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jueves, 10 de noviembre de 2022

La Esperanza: acogerse a Dios para vivir la promesa / Por Conchi Vaquero


Camino Católico.-
 Conchi Vaquero Callejas, laica casada y madre de dos hijos, miembro de la Comunidad Familia, Evangelio y Vida, profundiza en esta enseñanza en la esperanza y las actitudes de la vida cristiana que pueden asentar esa virtud y a la vez don gratuito de Dios. La esperanza crece en nosotros progresivamente si vamos dejando en las manos del Señor cada día más áreas de nuestra vida. Dichoso quien pone su esperanza en Dios, en Él encontrará su consuelo.

Conchi Vaquero pertenece también al grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta meditación, el lunes 23 de agosto de 2010.

miércoles, 30 de julio de 2008

Andrés Zuleta al encontrarse con el Señor cambió de vida

Ana María Araque de 17 años: "Soy completamente feliz porque lo primero en mi vida es Dios"

Santiago Pérez de 17 años: "Cuando nos entregamos a Dios, nos damos cuenta que todo lo que ocurre en nuestras vidas es para bien"

Testimonios de jóvenes entragados al Señor viviendo la pasada Semana Santa

Testimonios de varios jóvenes entregados a Dios, durante el retiro de Semana Santa del año 2008 llevado a cabo en Terranova, el Centro Internacional de Convenciones de Civitas Orationis
Video 1


Video 2

La joven Natalia Rios da testimonio de su llamada a ser médico del cuerpo y del alma

miércoles, 11 de junio de 2008

¿Cómo ser lo que Dios quiere? / Autora: Ana Néri de la Comunidad Canción Nueva

El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre

Preparándome, cierta vez, para una prédica, cuyo tema era el Amor de Dios y, teniendo en las manos el Catecismo de la Iglesia Católica, un gran tesoro enriquecedor de nuestra fe, encontré el párrafo 27 que me llamó mucho la atención:

27 ''El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer hacia sí al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar'' (Capítulo Primero: El hombre es "capaz" de Dios - I. El deseo de Dios)

Desde toda la eternidad, cuando Dios ha creado el mundo y, todo lo que hay en él, cada uno de nosotros ya estaba dentro de Su corazón. Él ya pensaba en nosotros, sabía lo que cada quien sería, y cuál sería la misión específica de cada uno en la tierra.

A medida que fuimos creciendo, cada uno en su ambiente y realidad de vida, fuimos siendo influenciados por muchas cosas buenas e, infelizmente, por cosas malas también. Suelo decir que salimos de una forma buena: la forma de Dios. Y con el transcurrir del tiempo, muchas veces, sin darnos cuenta, dejamos que el mundo, el sufrimiento, la seducción, la violencia, el orgullo, la ambición y tantas otras cosas "nos deformen". Y acabamos entrando en la forma del mundo. Siento que el corazón de Dios se entristece, pues no ha sido eso lo que Él ha soñado y deseado para nosotros, hijos Suyos. Sin embargo, al mismo tiempo, somos libres para tomar decisiones.


Actuamos así, muchas veces, por causa de una búsqueda infinita de algo que nos complete; creo que esto ocurre y ocurrirá hasta que, de hecho, tengamos un verdadero encuentro personal y profundo con Nuestro Señor y experimentemos Su amor incondicional a fin de que ese vacío sea verdaderamente llenado.

Cuando estamos llenos del amor de Dios, evitamos buscar placeres mundanos y efímeros, porque ya no nos completan más; en realidad, jamás nos han satisfecho. A partir de dicho encuentro, pasamos a tener conciencia de que herimos el corazón de Dios siempre que pecamos, y por esta razón, buscamos un recomenzar.

Lo interesante es que la pedagogía divina se nos manifiesta de diversas maneras. Somos formados por medio de las más variadas situaciones: muertes, tragedias, desempleo, humillaciones... Es por eso que solemos escuchar: De todo el mal Dios extrae un bien mayor.

Por lo tanto, algo malo nunca ocurre por coincidencia, por más difícil que eso pueda parecernos. Interesante es que jamás comprendemos dichas situaciones en el momento en que ocurren.

