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miércoles, 5 de marzo de 2025

Papa Francisco en homilía leída por el cardenal Angelo De Donatis, 5-3-2025: «Aprendamos de la oración a descubrirnos necesitados de Dios, para nutrir la esperanza de que al final nos espera un Padre con los brazos abiertos»

* «Con la ceniza en la cabeza caminemos hacia la esperanza de la Pascua. Convirtámonos a Dios, volvamos a Él de todo corazón (cf. Jl 2,12), volvamos a ponerlo en el centro de nuestra vida, para que el recuerdo de lo que somos —frágiles y mortales como cenizas esparcidas por el viento— sea iluminado finalmente por la esperanza del Resucitado. Y orientemos nuestra vida hacia Él, convirtiéndonos en signo de esperanza para el mundo: aprendamos de la limosna a salir de nosotros mismos para compartir las necesidades de los demás y alimentar la esperanza por un mundo más justo»

 

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa 

* «Aprendamos del ayuno que no vivimos solamente para satisfacer nuestras necesidades, sino que tenemos hambre de amor y de verdad, y sólo el amor de Dios y entre nosotros puede saciarnos de verdad y darnos la esperanza de un futuro mejor» 

5 de marzo de 2025.- (Camino Católico) En la misa celebrada en la Basílica de Santa Sabina con motivo del inicio del camino penitencial, el Cardenal Penitenciario Angelo De Donatis ha leido la homilía de Francisco: este período que nos redimensiona es una invitación a reavivar la esperanza. La celebración estuvo precedida por la procesión penitencial desde la iglesia de Sant'Anselmo all'Aventino.

El Papa Francisco en su homilía ha invitado: “Aprendamos de la oración a descubrirnos necesitados de Dios o, como decía Jacques Maritain ‘mendigos del cielo’, para nutrir la esperanza de que, en nuestras fragilidades y al final de nuestra peregrinación terrena, nos espera un Padre con los brazos abiertos”.

El cardenal Angelo De Donatis al pronunciar la homilía por el Papa, hospitalizado en el Policlínico Gemelli desde el 14 de febrero, le ha dirigido un pensamiento: “Nos sentimos profundamente unidos a él en este momento y le agradecemos el ofrecimiento de su oración y de sus sufrimientos por el bien de toda la Iglesia y del mundo entero”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

SANTA MISA, BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DE LA CENIZA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

LEÍDA POR EL CARDENAL ANGELO DE DONATIS

Basílica de Santa Sabina

Miércoles, 5 de marzo de 2025

Las sagradas cenizas, esta tarde, serán esparcidas sobre nuestra cabeza. Estas reavivan en nosotros la memoria de lo que somos, pero también la esperanza de lo que seremos. Nos recuerdan que somos polvo, pero nos encaminan hacia la esperanza a la que estamos llamados, porque Jesús ha descendido al polvo de la tierra y, con su Resurrección, nos lleva consigo al corazón del Padre.

De ese modo se recorre el itinerario de la Cuaresma hacia la Pascua, entre la memoria de nuestra fragilidad y la esperanza de que, al final del camino, quien nos espera es el Resucitado.

En primer lugar, hagamos memoria. Recibimos las cenizas inclinando la cabeza hacia abajo, como para mirarnos a nosotros mismos, para mirarnos dentro. Las cenizas, en efecto, nos ayudan a hacer memoria de la fragilidad y de la pequeñez de nuestra vida. Somos polvo, del polvo hemos sido creados y al polvo volveremos. Y son tantos los momentos en los que, mirando nuestra vida personal o la realidad que nos rodea, nos damos cuenta de que la existencia del hombre «es tan sólo un soplo, […] se inquieta por cosas fugaces y atesora sin saber para quién» (Sal 39,6-7).

