres?
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Un perfil de Jesús: Su obediencia
Si al escuchar Su llamada, le abrimos la puerta de nuestro corazón, Él que es la Luz, entrará en nuestras vidas e iluminará nuestro mundo.
Un perfil de Jesús: Su obediencia
Si al escuchar Su llamada, le abrimos la puerta de nuestro corazón, Él que es la Luz, entrará en nuestras vidas e iluminará nuestro mundo.
El amor de Dios por el hombre
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Video con imágenes de La Pasión y la canción de Daniel Calveti "La niña de tus ojos". No sé puede decir más en menos tiempo, una maravilla.
Video con imágenes de La Pasión y la canción de Daniel Calveti "La niña de tus ojos". No sé puede decir más en menos tiempo, una maravilla.
sábado, 19 de enero de 2008
viernes, 18 de enero de 2008
“Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.” ¿Aceptas mis designios? / Autores: Conchi y Arturo
"Queridos hermanos, amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios. Todo aquel que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios ha mostrado su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados." (1 Juan 4, 7-11)
En estos versículos de la Biblia encontramos respuesta a dos de las preguntas que solemos hacernos muchas veces en nuestra vida terrena: ¿Qué es Dios? "Dios es Amor". ¿Qué soy yo? "Hijo de Dios". A fuerza de escucharlo nos parecen dos cosas obvias. Si somos sinceros descubriremos que no hemos asumido profundamente estas dos verdades vitales para nuestra existencia. El crecimiento de estas dos realidades hace emerger el rostro de Cristo en nuestra vida y nos llena de paz.
Dios contrario al mal
Para amar auténticamente hay que acudir a la fuente del Amor: "procede de Dios". Creer que amar consiste en elogios, sensibilidades, emociones físicas, poéticas y en la ausencia de conflictos es no haberse sumergido en la Palabra de Dios. Los hombres somos los sembradores del conflicto. El pecado original no fue sexual sino de rechazo del amor. Adán y Eva no obedecieron las Palabras del Padre Celestial y rechazaron el Plan de Amor eterno que tenía preparado para todos.
Dios ante ese rechazo nos sigue amando profundamente y responde a nuestros conflictos enviando a Jesús, su Hijo, para que con su muerte y resurrección nos rescate de los pecados pasados, presentes y futuros. Cristo es nuestro rescate permanente si nos acogemos a su salvación. Por muchos pecados que cometamos ningún sobre esfuerzo humano podría reparar el daño causado. Cada acto de mal en nuestra vida, aunque nadie lo vea o sea de omisión tiene consecuencias para los demás.
El amor de Dios es único por todos y cada uno de los seres humanos. Él nos pensó desde toda la eternidad para que vivamos en su presencia en plenitud de felicidad perpetua. Por eso cumplimos nuestra misión de "Hijos de Dios" cuando nos amamos como Dios lo hace con cada uno de nosotros, dando vida siempre. Él
nos creo de la nada y nos regala todo. No nos condena, nos rescata si acudimos a Él. El Dios Trinitario es totalmente contrario a todo el mal que hacemos pero nos ama como hijos únicos.
Una historia de amor
Un hombre se sienta a nuestro lado en la iglesia y ora triste. Parece tener menos de 70 años. Después de hacernos unas consultas sobre los horarios de la parroquia su rostro se ilumina y empieza a contarnos:
-Hace unas semanas enterré a mi esposa. Era mayor que yo. Oro porque realmente creo en Dios y seguro que Él me escucha. Mi esposa lo era todo para mi.
-Se nota en su mirada que amaba mucho a su mujer.
-Lo nuestro fue un amor maduro. Ella estaba viuda. La conocí cuando estaba dispuesto a volver a Castilla, mi tierra natal. Yo trabajaba en una cantera y me rompí un dedo. Tuve que abandonar el trabajo y como necesitaba subsistir antes de volver a mi pueblo busqué una ocupación y la encontré en una casa de campo en la parte oeste del pueblo, allí donde hay actualmente.....
-Por los detalles que da está usted hablando de hace muchos años....
-Aunque no lo parezca yo voy a cumplir los ochenta y mi mujer falleció a los noventa y un años. Trabajando en la casa de campo me sobrevinieron vómitos de sangre y como los médicos desconocían mi enfermedad recomendaron que no me moviera de la vivienda. En aquel tiempo no había ni ambulancias.
