"Soy muy creyente y por tanto tengo muchísimo respeto por el cuerpo de la mujer, y no me gusta como es utilizado en la sociedad actual. Muchas mujeres se dejan manipular porque es el único camino hacia el éxito, pero eso me parece insoportable y me opongo a ello"
"Profesionalmente era una oportunidad única que probablemente no me sucederá más, pero no podía actuar de otra forma. Por la noche, ya en casa, lloré de felicidad porque hice lo que creí que debía hacer"
miércoles, 30 de octubre de 2013
Maria Luce Gamboni, de 18 años, iba a ser Julieta pero debía mostrarse semidesnuda y renunció: “He preferido mi pudor antes que el dinero o que mis mismos sueños"
domingo, 9 de agosto de 2009
Los retos de hoy y la fe / Padre Zlatko Sudac
sábado, 7 de junio de 2008
lunes, 19 de mayo de 2008
La belleza de ser jóvenes y de compartirlo, explica el Papa / Autora: Marta Lago
En su visita pastoral a Génova
GÉNOVA, (ZENIT.org).- El secreto y la belleza de una juventud permanente es vivir abierto a la esperanza, cosa que sólo da el encuentro real con Jesucristo, reconoce Benedicto XVI.
La plaza genovesa de Matteotti vivió, en la mañana de este domingo, el ambiente propio de una Jornada de la Juventud en el rato de fe y fiesta que compartieron los jóvenes con el Papa -visiblemente felices--, en visita pastoral en la región italiana de Liguria.
La lluvia torrencial que hacía acto de presencia no desanimó esta cita, sino que entre aplausos los jóvenes recibieron la confidencia de Benedicto XVI: «La lluvia me está persiguiendo un poco estos días, pero tomémosla como signo de bendición, de fecundidad de la tierra y como símbolo del Espíritu Santo que viene y renueva también la tierra reseca de nuestras almas».
Los años de la juventud están «llenos de expectativas y de sueños», pero cuando hayan pasado «en el corazón todos debemos permanecer jóvenes», dijo el Papa en su discurso a la multitud de chicas y chicos.
«Es bello ser jóvenes; todos quieren serlo» --reflexionó--; y es que «la juventud tiene aún todo el futuro por delante», y futuro significa «tiempo de esperanza».
Benedicto XVI en muchos momentos dejó aparte su discurso escrito, entrando en una especie de diálogo espontáneo con los jóvenes. Y compartió su inquietud, dándoles voz: «¿Encontraré un puesto de trabajo? ¿Encontraré casa? ¿Encontraré el amor, que será mi verdadero futuro?».
En lugar de consumir la vida cuando está empezando, «es importante elegir las verdaderas promesas que abren al futuro, aún con renuncias -subrayó el Papa--. Y quien ha elegido a Dios, tiene aún en la vejez un futuro sin fin y sin amenazas ante sí».
Por eso es «importante elegir bien y no destruir el futuro», y «la primera elección fundamental debe ser Dios», que «se ha revelado en su Hijo Jesucristo»; «a la luz de esta elección» «se encuentran los criterios para las otras opciones necesarias», explicó.
«Ser jóvenes implica ser buenos y generosos» --continuó Benedicto XVI--; y «la bondad en persona es Jesús, a quien conocéis o a quien busca vuestro corazón».
Es Jesús «el Amigo que jamás traiciona», «fiel hasta el don de la vida en la Cruz». Así que Benedicto XVI exhortó a los numerosos jóvenes: «¡Rendios a su amor!»; «como lleváis escrito en las camisetas de este encuentro, "derretios" ante Jesús, porque sólo Él puede disolver vuestras ansias y temores y colmar vuestras expectativas».
Punto de partida: un encuentro en persona
«Para encontrar el amor con Cristo, para encontrarle realmente como compañero de mi vida, tenemos ante todo que conocerle, como los dos discípulos que le siguen después de las parábolas del Bautista y le dicen: "Maestro, ¿dónde vives?"», «porque quieren conocerle de cerca -fue desgranando el Papa--, y el Señor, hablando con los discípulos distingue: "¿Quién dice la gente que soy yo?"», refiriéndose a quienes «le conocen de lejos, de segunda mano», y prosigue Jesús: «¿Quién decís vosotros que soy yo?», dirigiéndose a «quienes le conocen de primera mano, habiendo vivido con Él, habiendo entrado realmente en su vida personalísima hasta su diálogo con el Padre».
Y «entrar en una relación personal» y real con Cristo «exige el conocimiento de la Escritura, sobre todo del Evangelio, donde el Señor habla con nosotros», recordó.
En sus palabras espontáneas, Benedicto XVI admitió: «No siempre son fáciles estas palabras, pero entrando en ellas, entrando en diálogo, llamando a la puerta de la Palabra diciendo al Señor: "¡Ábreme!", encontramos realmente palabras de vida eterna para hoy, actuales como lo fueron en su momento y como lo serán en el futuro».
Y precisó que «este coloquio con el Señor en la Escritura debe realizarse no sólo individualmente, sino también en la gran comunión de la Iglesia, donde Cristo está siempre presente, en la comunión de la Liturgia, del encuentro personalísimo de la Eucaristía y del sacramento de la Reconciliación en el que el Señor» dice a cada uno: «Te perdono».