Nos lo enseña sobre todo la experiencia de la fragilidad, que experimentamos en nuestros cansancios, en las debilidades que debemos afrontar, en los miedos que nos habitan, en los fracasos que nos queman por dentro, en la caducidad de nuestros sueños, en el constatar qué efímeras son las cosas que poseemos. Hechos de cenizas y de tierra, palpamos la fragilidad en la experiencia de la enfermedad, en la pobreza, en el sufrimiento que a veces irrumpe de manera repentina sobre nosotros y sobre nuestras familias. Y también nos damos cuenta de que somos frágiles cuando nos descubrimos expuestos, en la vida política y social de nuestro tiempo, a “polvos en suspensión” que contaminan el mundo: la contraposición ideológica, la lógica de la prevaricación, el regreso de viejas ideologías identitarias que teorizan la exclusión del otro, la explotación de los recursos de la tierra, la violencia en todas sus formas y la guerra entre los pueblos. Todo ello es como “polvo tóxico” que enturbia el aire de nuestro planeta, impidiendo la coexistencia pacífica, mientras crecen en nosotros cada día la incertidumbre y el miedo al futuro.

Por último, esta condición de fragilidad nos recuerda el drama de la muerte, que en nuestras sociedades de apariencia intentamos exorcizar de muchas maneras e incluso excluir de nuestros lenguajes, pero que se impone como una realidad con la que debemos lidiar, signo de la precariedad y transitoriedad de nuestras vidas.

Así, a pesar de las máscaras que nos ponemos y de los artificios a menudo ingeniosamente creados para distraernos, las cenizas nos recuerdan quiénes somos. Esto nos ayuda. Nos remodela, atenúa la dureza de nuestros narcisismos, nos devuelve a la realidad, nos hace más humildes y disponibles los unos para los otros: ninguno de nosotros es Dios, todos estamos en camino.

Pero la Cuaresma es también una invitación a reavivar en nosotros la esperanza. Si recibimos la ceniza con la cabeza inclinada para volver a la memoria de lo que somos, el tiempo cuaresmal no quiere dejarnos con la cabeza gacha, sino que, al contrario, nos exhorta a levantar la cabeza hacia Aquel que resucita de las profundidades de la muerte, arrastrándonos también a nosotros de las cenizas del pecado y de la muerte a la gloria de la vida eterna.

Las cenizas nos recuerdan, pues, la esperanza a la que estamos llamados porque Jesús, el Hijo de Dios, se mezcló con el polvo de la tierra, elevándolo hasta el cielo. Y Él descendió a las profundidades del polvo, muriendo por nosotros y reconciliándonos con el Padre, como oímos decir al apóstol Pablo: «A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro» (2 Co 5,21).

Esta esperanza, hermanos y hermanas, es la que reaviva las cenizas que somos. Sin esta esperanza, estamos condenados a soportar pasivamente la fragilidad de nuestra condición humana y, sobre todo ante la experiencia de la muerte, nos hundimos en la tristeza y la desolación, acabando por razonar como insensatos: «Breve y triste es nuestra vida, no hay remedio cuando el hombre llega a su fin […] el cuerpo se reducirá a ceniza y el aliento se dispersará como una ráfaga de viento» (Sb 2,1-3). La esperanza de la Pascua hacia la que nos encaminamos, en cambio, nos sostiene en nuestras fragilidades, nos asegura el perdón de Dios y, aun envueltos en las cenizas del pecado, nos abre a la confesión gozosa de la vida: «Yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo» (Jb 19,25). Recordemos que «el hombre es polvo y al polvo volverá, pero a los ojos de Dios es polvo precioso, porque Dios ha creado al hombre destinándolo a la inmortalidad» (Benedicto XVI, Audiencia General, 17 febrero 2010).


Hermanos y hermanas, con la ceniza en la cabeza caminemos hacia la esperanza de la Pascua. Convirtámonos a Dios, volvamos a Él de todo corazón (cf.
Jl 2,12), volvamos a ponerlo en el centro de nuestra vida, para que el recuerdo de lo que somos —frágiles y mortales como cenizas esparcidas por el viento— sea iluminado finalmente por la esperanza del Resucitado. Y orientemos nuestra vida hacia Él, convirtiéndonos en signo de esperanza para el mundo: aprendamos de la limosna a salir de nosotros mismos para compartir las necesidades de los demás y alimentar la esperanza por un mundo más justo; aprendamos de la oración a descubrirnos necesitados de Dios o, como decía Jacques Maritain “mendigos del cielo”, para nutrir la esperanza de que, en nuestras fragilidades y al final de nuestra peregrinación terrena, nos espera un Padre con los brazos abiertos; aprendamos del ayuno que no vivimos solamente para satisfacer nuestras necesidades, sino que tenemos hambre de amor y de verdad, y sólo el amor de Dios y entre nosotros puede saciarnos de verdad y darnos la esperanza de un futuro mejor.

