* «No somos responsables de la ira en su surgimiento, pero sí siempre en su desarrollo. Y a veces es bueno que la ira se desahogue de la manera adecuada. Si una persona no se enfadase nunca, si no se indignase ante la injusticia, si no sintiera algo que le estremece las entrañas ante la opresión de un débil, entonces significaría que esa persona no es humana, y mucho menos cristiana. Existe una santa indignación, que no es la ira, sino un movimiento interior, una santa indignación. Jesús la conoció varias veces en su vida (cfr. Mc 3,5): nunca respondió al mal con el mal, pero en su alma experimentó este sentimiento y, en el caso de los mercaderes en el Templo, realizó una acción fuerte y profética, dictada no por la ira, sino por el celo por la casa del Señor (cfr. Mt 21, 12-13). Debemos distinguir bien: una cosa es el celo, la santa indignación, otra cosa es la ira, que es mala»
Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma
* «Al recuerdo orante por los que murieron en las dos guerras mundiales, asociamos también a los muchos -demasiados- civiles, víctimas indefensas de las guerras que, por desgracia, siguen tiñendo de sangre nuestro planeta, como en Oriente Medio y Ucrania. Que su grito de dolor toque los corazones de los líderes de las Naciones y suscite proyectos de paz. Cuando se leen las historias de estos días, en la guerra, hay tanta crueldad, tanta… Pidamos al Señor la paz que es siempre suave, no cruel»