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lunes, 17 de noviembre de 2025

Carolina Martínez Soto: «Quería casarme, tener hijos, comencé a rezar cursando Derecho, quería que Dios fuera lo primero en mi vida y Él quería algo para mí y soy monja carmelita descalza desde 2014»

Carolina Martínez Soto en el convento de las Carmelitas Descalzas de Zarautz, el pasado 13 de octubre de 2025 / Foto: JOSE CARLOS CORDOVILLA - Diario de Navarra 

* «Siempre me ha gustado el voluntariado y un verano estuve en Kenia, estando allí hicimos una visita a las Misioneras de la Caridad, y me quedé impresionada. No me había dado cuenta hasta entonces de qué es la entrega total a los demás. Lo más conocido para mí en ese momento eran las Misioneras de la Caridad, pero no quiero estar en un sitio concreto ayudando a unas personas concretas, quiero que todo el mundo se acerque a Dios. No me sentía llamada a ayudar en una misión concreta, aunque por ejemplo me gustan mucho los niños... Quiero hacer algo para que este mundo sea mejor y creo que desde la clausura llegas a todas partes, es más expansivo, aunque toda vida entregada lo es» 

 Camino Católico.- Carolina Martínez Soto es la cuarta de cinco hermanos y entró en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Zarautz el 2 de agosto de 2014. Entonces tenía 21 años y ahora 31. Antes de entrar en el convento, lo único que Carolina conocía de Zarautz era el camping. Graduada en Derecho, en la familia y en el colegio siempre le habían educado en la fe. “Pero nunca me planteé esto, quería casarme, tener hijos... Al empezar la carrera me planteé si esa fe que había recibido formaba realmente parte de mí, ¿De verdad creo en Dios? ¿Tiene sentido que busque un sacerdote para confesar?, ¿Que busque ratos para ir a misa? Vi que sí, que quería cuidar eso, mantener ese don. Aunque en la adolescencia había estado más a mi bola, ya en la universidad empecé a buscar ratos de oración, a rezar el Rosario a diario”, condensa risueña al otro lado de la escueta ventana enrejada tras la que reciben a las visitas al Diario de Navarra .

“Ahora, entonces no, veo que en esos cuatro años yo no quería hacer mi vida pensando en lo que yo quería y a mí me salía, sino que Dios quería algo para mí y eso me llenaba de alegría. De primeras se me pasó: monja de clausura, pero no hice caso, porque no conocía monjas y era algo... raro”, sonríe.

“Sí quería que Dios fuera lo primero en mi vida. No tenía una dirección espiritual, pero se lo comenté a un sacerdote porque me parecía algo irreal y yo me planteaba ya mi planning de trabajo, hacer la tesis y demás”, explica. Al “hablarlo” con el sacerdote lo vio “cada vez más claro”.

¿Por qué de clausura? “Siempre me ha gustado el voluntariado y un verano estuve en Kenia, estando allí hicimos una visita a las Misioneras de la Caridad, y me quedé impresionada. No me había dado cuenta hasta entonces de qué es la entrega total a los demás. Lo más conocido para mí en ese momento eran las Misioneras de la Caridad, pero no quiero estar en un sitio concreto ayudando a unas personas concretas, quiero que todo el mundo se acerque a Dios. No me sentía llamada a ayudar en una misión concreta, aunque por ejemplo me gustan mucho los niños... Quiero hacer algo para que este mundo sea mejor y creo que desde la clausura llegas a todas partes, es más expansivo, aunque toda vida entregada lo es”, reflexiona.

Aún le faltaba encontrar el camino. “Y pensé, a ver cómo me entero yo de esto. A través del sacerdote fui a ver a las monjas de Iesu Communio (instituto fundado en 2010 que reúne a 200 religiosas jóvenes en dos conventos de Burgos y Valencia), pero vi claro que no era mi sitio. Eran muy majas, me acogieron súper bien, pero dije no”.

Carolina Martínez Soto, en el año 2014, antes de ingresar en el convento de las Carmelitas Descalzas de Zarautz / Foto: LUIS CARMONA - Diario de Navarra 

Luego Carolina cuenta que “lo hablé con una chica de mi clase que iba a ser carmelita. A mí eso no me sonaba nada. Varías circunstancias me llevaron a conocer mejor a Santa Teresa de Jesús, y descarte cualquier otra opción. La ubicación geográfica me daba igual. Me explicó la vida del Carmelo, ella conocía el convento de Zarautz, estábamos de exámenes, era un convento cercano, así que vine un día y en mi interior lo vi. No había visto nunca una reja. La hermana Purificación (la que atiende la portería) me dijo que avisaba a la madre y pensé: vendrá al otro lado, no aquí conmigo, me impresionó, pero lo que más me impresionó fue la naturalidad y en la comunidad lo mismo, la alegría”, describe resuelta. 