Que nos acompañe siempre la certeza de que, desde que el Señor vino a las cenizas del mundo, «la historia de la Tierra es la historia del Cielo. Dios y el hombre están ligados en un único destino» (C. Carretto, El desierto en la ciudad, Buenos Aires 1986, 59), y Él barrerá para siempre las cenizas de la muerte para hacernos resplandecer con una vida nueva.

Con esta esperanza en el corazón, pongámonos en camino. Y dejémonos reconciliar con Dios.     

Francisco

Fotos: Vatican Media, 5-3-2025

La salud del Papa Francisco, 5-3-2025: «Situación estacionaria; ha recibido las Cenizas, ha llamado a Gaza y el pronóstico sigue siendo reservado»

La estatua de Juan Pablo II en la plaza del Policlínico Gemelli, ante la que los fieles y peregrinos rezan por la salud del Papa Francisco / Foto: Vatican Media

Camino Católico.- La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado, este miércoles 5 de marzo de 2025 por la tarde, el boletín médico sobre el estado de salud del Santo Padre, internado en el Policlínico Agostino Gemelli desde el viernes 14 de febrero:

«La salud del Santo Padre, también hoy, ha permanecido estacionaria sin presentar episodios de insuficiencia respiratoria. Como estaba previsto, recibió oxigenoterapia de alto flujo durante el día y durante la noche se reanudará la ventilación mecánica no invasiva. El Santo Padre aumentó la fisioterapia respiratoria y motora activa. 

Pasó el día en un sillón. Dada la complejidad del cuadro clínico, el pronóstico sigue siendo reservado.    

Esta mañana, en el piso privado de la 10ª planta, el Santo Padre participó en el rito de bendición de las Santas Cenizas que le impuso el celebrante, y luego recibió la Eucaristía.                                                                   

Después se dedicó a algunas actividades de trabajo. Por la mañana, llamó al P. Gabriel Romanelli, párroco de la Sagrada Familia de Gaza. Por la tarde, alternó descanso y trabajo».

Papa Francisco en su catequesis preparada para hoy: «Como María y José, llenos de esperanza, pongámonos en camino tras las huellas del Señor, que se deja encontrar en la respuesta de amor a la tierna paternidad divina»

* «En todo este camino, la Virgen es peregrina de esperanza, en el sentido profundo de que se convierte en la ‘hija de su Hijo’, su primera discípula. María trajo al mundo a Jesús, esperanza de la humanidad: lo alimentó, lo hizo crecer, lo siguió dejándose plasmar, la primera, por la Palabra de Dios. En ésta, como dijo Benedicto XVI, María ‘está verdaderamente en su casa, sale de ella y entra en ella con naturalidad. Ella habla y piensa con la Palabra de Dios [...]. Así se revela, además, que sus pensamientos están en sintonía con los pensamientos de Dios, que su voluntad es un querer junto con Dios. Al estar íntimamente impregnada de la Palabra de Dios, puede convertirse en madre de la Palabra encarnada’ (Enc. Deus caritas est, 41). Esta singular comunión con la Palabra de Dios no le ahorra, sin embargo, el esfuerzo de un exigente ‘aprendizaje’»

Camino Católico.-  “Como María y José, llenos de esperanza, pongámonos también nosotros en camino tras las huellas del Señor, que no se deja encerrar en nuestros esquemas y se deja encontrar no tanto en un lugar, sino en la respuesta de amor a la tierna paternidad divina, respuesta de amor que es la vida filial” . Lo dice el Papa Francisco en el texto preparado para la catequesis de hoy quie no se ha celebrado y ha sido publicado por la Santa Sede. 