-Y ¿Qué sucedió?
-Pues que la propietaria era la viuda que me había contratado. Como ella debía ir por la mañana a vender los productos al mercado le encargaba a una vecina que me cuidara cuando ella no estaba. Asumió un riesgo grande la que luego sería mi esposa porque el médico le había advertido que me podía morir en cualquier momento y yo sólo era un empleado.
Al final permanece el amor
-Eso es amar como Dios desea que se ame, cuidándonos los unos a los otros como Él lo hace con cada uno!!!
-Entre nosotros no existía ninguna relación. Al recuperarme ella me buscó un trabajo en una empresa del pueblo a través de una hermana suya. A los 15 días ya trabajaba.
-¿Y cómo se casaron?
-Estaba tan impresionado por como me había cuidado aquella mujer que de aquella enfermedad Dios hizo surgir un amor muy maduro. Estoy convencido que fue realmente la mano del Señor la que inflamó nuestro corazón. Mi mujer lo ha sido todo para mí. Ahora vivo sólo y me acuesto pronto. Noto mucho su vacio, pero a la vez su recuerdo me lo llena todo. Realmente nos amamos mucho.
-Dios lo hace concurrir todo para el bien de los que ama y a usted le queda el haberse sentido profundamente amado por su esposa y el que usted siempre le ha correspondido. Incluso ahora ha venido a rezar por ella.
-Es lo único que puedo hacer. Creo profundamente en Dios y estoy seguro que mis oraciones llegan a Él y son escuchadas.
-No hay ninguna duda. Dios les ama a usted y a su esposa como seres únicos. Ella, con el amor con que vivió y que ha dejado depositado en su corazón de buen seguro debe estar disfrutando de la felicidad de la presencia de Dios.
-¿Ustedes creen? Es que nosotros hemos vivido amándonos el uno al otro sin tener un sólo reproche en el momento de separarnos.
-Eso es lo que dice San Pablo a los Corintios. Al final de nuestra vida sólo permanecerá el Amor. Y eso es lo que le pasa a usted que vive el duelo y a la vez sigue percibiendo todo el amor que su mujer depositó en su corazón...
-Es lo que yo pienso...pero me alegra que me lo confirmen.
El hombre se despide con el rostro iluminado y con las lágrimas deslizándose por sus mejillas. Le deseamos que siga amando a todas las personas como lo hizo con su mujer.
Sin amor todo lo que haga de nada sirve
Nos esforzamos mucho en ser atentos, tener buena imagen, obtener títulos universitarios y un sin fin de diplomas. Aprendemos informática, idiomas y lo que haga falta para parecer los mejores. No tenemos conciencia de que eso en muchos momentos de la vida es perder el tiempo.
Somos hijos amados de Dios llamados al Amor y destinados exclusivamente a amar:
"Si hablo las lenguas de los hombres, y aun las de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que retiñe. Y si tengo el don de profecía, y entiendo los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas; y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Y si reparto entre los pobres cuanto poseo, y aun si entrego mi cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve." 1 Corintios 13, 1-3
A esta párrafo escrito por San Pablo podemos añadirle todos los actos que hemos realizado en la vida y apostillar al final: "...pero no tengo amor, de nada me sirve." Si Dios es Amor sólo Dios puede enseñarnos a amar. ¿Acudimos cada día a Él para que nos enseñe a amar y nos llene del agua viva del Amor? Únicamente una actitud es útil hablando en términos humanos de aprovechar el tiempo: "Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. De manera que, así en la vida como en la muerte, del Señor somos."
(Rom 14, 8) Andamos en tinieblas y nos dañamos, a nosotros y a los demás, cuando hacemos cosas sin contar con la sabiduria y el amor de Dios.
Como afirmó el mismo Pablo en el Areópago y consta en los Hechos de los Apóstoles 17, 24-28:
"El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por los hombres ni necesita que nadie haga nada para él, pues él da a todos la vida, el aire y todo lo demás.
