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jueves, 18 de septiembre de 2025

Matrimonio esperaba un hijo en la India: «La ecografía no detectó los latidos del corazón, rezamos al venerable Isidoro Zorzano y en otra prueba ya había los latidos normales; fue un milagro y la doctora dijo: ‘Dios es bueno?»

El matrimonio, familiares y amigos rezaron una novena al venerable Isidoro Zorzano, en la imagen, después que la primera ecografía no mostrará el latido del bebé  

* «La doctora, con más de 25 años de experiencia, nos explicó que cuando no había latido, normalmente nunca volvía a presentarse. Insistí en preguntar si existía alguna probabilidad, aunque fuera mínima, pues me aferraba a la esperanza. La respuesta fue clara: no había ninguna posibilidad, salvo un milagro… Dios ha sido inmensamente bueno con nosotros en este episodio. Aunque sabemos que aún nos esperan siete meses de embarazo, nadie podrá quitarnos este momento en el que escuchamos fuerte y claro el corazón de nuestro bebé» 

Camino Católico.-  Un matrimonio en Bangalore (India) recibió una noticia desoladora: en la ecografía de su segundo embarazo no se detectaban los latidos del corazón. Gracias a la intercesión del venerable Isidoro Zorzano, todo cambió. Lo cuenta uno de los esposos, que dirma con las iniciales N.N. en el portal del Opus Dei en donde relata todo el proceso que vivieron:

«Para nosotros, fue realmente un milagro concedido por la intercesión de Isidoro»

El 27 de junio de 2023, mi esposa y yo acudimos al médico tras dar positivo en la prueba de embarazo. Después de una breve consulta, el doctor de un prestigioso hospital de Bangalore (India) nos felicitó: estábamos esperando a nuestro segundo hijo. El siguiente paso sería realizar una ecografía para comprobar que todo marchaba bien con el bebé.

Tres días después hicimos la ecografía, y el médico nos informó de inmediato que debíamos ver a nuestro ginecólogo lo antes posible, pues no se detectaban los latidos del corazón. A la mañana siguiente acudimos a la consulta y nos confirmaron que no había ninguna posibilidad de que el latido apareciera. La doctora, con más de 25 años de experiencia, nos explicó que cuando no había latido, normalmente nunca volvía a presentarse. Insistí en preguntar si existía alguna probabilidad, aunque fuera mínima, pues me aferraba a la esperanza. La respuesta fue clara: no había ninguna posibilidad, salvo un milagro.

Mi esposa, mi suegra y yo salimos de la consulta incrédulos. Lo que siguió fueron incontables lecturas en Internet, consultas con varios médicos y, sobre todo, pedir a nuestros seres queridos que rezaran a Dios por un milagro. Mientras pensaba en todo lo que podía haber fallado —quizá el escáner no se había hecho bien, tal vez la doctora no interpretó correctamente el informe, o la máquina utilizada no funcionaba adecuadamente— cada pequeña esperanza se desvanecía frente a la seguridad con la que la especialista había afirmado que el latido no reaparecería.

El 10 de julio nos programaron otra ecografía, más como confirmación del diagnóstico anterior que como una verdadera esperanza. Fue entonces cuando un querido amigo me habló de la novena al venerable Isidoro Zorzano. Decidimos rezarla juntos hasta el día 9, víspera de la exploración decisiva.

Ese día acudimos a otro hospital, con otro radiólogo y otro ginecólogo. Llegó nuestro turno para el escáner y, tras quince angustiosos minutos con mi esposa dentro de la consulta, la doctora finalmente me llamó: con enorme sorpresa, se veía claramente el latido del corazón de nuestro bebé (170 latidos por minuto, perfecto para su edad). Para nosotros, fue realmente un milagro concedido por la intercesión de Isidoro.

Llevamos ambos informes a nuestra nueva ginecóloga, que tampoco podía creer los resultados contradictorios y quiso confirmar personalmente lo que tenía en sus manos. Lo único que dijo fue: «Dios es bueno». Y así es: Dios ha sido inmensamente bueno con nosotros en este episodio. Aunque sabemos que aún nos esperan siete meses de embarazo, nadie podrá quitarnos este momento en el que escuchamos fuerte y claro el corazón de nuestro bebé.