«¡Hay tantas dimensiones para entrar en el conocimiento de Jesús!», constató el Santo Padre, aludiendo igualmente al «importante camino» de la ayuda a los pobres y necesitados, brindando tiempo para los demás, y «naturalmente también a la vida de los santos, que ayudan a encontrar el verdadero rostro de Jesús».
«Sólo así conocemos personalmente a Jesús --sintetizó-- y podemos también comunicar esta amistad nuestra a los demás», y «superar la indiferencia», porque aunque parezca que no se tiene necesidad de un Dios, «en realidad todos saben que algo falta en sus vidas», y al descubrir a Jesús dicen: «Es lo que estaba esperando».
«Cuanto más seamos de verdad amigos de Jesús, más podemos abrir el corazón a los demás para que también ellos sean verdaderamente jóvenes, o sea, tengan ante sí un gran futuro», afirmó.
Claves misioneras
Al término del encuentro, Benedicto XVI hizo entrega del Evangelio -como signo de envío misionero-- a algunos jóvenes en representación de cuantos el próximo curso emprenden en la archidiócesis genovesa la misión de los jóvenes hacia los jóvenes. «Anunciad a Cristo Señor, esperanza del mundo», les dijo.
«Cuanto más se aleja el hombre de Dios, su Fuente, más se extravía y más difícil se hace la convivencia humana»; por eso, antes de despedirse, el Papa quiso aconsejar a los jóvenes: «Estad unidos entre vosotros; ayudaos a vivir y a crecer en la fe y en la vida cristiana para poder ser testigos valientes del Señor».
«Estad unidos, pero no cerrados. Sed humildes, pero no temerosos. Sed sencillos, pero no ingenuos. Sed reflexivos, pero no complicados. Entrad en diálogo con todos, pero sed vosotros mismos», les advirtió.
Y exhortó: «Permaneced en comunión con vuestros Pastores: son ministros del Evangelio, de la Divina Eucaristía, del perdón de Dios», «padres y amigos, compañeros de vuestro camino».
«Les necesitáis, y ellos -todos nosotros- os necesitamos», reconoció el Papa entre fortísimos aplausos de los jóvenes.
«Cada uno de vosotros», «si permanece unido a Cristo y a la Iglesia, puede hacer grandes cosas», un deseo y consigna que dejó Benedicto XVI a la juventud, citándola a la Jornada Mundial de Sydney (Australia) del próximo julio.
Además de poner en manos de la Virgen María la tarea misionera de los jóvenes genoveses, a continuación el Papa, al introducir el Ángelus, que rezó junto a todos ellos en italiano -no en latín, como es habitual--, invocó su materna asistencia con la plegaria de San Bernardo.
«"¡Confía en mí!". Esto nos repite hoy María --recalcó--. Una antigua oración, muy querida a la tradición popular, nos permite dirigirle estas palabras confiadas, que hoy hacemos nuestras: "Acuérdate, oh Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a tu protección, implorado tu auxilio, reclamado tu socorro, ha sido abandonado"».
Para ver el video haz click sobre las imagenes
El Papa visita el hospital infantil de Génova
El Papa en Génova: la Iglesia llamada a dar comunión al mundo
El Papa en la diócesis italiana Savona
Audiencia al Consejo Superior de las Obras Misionales Pontificias
domingo, 18 de mayo de 2008
Video-reflexión: Familia y Sociedad
Video 2
Video 3
lunes, 17 de marzo de 2008
En fiesta de San José: Trabajo debe ser iluminado por la moral, destaca Cardenal italiano
Así lo expresó el Purpurado en la homilía pronunciada ayer por la tarde en la Misa de la Fiesta de San José, celebrada en la Catedral de San Lorenzo.
jueves, 14 de febrero de 2008
Testimonio: Romance en la Jornada Mundial de la Juventud / Autora: Catherine Smibert
Destacan la vocación al matrimonio
SYDNEY, viernes, 15 febrero 2008 (ZENIT.org).- Cuando dos jóvenes católicos de la diócesis de Parramatta (Australia) se disponían a peregrinar a la Jornada Mundial de la Juventud de Toronto, Canadá, el único amor que esperaban experimentar era el de Dios. Pero Dios parecía tener algún plan más para ellos.
Aunque crecieron en la misma diócesis, Anthony y Sonia Holmes nunca se habían encontrado. Tras establecer relaciones en la Jornada Mundial de la Juventud de 2002, se casaron en 2004 y ahora tienen dos espléndidas hijas, Jessica de dos años y Catherine de cinco meses.
¿Romántico? Sí. ¿Inusual? No realmente desde que se celebran las Jornadas de la Juventud internacionales.
Los Holmes lo atribuyen a la naturaleza abierta, segura y espiritual de tales eventos.
Anthony, originario de Plumpton, explica a Zenit: «Cuando te encuentras con alguien en un ambiente normal, secular, te lleva un tiempo comprender sus valores y creencias».