Hoy, debido a toda las cosas equivocadas que he vivido en el pasado, cuando intentaba llenar mis carencias, percibo que, en todo, estaban presentes las manos misericordiosas de Dios. Quizá, si no hubiera pasado por tantos sufrimientos no habría conocido el amor de Dios, no lo amaría tanto y, consecuentemente no sería capaz de entregarle mi vida, renunciando a estar junto a mi familia, en mi hogar, renunciando a mis estudios para ser lo que soy ahora: una misionera feliz y realizada al servicio de la evangelización para, muchas veces, olvidar mis problemas, abandonarlos en las manos del Señor, cuidando de aquellos que necesitan de ayuda mucho más que yo misma.

Mi deseo más grande es ser cada día la "Ana que Dios quiere" que yo sea. La Ana imaginada y soñada en Su corazón desde siempre.

Te invito a hacer esta experiencia también: renunciar a las situaciones de pecado y a encontrarte con Dios. ¿Cómo? Podemos comenzar con una buena confesión de nuestros pecados.

Desea ser el (la) ... (di tu nombre) soñado(a) por Dios. No quieras ser lo que simplemente quieres. Así, no llegarás a ningún lugar, jamás.

"Yo quiero amar, quiero ser, aquello que Dios quiere. Solo no puedo más vivir" (Cosme, cantautor católico)

No dejes que los sueños de Dios mueran en ti. El encuentro será lindo, ¡basta desear y dar pasos concretos para que esta búsqueda se concretice!

Estoy rezando por ti.
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Fuente; Comunidad Canción Nueva

miércoles, 4 de junio de 2008

Oteando el futuro / Autor: Cardenal Ricard M.ª CARLES

Respecto al futuro de Europa, nos encontramos con dos diagnósticos contrapuestos: de una parte, la tesis de Oswald Spengler, el cual creía que se podían fijar para las grandes expresiones culturales una especie de ley natural: el momento del nacimiento, el crecimiento, el florecimiento, su lento decrecimiento, la vejez y la muerte. La tesis de Spengler era que occidente ha llegado a su época final, que corre inexorablemente al encuentro de la muerte. Europa puede transmitir sus dones a una cultura nueva emergente, como ha sucedido en precedentes decadencias, pero ella tiene ya agotado su tiempo de vida.

Esta tesis biologística ha encontrado opositores en el tiempo entre las dos guerras mundiales, especialmente en el ámbito católico. De manera especial se ha opuesto Arnold Toynbee. Él saca a la luz la diferencia entre el progreso material-técnico y el progreso real, que define como espiritualización. Admite que el mundo occidental se encuentra en crisis, la causa de la cual la ve en que desde la religión se ha caído en el culto de la técnica. Mas, si se conoce la causa de la crisis, se puede también indicar la vía de la solución: debe nuevamente ser introducido el factor religioso, de la que forma parte, según Toynbee, la herencia religiosa de todas las culturas, especialmente aquello «que ha permanecido del cristianismo occidental». A la visión biologista se contrapone una visión voluntarista que se apoya sobre la fuerza de las minorías creativas.

Benedicto XVI dijo crudamente que hay un odio de sí mismo del occidente, que se puede considerar solamente como algo patológico: el occidente intenta de modo laudable abrirse a la plena comprensión de los valores externos, pero no se ama ya a sí mismo. De su propia historia ve solamente aquello que es despreciable, mientras no está en situación de percibir aquello que es grande y puro.

La multiculturalidad huye de las cosas propias. Pero no puede subsistir sin puntos de orientación de valores propios, sin respeto a lo que es sagrado. Debe ir con respeto al encuentro de los elementos sagrados del otro, pero esto lo podemos hacer solamente si lo sagrado, Dios, no es extraño a nosotros mismos. Debemos nutrir el respeto ante aquello que es sagrado y mostrar el rostro de Dios que se ha manifestado tan humano que él mismo se ha hecho hombre, para darnos el sentido de nuestra vida y una perenne esperanza.
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Fuente: La Razón

lunes, 2 de junio de 2008

No temas al futuro / Autor: P. Eusebio Gómez Navarro

El Dr. Robert White, catedrático en la Universidad de Cleveland y director de su hospital, era un gran cirujano y creyente. Una vez dijo: “Para mí la práctica de la medicina y la fe religiosa están indisolublemente ligadas. Oro mucho, sobre todo antesde efectuar una operación y después de terminarla”.

Dios tiene que estar muy vivo en la vida de los creyentes. Está muy presente en la mente y el corazón de muchos pueblos.Algunos de éstos tienen como primer principio creer en Dios.