“Volví muy contenta, decidí entrar y le dije al director de tesis que no podía comprometerme cuatro años. Salí del despacho tan contenta que pensé: esto no puede ser más que de Dios. Siempre he querido hacer mi plan de vida, así que hablé con mi madre y se lo conté”, recuerda que en su casa lo aceptaron bien, tanto su madre, como su padre y sus cuatro hermanos. ¿Mis amigos? “No puedo evitar alegrarme por ti, me dicen al verme tan contenta y tan feliz, aunque les parezca muy fuerte”.

En el convento prescinden del teléfono móvil. “El primer día, por inercia, haces el gesto de sacar el teléfono y contar a tus amigas lo que has hecho durante el día y ya no lo tienes, pero es liberador desprenderse de él”. Pueden recibir visitas una vez al mes, aunque Carolina afirma que “este tiempo se alarga conforme las amigas se casan y en la familia cada uno emprende su camino”. “Es algo natural, aunque no les vea, estamos muy cerca”, afirma convencida.

Las carmelitas de Zarautz se levantan a las 6.30 horas. Rezan la liturgia de las horas, siete rezos a lo largo de la jornada y también tienen ratos de oración en silencio. El trabajo en la huerta, las plantas medicinales, el cuidado de las gallinas y los patos, la cocina o el mantenimiento de la casa les ocupa buena parte de la mañana y un rato por la tarde. Tras la comida y después de cenar es cuando comparten, conversan, hablan. “El resto del día procuramos estar en silencio”, añade Carolina Martínez. Concede ella que no sabía ni cómo era una aguja de ganchillo, ni había cogido nunca una azada. Las labores y la huerta son ahora parte de su rutina. Como lo es la albañilería, la electricidad o la fontanería. “Nos apañamos nosotras para el mantenimiento de la casa, casi para todo”, añade la madre superiora. 

Apenas salen para ir a votar o a renovar el carné de identidad. Es una ocasión para saludarlas en la calle. O para un abrazo. “Yo no lo necesito realmente. Sé que estamos unidos, y eso familia y amigos lo entienden, cuando tienen fe, si no ya es otro asunto, captan la unión que se da a través de la oración, yo no me siento lejos de mi familia y ellos me dicen lo mismo”, comparte la hermana Carolina.

Iwona Pietrala, cantautora: «Experimenté soledad y miedo, clamé a Dios y él entró en mi vida y transformó la tristeza en alegría, me hizo sentir que Él siempre está conmigo, quiere guiarme y hablarme al corazón»

Iwona Pietrala empezó a componer música cristiana después de tener un encuentro con Jesucristo / Foto: Cortesía de Iwona Pietrala

* «Dios espera a todos porque quiere salvar a todos. Él quiere que nosotros, como hijos suyos, experimentemos que está presente en nuestras luchas y en los momentos en que nos sentimos abrumados por la vida, que no es indiferente a nuestros dolores… Creo que vale la pena alegrarnos cada día de que Dios nos ame, de que diera su vida por nosotros en la cruz y de que en las Sagradas Escrituras descubramos estas verdades. Vale la pena volver a estas palabras y experimentar que somos valiosos a los ojos de Dios. Que él mismo dio su vida por nosotros, mostrándonos así cuánto valemos. Leer la Biblia a diario me lo recuerda, especialmente en el día a día, cuando las responsabilidades, las dificultades y las enfermedades comienzan a abrumarnos. Necesitamos volver a la Palabra de Dios, porque tiene el poder de sanarnos. El Jesús real y vivo está ahí, con su promesa para cada día. Recomiendo a todo aquel que hoy esté un poco alejado de la Iglesia que comience a leer las Sagradas Escrituras y así conozca el corazón de Dios y lo que quiere decirnos» 

Camino Católico.- Iwona Pietrala es una cantautora de origen polaco, que fusiona la música pop con la cristiana compartiendo la fe y su confianza en Dios. “Mi talento para crear música surgió tras un encuentro personal con Jesús. Después de mi conversión, comencé a leer las Sagradas Escrituras cada mañana, y estas se convirtieron en parte esencial de mi vida diaria” comparte con Angelika Kawecka que la entrevista en Niedziela.

