Los valores se van trasgiversando, hasta lograr que la mentalidad de la sociedad se adecue a éstos, producto de la manipulación.
¿Qué es la manipulación?
Manipular es el emplear alguna cosa, un papel, una piedra, un lápiz, un pedazo de tela, etc., para lograr un objetivo que una persona tenga.
Las cosas se manipulan. Sin embargo, hay muchas personas que consideran a otras personas como cosas, y las manejan, las manipulan, como si en realidad lo fueran.
La manipulación de personas es una degradación a la dignidad humana, pues cada persona tiene un valor incalculable, que merece todo el respeto a su naturaleza como tal. Quien manipula usa a los demás como si fueran cosas, como quien se quita o pone un calcetín. ¡Qué vileza es esta acción!. Quien manipula no reconoce la dignidad de los demás, quienes son reducidos a la condición de cosas. “¡Eres una cosa! ¡Te uso mientras me sirvas! ¡Mientras satisfagas alguno de mis caprichos, placeres o intenciones!” Esta es la mentalidad del manipulador. No le importan las personas. Únicamente le importa lograr sus metas y satisfacer sus deseos.
La manipulación es lo más denigrante para la persona humana.
¿Quién manipula?
Toda persona que use a los demás para alcanzar sus deseos, es un manipulador. Por ejemplo, quien usa la pornografía o acude con una prostituta, manipula a la mujer pues la usa para satisfacer sus placeres; o quien engaña para obtener beneficios personales.
¿Cómo se manipula?
Hay varias formas de manipulación. Unas que manipulan a una persona, otras que los hacen con poblaciones enteras. En ambos casos, el manipulador busca, como decíamos, satisfacer sus intereses propios.
Cuando la manipulación busca que toda una población se comporte como uno o unos cuantos desean que así lo hagan. Por ejemplo, muchos anuncios publicitarios buscan que la población compre tal o cual producto, sin explicar si realmente es necesario o no. Buscan los centavos de los habitantes, y nada más. No les importa lo que vaya a suceder. Un caso extremo es la droga. El único interés del narcotraficante el dinero del drogadicto. No le importa lo que a éste último se le vaya a causar o dañar.
¿Qué características comunes tienen todos
los actos manipuladores?
1.En todo acto de manipulación encontramos al menos a dos personas: al manipulador y al que es manipulado.
2.Como son dos personas, necesariamente tiene que haber decisiones de ambas: La del manipulador, que libremente busca usar al otro; y la del manipulado que, por miedo, engaño o presión decide someterse al manipulador.
3.Encontramos, también, que todo manipulador busca satisfacer sus propios deseos o caprichos, sin importarle la dignidad de los demás. Su única medida es su propio provecho, a costa de la denigración de la persona a quien manipula. Se puede decir que el manipulador es un egoísta consumado, que se ve a sí mismo con dignidad, pero que niega la de los demás.
4.En todo acto manipulador se emplea a la verdad como elemento característico, pero a la verdad reducida a un solo aspecto. Por ejemplo, cuando un padre o una madre de familia obliga a sus hijos a servirle según sus caprichos, apela a que es el padre o la madre. Esa es la verdad: es el padre o la madre del niño, a quien, por ser progenitor, hay que respetar y obedecer. Sin embargo, esa es únicamente parte de la verdad, pues los hijos son personas al igual que los papás; merecen el respeto a su dignidad; obedecer no quiere decir que cumplan ciegamente los caprichos de los padres, o que por el hecho de ser papás, los hijos ya son sus servidores o criados. En este caso, la madre o el padre manipulador usa su condición de progenitor para su conveniencia, reduciendo la verdad de la paternidad o de la maternidad a un solo aspecto de éstas: la obediencia filial de los hijos.
Algo similar sucede en las grandes manipulaciones de la sociedad. Se presenta a una parte de la verdad como si lo fuera ésta, todo. Por ejemplo, el caso de aquel desodorante que por el hecho de usarlo ya dará seguridad a quien lo compra. Sí, da la seguridad que uno no va a oler mal, pero entre eso y adquirir seguridad para enfrentarse a los problemas de la vida, hay un gran abismo.
5.En todo acto de manipulación la intención es lograr que el manipulado presente un comportamiento preestablecido por el manipulador. Por tanto, entre menor sea la reflexión del primero, mayor será la garantía para el segundo. De aquí que la ignorancia, el miedo o el falseamiento de los argumentos, se encuentren en este acto, o al menos uno de ellos.
6.En toda manipulación se busca que el manipulado no se percate del engaño o de las intenciones del manipulador, pues de hacerlo, lo más probables es que este último no se deje manipular. Por tanto, suele haber sutiles comentarios, bajo el pretexto de un falso respeto hacia el manipulado.
7.Otro gran aspecto de la manipulación es que, astutamente, no se definen con exactitud las cosas, dejando abierto el contexto y el fondo de la acción. Por ejemplo, cuando a alguien le comentan: “Se dice en todo el pueblo, que no sabes tratar a la gente, que eres un inconsiderado, un mal educado…”. Nunca te aclararán ni quien lo dice, ni el por qué, ni en qué circunstancias. “¡Ah! Todo el pueblo es la tía Eufrosina y la tía Dorotea, que están molestas porque no me acordé de ellas el día de su cumpleaños!”. Entre esto y “todo el pueblo” hay gran diferencia.