A pesar de que Dios es lo más importante para muchas personas, otros no confían en Él, sino en los ídolos. En momentos como los actuales viene bien recordar lo que dice Pablo: “Sobre la venida de nuestro Señor Jesucristo y el momento de nuestra reunión con Él, les rogamos, hermanos, que no se alarmen por revelaciones, rumores o supuestas cartas nuestras en las que se diga que el día del Señor es inminente”. (2 Ts 2,1-2)

Es inútil perder el tiempo adivinando fechas del fin del mundo. “En cuanto al día y la hora nadie lo sabe”. (Mt 24,36) Existen demasiados adivinos que, con sus sueños vanos, sólo logran despertar temores. De cara al futuro se dan distintas respuestas; pero parece que pululan los profetas de calamidades que, refugiándose en el pasado, anuncian un futuro trágico. Así surge un clima donde abundan los miedos irracionales y los cataclismos. En todo ven el final de los tiempos.

Haremos de la historia lo que decidamos que sea. Nos damos cuenta de que somos capaces de las mejores empresas, pero al mismo tiempo sentimos que somos “marionetas” a las que el viento mueve a su antojo. Dios nos ha creado libres, y podemos elegir la vida o la muerte. Cada día los pájaros se despertarán en la copa de los árboles a la misma hora, cantarán de la misma manera y apenas hayan terminado de cantar, irán en busca de alimento.

En cambio, para los seres humanos todo será diferente. Tal vez se apliquen con buena voluntad a la construcción de un mundo mejor. ¿Ocurrirá eso? Tal vez, pero acaso no. Nosotros tenemos que creer en el Dios de la vida, ese que quiere la salvación de todos, el que nos ilumina en nuestro caminar.

“El Dios que dijo: Brille la luz en las tinieblas, es el que ha encendido esa luz en nuestros corazones, para hacer brillar el conocimiento de la gloria de Dios, que está reflejada en el rostro de Cristo”. (2 Co 4,6) “Dios nos ha capacitado para ser ministros de una alianza nueva, basada no en la letra de la ley sino en la fuerza del Espíritu”. (2 Co 3,6) Y esta fuerza tan extraordinaria procede de Dios y no de nosotros. “Nos acosan por todas partes, pero no estamos abatidos; somos perseguidos, pero no quedamos a merced del peligro; nos derriban, pero no llegan a rematarnos”. (2 Co 4,7ss)

Es necesario, pues, confiar en Dios, orar en todo momento. Esta confianza nos ayuda a ver sin miedo el futuro, a vivir el presente con la completa seguridad de que Dios nos cuida y nos ama.

domingo, 1 de junio de 2008

Testimonio de Franklin Conil: del egoismo a ser seducido por Dios


-Cuéntanos de tu familia.
Dios me ha concedido una gran familia la cual no cambio por ninguna otra. Nos amamos, nos apoyamos, en ocasiones nos peleamos, queremos salir adelante con trabajo y con esfuerzo, de ahí y del favor de Dios ha sálido todo lo que tenemos. Somos nueve hermanos Francisco y Noemí los mayores, Francis, Frank, Franma, Franni, Frandi, Jové y yo por supuesto. Mi padre ya hace casi 12 años que murió. Fue un hombre trabajador que con su ejemplo nos enseñó el valor del esfuerzo y la constancia, siempre oro por él. Mi mamá, una mujer que con su temple, su ejemplo, sus lágrimas y su oración nos ha guiado a ser los que somos. Mis tías y tíos, mis primos los tengo siempre presentes.

-¿A que te dedicas actualmente?
Soy profesor de Ciencias Sociales en el LB. Apálico Sánchez ubicado en el campo Taparito-Municipio Simón Bolívar del Estado Zulia, colaboro además con el departamento de Orientación de dicha institución y curso actualmente el cuarto semestre de Educación Ciencias Sociales en la Universidad Católica Cecilio Acosta de Maracaibo.