A partir de un solo hombre hizo él todas las naciones, para que vivan en toda la tierra; y les ha señalado el tiempo y el lugar en que deben vivir, para que busquen a Dios, y quizá, como a tientas, puedan encontrarle, aunque en verdad Dios no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también dijeron algunos de vuestros poetas: ‘Somos descendientes de Dios."
El Bautismo nos sumergió de nuevo en la misión de ser Hijos de Dios. Cuando fuimos bautizados el Padre del Cielo actualizó sobre todos y cada uno de nosotros las mismas palabras que dirigió a Cristo en el Jordán ante Juan: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido.” (Mateo 3,17): Todas las personas nos sentimos halagadas y orgullosas de ser elegidas para un trabajo, para un cargo público, para ser depositarios de una confianza...¿Tenemos realmente asumido que cualquier elección humana es inferior a haber sido designados por el amor de Dios Hijos suyos? ¿Cuantas veces hemos sido conscientes en nuestra vida que somos Hijos
elegidos de Dios creados para amar?
Escucha las Palabras de Dios que están dirigidas para tí a cada instante: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.” ¿Aceptas esa elección realizada por la sabiduría del autor de toda Vida? ¿Quieres ejercer el único cargo para el que verdaderamente has sido designado? ¿Tienes claro, que Dios quiere hacer de tí un especialista en el auténtico Amor? Si es así, sé capaz de exclamar con humildad y gozo : "Habla y enseña Señor que tu siervo escucha !!!"
En 2 Pedro 1, 3-11, se nos indican los criterios que debemos aplicar para caminar en la Voluntad de Dios y responder a su elección:
"Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas. Por medio de ellas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, y por las cuales llegaréis a tener parte en la naturaleza de Dios y escaparéis de la corrupción que los malos deseos han traído al mundo. Por eso debéis esforzaros por añadir a vuestra fe la buena conducta; a la buena conducta, el conocimiento; al conocimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción; a la devoción, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor.
Si poseéis estas cualidades y las desarrolláis, ni vuestra vida será inútil ni habréis conocido en vano a nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no las posee es como un ciego o corto de vista; ha olvidado que fue limpiado de sus pecados anteriores. Por tanto, hermanos, ya que Dios os ha llamado y escogido, procurad que esto arraigue en vosotros, pues haciéndolo así nunca caeréis. De ese modo se os abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo."
Escucha orando estas palabras escritas en Isaias 42, 6-7, y que el Señor desea actualizar hoy para tí:
"Yo, el Señor, te llamé
y te tomé por la mano,
para que seas instrumento de salvación;
yo te formé, pues quiero que seas
señal de mi pacto con el pueblo,
luz de las naciones.
Quiero que des vista a los ciegos
y saques a los presos de la cárcel,
del calabozo donde viven en la oscuridad."
¿Quieres triunfar?
Hay un texto que nos han enviado y del cual desconocemos el autor. Resume muy bien el auténtico triunfo. Realmente has sido creado para tener el mayor de los éxitos y lo conseguirás si se cumplen estas premisas:
Cuando el egoísmo no limite tu capacidad de amar.
Cuando confíes en ti mismo aunque todos duden de ti y
dejes de preocuparte por el qué dirán.
Cuando tus acciones sean tan concisas en duración como
largas en resultados.
Cuando puedas renunciar a la rutina sin que ello
altere el metabolismo de tu vida.
Cuando sepas distinguir una sonrisa de una burla, y
prefieras la eterna lucha que la compra de la falsa
victoria.
Cuando actúes por convicción y no por adulación.
Cuando puedas ser pobre sin perder tu riqueza y rico
sin perder tu humildad.
Cuando sepas perdonar tan fácilmente como ahora te
disculpas.
Cuando puedas caminar junto al pobre sin olvidar que
es un hombre, y junto al rico sin pensar que es un
dios.
Cuando sepas enfrentar tus errores tan fácil y
positivamente como tus aciertos.
Cuando halles satisfacción compartiendo tu riqueza.
Cuando sepas obsequiar tu silencio a quien no te pide
palabras, y amor al que te lo mendiga a gritos pese a que sea tu enemigo.
Cuando ya no debas sufrir por conocer la felicidad y
no seas capaz de cambiar tus sentimientos o tus metas
por el placer.
Cuando no trates de hallar las respuestas en las cosas
que te rodean, sino en Dios y en tu propia persona.