En el ciclo de catequesis sobre la Infancia de Jesús el Papa Francisco, en su texto preparado, propone la reflexión sobre el episcopio bíblico de la Jesús perdido y hallado en el templo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?» (Lc 2,49). El Santo Padre continua en su hospitalización en el Policlinico Gemelli de Roma, desde el pasado 14 de febrero. El texto completo de la reflexión del Santo Padre de la Audiencia General que no se ha celebrado es el siguiente:

CATEQUESIS DEL SANTO PADRE PREPARADA PARA LA AUDIENCIA GENERAL DEL 5 DE MARZO DE 2025

Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza

Catequesis -I. La infancia de Jesús. 8. «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?» (Lc 2,49). El hallazgo de Jesús en el Templo

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En esta última catequesis dedicada a la infancia de Jesús, nos inspiramos en la escena en la que, a los doce años, Él se quedó en el Templo sin decírselo a sus padres, quienes lo buscaron ansiosamente y lo encontraron después de tres días. Este relato nos presenta un diálogo muy interesante entre María y Jesús, que nos ayuda a reflexionar sobre el camino de la madre de Jesús, un camino que ciertamente no fue fácil. De hecho, María ha recorrió un itinerario espiritual a lo largo del cual avanzó en la comprensión del misterio de su Hijo.

Pensemos en las diversas etapas de este camino. Al comienzo de su embarazo, María visita a Isabel y se queda con ella durante tres meses, hasta el nacimiento del pequeño Juan. Luego, cuando ya está en el noveno mes, debido al censo, va con José a Belén, donde da a luz a Jesús. Después de cuarenta días van a Jerusalén para la presentación del niño; y luego cada año regresan en peregrinación al Templo. Pero cuando Jesús era aún pequeño, se refugian en Egipto durante mucho tiempo para protegerlo de Herodes, y solamente después de la muerte del rey se establecen de nuevo en Nazaret. Cuando Jesús, ya adulto, comienza su ministerio, María está presente y es protagonista en las bodas de Caná; luego lo sigue «a distancia», hasta el último viaje a Jerusalén, hasta la pasión y la muerte. Después de la Resurrección, María permanece en Jerusalén, como Madre de los discípulos, sosteniendo su fe en espera de la efusión del Espíritu Santo.

En todo este camino, la Virgen es peregrina de esperanza, en el sentido profundo de que se convierte en la «hija de su Hijo», su primera discípula. María trajo al mundo a Jesús, esperanza de la humanidad: lo alimentó, lo hizo crecer, lo siguió dejándose plasmar, la primera, por la Palabra de Dios. En ésta, como dijo Benedicto XVI, María «está verdaderamente en su casa, sale de ella y entra en ella con naturalidad. Ella habla y piensa con la Palabra de Dios [...]. Así se revela, además, que sus pensamientos están en sintonía con los pensamientos de Dios, que su voluntad es un querer junto con Dios. Al estar íntimamente impregnada de la Palabra de Dios, puede convertirse en madre de la Palabra encarnada» (Enc. Deus caritas est, 41). Esta singular comunión con la Palabra de Dios no le ahorra, sin embargo, el esfuerzo de un exigente «aprendizaje».

La experiencia de la pérdida de Jesús, que tenía doce años, durante la peregrinación anual a Jerusalén, asusta a María hasta el punto de que se convierte en portavoz de José al reprender a su hijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te buscábamos» (Lc 2,48). María y José sintieron el dolor de los padres que pierden a un hijo: ambos creían que Jesús estaba en la caravana con los familiares, pero al no verlo durante todo un día, comienzan la búsqueda que los llevará a volver atrás. Al regresar al Templo, descubren que Aquel que hasta hacía poco era para ellos un niño al que proteger, ha crecido de repente, y es capaz ya de involucrarse en discusiones sobre las Escrituras sosteniendo la comparación con los maestros de la Ley.

Ante el reproche de su madre, Jesús responde con sencillez desarmante: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? (Lc 2,49). María y José no comprenden: el misterio del Dios hecho niño supera su inteligencia. Los padres quieren proteger a ese hijo preciosísimo bajo las alas de su amor; Jesús, en cambio, quiere vivir su vocación de Hijo del Padre que está a su servicio y vive inmerso en su Palabra.