-¿Ha habido un cambio en tu vida?
Antes de que Dios tocara mi corazón, me encontrara con él y me llamara a seguirle era un joven normal, y no es que ahora no lo sea, pero Cristo hace la diferencia. Estudiaba bachillerato, tenía 14 años, aunque no crean que ha pasado mucho tiempo de eso, jajaja; era tímido, enamoradizo, encerrado en mi mundo, más egoísta que ahora, casi no asistía a la iglesia y cuando lo hacía era porque mi mamá me enviaba junto con mis hermanos. El cambio empezó cuando dos jóvenes vecinas (Liliana y Adriana Vergel, gracias muchachas eternamente les estaré agradecido) me invitaron a un grupo juvenil de la Renovación Carismática Católica. Al principio asistía por otros intereses pero el Señor se valió de ello para llamarme. En los retiros, las catequesis de la Comunión y la Confirmación, en las reuniones de oración, con los hermanos, a través de la Virgen María Dios me fue llamando, sanó mi corazón del principal apego, a nosotros mismos y me hizo conocerlo, conocer su Iglesia, a su madre y lo que sigue lo digo por medio de la letra de una canción: fue imposible conocerle y no amarle, amarle y no seguirle, el Señor me sedujo.

Entonces ¿Qué pasó con el Seminario?, ¿porqué no terminastes?:
En la búsqueda de mi vocación específica ingresé al Seminario, ahí se afianzó mi vida cristiana, me formé sólidamente en la doctrina eclesial, pero no encontré ahí mi puesto en la Iglesia.. Mientras estuve allí fui instituido en el ministerio de Lector. He prestado y seguiré prestando mis servicios a la Iglesia en el conocimiento, proclamación y anuncio de la Palabra de Dios.

Hoy por hoy sirvo al Señor con los dones que él me ha dado: la predicación, la animación, la oración, la música y el canto. Me siento realizado siendo un instrumento de la paz de Dios y un alma misionera dejándome llevar donde los hombres necesiten sus Palabras, donde falte la esperanza, simplemente por no saber de él.

Evangelizo a través de la música y de la radio. Sirvo los domingos en mis parroquias Nuestra Señora de Lourdes y Cristo Redentor cantando la Misa. Participo de la Renovación Carismática en el Espíritu. Colaboro en el servicio de Evangelización y Catequesis de esta Corriente de Gracia. Desde hace 2 años (11 de Febrero de 2006) Dios me llamó junto con otros hermanos a anunciar el Evangelio a través de la radio. El proyecto, consagrado a la Virgen, lleva por nombre EL DIARIO DE MARÍA. Se transmite de lunes a viernes de 8 a 10 pm y los domingos de 7 a 8 am por la emisora Tropical 100.1 (valga la cuña). Está dirigido principalmente a los católicos con el fin de REAVIVAR SU VIDA Y SU FE, así como lo dice nuestro eslogan.

-¿Cuál ha sido tu experiencia dentro de la renovación carismática Católica?
Dios me llamó a su Iglesia por medio de la Renovación Carismática Católica. Por eso estoy profundamente agradecido a este movimiento por todo lo que me ha dado. Me encanta la forma de orar espontánea que nos caracteriza, la invocación constante del Espíritu Santo, la imitación de la Virgen santísima, las reuniones de oración, la escucha de la Palabra de Dios, los retiros y escuelas que tanto nos forman, el despertar de los carismas, entre muchas otras cosas más.

¿Porqué Músico Católico?
La música, es don de Dios para la Iglesia y el mundo. Fui descubriendo este ministerio poco a poco aunque de pequeño me gustaba cantar. Ha sido él, Dios y su santísima madre los que han hecho la obra. Para su Gloria me han llevado a grabar tres cd: Cantoral de Adviento con fines pastorales, para lograr que en la misa no cante sólo el ministerio de música sino toda la asamblea; Jesús está vivo, que es mi tarjeta de presentación, acompañado por el ministerio de música Laetare es lo que soy: canto, música, oración y predicación; y ahora un disco dedicado a un gran hombre, sacerdote y pastor el padre Orencio Rodríguez y en él a la Orden Agustino Recoleta en su año vocacional. Lleva por nombre Un instrumento de tu paz, dice mucho de mí y quiere contribuir a la promoción vocacional que todos como iglesia debemos realizar. Hago aquí una mención especial al ministerio de música Laetare de la parroquia Cristo Redentor, del cual formo parte. Ellos me motivan a dar más de mí, me han ayudado a crecer como persona, como cristiano y como músico, desde hace casi tres años me han acompañado a anunciar que Jesús está vivo y deseo con el favor de Dios dar con ellos más frutos.