- Hoy compartes tu testimonio de fidelidad a Dios. Sin embargo, no siempre estuviste cerca de Su Corazón...

- Mi camino de plena consciencia y madurez hacia Dios comenzó en Londres, donde viví casi diez años. Allí terminé mis estudios con la esperanza de conseguir un buen trabajo y una carrera. Experimenté soledad y miedo, y en esa situación, Jesús intercedió por mí. Literalmente me encontró en un momento de dificultad. Al principio, no encontraba habitación para alquilar; me sentía desamparada porque me había mudado sola a Inglaterra, sin conocer a nadie. Buscaba mi identidad y mi valía en Londres, pero la realidad me deparó dificultades y problemas. Cuando sentí que las cosas se ponían realmente difíciles, comencé a clamar a Dios para que me ayudara a resolverlo todo. Fue una época muy difícil de mi vida; pensaba que no había salida, que la situación era irresoluble. Sin embargo, para Él, nada es imposible. Dios entró en mi vida y transformó la tristeza en alegría. Me hizo sentir que no estaba sola, porque Él siempre está conmigo, quiere guiarme y hablarme al corazón. Es más, Él espera a todos porque quiere salvar a todos. Él quiere que nosotros, como hijos suyos, experimentemos que está presente en nuestras luchas y en los momentos en que nos sentimos abrumados por la vida, que no es indiferente a nuestros dolores.

- Cantas y actúas. A través de tu música, ayudas a otros a establecer una relación con Dios.

- Comprendo que mi talento para crear música surgió tras un encuentro personal con Jesús. Después de mi conversión, comencé a leer las Sagradas Escrituras cada mañana, y estas se convirtieron en parte esencial de mi vida diaria. Me acompañaban en mis trayectos al trabajo, durante mis paseos. Y siempre que las tenía cerca, sentía como si alguien vertiera una nueva melodía en mi corazón, nuevas letras que deseaba cantar. Empecé a grabarlo todo en una grabadora y a orar para que Dios lo guiara según su voluntad. Así fue como empecé a conocer músicos y productores que querían ayudarme a realizar este proyecto musical. Así nació mi primer álbum, «I Am Close». El segundo, «You Are the King», que se publicará este año, se titulará «You Are the King». Por mi propia experiencia, puedo decir que alabar a Dios, agradecerle por todo y expresarle nuestros sentimientos a través de salmos, himnos y nuestras palabras en espíritu y en verdad, nos da una fuerza increíble cada día.

Iwona Pietrala cantando comparte su fe / Foto: Instagram Iwona Pietrala

- Vivir según la Palabra de Dios es importante para ti. ¿Hay alguna cita bíblica que sea particularmente importante para ti, que te llegue al corazón?

- Los dos pasajes que más me conmueven son: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13) y «Alégrense en el Señor, y él les concederá los deseos de su corazón» (Salmo 37:4). Creo que vale la pena alegrarnos cada día de que Dios nos ame, de que diera su vida por nosotros en la cruz y de que en las Sagradas Escrituras descubramos estas verdades. Vale la pena volver a estas palabras y experimentar que somos valiosos a los ojos de Dios. Que él mismo dio su vida por nosotros, mostrándonos así cuánto valemos. Leer la Biblia a diario me lo recuerda, especialmente en el día a día, cuando las responsabilidades, las dificultades y las enfermedades comienzan a abrumarnos. Necesitamos volver a la Palabra de Dios, porque tiene el poder de sanarnos. El Jesús real y vivo está ahí, con su promesa para cada día. Recomiendo a todo aquel que hoy esté un poco alejado de la Iglesia que comience a leer las Sagradas Escrituras y así conozca el corazón de Dios y lo que quiere decirnos.

-¿Cómo conciliar tanta actividad con el cuidado de la propia espiritualidad?