Espero que este testimonio sea de ayuda para muchos otros que rezan a nuestro Dios amoroso, especialmente a través de nuestros amigos en el Cielo, como Isidoro Zorzano.

N.N. – India

Rajesh Mohur era hindú y cuidó a San Carlos Acutis desde los 4 años hasta su muerte: «Carlo me cautivó con su fe, caridad y pureza. Yo y mi mamá nos bautizamos católicos»

Rajesh Mohur y San Carlo Acutis

* «Carlo Acutis me dijo que sería más feliz si me acercaba a Jesús. Decía que la felicidad no se encuentra ni en el dinero, ni en las drogas, ni en las cosas materiales, sino en la Eucaristía. En la Eucaristía están todas las respuestas. Me decía que nuestra generación tiene suerte, porque ahora basta entrar en la iglesia más cercana para encontrarse con Dios; me explicaba la importancia de la Eucaristía y cómo nos guía hacia el Paraíso y que cuando participamos en misa y hacemos la primera comunión, nuestra vida cambia. Cada mañana cuando íbamos a la Iglesia me quedaba detrás observando sus reacciones. Se acercaba al tabernáculo como si alguien le estuviera esperando allí, como si hubiera una presencia. Permanecía en silencio, como en una conversación muda. Casi todos los días era así. Me intrigaba. Entonces me explicó que Dios está presente en el tabernáculo porque allí se encuentra su cuerpo, su sangre, su alma. Él sabía el Catecismo de la Iglesia Católica casi de memoria y me lo explicó tan brillantemente que logró emocionarme sobre la importancia de los sacramentos. Entonces, despacio, despacio… me explicaba la importancia del Bautismo y tantas otras cosas también. Todas esas experiencias cambiaron mi vida. Y pude ver al Dios vivo. Cuando vi los actos de Carlo, ya sabes, de un niño tan pequeño, me convertí» 

Camino Católico.- Carlo Acutis es uno de los jóvenes santos más inspiradores de su generación, y su testimonio de vida, como su intercesión, sin duda dio lugar a muchas conversiones. Rajesh Mohur es uno de los que tuvo el privilegio de conocerle durante su vida. 

Nacido en Mauricio, Rajesh era de religión hindú. Procedía de una familia de la casta Brahman, la casta más alta entre los hindúes. Su padre era sacerdote y presidente de la Asociación Hindú de Mauricio. Le enseñó a su hijo todas las oraciones hindúes y le inculcó la cultura religiosa y la historia. 

Cuando tenía 16 años, Rajesh fue enviado a la India, concretamente a Guyarat, la ciudad donde nació Gandhi, para continuar allí sus estudios.

"Estuve en muchos templos, conocí a muchos gurús. Todo era muy tranquilo", recuerda en el libro Beato Carlo Acutis: un santo en zapatillas de Courtney Mares. "Pero mi vida no estaba cambiando. Yo estaba buscando a un Dios vivo".

Después de ser admitido a una universidad en Rajasthan, el joven estudiante se licenció en Física. 

Mientras planea inscribirse en una maestría en Inglaterra, se enteró de la repentina muerte de su padre y rápidamente se vio obligado a regresar a Mauricio para ayudar a su familia, que enfrentaba problemas financieros.

Lleno de ira y amargura por la pérdida de su padre, Rajesh se refugió en la oración hindú, pero no lograba encontrar la paz.

Luchando por encontrar un trabajo estable, emigró a Italia a mediados de la década de 1980 y permaneció allí durante diez años.

Y en 1995, una familia lo contrató para ayudar a educar a un niño pequeño con cabello negro y rizado, llamado Carlo. 

«Cuando llegué a su casa, fue Carlo quien me abrió la puerta. Inmediatamente me tomó de la mano y me acompañó con sus padres».

Lo que debía ser una breve entrevista se convirtió en horas de juegos y conversación. «Me llevó al salón y sacó todos sus juguetes para mostrármelos. Luego pidió a su mamá si podía invitarme a cenar. Me dijo que yo era su 'zucchero' (azúcar) y que lo acompañaría todos los días a la escuela. Eso me conmovió enormemente. Al mirarlo, era como un pequeño ángel. Así comenzó nuestra historia en común», cuenta Rajesh a leexpress.mu.