Cuando aceptes los errores, cuando no pierdas la
calma, entonces y sólo entonces, serás... ¡un
triunfador!
Dios es la la llave para abrir todas tus puertas. Sólo debes decir: "Señor quiero vivir de tu vida"
Alabemos a Dios:
Alabad al Señor, seres celestiales:
alabad el poder y la gloria del Señor,
alabad el glorioso nombre del Señor,
adorad al Señor en su hermoso santuario.
La voz del Señor resuena sobre el mar;
el Dios glorioso hace tronar:
¡el Señor está sobre el mar inmenso!
La voz del Señor resuena poderosa,
la voz del Señor resuena imponente,
la voz del Señor desgaja los cedros.
¡El Señor desgaja los cedros del Líbano!
Hace temblar los montes Líbano y Sirión,
¡los hace saltar como toros y becerros!
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor hace temblar al desierto,
¡el Señor hace temblar al desierto de Cadés!
La voz del Señor sacude las encinas
y deja sin árboles los bosques.
En su templo, todos le rinden honor.
El Señor gobierna las lluvias,
¡el Señor gobierna cual rey eterno!
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con paz.
Salmo 29 (28)
Y demos gracias a Dios que es y da siempre Amor:
Amo al Señor porque ha escuchado mis súplicas,
porque me ha prestado atención.
¡Toda mi vida le invocaré!
La muerte me enredó en sus lazos,
la angustia del sepulcro me alcanzó
y fui presa del miedo y del dolor.
Entonces invoqué el nombre del Señor
y le rogué que me salvara la vida.
El Señor es justo y compasivo;
nuestro Dios es todo ternura.
El Señor cuida de los sencillos.
Cuando yo estaba sin fuerzas, me salvó.
Ahora sí, puedo volver a sentirme tranquilo
porque el Señor ha sido bueno conmigo,
porque me ha librado de la muerte,
porque me ha librado de llorar y de caer.
Seré obediente al Señor
en el mundo de los que viven.
Yo tenía fe, a pesar de que decía
que era grande mi aflicción.
Desesperado, afirmé
que todo hombre es mentiroso.
¿Cómo podré pagar al Señor
todo el bien que me ha hecho?
¡Levantaré la copa de la salvación
e invocaré su nombre!
Cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
ver morir a los que le aman.
¡Oh Señor, yo soy tu siervo!,
¡soy el hijo de tu sierva!
Tú has roto los lazos que me ataban.
En gratitud, te ofreceré sacrificios,
e invocaré, Señor, tu nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo,
en los atrios del templo del Señor,
¡en medio de ti, Jerusalén!
Aleluya!
Salmo 116 (114-115)
En estos versículos de la Biblia encontramos respuesta a dos de las preguntas que solemos hacernos muchas veces en nuestra vida terrena: ¿Qué es Dios? "Dios es Amor". ¿Qué soy yo? "Hijo de Dios". A fuerza de escucharlo nos parecen dos cosas obvias. Si somos sinceros descubriremos que no hemos asumido profundamente estas dos verdades vitales para nuestra existencia. El crecimiento de estas dos realidades hace emerger el rostro de Cristo en nuestra vida y nos llena de paz.
Dios contrario al mal
Para amar auténticamente hay que acudir a la fuente del Amor: "procede de Dios". Creer que amar consiste en elogios, sensibilidades, emociones físicas, poéticas y en la ausencia de conflictos es no haberse sumergido en la Palabra de Dios. Los hombres somos los sembradores del conflicto. El pecado original no fue sexual sino de rechazo del amor. Adán y Eva no obedecieron las Palabras del Padre Celestial y rechazaron el Plan de Amor eterno que tenía preparado para todos.
Dios ante ese rechazo nos sigue amando profundamente y responde a nuestros conflictos enviando a Jesús, su Hijo, para que con su muerte y resurrección nos rescate de los pecados pasados, presentes y futuros. Cristo es nuestro rescate permanente si nos acogemos a su salvación. Por muchos pecados que cometamos ningún sobre esfuerzo humano podría reparar el daño causado. Cada acto de mal en nuestra vida, aunque nadie lo vea o sea de omisión tiene consecuencias para los demás.