- Combinar el canto, la predicación y el compartir mi testimonio a veces puede ser difícil, pues hay mucho que hacer. También hay viajes para encuentros con otros autores. Puede que no sea fácil, pero sin duda es un camino hermoso. Dios me muestra su cuidado y presencia a lo largo del camino. Las personas maravillosas que conozco, a quienes pone en mi camino, y la forma en que me guía me demuestran que estoy en el lugar correcto. Esto me da fuerza y ​​motivación para continuar. También recibo testimonios de personas que escuchan mi música o leen mi libro. Confiesan que se han sentido animadas a orar, que han regresado a Dios. Creo que esto le da sentido a mi vida. Dios me da la gracia para sobrellevar las diversas dificultades asociadas con esto, y es reconciliable. Me alegra testificar que seguir a Jesús vale la pena, porque él satisface los deseos de nuestro corazón, de acuerdo con nuestro llamado. Veo que somos enviados a lugares específicos para brillar con su luz y atraer a otros hacia él.

- En referencia a tu libro Eres bella, lo escribiste para demostrar que la feminidad es un don de Dios, algo que toda mujer debería celebrar.

- Desde hace tiempo, Dios ha estado poniendo en mi corazón el tema de la feminidad y cómo descubrir la belleza interior. Nosotras, las mujeres en Polonia, nos esforzamos por agradecer a Dios los talentos que nos ha dado, por reconocer nuestra belleza, el valor de nuestras vidas y por apreciarlos. En este libro, quise demostrar que, como mujeres, tenemos un impacto en el mundo, en el lugar donde vivimos. Dios nos llama a ser conscientes de nuestro valor. Mi sueño es que cada mujer sepa lo hermosa e importante que es a los ojos de Dios, lo única y especial que es, creada para un papel único en este mundo. Es fundamental descubrirlo. Creo que todas las mujeres pueden beneficiarse de mi libro. Tanto las jóvenes adolescentes que están descubriendo su valor, sus talentos y su vocación como mujeres, como las mujeres maduras encontrarán gran utilidad en su contenido. Este proceso de descubrimiento de la feminidad lleva tiempo, ya que lidiamos con diversos deseos en las diferentes etapas de la vida, por lo que sé que este contenido ayudará a mujeres de todas las edades. Hay un capítulo sobre el perdón, que es importante en nuestras vidas y nos lleva a sanar el corazón. Hay un capítulo sobre cómo descubrir nuestras fortalezas y talentos, algo que todos deberíamos conocer para no centrarnos en nuestras debilidades o complejos, sino para construir nuestra vida sobre nuestras fortalezas. Cuando Dios es el pilar, con los talentos que Él deposita en nosotros, podemos hablar de una vida plena, abundante y feliz. De esto se trata la verdadera belleza, no solo la belleza exterior.

«El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido» / Por P. Carlos García Malo

 


Oremos por Nicole, de 44 años, madre de familia con tres hijas pequeñas, que padece un cáncer agresivo desde hace 5 años. Le van a aplicar un tratamiento experimental como último recurso para intentar erradicar la enfermedad

 


domingo, 16 de noviembre de 2025

Papa León XIV en homilía, 16-11-2025: «Que la Virgen María, voz de los sin voz, nos ayude para que en nuestra vida se haga presente el amor de Dios que acoge, perdona, venda las heridas, consuela y sana»

* «Hoy, sobre todo los escenarios de guerra, presentes lamentablemente en diversas regiones del mundo, parecen confirmarnos en un estado de impotencia. Pero la globalización de la impotencia nace de una mentira, de creer que esta historia siempre ha sido así y no podrá cambiar. El Evangelio, en cambio, nos dice que precisamente en las agitaciones de la historia, el Señor viene a salvarnos. Y nosotros, comunidad cristiana, debemos ser hoy, en medio de los pobres, signo vivo de esta salvación»

     

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV 

* «La pobreza interpela a los cristianos, pero interpela también a todos aquellos que en la sociedad tienen roles de responsabilidad. Exhorto por ello a los Jefes de Estado y a los Responsables de las Naciones a escuchar el grito de los más pobres. No podrá haber paz sin justicia, y los pobres nos lo recuerdan de muchas maneras, con su migración, así como con su grito tantas veces sofocado por el mito del bienestar y del progreso que no tiene en cuenta a todos, y que incluso olvida a muchas criaturas abandonándolas a su propio destino»  


El Papa León XIV saludando, antes de las diez de la mañana, a los doce mil fieles congregados en la plaza de San Pedro y que han seguido la Misa del Jubileo de los Pobre por las pantallas

16 de noviembre de 2025.- (Camino Católico)  “Que la Virgen María, que en el Magníficat sigue recordándonos las elecciones de Dios y se hace la voz de los que no tienen voz, nos ayude a entrar en la nueva lógica del Reino, para que en nuestra vida de cristianos se haga presente el amor de Dios que acoge, perdona, venda las heridas, consuela y sana”, ha subrayado el Papa León XIV al concluir su homilía en la Misa celebrada en la Basílica de San Pedro con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres. 



