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miércoles, 8 de enero de 2025

Cuatro milagros actuales de Cristo: Ana Hernández, científica, se quedó ciega y ve; Sara Quiroz, arquitecta, estaba paralítica y anda; y Sergio Rodríguez, enfermo terminal, que se cura 2 veces


Ana Hernández, científica, Sara Quiroz, arquitecta, y Sergio Rodríguez, economista, cuentan cómo vivieron los milagros que les sanaron

Camino Católico.-  Hagan Lío, la serie de testimonios de Juan Manuel Cotelo e Infinito+1, ha publicado su 8ª entrega, que recoge tres historias de personas curadas milagrosamente en España, en años recientes. Es un capítulo titulado "Milagros".  Las cuatro sanaciones las protagonizan tres persona: Ana Hernández, científica, que se quedó ciega y ve; Sara Quiroz estaba paralítica y anda; y Sergio Rodríguez, economista, enfermo terminal, que se cura 2 veces.

Vídeo de Infinito+1 del programa completo de Hagan Lío-Milagros en el que Ana Hernández, científica, Sara Quiroz, arquitecta, y Sergio Rodríguez, economista, cuentan su testimonio de cómo vivieron los milagros que les sanaron

No son curaciones rumoreadas ni leyendas antiguas: los tres protagonistas de los milagros hablan a la cámara, hablan sus parientes, hablan sus médicos, algunos tienen imágenes en vídeo del día de su sanación y las muestran, con los papeles de los médicos.

Ana Hernández fue a misa, sin fe, sin entusiasmo ni devoción... y se curó


Ana Hernández, que es científica, no tiene explicación para la sanación que Jesucristo obró en ella 

El caso de Ana Hernández, científica, también a partir de su testimonio en un vídeo de Cotelo. Había sufrido siete neuritis en su ojo izquierdo, estaba convencida de que un día u otro quedaría completamente ciega, era cuestión de tiempo.

Lo interesante es que a su sanación no se le puede achacar ningún efecto placebo, histeria ni predisposición. Ella estaba bastante alejada de la Iglesia, y sólo recientemente había empezado a ir a un grupo de oración carismática porque le atraía la música y la alegría del grupo. Espiritualmente estaba más bien interesada en temas de terapias alternativas, aunque ya veía que no la llenaban por dentro.

Acudió al encuentro nacional anual de la Renovación Carismática Católica en Madrid, por ver el ambiente, sin fe. Su curación no fue nada "carismática": nadie le impuso manos, ni oró por ella de manera especial, ni ella pidió sanación.

Sucedió durante la misa, en el momento de la elevación. El vídeo de Cotelo no lo detalla, pero en otras ocasiones (como la revista Nuevo Pentecostés) ella ha detallado que quien presidía en ese momento era el cardenal Carlos Osoro, que no tiene ningún rasgo de entusiasmo carismático.

En el momento de la elevación, ella miró a la pantalla con letras de las canciones y se dio cuenta de que podía ver perfectamente. Los médicos detectaron que su nervio óptico estaba ahora perfecto. Luego descubrió que su madre llevaba años orando por ella y la curación de su vista. Desde entonces, su vida de fe cambio y en los últimos años dedica esas semanas de verano a volcarse en la organización del encuentro anual carismático.

Sara Quiroz: "Le miré a los ojos y vi a Jesús"


Sara Quiroz, arquitecta, se levantó de la silla de ruedas y comenzó a caminar, después que el padre Jaime Kelly rezara por ella

El otro caso sucedió con Sara Quiroz el 3 de julio de 2011 en otro encuentro nacional de la Renovación Carismática, pero el caso en sí es muy distinto. Ana apenas creía vagamente en Dios y se curó en misa, mientras que Sara era una joven de fe fuerte, ya veterana en Renovación Carismática, de padres peruanos, también veteranos en esta corriente eclesial, y se curó en una oración de intercesión en privado.