El amor de Dios es único por todos y cada uno de los seres humanos. Él nos pensó desde toda la eternidad para que vivamos en su presencia en plenitud de felicidad perpetua. Por eso cumplimos nuestra misión de "Hijos de Dios" cuando nos amamos como Dios lo hace con cada uno de nosotros, dando vida siempre. Él
nos creo de la nada y nos regala todo. No nos condena, nos rescata si acudimos a Él. El Dios Trinitario es totalmente contrario a todo el mal que hacemos pero nos ama como hijos únicos.
Una historia de amor
Un hombre se sienta a nuestro lado en la iglesia y ora triste. Parece tener menos de 70 años. Después de hacernos unas consultas sobre los horarios de la parroquia su rostro se ilumina y empieza a contarnos:
-Hace unas semanas enterré a mi esposa. Era mayor que yo. Oro porque realmente creo en Dios y seguro que Él me escucha. Mi esposa lo era todo para mi.
-Se nota en su mirada que amaba mucho a su mujer.
-Lo nuestro fue un amor maduro. Ella estaba viuda. La conocí cuando estaba dispuesto a volver a Castilla, mi tierra natal. Yo trabajaba en una cantera y me rompí un dedo. Tuve que abandonar el trabajo y como necesitaba subsistir antes de volver a mi pueblo busqué una ocupación y la encontré en una casa de campo en la parte oeste del pueblo, allí donde hay actualmente.....
-Por los detalles que da está usted hablando de hace muchos años....
-Aunque no lo parezca yo voy a cumplir los ochenta y mi mujer falleció a los noventa y un años. Trabajando en la casa de campo me sobrevinieron vómitos de sangre y como los médicos desconocían mi enfermedad recomendaron que no me moviera de la vivienda. En aquel tiempo no había ni ambulancias.
-Y ¿Qué sucedió?
-Pues que la propietaria era la viuda que me había contratado. Como ella debía ir por la mañana a vender los productos al mercado le encargaba a una vecina que me cuidara cuando ella no estaba. Asumió un riesgo grande la que luego sería mi esposa porque el médico le había advertido que me podía morir en cualquier momento y yo sólo era un empleado.
Al final permanece el amor
-Eso es amar como Dios desea que se ame, cuidándonos los unos a los otros como Él lo hace con cada uno!!!
-Entre nosotros no existía ninguna relación. Al recuperarme ella me buscó un trabajo en una empresa del pueblo a través de una hermana suya. A los 15 días ya trabajaba.
-¿Y cómo se casaron?
-Estaba tan impresionado por como me había cuidado aquella mujer que de aquella enfermedad Dios hizo surgir un amor muy maduro. Estoy convencido que fue realmente la mano del Señor la que inflamó nuestro corazón. Mi mujer lo ha sido todo para mí. Ahora vivo sólo y me acuesto pronto. Noto mucho su vacio, pero a la vez su recuerdo me lo llena todo. Realmente nos amamos mucho.
-Dios lo hace concurrir todo para el bien de los que ama y a usted le queda el haberse sentido profundamente amado por su esposa y el que usted siempre le ha correspondido. Incluso ahora ha venido a rezar por ella.
-Es lo único que puedo hacer. Creo profundamente en Dios y estoy seguro que mis oraciones llegan a Él y son escuchadas.
-No hay ninguna duda. Dios les ama a usted y a su esposa como seres únicos. Ella, con el amor con que vivió y que ha dejado depositado en su corazón de buen seguro debe estar disfrutando de la felicidad de la presencia de Dios.
-¿Ustedes creen? Es que nosotros hemos vivido amándonos el uno al otro sin tener un sólo reproche en el momento de separarnos.
-Eso es lo que dice San Pablo a los Corintios. Al final de nuestra vida sólo permanecerá el Amor. Y eso es lo que le pasa a usted que vive el duelo y a la vez sigue percibiendo todo el amor que su mujer depositó en su corazón...
-Es lo que yo pienso...pero me alegra que me lo confirmen.
El hombre se despide con el rostro iluminado y con las lágrimas deslizándose por sus mejillas. Le deseamos que siga amando a todas las personas como lo hizo con su mujer.