Además, el Pontífice ha pedido a los líderes del mundo que escuchen el clamor de quienes sufren y que se promuevan políticas fundadas en la justicia. Asimismo, ha exhortado a construir una “cultura de la atención” para derribar la soledad que atraviesa las pobrezas materiales, morales y espirituales, especialmente entre los más jóvenes.



Ha sido una celebración eucarística marcada por la esperanza cristiana, la dignidad de los más vulnerables y el compromiso urgente de construir una sociedad más justa. Dentro de la Basílica de san Pedro han participado en la celebración eucarística seis mil personas, mientras que en la plaza 12 fieles la han visto por las pantallas. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:



IX JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

JUBILEO DE LOS POBRES

SANTA MISA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV

Basílica de San Pedro

XXXIII Domingo del tiempo ordinario, 16 de noviembre de 2025



Queridos hermanos y hermanas:

Los últimos domingos del año litúrgico nos invitan a contemplar la historia en su desenlace final. En la primera lectura, el profeta Malaquías vislumbra la llegada del “día del Señor” como el comienzo de un tiempo nuevo. Este tiempo se describe como el tiempo de Dios, en el cual, como un alba que da paso al sol de justicia, las esperanzas de los pobres y humildes recibirán una respuesta definitiva del Señor, y las obras de los malvados y su injusticia serán erradicadas, quemadas como paja, especialmente en detrimento de los indefensos y los pobres.

Este sol naciente de justicia, como sabemos, es Jesús mismo. El día del Señor, en realidad, no es sólo el día final de la historia, sino que es el Reino que se acerca a cada persona en la venida del Hijo de Dios. En el Evangelio, empleando el lenguaje apocalíptico propio de su tiempo, Jesús anuncia e inaugura este Reino. Él mismo es, de hecho, el señorío de Dios que se hace presente y se abre paso en los dramáticos acontecimientos de la historia. Por lo tanto, no deben asustar al discípulo sino hacerlo aún más perseverante en su testimonio y consciente de que la promesa de Jesús siempre está viva y es fiel: «ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza» (Lc 21,18).

Esta, hermanos y hermanas, es la esperanza a la que nos anclamos, incluso en medio de los acontecimientos no siempre alegres de la vida. Aún hoy, «la Iglesia “va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios” anunciando la cruz del Señor hasta que venga» (Lumen gentium, 8). Y allí donde todas las esperanzas humanas parecen agotarse, se vuelve aún más firme la única certeza, más estable que el cielo y la tierra, de que el Señor no permitirá que ni un cabello de nuestra cabeza perezca.

En medio de las persecuciones, los sufrimientos, las dificultades y las opresiones de la vida y la sociedad, Dios no nos abandona. Él se presenta como Aquel que aboga en favor nuestro. Este hilo conductor recorre toda la Escritura, narrando la historia de un Dios que siempre está del lado de los más pequeños, del huérfano, del extranjero y de la viuda (cf. Dt 10,17-19). Y en Jesús, su Hijo, la cercanía de Dios alcanza la máxima expresión del amor. Por eso, la presencia y la palabra de Cristo se convierten en un júbilo y un jubileo para los más pobres, ya que Él vino a anunciarles la Buena Nueva y a proclamar el año de gracia del Señor (cf. Lc 4,18-19).

Nosotros también participamos de manera especial de este año de gracia, precisamente hoy al celebrar, con esta jornada mundial, el Jubileo de los Pobres. Toda la Iglesia se regocija y se alegra, y ante todo a ustedes, queridos hermanos y hermanas, deseo transmitirles con fuerza las palabras irrevocables del Señor Jesús: «Dilexi te - Te he amado» (Ap 3,9). Sí, a pesar de nuestra pequeñez y pobreza, Dios nos mira como nadie más y nos ama con un amor eterno. Y su Iglesia, aún hoy, quizá especialmente en nuestro tiempo, todavía herida por pobrezas ―antiguas y nuevas―, desea ser «madre de los pobres, lugar de acogida y de justicia» (Exhort. ap. Dilexi te, 39).