-¿Cuáles son tus metas a mediano plazo?
Deseo evangelizar hasta los últimos confines de la tierra a través de la música, la radio, la televisión, la Internet y otros medios que el Señor disponga, madurar mi noviazgo con una mujer extraordinaria que Dios ha puesto en mi camino, graduarme en la universidad para mejorar mi servicio profesional y mi sueldo, grabar próximamente un nuevo disco junto a Laetare, el cual Dios mediante llevará por nombre MANATIAL DE AMOR.

-¿Algo adicional que quieras comentar?
R: Compren mis discos, no los quemen. Oren por mí, por Bely (mi novia) y por Laetare, apoyen la música católica y escuchen EL DIARIO DE MARÍA. Cuando tengan algo que sentir de alguien apliquen el evangelio, no lo critiquen, no dejen nunca de rezar el rosario y cuando lo recen acuérdense de mi, este oración y la Virgen son mis grandes aliados en la evangelización. Por último apoyen a Oscar en la obra de ENTRE AMIGOS Y FAMILIA CATÓLICA.

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Fuente: Entre amigos y familia católica

Para escuchar la musica de Franklin Conil haz click
A Q U Í

lunes, 19 de mayo de 2008

La belleza de ser jóvenes y de compartirlo, explica el Papa / Autora: Marta Lago

Llama a los jóvenes a no "quemar" la juventud en modas pasajeras
En su visita pastoral a Génova

GÉNOVA, (ZENIT.org).- El secreto y la belleza de una juventud permanente es vivir abierto a la esperanza, cosa que sólo da el encuentro real con Jesucristo, reconoce Benedicto XVI.

La plaza genovesa de Matteotti vivió, en la mañana de este domingo, el ambiente propio de una Jornada de la Juventud en el rato de fe y fiesta que compartieron los jóvenes con el Papa -visiblemente felices--, en visita pastoral en la región italiana de Liguria.

La lluvia torrencial que hacía acto de presencia no desanimó esta cita, sino que entre aplausos los jóvenes recibieron la confidencia de Benedicto XVI: «La lluvia me está persiguiendo un poco estos días, pero tomémosla como signo de bendición, de fecundidad de la tierra y como símbolo del Espíritu Santo que viene y renueva también la tierra reseca de nuestras almas».

Los años de la juventud están «llenos de expectativas y de sueños», pero cuando hayan pasado «en el corazón todos debemos permanecer jóvenes», dijo el Papa en su discurso a la multitud de chicas y chicos.

«Es bello ser jóvenes; todos quieren serlo» --reflexionó--; y es que «la juventud tiene aún todo el futuro por delante», y futuro significa «tiempo de esperanza».

Benedicto XVI en muchos momentos dejó aparte su discurso escrito, entrando en una especie de diálogo espontáneo con los jóvenes. Y compartió su inquietud, dándoles voz: «¿Encontraré un puesto de trabajo? ¿Encontraré casa? ¿Encontraré el amor, que será mi verdadero futuro?».

En lugar de consumir la vida cuando está empezando, «es importante elegir las verdaderas promesas que abren al futuro, aún con renuncias -subrayó el Papa--. Y quien ha elegido a Dios, tiene aún en la vejez un futuro sin fin y sin amenazas ante sí».

Por eso es «importante elegir bien y no destruir el futuro», y «la primera elección fundamental debe ser Dios», que «se ha revelado en su Hijo Jesucristo»; «a la luz de esta elección» «se encuentran los criterios para las otras opciones necesarias», explicó.

«Ser jóvenes implica ser buenos y generosos» --continuó Benedicto XVI--; y «la bondad en persona es Jesús, a quien conocéis o a quien busca vuestro corazón».

Es Jesús «el Amigo que jamás traiciona», «fiel hasta el don de la vida en la Cruz». Así que Benedicto XVI exhortó a los numerosos jóvenes: «¡Rendios a su amor!»; «como lleváis escrito en las camisetas de este encuentro, "derretios" ante Jesús, porque sólo Él puede disolver vuestras ansias y temores y colmar vuestras expectativas».

Punto de partida: un encuentro en persona

«Para encontrar el amor con Cristo, para encontrarle realmente como compañero de mi vida, tenemos ante todo que conocerle, como los dos discípulos que le siguen después de las parábolas del Bautista y le dicen: "Maestro, ¿dónde vives?"», «porque quieren conocerle de cerca -fue desgranando el Papa--, y el Señor, hablando con los discípulos distingue: "¿Quién dice la gente que soy yo?"», refiriéndose a quienes «le conocen de lejos, de segunda mano», y prosigue Jesús: «¿Quién decís vosotros que soy yo?», dirigiéndose a «quienes le conocen de primera mano, habiendo vivido con Él, habiendo entrado realmente en su vida personalísima hasta su diálogo con el Padre».