Sin amor todo lo que haga de nada sirve
Nos esforzamos mucho en ser atentos, tener buena imagen, obtener títulos universitarios y un sin fin de diplomas. Aprendemos informática, idiomas y lo que haga falta para parecer los mejores. No tenemos conciencia de que eso en muchos momentos de la vida es perder el tiempo.
Somos hijos amados de Dios llamados al Amor y destinados exclusivamente a amar:
"Si hablo las lenguas de los hombres, y aun las de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que retiñe. Y si tengo el don de profecía, y entiendo los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas; y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Y si reparto entre los pobres cuanto poseo, y aun si entrego mi cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve." 1 Corintios 13, 1-3
A esta párrafo escrito por San Pablo podemos añadirle todos los actos que hemos realizado en la vida y apostillar al final: "...pero no tengo amor, de nada me sirve." Si Dios es Amor sólo Dios puede enseñarnos a amar. ¿Acudimos cada día a Él para que nos enseñe a amar y nos llene del agua viva del Amor? Únicamente una actitud es útil hablando en términos humanos de aprovechar el tiempo: "Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. De manera que, así en la vida como en la muerte, del Señor somos."
(Rom 14, 8) Andamos en tinieblas y nos dañamos, a nosotros y a los demás, cuando hacemos cosas sin contar con la sabiduria y el amor de Dios.
Como afirmó el mismo Pablo en el Areópago y consta en los Hechos de los Apóstoles 17, 24-28:
"El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por los hombres ni necesita que nadie haga nada para él, pues él da a todos la vida, el aire y todo lo demás.
A partir de un solo hombre hizo él todas las naciones, para que vivan en toda la tierra; y les ha señalado el tiempo y el lugar en que deben vivir, para que busquen a Dios, y quizá, como a tientas, puedan encontrarle, aunque en verdad Dios no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también dijeron algunos de vuestros poetas: ‘Somos descendientes de Dios."
El Bautismo nos sumergió de nuevo en la misión de ser Hijos de Dios. Cuando fuimos bautizados el Padre del Cielo actualizó sobre todos y cada uno de nosotros las mismas palabras que dirigió a Cristo en el Jordán ante Juan: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido.” (Mateo 3,17): Todas las personas nos sentimos halagadas y orgullosas de ser elegidas para un trabajo, para un cargo público, para ser depositarios de una confianza...¿Tenemos realmente asumido que cualquier elección humana es inferior a haber sido designados por el amor de Dios Hijos suyos? ¿Cuantas veces hemos sido conscientes en nuestra vida que somos Hijos
elegidos de Dios creados para amar?
Escucha las Palabras de Dios que están dirigidas para tí a cada instante: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.” ¿Aceptas esa elección realizada por la sabiduría del autor de toda Vida? ¿Quieres ejercer el único cargo para el que verdaderamente has sido designado? ¿Tienes claro, que Dios quiere hacer de tí un especialista en el auténtico Amor? Si es así, sé capaz de exclamar con humildad y gozo : "Habla y enseña Señor que tu siervo escucha !!!"
En 2 Pedro 1, 3-11, se nos indican los criterios que debemos aplicar para caminar en la Voluntad de Dios y responder a su elección:
"Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas. Por medio de ellas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, y por las cuales llegaréis a tener parte en la naturaleza de Dios y escaparéis de la corrupción que los malos deseos han traído al mundo. Por eso debéis esforzaros por añadir a vuestra fe la buena conducta; a la buena conducta, el conocimiento; al conocimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción; a la devoción, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor.
Si poseéis estas cualidades y las desarrolláis, ni vuestra vida será inútil ni habréis conocido en vano a nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no las posee es como un ciego o corto de vista; ha olvidado que fue limpiado de sus pecados anteriores. Por tanto, hermanos, ya que Dios os ha llamado y escogido, procurad que esto arraigue en vosotros, pues haciéndolo así nunca caeréis. De ese modo se os abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo."
Escucha orando estas palabras escritas en Isaias 42, 6-7, y que el Señor desea actualizar hoy para tí:
"Yo, el Señor, te llamé
y te tomé por la mano,
para que seas instrumento de salvación;
yo te formé, pues quiero que seas
señal de mi pacto con el pueblo,
luz de las naciones.
Quiero que des vista a los ciegos
y saques a los presos de la cárcel,
del calabozo donde viven en la oscuridad."