Los relatos de la infancia de Lucas se cierran, así, con las últimas palabras de María, que recuerdan la paternidad de José hacia Jesús, y con las primeras palabras de Jesús, que reconocen cómo esta paternidad tiene su origen en la de su Padre celestial, de quien reconoce el primado indiscutible.

Queridos hermanos y hermanas, como María y José, llenos de esperanza, pongámonos también nosotros en camino tras las huellas del Señor, que no se deja encerrar en nuestros esquemas y se deja encontrar no tanto en un lugar, sino en la respuesta de amor a la tierna paternidad divina, respuesta de amor que es la vida filial.

Francisco


Fotos: Vatican Media

Homilía del Miércoles de Ceniza: Relativizar los afanes por los bienes de este mundo y volvernos hacia Dios para hacer de Él nuestro tesoro; liberarnos de nuestros hábitos y dependencias desordenadas / Por P. José María Prats


* «Durante la Cuaresma el Espíritu Santo actúa en nosotros como fuego purificador y, a través del don de fortaleza, nos sostiene en la lucha contra nuestros vicios, desórdenes y pasiones. Cada cual, en oración delante del Señor, tiene que descubrir qué es lo que Dios le pide que haga en esta Cuaresma para avanzar en el camino de la santidad»

Miércoles de ceniza - C

Joel 2, 12-18 /  Salmo 50 / 2 Corintios 5, 20-6,2 / San Mateo 6, 1-6.16-18

P. José María Prats / Camino Católico.- Nuestra fe nos dice que la vida en este mundo es un misterio de muerte y resurrección. Nuestra naturaleza herida por el pecado tiene que morir con Cristo para resucitar con Él a una nueva vida en santidad y justicia. Esta muerte y resurrección de nuestro núcleo más profundo se produce en el bautismo, pero a lo largo de la vida, tiene que irse extendiendo a todas las dimensiones de nuestro ser.

Cada año, durante el Triduo Pascual, se hace presente en la Iglesia el Misterio Pascual de la muerte y resurrección del Señor y, al celebrarlo, nos sumergimos en él para ser transformados y regenerados. Pero para que la gracia de este Misterio actúe eficazmente en nosotros debemos hacer un esfuerzo por ir dando muerte al hombre viejo que aún habita en nosotros.

Este esfuerzo, lo realizamos con particular intensidad y conciencia durante los cuarenta días de la Cuaresma que hoy iniciamos. Es una gran oportunidad para purificarnos que no podemos desaprovechar. Durante este tiempo contamos con una asistencia muy especial del Espíritu Santo y con el acompañamiento y sostenimiento de la Iglesia.

Durante la Cuaresma el Espíritu Santo actúa en nosotros como fuego purificador y, a través del don de fortaleza, nos sostiene en la lucha contra nuestros vicios, desórdenes y pasiones. Por otra parte, no es un esfuerzo que hacemos en solitario, sino en comunión con toda la Iglesia, iluminados y confortados por su liturgia y unidos a la lucha de nuestros hermanos. 

En concreto, ¿qué podemos hacer para purificarnos? El evangelio nos ha recordado las prácticas judías de purificación que Jesús asumió: oración, limosna y ayuno. La oración más intensa nos ayuda a relativizar los afanes por los bienes de este mundo y volvernos hacia Dios para hacer de Él nuestro tesoro. La limosna nos ayuda a superar nuestro egoísmo y abrirnos a la comunión con los hermanos. El ayuno nos enseña a vencernos a nosotros mismos y a liberarnos de nuestros hábitos y dependencias desordenadas. Todo esto, como nos advierte Jesús, hemos de realizarlo de forma discreta y humilde.

Cada cual, en oración delante del Señor, tiene que descubrir qué es lo que Dios le pide que haga en esta Cuaresma para avanzar en el camino de la santidad.

En general tenemos que evitar todo lo que contribuye a la dispersión: la atención excesiva a los medios de comunicación, la dependencia de los teléfonos y redes sociales, la vida social desmesurada... y promover el silencio y el recogimiento, donde nos reencontramos con Dios y con nosotros mismos.