San Carlo Acutis y Rajesh Mohur, que lo cuidó hasta su muerte y que por su testimonio se convirtió al catolicismo

El segundo día, Rajesh vio a este querubín de cabeza morena corriendo hacia él, con una gran sonrisa en los labios y una palma extendida hacia su nuevo amigo para ofrecerle un chicle.

Carlo impresionaba no solo por su amabilidad, sino también por su sentido de la generosidad. «Era un niño de un entorno privilegiado, pero no llevaba una vida lujosa y no se dejaba tentar por las cosas materiales. Tenía una vida sencilla y cuando encontraba a personas pobres, cogía sus ahorros y los compartía con ellos», recuerda Rajesh. Cada fin de semana visitaban la ciudad y, antes de ir a la escuela, Carlo no olvidaba adorar la Eucaristía diariamente.

Durante su infancia, Carlo leyó las vidas de los santos y vio dibujos animados basados ​​en la Biblia. 

Rajesh lo acompañaba en todas sus actividades, incluyendo la catequesis y la iglesia, a donde a Carlo le gustaba ir regularmente a orar antes o después de la escuela. 

Es allí donde vio florecer la fe en el alma del joven Carlo como florecen las rosas en primavera.

"Me llamaba la atención su comportamiento cuando estaba en la iglesia, era muy respetuoso. Él sabía que Jesús vivía allí… Me tocó el corazón", recuerda Rajesh, asombrado de ver la generosidad del joven con los demás y la forma como hablaba de su fe. 

El testimonio de Rajesh revela cómo el pequeño Carlo se convirtió en su maestro de fe desde la infancia. «Cada mañana cuando íbamos a la Iglesia me quedaba detrás observando sus reacciones. Se acercaba al tabernáculo como si alguien le estuviera esperando allí, como si hubiera una presencia. Permanecía en silencio, como en una conversación muda. Casi todos los días era así. Me intrigaba. Entonces me explicó que Dios está presente en el tabernáculo porque allí se encuentra su cuerpo, su sangre, su alma», recuerda.

Más allá de la adoración, Carlo compartía pequeñas lecciones de vida con su niñero: «Me decía que nuestra generación tiene suerte, porque ahora basta entrar en la iglesia más cercana para encontrarse con Dios; me explicaba la importancia de la Eucaristía y cómo nos guía hacia el Paraíso[...] y que cuando participamos en misa y hacemos la primera comunión, nuestra vida cambia».

Su devoción no era solo teórica. El amor a Dios que sentía Carlo también se canalizaba en un amor concreto por los más vulnerables. Rajesh cuenta: «Un día vimos a un vagabundo durmiendo sobre un cartón. Carlo le dio el dinero que había recibido por su cumpleaños para comprar un saco de dormir y pidió a su madre que le diera comida todos los días. Yo se la preparaba y la entregábamos juntos». Y fue precisamente la coherencia y sencillez de este joven italiano lo que transformó la vida de Rajesh. «Me di cuenta de que el vacío que sentía en el fondo de mi corazón comenzaba a llenarse, y eso me impulsó a pedir el bautismo. Sus explicaciones y acciones me llevaron a mi conversión», recuerda.

"Carlo había tomado la costumbre (…) de rezar el Santo Rosario todas las noches antes de acostarse". Al crecer, Carlo le enseñó a Rajesh a rezar el rosario.

San Carlo Acutis y Rajesh Mohur, iban a misa juntos todos los días

Carlo siguió siendo un ejemplo en el camino de fe que inició Rajesh. Le pedía a su madre que le comprara DVDs sobre la vida de Cristo, la Virgen y los santos y le explicaba la Biblia de manera extraordinaria. Durante más de dos años y medio, Rajesh tomó clases de catecismo:"Él sabía el Catecismo de la Iglesia Católica casi de memoria y me lo explicó tan brillantemente que logró emocionarme sobre la importancia de los sacramentos. Entonces, despacio, despacio… me explicaba la importancia del Bautismo y tantas otras cosas también. Todas esas experiencias cambiaron mi vida. Y pude ver al Dios vivo. Cuando vi los actos de Carlo, ya sabes, de un niño tan pequeño, me convertí. Carlo me cautivó con su fe, caridad y pureza”, dice Rajesh.