¡Cuántas pobrezas oprimen nuestro mundo! Ante todo, son pobrezas materiales, pero también existen muchas situaciones morales y espirituales, que a menudo afectan sobre todo a los más jóvenes. Y el drama que las atraviesa a todas de manera transversal, es la soledad. Ella nos desafía a mirar la pobreza de modo integral, porque ciertamente a veces es necesario responder a las necesidades urgentes, pero en general lo que debemos desarrollar es una cultura de la atención, precisamente para romper el muro de la soledad. Por eso queremos estar atentos al otro, a cada persona, allí donde estamos, allí donde vivimos, transmitiendo esta actitud ya desde la familia, para vivirla concretamente en los lugares de trabajo y de estudio, en las diversas comunidades, en el mundo digital, en todas partes, empujándonos hasta los márgenes y convirtiéndonos en testigos de la ternura de Dios.

Hoy, sobre todo los escenarios de guerra, presentes lamentablemente en diversas regiones del mundo, parecen confirmarnos en un estado de impotencia. Pero la globalización de la impotencia nace de una mentira, de creer que esta historia siempre ha sido así y no podrá cambiar. El Evangelio, en cambio, nos dice que precisamente en las agitaciones de la historia, el Señor viene a salvarnos. Y nosotros, comunidad cristiana, debemos ser hoy, en medio de los pobres, signo vivo de esta salvación.

La pobreza interpela a los cristianos, pero interpela también a todos aquellos que en la sociedad tienen roles de responsabilidad. Exhorto por ello a los Jefes de Estado y a los Responsables de las Naciones a escuchar el grito de los más pobres. No podrá haber paz sin justicia, y los pobres nos lo recuerdan de muchas maneras, con su migración, así como con su grito tantas veces sofocado por el mito del bienestar y del progreso que no tiene en cuenta a todos, y que incluso olvida a muchas criaturas abandonándolas a su propio destino.

A los agentes de la caridad, a los numerosos voluntarios, a quienes se ocupan de aliviar las condiciones de los más pobres, expreso mi gratitud y al mismo tiempo mi aliento para que sean cada vez más, conciencia crítica en la sociedad. Ustedes saben bien que la cuestión de los pobres reconduce a lo esencial de nuestra fe, que para nosotros son la misma carne de Cristo y no sólo una categoría sociológica (cf. Dilexi te, 110). Es por esto que «la Iglesia, como madre, camina con los que caminan. Donde el mundo ve una amenaza, ella ve hijos; donde se levantan muros, ella construye puentes» (ibíd., 75).

Comprometámonos todos. Como escribe el apóstol Pablo a los cristianos de Tesalónica (cf. 2 Ts 3,6-13), en la espera del retorno glorioso del Señor no debemos vivir una vida replegada sobre nosotros mismos ni en un intimismo religioso que se traduzca en desentenderse de los demás y de la historia. Por el contrario, buscar el Reino de Dios implica el deseo de transformar la convivencia humana en un espacio de fraternidad y de dignidad para todos, sin excluir a nadie. Está siempre a la vuelta de la esquina el peligro de vivir como viajeros distraídos, desatentos al destino final e indiferentes hacia quienes comparten el camino con nosotros.

En este Jubileo de los Pobres dejémonos inspirar por el testimonio de los santos y santas que han servido a Cristo en los más necesitados y lo han seguido en la vía de la pequeñez y de entrega. De manera especial, quisiera proponer la figura de san Benito José Labre, que con su vida de “vagabundo de Dios” podría ser considerado como patrono de todos los pobres sin hogar.

Que la Virgen María, que en el Magníficat sigue recordándonos las elecciones de Dios y se hace la voz de los que no tienen voz, nos ayude a entrar en la nueva lógica del Reino, para que en nuestra vida de cristianos se haga presente el amor de Dios que acoge, perdona, venda las heridas, consuela y sana.

PAPA LEÓN XIV











Fotos: Vatican Media, 16-11-2025

Papa León XIV en el Ángelus, 16-11-2025: «Las palabras de Jesús atestiguan que los desastres y los dolores tienen un final y que la alegría de quienes reconocen en Él al Salvador está destinada a durar para siempre»

* «Cristo, de hecho, afirma dos veces que ‘a causa de mi Nombre’ muchos sufrirán violencia y traición (v. 12.17), pero precisamente entonces tendrán la oportunidad de dar testimonio (cf. v. 13). Siguiendo el ejemplo del Maestro, que en la cruz reveló la inmensidad de su amor, tal invitación nos concierne a todos. La persecución de los cristianos, de hecho, no sólo se produce con armas y maltratos, sino también con palabras, es decir, a través de la mentira y la manipulación ideológica. Sobre todo, cuando estamos oprimidos por estos males, físicos y morales, estamos llamados a dar testimonio de la verdad que salva al mundo, de la justicia que redime a los pueblos de la opresión, de la esperanza que indica a todos el camino de la paz» 