Que el signo penitencial tan potente de la imposición de la ceniza que vamos a realizar a continuación, selle solemnemente nuestro compromiso de conversión y purificación durante esta Cuaresma.

P. José María Prats


Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.

Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

San Mateo 6, 1-6.16-18

Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Misa de hoy, Miércoles de Ceniza, 5-3-2025

5 de marzo de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Santa Misa de hoy, Miércoles de Ceniza, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, Miércoles de Ceniza, 5-3-2025

 


5 de marzo de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, Miércoles de Ceniza, presidida por el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.


Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 5-3-2025

 


5 de marzo de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, miércoles, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 5/3/2025: «Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 5 de marzo de 2025, Miércoles de Ceniza, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 6, 1-6.16-18:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.

Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Miércoles de Ceniza, somos llamados a arrepentirnos de nuestros pecados y renovar nuestro compromiso de seguir a Cristo con un corazón humilde y contrito/ Por P. Carlos García Malo

 


martes, 4 de marzo de 2025

La salud del Papa Francisco, 4-3-2025: «Se mantiene estable, sin nuevas crisis respiratorias y el pronóstico sigue siendo reservado»

La estatua de Juan Pablo II en la plaza del Policlínico Gemelli donde se ha colocado una pequeña imagen de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, ante la que los fieles y peregrinos rezan por la salud del Papa Francisco / Foto: Vatican Media

Camino Católico.- La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado, este martes 4 de marzo de 2025 por la tarde, el boletín médico sobre el estado de salud del Santo Padre, internado en el Policlínico Agostino Gemelli desde el viernes 14 de febrero:

"El estado clínico del Santo Padre se ha mantenido estable en el día de hoy. No ha presentado episodios de insuficiencia respiratoria ni broncoespasmos.

Ha permanecido apirético, siempre vigilante, cooperando con la terapia y orientado.

Esta mañana, ha pasado a oxigenoterapia de alto flujo y se ha sometido a fisioterapia respiratoria.

Esta noche, como estaba previsto, se reanudará la ventilación mecánica no invasiva hasta mañana por la mañana. 

El pronóstico sigue siendo reservado.

Durante el día ha alternado la oración y el reposo y esta mañana ha recibido la Eucaristía".

Papa Francisco pide rezar en marzo «para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas»


Foto: Vatican Media, 4-3-2025


* «En la familia, cada persona es valiosa porque es distinta a las demás, cada persona es única. Pero las diferencias también pueden provocar conflictos y heridas dolorosas. Y la mejor medicina para curar el dolor de una familia herida es el perdón»


4 de marzo de 2025.- (Camino Católico) ”Oremos para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas, redescubriendo, incluso en sus diferencias, las riquezas de cada uno”, pide el Santo Padre en el  “Video del Papa” para el mes de marzo del 2025.

El Pontífice explica: “Perdonar significa dar otra posibilidad. Dios hace eso con nosotros todo el tiempo. La paciencia de Dios es infinita: Él nos perdona, nos levanta, nos hace empezar de nuevo. El perdón renueva siempre la familia, hace mirar adelante con esperanza”. El texto completo de las palabras de Francisco en  el Video del Papa es el siguiente:

Todos soñamos con una familia linda, perfecta. Pero no existen las familias perfectas. Cada familia tiene sus problemas, y también sus grandes alegrías. 

En la familia, cada persona es valiosa porque es distinta a las demás, cada persona es única. Pero las diferencias también pueden provocar conflictos y heridas dolorosas. 

Y la mejor medicina para curar el dolor de una familia herida es el perdón. 

Perdonar significa dar otra posibilidad. Dios hace eso con nosotros todo el tiempo. La paciencia de Dios es infinita: Él nos perdona, nos levanta, nos hace empezar de nuevo. El perdón renueva siempre la familia, hace mirar adelante con esperanza.

Incluso cuando no es posible el “final feliz” que nosotros quisiéramos, la gracia de Dios nos da fuerza para perdonar y trae paz, porque libera de la tristeza y, sobre todo, del rencor.

Oremos para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas, redescubriendo, incluso en sus diferencias, las riquezas de cada uno.

Francisco