Al final Rajesh pidió el bautismo y recibió su Primera Comunión y Confirmación al mismo tiempo, en 1999. Rajesh iba a misa todos los días con Carlo, y también podía finalmente comulgar.

Sus padrinos en el bautismo fueron los propios padres de Carlo. El joven italiano le aseguró que aquel momento sería un punto de inflexión en su vida. «Me dijo que el día de mi bautismo sería un gran día, porque estaría en contacto permanente con el Señor, Él actuaría en mi vida y todo cambiaría. Y así fue», recuerda Rajesh.

Tras la muerte de Carlo, el dolor fue profundo. «Estaba muy desanimado, no quería vivir en la casa familiar llena de recuerdos de él», confiesa. Sin embargo, encontró consuelo en un sueño donde Carlo se le apareció y le aseguró que no lo había dejado y que siempre velaría por él. Le dijo que no temiera a la muerte, porque después de ella está la eternidad en el Cielo, y que «si seguía todos los mandamientos de Dios y ponía a Dios en primer lugar en mi vida, iría al Paraíso».

Con su ejemplo y sus palabras, Carlo transformó la vida de Rajesh y tocó a quienes lo rodeaban. Para él, la esencia del joven santo se resume en una lección que resume en la entrevista: «Carlo me dijo que sería más feliz si me acercaba a Jesús. Decía que la felicidad no se encuentra ni en el dinero, ni en las drogas, ni en las cosas materiales, sino en la Eucaristía. En la Eucaristía están todas las respuestas».

El día del bautizo de Rajesh, al salir de la iglesia, los padres de Carlo quisieron celebrarlo en uno de los restaurantes más prestigiosos de Milán. «Le dije a Carlo que era un gran regalo tanto para mí como para él», recuerda. Pero el joven recién canonizado le respondió que «el mejor regalo que había recibido era el bautismo».

Varios años después, la madre de Rajesh voló desde Mauricio para visitar a su hijo. Y Carlo la llevó a misa.

No entendía mucho al respecto: no conocía ni el catolicismo ni el idioma italiano. Pero el joven Carlo Acutis le habla pacientemente en inglés sobre Jesús y Nuestra Señora de Lourdes. 

Con la ayuda de la familia Acutis, la madre de Rajesh visitó este santuario francés y, una vez que regresó a su hogar en Mauricio, a su vez pidió ser bautizada. "Él logró convertirnos, a mi madre ya mí, concluye Rajesh. Fue la gracia de Carlo".

Regina Selvam y Richard Michael, matrimonio católico indio afincado en España con 6 hijos: «Para el crecimiento de los hijos en la fe, lo más importante es que el matrimonio esté enamorado de Dios»


Regina Selvam y Richard Michael durante las vacaciones de veranos con sus seis hijos / Foto: Cedida por la familia Michael-Selvam

* «El Espíritu Santo me decía que tenía que rezar, y empecé a hacer novenas por mi futuro marido. Hasta que llegó el momento de ingresar en la universidad y sólo en mi promoción éramos 4.800 personas; en mi clase, 120 chicos y 9 chicas. Y católicos, sólo dos en todo el campus. Una compañera me dijo: ‘Hay un chico con nombre de católico, y es guapo’. Y resulta que igual que yo, Richard también rezaba novenas a san Antonio de Padua por su futura mujer. Así estuvimos dos años… Me impactó mucho ver por primera vez un Sagrario. Fue brutal poder hablar con el Señor. Mi madre nos decía que el mismo Dios que hablaba con Abraham era el del Sagrario, y ahora ¡podía hablar con Él directamente!» 

Camino Católico.-  En la India, un país donde el porcentaje de católicos es del 1,6 %, parecía imposible que Regina Selvam y Richard Michael se conocieran. Afincados hoy en España y tras casi 20 años de matrimonio y seis hijos, cuentan a Margarita García en Misión su historia y cómo la Providencia ha guiado todos sus pasos.

- ¿Cómo se vive la fe en minoría en un país como el suyo?