   

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «También hoy, en distintas partes del mundo, los cristianos sufren discriminaciones y persecuciones. Pienso, en particular, a Bangladés, Nigeria, Mozambique, Sudán y otros países, de los cuales llegan muchas veces noticias de ataques a comunidades y lugares de culto. Dios es Padre misericordioso y quiere la paz entre sus hijos. Acompaño con mi oración a las familias de Kivu, en la República Democrática del Congo, donde en estos días ha habido una masacre de civiles, con al menos veinte víctimas a causa de un ataque terrorista. Recemos para que cese cualquier violencia y que los creyentes colaboren por el bien común. Sigo con dolor las noticias de los ataques que continúan a golpear numerosas ciudades de Ucrania, incluida Kiev. Tales ataques causan víctimas y heridos, entre ellos también niños, e ingentes daños a las infraestructuras civiles, dejando las familias sin casa mientras el frio avanza. Aseguro mi cercanía a la población en esta dura prueba. No podemos habituarnos a la guerra y a la destrucción. Oremos juntos por una paz justa y estable en la torturada Ucrania» 


 16 de noviembre de 2025.- (Camino Católico)  “Las palabras de Jesús atestiguan que los desastres y los dolores de la historia tienen un final, mientras que la alegría de quienes reconocen en Él al Salvador está destinada a durar para siempre”, ha dicho el Papa León XIV al comentar el capítulo 21 del Evangelio de san Lucas, antes de rezar el ángelus dominical, y se ha referido a cómo reacciona Jesús ante la profecía de la destrucción del templo y ante las guerras, los terremotos y las persecuciones.

Ante decenas de miles de fieles y peregrinos en la plaza de san Pedro, el Pontífice ha invitado a no dejarse vencer por el miedo ante los conflictos, las calamidades y las persecuciones. Ha recordado asimismo que la persecución de los cristianos “no ocurre sólo con las armas y los maltratos, sino también con las palabras, es decir, a través de la mentira y de la manipulación ideológica”.

Tras rezar el Ángelus, el Papa ha aludido a los ataques contra comunidades y lugares de culto en Bangladesh, Nigeria, Mozambique, Sudán y otras regiones. Ha Recordado el grave atentado terrorista en Kivu, en la República Democrática del Congo, que ha dejado al menos veinte muertos. Ha Rezado por el pueblo ucraniano, exhortándolos a no acostumbrarse a la guerra y la destrucción, y ha expresado su solidaridad con los afectados por el reciente accidente de tráfico en el sur de Perú. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

PAPA LEÓN XIV

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

Jubileo de los pobres

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, 16 de noviembre de 2025

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

Mientras el año litúrgico llega a término, el Evangelio de hoy (Lc 21,5-19) nos hace reflexionar sobre los avatares de la historia y el fin de las cosas. Como Jesús conoce nuestro corazón, al contemplar estos acontecimientos nos invita ante todo a no dejarnos vencer por el miedo: «Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones —dice— no se alarmen» (v. 9).

Su llamamiento es muy actual. Lamentablemente, cada día recibimos noticias de conflictos, calamidades y persecuciones que atormentan a millones de hombres y mujeres. Sin embargo, tanto ante estas aflicciones como ante la indiferencia que quiere ignorarlas, las palabras de Jesús anuncian que la agresión del mal no puede destruir la esperanza de quienes confían en Él. Cuanto más oscura es la noche, más brilla la fe como el sol.

Cristo, de hecho, afirma dos veces que «a causa de mi Nombre» muchos sufrirán violencia y traición (v. 12.17), pero precisamente entonces tendrán la oportunidad de dar testimonio (cf. v. 13). Siguiendo el ejemplo del Maestro, que en la cruz reveló la inmensidad de su amor, tal invitación nos concierne a todos. La persecución de los cristianos, de hecho, no sólo se produce con armas y maltratos, sino también con palabras, es decir, a través de la mentira y la manipulación ideológica. Sobre todo, cuando estamos oprimidos por estos males, físicos y morales, estamos llamados a dar testimonio de la verdad que salva al mundo, de la justicia que redime a los pueblos de la opresión, de la esperanza que indica a todos el camino de la paz.