Su mujer, Sonia, de Greystanes, añade que la peregrinación de la Jornada Mundial de la Juventud «lo hizo más fácil, dado que éramos capaces de una mayor apertura con la conciencia de que compartíamos las creencias comunes de nuestra familia y que regularmente practicábamos nuestra fe. Esto también ayudó en nuestro futuro porque no existían problemas sobre cómo íbamos a hacer crecer nuestra familia».
La historia de amor de los Holmes explica el sentido de la iniciativa de los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud para incluir la vocación al matrimonio en la Exposición Vocacional que tendrá lugar los días 15 a 20 de julio en el Centro de Exposiciones de Sydney.
«En la sociedad actual mucha gente ha perdido la comprensión del matrimonio dentro de la fe católica --observa Sonia--. Por ello es importante que el matrimonio sea destacado como una vocación que es un compromiso de por vida, como está expresado bien en la doctrina católica, y no un acuerdo a breve término».
Su marido está de acuerdo. «Pienso que es una iniciativa muy significativa --afirma Anthony--. Mucha gente ve la ‘vocación' como vocación a la vida religiosa, que es también una excelente expresión de fe y respuesta a la llamada de Dios, pero es importante no olvidar las vocaciones laicales que construyen otros fundamentos cristianos de la sociedad, tales como el matrimonio sacramental».
Señala que el aspecto religioso del matrimonio no se debe quedar en ir a la Iglesia sino que tiene más que ver con cómo se vive la vida diaria juntos y el hecho de que tener una buena base de fe y apoyo de la comunidad parroquial y local no puede ser minusvalorado.
Por esta razón, ante la Jornada Mundial de la Juventud, él y su mujer desean comunicar el mensaje a los jóvenes que están discerniendo su vocación como católicos, y que a menudo se sienten aislados en sus propias comunidades, de que la Jornada Mundial de la Juventud puede ayudar a romper estas barreras.
«Amplía la idea de quién es tu comunidad», dice Anthony.
«Y te da la oportunidad de hablar de hablar con tus iguales que tienen diferentes orientaciones --dice Sonia--. Todos los encuentros te ayudan a poner tu fe en las manos de Dios y dejar a Dios guiarte a donde intentas ir».
----------------------------------------------
Traducido del inglés por Nieves San Martín
jueves, 7 de febrero de 2008
jueves, 24 de enero de 2008
Totalitarismo democrático / Autor: Pablo Y. González Cuéllar
No es raro ver a profesores que tienen delante de sí una masa enardecida de niños inquietos y dispuestos a no obedecer. Cuando cargado de valor, el educador se atreve a insinuar una indicación, rápidamente se hace sentir el desconcierto general. Las protestas se levantan y el espacio aéreo se llena al instante de misiles de papel. Una salida fácil para estos casos sería una “votación democrática” sobre lo que se ha de hacer.
Uno de los orgullos más grandes del mundo occidental es la conquista de la democracia. ¡Es verdad! Gracias a ella, la convivencia ha sido más pacífica, el diálogo más franco y las soluciones diplomáticas se buscan antes que la guerra. No cabe duda, es un gran avance.
El problema de fondo de la democracia actual es que está patinando sobre una capa de hielo de poco espesor. Tarde o temprano esta capa se estrellará y se romperá. El resultado será la congelación y muerte de las sociedades que sobre ella patinaban tan seguras.
En nuestros días, la democracia ha penetrado esferas insospechadas. Lo que surgió como una forma de gobierno se ha convertido en una forma de vida social. El problema no es la democracia, sino los valores que la sostienen y sobre los cuales se debe construir la sociedad. Si esa base que la sostiene es débil, se romperá. Si no hay principios morales y antropológicos firmes, la resquebrajadura es sólo cuestión de tiempo.
Hemos llegado a vivir en una especie de totalitarismo democrático donde todo se lleva a votación. Esto no puede ser. Hay cosas que no pueden ser llevadas a referéndum, valores que no pueden ser subyugados por este totalitarismo. Principios cuya vida no puede depender de las mayorías. ¿Es una cuestión de urnas decidir la vida o la muerte de un niño o de un anciano? ¿En qué se basa la democracia? ¿En un puro “tirar para delante” todos juntos, sin importar lo que sea, con tal de estar de acuerdo?
Lo ideal de la democracia sería que el gobierno del pueblo se dirigiera sobre la base de unos principios firmes. No sobre sistemas utilitarios y pragmáticos. En el hombre hay recintos sagrados donde la democracia no puede y no debe tocar la puerta: la vida, la dignidad, la religión…
Muchas veces la democracia se ha convertido en esa salida fácil de emergencia para no afrontar problemas. Si se descuida este punto la sociedad caerá en aguas congeladas. Si no queremos que se convierta en un totalitarismo subyugante, al centro de la democracia debe estar el hombre y, como fin, su realización integral. De hecho, si el educador del que hablamos al inicio hubiera dicho: “Bueno, escojan entre irse de fiesta o estudiar…”, no sería digno del título que le hemos dado. La salida fácil no siempre es la mejor. La democracia no tiene derecho a violar la integridad del hombre. La democracia no debe ser un dictador, sino un educador.
---------------------------------------------
Fuente: arcol.org