Regina: Mi madre era católica y mi padre se convirtió al casarse. Según la costumbre, se fueron a vivir con la familia paterna, todos hindúes. En una casa hindú no puede entrar un dios extranjero. Por eso, vivíamos la fe a escondidas, no conocíamos casi a los santos, ni teníamos una Biblia. Los domingos íbamos a misa y el sacerdote hablaba de cosas sencillas, por ejemplo: “Esta semana no habléis mal de otra persona”. Y cuando estábamos en familia, nuestra madre nos lo recordaba haciéndonos gestos con los ojos. Mi hermana y yo escribíamos para rezar el Rosario porque no podíamos hacerlo en voz alta. Mis padres consiguieron una imagen del Sagrado Corazón al que rezábamos por las noches. Para mí Él era el catolicismo. Yo le hablaba en silencio. Un día mis abuelos descubrieron la imagen y nos obligaron a elegir: o Dios o la familia. Mis padres eligieron a Dios y tuvimos que marcharnos.

- ¿Sufristeis algún episodio más de persecución religiosa?

Regina: Llegamos a vivir a un barrio de primera casta, los brahmanes. Ahí nos mandaban cartas de amenazas, nos insultaban y escupían… A los católicos nos odian porque “hemos renegado de las costumbres indias”. Yo no tuve amigos hasta el bachillerato.

- A pesar de la dificultad, ¿experimentabais la presencia de Dios?

Regina: Totalmente. Tienes una vida interior que te llena, no te hace falta nada. Fue una gracia total de Dios aceptar lo que me quería dar. De dónde venimos no está en nuestras manos.

- El matrimonio concertado es costumbre en la India, pero os casasteis por amor. ¿Cómo os conocisteis?

Regina: Para mi hermana y para mí el matrimonio concertado no suponía un problema, al contrario, si nuestros padres nos daban todo lo que creían bueno para nosotras, ¿por qué no iban a encontrarnos el mejor marido? Pero el Espíritu Santo me decía que tenía que rezar, y empecé a hacer novenas por mi futuro marido. Hasta que llegó el momento de ingresar en la universidad y sólo en mi promoción éramos 4.800 personas; en mi clase, 120 chicos y 9 chicas. Y católicos, sólo dos en todo el campus. Una compañera me dijo: “Hay un chico con nombre de católico, y es guapo”. Y resulta que igual que yo, Richard también rezaba novenas a san Antonio de Padua por su futura mujer. Así estuvimos dos años.

Richard: En toda la carrera nos habíamos cruzado dos veces. Regina no tenía pendientes, que los católicos sí llevan, y por eso pensé que era protestante. Casi a punto de terminar la carrera, le ofrecí una estampa de un santo. Ella la cogió y pensé: “Es católica”. Le pedí al Señor que si tenía que ser para mí, nos cruzáramos por la calle, y así ocurrió.

Richard Michael y Regina Selvam, matrimonio católico indio afincado en España / Foto: Cedida por la familia Michael-Selvam

- Ya tenía la señal, sólo faltaba dar con su teléfono…

Richard: No había móviles, y Regina no tenía teléfono ni en casa. En una tienda del pueblo había un fijo que me costó seis meses conseguir. Finalmente hablamos antes de la Pascua.

Regina: Me dijo: “Soy Richard, ¿te acuerdas de mí? Te quiero mucho. Quiero casarme contigo” . Y colgó. Unos días después fue la pedida de mano. El padre de Richard, para saber si era “buena católica” me preguntó por el capítulo 11 del Eclesiástico y mira cómo es la Providencia: ¡esa mañana lo había leído! Mi suegro se puso contentísimo. Dios estaba de nuestra parte. Pero aún tardamos un tiempo en casarnos porque no podía casarme antes que mi hermana, que es la mayor.

- ¿Entonces vinisteis a España?