El predicador era el padre Jaime Kelly, un misionero irlandés con muchos años de servicio en Venezuela, popular por su oración de sanación, con una misa semanal para enfermos en Maracaibo. El lema del encuentro era "Levántate y anda", y eso enfurecía a Sara, que llevaba casi un año en silla de ruedas debido a un error médico. Todos los amigos carismáticos le decían "mira, Sara, 'levántate y anda'", y ella pensaba "sí, qué más quisiera yo".

Una crónica en el diario La Razón en 2011 recuerda aquel día. El periodista acudió a la asamblea un rato, luego entrevistó al padre Kelly en los camerinos, en el pabellón del salón de actos del Parque de Atracciones de la Casa de Campo de Madrid. "Reza por los enfermos y muchos dicen curarse. Con paciencia infinita atiende en los descansos a personas que le acosan pidiendo que rece por ellos imponiéndoles las manos. 'El signo de imponer las manos sobre los enfermos, con fe expectante, es importante. Lo usaba Jesús y lo usó San Pablo en Malta'", recogía la crónica. Justo cuando el periodista se iba, tras la entrevista, llegó Sara al camerino.

El padre Kelly rezó por ella, pero Sara dice que lo miró a los ojos y a quien vio fue a Jesús. "Y ahora, levántate y camina", le dijo Kelly. Y ella caminó bien y ya no dejó de hacerlo, y lo contó esa misma tarde ante la multitud allí reunida y quedó grabado. Eso fue en 2011. Ahora ella es una joven arquitecta, que se casó en 2020 en plena pandemia (otra aventura) y cuenta su historia de sanación. En la Renovación Carismática de Madrid muchos la conocen, ha trabajado con jóvenes y adolescentes y a veces dicen "es Sara, la del milagro".

En 2012 Sara Quiroz contaba así su sanación en este vídeo:

Sergio Rodríguez: curado de dos cánceres linfáticos 

A la derecha, Sergio Rodríguez, economista, que se curó de dos cánceres, junto al médico que no podía creer los resultados de las pruebas y tardó una semana en decirle que la enfermedad había desaparecido 

El caso de Sergio Rodríguez Cuadrado, economista, es también asombroso. Va ligado a la oración de sus seres queridos, a un paso por el santuario de Lourdes, a una forma de afrontar la enfermedad con serenidad, alegría y entereza. Dos veces los oncólogos le dijeron con rotundidad: "tus probabilidades de supervivencia son cero, despídete de tus seres queridos". También daban por casi seguro que la quimioterapia y radioterapia le dejaran estéril. Pero se curó por completo de dos cánceres linfáticos y es padre de 5 hijos.

El médico de Sergio accede a hablar en el documental, alaba la personalidad del milagrado e improvisa cosas sobre cómo la actitud ante la enfermedad puede ayudar o tener algo que ver. Pero sabemos que cada año mueren miles de enfermos con excelente actitud. La buena actitud es algo meritorio y valioso, sin duda, pero no cura cánceres. En este caso, Sergio, que ha reflexionado mucho sobre el tema, y sobre el valor de la vida, y cómo aprovecharla, ha escrito un libro al respecto titulado Una segunda oportunidad (publicado en Palabra en enero de 2024).

El resultado es un vídeo luminoso, de sanación, esperanza y alegría al rendirse a Dios, un Dios cercano que actúa, que a veces cura cuerpos de forma asombrosa, y que siempre quiere sanar corazones.

Sergio Rodríguez explicaba en este vídeo su doble sanación, a principio del año 2024:

Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Misa de hoy, miércoles después de la Epifanía del Señor, 8-1-2025

8 de enero de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Santa Misa de hoy, miércoles después de la Epifanía del Señor, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid. 

Santa Misa de hoy, miércoles después de la Epifanía del Señor, 8-1-2025

8 de enero de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, miércoles después de la Epifanía del Señor, presidida por el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 8-1-2025

8 de enero de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy miércoles, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 8/1/2025: «Al multiplicar los panes Jesús se manifiesta como profeta» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 8 de enero de 2025, miércoles después de la Epifanía del Señor, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Marcos 6, 34-44:

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:

«Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».

Él les replicó:

«Dadles vosotros de comer».