En su estilo profético, las palabras de Jesús atestiguan que los desastres y los dolores de la historia tienen un final, mientras que la alegría de quienes reconocen en Él al Salvador está destinada a durar para siempre. «Gracias a la constancia salvarán sus vidas» (v. 19), esta promesa del Señor nos infunde la fuerza para resistir los acontecimientos amenazantes de la historia y toda ofensa; no permanezcamos impotentes ante el dolor, porque Él mismo nos da «elocuencia y sabiduría» (v. 15) para obrar siempre el bien con corazón ardiente.

Queridos hermanos, a lo largo de toda la historia de la Iglesia, son sobre todo los mártires quienes nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia en signo de redención. Por eso, uniéndonos a nuestros hermanos y hermanas que sufren por el nombre de Jesús, busquemos con confianza la intercesión de María, auxilio de los cristianos. Que la Santa Virgen nos consuele y nos sostenga en cada prueba y dificultad.

Oración del Ángelus:  

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas:


Como les decía antes comentando el Evangelio, también hoy, en distintas partes del mundo, los cristianos sufren discriminaciones y persecuciones. Pienso, en particular, a Bangladés, Nigeria, Mozambique, Sudán y otros países, de los cuales llegan muchas veces noticias de ataques a comunidades y lugares de culto. Dios es Padre misericordioso y quiere la paz entre sus hijos. Acompaño con mi oración a las familias de Kivu, en la República Democrática del Congo, donde en estos días ha habido una masacre de civiles, con al menos veinte víctimas a causa de un ataque terrorista. Recemos para que cese cualquier violencia y que los creyentes colaboren por el bien común.


Sigo con dolor las noticias de los ataques que continúan a golpear numerosas ciudades de Ucrania, incluida Kiev. Tales ataques causan víctimas y heridos, entre ellos también niños, e ingentes daños a las infraestructuras civiles, dejando las familias sin casa mientras el frio avanza. Aseguro mi cercanía a la población en esta dura prueba. No podemos habituarnos a la guerra y a la destrucción. Oremos juntos por una paz justa y estable en la torturada Ucrania.


Deseo asegurar mi oración también por las víctimas del grave accidente de carretera acaecido el pasado miércoles en el sur del Perú. El Señor acoja a los difuntos, sostenga a los heridos y de consuelo a las familias en luto.


Ayer, en Bari, ha sido beatificado Carmelo De Palma, sacerdote diocesano, muerto en 1961 después de una vida gastada con generosidad en el ministerio de la confesión y del acompañamiento espiritual. Su testimonio impulse a los sacerdotes a donarse sin reservas al servicio del pueblo santo de Dios.


Hoy celebramos la Jornada Mundial de los Pobres. Agradezco a cuantos en las diócesis y en las parroquias han promovido iniciativas de solidaridad con los más desfavorecidos. Idealmente, en esta jornada, vuelvo a entregar la Exhortación apostólica Dilexi te, “Te he amado”, sobre el amor a los pobres, documento que el Papa Francisco estaba preparando en los últimos meses de su vida y que con gran alegría he completado.



En este día recordamos también a todos aquellos que han muerto en los accidentes de tráfico, causados muchas veces por comportamientos irresponsables. Cada uno haga sobre esto un examen de conciencia.


Me uno también a la Iglesia de Italia que hoy propone la Jornada de oración por las víctimas y los sobrevivientes a los abusos, para que crezca la cultura del respeto como garantía de la tutela de la dignidad de cada persona, especialmente de los menores y de los más vulnerables.


Y ahora saludo con afecto a todos ustedes, romanos y pelegrinos de Italia y de otras partes del mundo, en particular a los fieles de Bar en Montengro, Valencia en España, Siros en Grecia, Puerto Rico, Sofía en Bulgaria, Bismarck en Estados Unidos de América, a los estudiantes de la Catholic Theological Union de Chicago y al Coro “Eintracht Nentershausen” de Alemania.


Saludo a los peregrinos polacos, recordando el aniversario del Mensaje de reconciliación dirigido por los obispos polacos a los obispos alemanes después de la segunda guerra mundial. Saludo finalmente a la Familia Vicenciana y a los grupos de Lurago d’Erba, Coiano, Cusano, Paderno Dugnano y Borno.


Feliz domingo.


Papa León XIV


Fotos: Vatican Media, 16-11-2025