Y «entrar en una relación personal» y real con Cristo «exige el conocimiento de la Escritura, sobre todo del Evangelio, donde el Señor habla con nosotros», recordó.

En sus palabras espontáneas, Benedicto XVI admitió: «No siempre son fáciles estas palabras, pero entrando en ellas, entrando en diálogo, llamando a la puerta de la Palabra diciendo al Señor: "¡Ábreme!", encontramos realmente palabras de vida eterna para hoy, actuales como lo fueron en su momento y como lo serán en el futuro».

Y precisó que «este coloquio con el Señor en la Escritura debe realizarse no sólo individualmente, sino también en la gran comunión de la Iglesia, donde Cristo está siempre presente, en la comunión de la Liturgia, del encuentro personalísimo de la Eucaristía y del sacramento de la Reconciliación en el que el Señor» dice a cada uno: «Te perdono».




«¡Hay tantas dimensiones para entrar en el conocimiento de Jesús!», constató el Santo Padre, aludiendo igualmente al «importante camino» de la ayuda a los pobres y necesitados, brindando tiempo para los demás, y «naturalmente también a la vida de los santos, que ayudan a encontrar el verdadero rostro de Jesús».

«Sólo así conocemos personalmente a Jesús --sintetizó-- y podemos también comunicar esta amistad nuestra a los demás», y «superar la indiferencia», porque aunque parezca que no se tiene necesidad de un Dios, «en realidad todos saben que algo falta en sus vidas», y al descubrir a Jesús dicen: «Es lo que estaba esperando».

«Cuanto más seamos de verdad amigos de Jesús, más podemos abrir el corazón a los demás para que también ellos sean verdaderamente jóvenes, o sea, tengan ante sí un gran futuro», afirmó.

Claves misioneras

Al término del encuentro, Benedicto XVI hizo entrega del Evangelio -como signo de envío misionero-- a algunos jóvenes en representación de cuantos el próximo curso emprenden en la archidiócesis genovesa la misión de los jóvenes hacia los jóvenes. «Anunciad a Cristo Señor, esperanza del mundo», les dijo.

«Cuanto más se aleja el hombre de Dios, su Fuente, más se extravía y más difícil se hace la convivencia humana»; por eso, antes de despedirse, el Papa quiso aconsejar a los jóvenes: «Estad unidos entre vosotros; ayudaos a vivir y a crecer en la fe y en la vida cristiana para poder ser testigos valientes del Señor».

«Estad unidos, pero no cerrados. Sed humildes, pero no temerosos. Sed sencillos, pero no ingenuos. Sed reflexivos, pero no complicados. Entrad en diálogo con todos, pero sed vosotros mismos», les advirtió.

Y exhortó: «Permaneced en comunión con vuestros Pastores: son ministros del Evangelio, de la Divina Eucaristía, del perdón de Dios», «padres y amigos, compañeros de vuestro camino».

«Les necesitáis, y ellos -todos nosotros- os necesitamos», reconoció el Papa entre fortísimos aplausos de los jóvenes.

«Cada uno de vosotros», «si permanece unido a Cristo y a la Iglesia, puede hacer grandes cosas», un deseo y consigna que dejó Benedicto XVI a la juventud, citándola a la Jornada Mundial de Sydney (Australia) del próximo julio.

Además de poner en manos de la Virgen María la tarea misionera de los jóvenes genoveses, a continuación el Papa, al introducir el Ángelus, que rezó junto a todos ellos en italiano -no en latín, como es habitual--, invocó su materna asistencia con la plegaria de San Bernardo.

«"¡Confía en mí!". Esto nos repite hoy María --recalcó--. Una antigua oración, muy querida a la tradición popular, nos permite dirigirle estas palabras confiadas, que hoy hacemos nuestras: "Acuérdate, oh Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a tu protección, implorado tu auxilio, reclamado tu socorro, ha sido abandonado"».


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El Papa visita el hospital infantil de Génova

El Papa en Génova: la Iglesia llamada a dar comunión al mundo

El Papa en la diócesis italiana Savona

Audiencia al Consejo Superior de las Obras Misionales Pontificias