8.En toda acción manipuladora se juega con los verdaderos valores, pues se usan como pretexto para que la acción aparente basarse en ellos, aunque, realmente, los niega.
¿Cuáles son los tipos más frecuentes
de manipulación?
1.La manipulación semántica o de las palabras.
2.La manipulación publicitaria.
3.La manipulación de la sexualidad.
4.La manipulación de los valores.
1. La manipulación semántica o de las palabras
Esta manipulación consiste en vaciar a una palabra de su auténtico significado, para darle otro conveniente a los intereses de algunos. Generalmente se reduce ese significado a una parte de él, nada más. Por ejemplo, la palabra amor. Actualmente se dice que amar es un sentimiento. Se reduce la grandeza del amor al mero enamoramiento. Más aún, hacer el amor es reducir la grandeza del amor a la mera unión carnal en busca de placer. Recordemos que amar es buscar el bien de la persona que se ama. En el amor como sentimiento, el beneficiado es quien siente el enamoramiento. Nadie puede sentir lo que el otro siente. Si busco el bien de quien amo basado en el enamoramiento, realmente estoy buscando mi propio bien, pues yo son quien siento el enamoramiento. ¡Me estoy amando a mí mismo! ¡Soy egoísta! ¡Lo más contrario al amor!. Y, ¿qué decir de hacer el amor? ¿Acaso no busco únicamente mi placer carnal a costa del cuerpo de la otra persona?
Si hablamos de “sexo”, “libertad”, “felicidad”, “paternidad responsable”, “amor a la patria”, etc., lo más probable es que no estemos hablando del mismo tema.
La manipulación semántica es verdaderamente peligrosa.
2. La manipulación publicitaria
Nos encontramos ante uno de los peligros más frecuentes que se presentan en la vida cotidiana: la manipulación publicitaria. No toda esta publicidad es manipuladora. No. Sin embargo, muy frecuentes son los anuncios que buscan ganar la “libre” voluntad y decisión de los consumidores para adquirir los productos. La intención, pues, se encuentra en que, sea como sea, hay que lograr que el público compre el producto que se presenta.
Habrá manipulación cuando la publicidad no facilita la reflexión, sino que únicamente “fabrica” las razones para consumir.
Recordemos que cuando se acude a las tendencias inferiores del ser humano, es decir, a las tendencias afectivas y biológicas o se falsea la verdad, se cae en manipulación. Porque la voluntad del consumidor decidirá movido por esas tendencias, y no por razones que iluminen su inteligencia.
En el mundo de la publicidad es bien conocido que el hombre tiende a llevarse por sus sentimientos o por sus tendencias biológicas. Por ello, en pocas ocasiones te hablan realmente con razones válidas, con las ventajas y desventajas reales del producto, sino que, más bien, se enfocan a producirte la necesidad afectiva, cómoda, placentera de consumir ese producto.
Generalmente la publicidad une siempre al producto con un deseo o valor. Por ejemplo, si quieres ser feliz, usa pantalones “Trives”; si deseas sentirte a la moda, usa calcetines “Confort”; si anhelas tener pegue con las mujeres, usa la loción “Hombre”, etc.
El placer, la comodidad, la libertad, la sensación, la felicidad,…, son los argumentos que se emplean para vender los productos.
Si se añaden las imágenes a las palabras, más eficaz será la publicidad: modelos
guapas, paisajes placenteros, acciones atrevidas, gestos de satisfacción, etc.
3. La manipulación de los valores
La manipulación de los valores afecta directamente a las fibras más íntimas del ser humano. Procura reducir a la persona humana a un mero consumidor de productos novedosos en un clima de vaciedad y de confusión.
Observa lo que sucede con la moda, la sociedad permisiva, los cambios acelerados y precipitados que afectan a la sociedad, las demás formas de manipulación, la crisis permanente de valores, y descubrirás cómo se manipula en los valores.
La consecuencia más delicada y grave de esta manipulación de los valores se manifiesta en dos campos:
A) El grave desorden y desorientación en las costumbres de la sociedad.
B) El rápido incremento de la angustia, la soledad y el aburrimiento.
Los valores han sido manipulados según la conveniencia de algunos cuantos. Por ejemplo, el valor de la auténtica libertad, que implica la responsabilidad de los actos y de sus consecuencias, se ha trastocado por el placer de hacer lo que a mí me parezca, mientras no afecte a los demás.
Actualmente se considera que todo lo que es nuevo, por el simple hecho de serlo, es bueno, mientras que todo lo viejo, por el hecho de serlo, es malo.
Por otro lado, independientemente de lo que sea, si la mayoría de la gente lo hace, es bueno. Por ello, todo lo que la moda dicta, independientemente de lo que sea, ha de ser la ley de la vida, nos dice la publicidad.
Los valores se van trasgiversando, hasta lograr que la mentalidad de la sociedad se adecue a éstos, producto de la manipulación.
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Fente: Catholic.net
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