¿Quieres triunfar?
Hay un texto que nos han enviado y del cual desconocemos el autor. Resume muy bien el auténtico triunfo. Realmente has sido creado para tener el mayor de los éxitos y lo conseguirás si se cumplen estas premisas:
Cuando el egoísmo no limite tu capacidad de amar.
Cuando confíes en ti mismo aunque todos duden de ti y
dejes de preocuparte por el qué dirán.
Cuando tus acciones sean tan concisas en duración como
largas en resultados.
Cuando puedas renunciar a la rutina sin que ello
altere el metabolismo de tu vida.
Cuando sepas distinguir una sonrisa de una burla, y
prefieras la eterna lucha que la compra de la falsa
victoria.
Cuando actúes por convicción y no por adulación.
Cuando puedas ser pobre sin perder tu riqueza y rico
sin perder tu humildad.
Cuando sepas perdonar tan fácilmente como ahora te
disculpas.
Cuando puedas caminar junto al pobre sin olvidar que
es un hombre, y junto al rico sin pensar que es un
dios.
Cuando sepas enfrentar tus errores tan fácil y
positivamente como tus aciertos.
Cuando halles satisfacción compartiendo tu riqueza.
Cuando sepas obsequiar tu silencio a quien no te pide
palabras, y amor al que te lo mendiga a gritos pese a que sea tu enemigo.
Cuando ya no debas sufrir por conocer la felicidad y
no seas capaz de cambiar tus sentimientos o tus metas
por el placer.
Cuando no trates de hallar las respuestas en las cosas
que te rodean, sino en Dios y en tu propia persona.
Cuando aceptes los errores, cuando no pierdas la
calma, entonces y sólo entonces, serás... ¡un
triunfador!
Dios es la la llave para abrir todas tus puertas. Sólo debes decir: "Señor quiero vivir de tu vida"
Alabemos a Dios:
Alabad al Señor, seres celestiales:
alabad el poder y la gloria del Señor,
alabad el glorioso nombre del Señor,
adorad al Señor en su hermoso santuario.
La voz del Señor resuena sobre el mar;
el Dios glorioso hace tronar:
¡el Señor está sobre el mar inmenso!
La voz del Señor resuena poderosa,
la voz del Señor resuena imponente,
la voz del Señor desgaja los cedros.
¡El Señor desgaja los cedros del Líbano!
Hace temblar los montes Líbano y Sirión,
¡los hace saltar como toros y becerros!
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor hace temblar al desierto,
¡el Señor hace temblar al desierto de Cadés!
La voz del Señor sacude las encinas
y deja sin árboles los bosques.
En su templo, todos le rinden honor.
El Señor gobierna las lluvias,
¡el Señor gobierna cual rey eterno!
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con paz.
Salmo 29 (28)
Y demos gracias a Dios que es y da siempre Amor:
Amo al Señor porque ha escuchado mis súplicas,
porque me ha prestado atención.
¡Toda mi vida le invocaré!
La muerte me enredó en sus lazos,
la angustia del sepulcro me alcanzó
y fui presa del miedo y del dolor.
Entonces invoqué el nombre del Señor
y le rogué que me salvara la vida.
El Señor es justo y compasivo;
nuestro Dios es todo ternura.
El Señor cuida de los sencillos.
Cuando yo estaba sin fuerzas, me salvó.
Ahora sí, puedo volver a sentirme tranquilo
porque el Señor ha sido bueno conmigo,
porque me ha librado de la muerte,
porque me ha librado de llorar y de caer.
Seré obediente al Señor
en el mundo de los que viven.
Yo tenía fe, a pesar de que decía
que era grande mi aflicción.
Desesperado, afirmé
que todo hombre es mentiroso.
¿Cómo podré pagar al Señor
todo el bien que me ha hecho?
¡Levantaré la copa de la salvación
e invocaré su nombre!
Cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
ver morir a los que le aman.
¡Oh Señor, yo soy tu siervo!,
¡soy el hijo de tu sierva!
Tú has roto los lazos que me ataban.
En gratitud, te ofreceré sacrificios,
e invocaré, Señor, tu nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo,
en los atrios del templo del Señor,
¡en medio de ti, Jerusalén!
Aleluya!
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