* “Los doctores que me veían Sentenciaron que nunca podría caminar, ni hablar, que sería para siempre una bebé "
* “Si bien mis padres me inculcaron desde pequeña que la Iglesia era buena, sentía una rabia con todo lo que me estaba pasando, porque quería llevar una vida normal como todos”
* “Me acerqué a los grupos juveniles y después viví experiencias que me permitieron descubrir a Dios. Rezar a diario el Padre Nuestro, dándole gracias antes de acostarme y pedir el auxilio de mi Ángel de la Guarda sintiendo que me ha acompañado desde siempre, comenzó a ser vital para avanzar”