Ellos le preguntaron:

«¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?».

Él les dijo:

«¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».

Cuando lo averiguaron le dijeron:

«Cinco, y dos peces».

Él les mandó que la gente se recostará sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.

Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.

Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.

Los que comieron eran cinco mil hombres.

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 8-1-2025

8 de enero de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Que, como San José, podamos abrir nuestros corazones a la voluntad de Dios siendo instrumentos de su amor y paz en el mundo / Por P. Carlos García Malo

 


martes, 7 de enero de 2025

Lizzetta Escalante: «Me alejé de Dios, pero ante una operación en la que podía morir oré: ‘Señor, todavía no te conozco lo suficiente como para vivir una eternidad contigo, no me lleves aún, déjame conocerte’»


Lizzetta Escalante evangelizando en Youtube 

* «El médico nos dijo tras la operación: ‘¿Ven esa herida aquí, que está como quemada? Eso lo debía hacer yo. Cuando el ovario salió, ya estaba cerrado, por eso no te moriste. Yo no creo en Dios, pero debo admitir que este no fui yo» 

Camino Católico.-   Solo tenemos una cosa asegurada en la vida: la muerte. Es un tema del que muchas personas temen hablar, incluso entre católicos. Pero es importante conversar sobre ello para tener una buena preparación hasta el fin de nuestras vidas. "Le dijo Jesús: 'Yo soy la resurrección (y la vida). El que cree en mí, aunque muera, vivirá'" (Jn 11, 25).

Lizzetta Escalante, laica consagrada de votos privados, evangelizadora y dirigente del apostolado Ruah, cuenta la historia de su conversión a Yohana Rodríguez en Aleteia; un momento en el que estuvo cerca la muerte.

Lizzetta Escalante / Foto: Cortesía de Lizzeta Escalante

Conociendo a Cristo

A pesar de que le presentaron a Jesús desde la infancia, ella no sentía la cercanía de un Dios amoroso, por lo que su acercamiento a las enseñanzas de la Iglesia no fue más allá de la preparación a los sacramentos. Así que ella, al no encontrar ejemplo en las personas o pensar que la Iglesia era un negocio (porque le cobraron una Misa de difunto), decidió alejarse y atacar la religión.

Lizzetta Escalante / Foto: Cortesía de Lizzeta Escalante

Un día, su madre le insistió asistir a una adoración:

“Me obligó a ponerme de rodillas delante del Santísimo, con una frase que me mató; '¿cómo es posible que yo tenga una hija de carne, con un corazón de piedra?'” 

Ese comentario le afectó porque, aunque ella era muy altruista, se dio cuenta de que nada de lo que hacía era por Dios. Estaba en una etapa de “encontronazos con Dios; no entendía cuál era el sentido de creer en Él”.

Al poco tiempo se fue a Estados Unidos, en lo que discernía cuál iba a ser su profesión. Al estar allá, se dio cuenta de que sentía una soledad y vacío tremendo que la llevó a una crisis existencial. 

Cuando regresó a su hogar, se dio cuenta de que sus amigas habían cambiado porque meses antes habían vivido un retiro espiritual. Se sentía tan fuera de lugar que, cuando le ofrecieron irse de misiones, aceptó.

Fue a esas misiones solo por seguirles la corriente, pero esta experiencia marcó el inicio de su nueva vida. Se encontró con un Dios tan grande que le enseñó la pobreza espiritual en la que estaba viviendo. Fue un encuentro muy profundo. Quien la conocía antes no podía creer lo que presenciaba. Comenzó a asistir a Misa, a dirección espiritual y formación. “Fue una radicalidad que no vino de mí, definitivamente, pero yo no entendía nada, fue una gracia”, comenta.

Lizzetta Escalante orando en Youtube 

Un paso cerca de la muerte

Una noche del 2012, mientras estudiaba para sus exámenes de la universidad, sintió un fuerte dolor en la pared abdominal.

