"Yo no tenía ninguna crisis, ni estaba buscando a Dios. Y aún así Dios tocó mi corazón con las palabras de la liturgia:'Haced esto en memoria mía'. Estas palabras, con Dios tocando mi corazón, fueron el inicio de una profunda conversión en la que yo recibiría, a lo largo de varios años, una sanación profunda. Cuando rendí mi vida a Dios fue como si Él tomara un borrador para borrar todos los pensamientos negativos, las condenas que había acumulado de mis padres desde niña: todos los malos pensamientos, todas las mentiras contra los judíos, todas las palabras conflictivas contra Dios. Recibí mucho amor de Jesús y me curó de la ansiedad ante la muerte. Hoy soy plenamente consciente de toda la sanación que he recibido y sé que mi sanación ha sido un don de Dios para ayudarme a resistir lo que iba a venir"
En febrero de este año, Benedicto XVI envió una carta al director del diario italiano “Il Corriere della Sera”. Dijo estar conmovido porque “tantos lectores de su periódico desean saber cómo estoy transcurriendo este último periodo de mi vida. Solo puedo decir al respecto que, en la lenta disminución de mis fuerzas físicas, interiormente estoy en peregrinación hacia Casa. No puedo hacer otra cosa que darle las gracias y asegurarles mi oración. Cordiales saludos, Benedicto XVI”