Regina: Mi hermana y yo anhelábamos tener una comunidad, así que para continuar con nuestros estudios pensamos en emigrar a un país católico. Teníamos unos folletos de vidas de santos que no conocíamos y entre ellos estaba santa Teresa de Ávila. Pensé: “España tiene que ser muy santa”. Y animadas por nuestros padres fuimos a un coffee center, buscamos en Google un máster en matemáticas y otro en informática, y nos matriculamos en la primera universidad que nos salió. Mis padres vendieron todo y nos compraron el billete. Sólo quedaba el visado. Cuando llegamos a la embajada había una cola de gente que llevaba seis meses durmiendo allí. Empezamos a rezar a san Judas Tadeo y al llegar el momento de cerrar, salió un señor de la embajada y dijo: “¡Esas chicas, las últimas de hoy!”. ¡Otro milagro! Con dos maletas llenas de arroz y 500 euros cogimos el avión a Barcelona. Nuestros padres, antes de entrar en el aeropuerto, nos dijeron: “Un cristiano nunca se olvida de la obediencia, la alegría y la dignidad”.

- Y por fin llegáis a España.

Regina: Nos dimos cuenta de que para todo necesitábamos dinero. No podíamos pagar la residencia, teníamos que buscar piso, así que rezamos un rosario a san José pidiéndole una casa antes de que saliera el sol. Por la tarde teníamos un piso para compartir. Nos quedamos con 40 euros que nos duraron 2 años. Estábamos emocionadísimas, ¡el piso tenía agua limpia y un baño! Para nosotras era algo increíble. Había días que pasábamos hambre, pero se lo ofrecíamos a Dios. Y siempre llegaba comida.

- Y tú, Richard. ¿Dónde estabas?

Richard: En la India no era fácil encontrar trabajo, entonces me marché a Londres. Y Cuando se casó la hermana mayor de Regina nos pudimos casar.

- ¿Qué os impactó de España?

Richard: Que los colegios, las calles, los hospitales… tuvieran nombres cristianos. En España puedes ver a Dios en lo cotidiano. El cristianismo ha penetrado en todo, y aunque la gente diga que no practica, vive la fe aun sin quererlo. Hemos conocido gente atea que hace el bien…

Regina: Me impactó mucho ver por primera vez un Sagrario. Fue brutal poder hablar con el Señor. Mi madre nos decía que el mismo Dios que hablaba con Abraham era el del Sagrario, y ahora ¡podía hablar con Él directamente!

- Anhelabais una comunidad para vivir la fe, ¿la habéis encontrado?

Richard: Al buscar colegio para nuestros hijos conocimos un entorno católico de mucha fe. Para el crecimiento de los hijos en la fe, lo más importante es que el matrimonio esté enamorado de Dios. Nosotros lo tenemos presente de forma muy natural: al jugar al fútbol, al cocinar… Con la alegría de saber que cada acto está conectado con la eternidad. Así es más fácil transmitir la fe.

Regina: Intento sufrir un poco por el Señor. Así lo hacía mi madre. Ella a veces nos ponía el rosario como “almuerzo” para el colegio y asumíamos con naturalidad que ese día no comíamos, sino que rezábamos. Así también lo hacemos con nuestros seis hijos: si tienen hambre, a veces les dejamos pasar un poco de hambre. Tienen que saber que todo viene del Señor. Nuestros hijos tienen que ver que no tenemos una vida y luego está la fe.

Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Misa de hoy, jueves de la 24ª semana del Tiempo Ordinario, 18-9-2025

18 de septiembre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Santa Misa de hoy, jueves de la 24ª semana del Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, jueves de la 24ª semana del Tiempo Ordinario, 18-9-2025

18 de septiembre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, jueves de la 24ª semana del Tiempo Ordinario, presidida por el P. Heliodoro Mira, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Luminosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 18-9-2025

18 de septiembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Luminosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, jueves, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 18/9/2025: «Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 18 de septiembre de 2025, jueves de la 24ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 7, 36-50:

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:

«Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora».

Jesús respondió y le dijo:

«Simón, tengo algo que decirte».

Él contestó:

«Dímelo, maestro».

Jesús le dijo:

«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le mostrará más amor?»

Respondió Simón y dijo:

«Supongo que aquel a quien le perdonó más».

Le dijo Jesús:

«Has juzgado rectamente».

Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:

«¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa y no me has dado agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no mediste el beso de paz; ella, en cambio, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco».

Y a ella le dijo:

«Han quedado perdonados tus pecados».

Los demás convidados empezaron a decir entre ellos:

«¿Quién es este, que hasta perdona pecados?».

Pero él dijo a la mujer:

«Tu fe te ha salvado, vete en paz».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 18-9-2025

18 de septiembre de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.