“Me doblaba del dolor y me dieron muchas ganas de ir al baño. Y escuché en mi conciencia, un mandato muy fuerte, que yo creo que fue mi ángel de la guarda; ahora que vayas al baño, despierta tu mamá y que te acompañe. 

La desperté y cuando entramos al baño, me desmayé. Ella me agarró, y si mi mamá no hubiera estado, nadie en mi casa se entera y me hubiera desangrado”.

Lizzetta tuvo una rotura de quiste ovárico que causó un fuerte sangrado. Al llegar al hospital, el doctor la revisó y le dijo que tenía una peritonitis y que debían operar de urgencia. Y aunque todo se veía alarmante, ella sintió una paz y fortaleza, proveniente del Espíritu Santo.

El doctor le aseguró que este era un procedimiento que había realizado en muchas ocasiones y Liz preguntó: “¿cuántas han salido vivas”. Él respondió “varias”. Fue ahí cuando a Liz le cayó el peso de la situación; podía fallecer. Mientras hacía efecto la anestesia, hizo esta oración:

“Señor, yo todavía no te conozco lo suficiente como para vivir una eternidad contigo, no me lleves aún, déjame conocerte. Te prometo que si me das otra oportunidad, te voy a conocer”.

Ella era consciente de que vería a Dios, y le daba alegría; pero al mismo tiempo, le daba vergüenza porque ella sabía que desperdició su vida al no conocerlo. 

Lizzetta Escalante / Foto Cortesía de Lizzeta Escalante

Dios le permitió salir con éxito de la cirugía, pero lo que más le sorprendió fue cuando el doctor les enseñó un bote que contenía el ovario, y les dijo:

“¿Ven esa herida aquí, que está como quemada? Eso lo debía hacer yo. Cuando el ovario salió, ya estaba cerrado, por eso no te moriste (...) Yo no creo en Dios, pero debo admitir que este no fui yo”.

Fue una gran impresión para Lizzetta. Una curación que no tenía explicación. Los meses siguientes estuvo en recuperación y, en cuanto sintió mejoría, se dedicó al apostolado. Trabajó con niños diagnosticados con cáncer que le enseñaron una gran sensibilidad y un nuevo pensamiento:

“Yo no sé cuándo me voy a morir y no vivo con miedo a la muerte. Señor, te quiero conocer a tal grado, que cuando estemos juntos, no haya necesidad ni siquiera de que me cuentes de ti”.

Su vida se convirtió en una constante oración. Si antes se esforzaba en su vida de fe, ahora era mucho más dedicada. Sentía un llamado de Dios, de conocerlo más, de fortalecer la relación. Experimentó cómo Dios hablaba a su corazón. 

Ver la muerte de forma cristiana

Ella vive con una visión de la muerte cristiana, en donde hay paz, confianza y abandono en Dios. Convence a su mamá y amigas de que hay que dejarlo todo en manos de Dios, pues Él decidirá en qué momento está planeado el encuentro; y, al mismo tiempo, les recuerda que es bueno que desde este momento se preparen, conscientemente, de lo que mostrará al Señor cuando llegue el juicio.

Lizzetta Escalante con un grupo ejerciendo su ministerio / Foto Cortesía de Lizzeta Escalante

“La muerte le da sentido a la vida cristiana. Un cristiano que no espera la muerte como algo anhelado, ¿a qué se está preparando? Esta vida es para disfrutar y prepararse, para morir”.

Liz mencionó que es importante hablar con Jesús, tener una comunicación directa a través de la oración. No podemos esperar escuchar a Dios si no somos capaces de tener un encuentro con Él en nuestra vida diaria. 

Pero también es necesario recibir formación sobre nuestra fe; esta debe ser una de nuestras prioridades, porque quien no se interesa en su religión, “se está perdiendo de su mapa de cómo ser fiel”. Y la fidelidad es la puerta a la plenitud; aunque no siempre es fácil seguir el camino de Cristo, es lo único que nos llenará. El cielo ya está aquí si te lo propones.

"Esa experiencia de estar delante de Él, y no llegar con las manos vacías, es lo que más me tiene ilusionada, y por eso, me he consagrado".