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28 de marzo de 2024.- (Camino Católico) “Jesús perdona todo. Jesús perdona siempre. Sólo pide que le pidamos perdón”. Esta es la invitación del Papa Francisco en la breve homilía de la Misa “in Coena Domini” de este Jueves Santo, celebrada, como ya es tradición en la sede de un penitenciario romano. En la sección femenina de la cárcel de Rebibbia, bajo una gran carpa en el patio de la prisión, el Santo Padre presidió la misa de la Cena del Señor en presencia de unas 200 personas, entre las que se encontraban reclusas, ex reclusas, personal penitenciario y algunas familias. La cárcel de mujeres de Rebibia cuenta con 370 reclusas, y es uno de los dos centros más importantes del este de la capital italiana. En el vídeo deVatican News se visualiza y escucha toda la celebración.
El Papa llegó a la cárcel por la tarde y saludó a las mujeres de la asamblea, antes de colocarse junto al altar dispuesto para la ocasión. Tras leer el Evangelio de la Última Cena de Cristo, tomado del relato de San Juan, Francisco quiso llamar la atención sobre dos momentos particulares. En primer lugar, el lavatorio de los pies que Jesús hace a los discípulos antes de la última cena y luego, Francisco menciona como segundo “triste” episodio, la traición de Judas.
* «Un corazón dócil, liberado por el espíritu de las Bienaventuranzas, se inclina naturalmente a hacer compunción por los demás; en vez de enfadarse o escandalizarse por el mal que cometen los hermanos, llora por sus pecados. No se escandaliza. Se realiza entonces una especie de vuelco, donde la tendencia natural a ser indulgentes consigo mismo e inflexibles con los demás se invierte y, por gracia de Dios, uno se vuelve severo consigo mismo y misericordioso con los demás»
Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican Newstraducido al español con las homilía del Papa
* «La compunción no es el fruto de nuestro trabajo, sino que es una gracia y como tal ha de pedirse en la oración. El arrepentimiento es don de Dios, es fruto de la acción del Espíritu Santo… dedicarnos a una oración que no sea de compromiso y funcional, sino gratuita, serena y prolongada. Hermano, ¿cómo está tu oración? Volvamos a la adoración y volvamos a la oración del corazón. ¿Te has olvidado de adorar? Repitamos: Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador. Sintamos la grandeza de Dios en nuestra bajeza de pecadores, para mirarnos dentro y dejarnos atravesar por su mirada. Redescubriremos la sabiduría de la Santa Madre Iglesia, que nos introduce siempre en la oración con la invocación del pobre que grita: Dios mío, ven en mi auxilio»
28 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Este Jueves Santo, el Papa Francisco ha presidido a las 9.30 a.m. (hora de Roma), la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro del Vaticano junto a 4000 de fieles, cardenales, obispos y 1500 sacerdotes que han renovado sus promesas hechas en el momento de la Sagrada Ordenación. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.
En el transcurso de la celebración, el Papa ha bendecido el Santo Crisma y los demás Óleos Sagrados, Óleo de los Catecúmenos y Óleo de los Enfermos, que se usarán a lo largo del año para impartir los sacramentos.
«La compunción es una punción en el corazón, un pinchazo que lo hiere, haciendo brotar lágrimas de arrepentimiento», ha dicho el Santo Padre en su homilía de más de 23 minutos y ha subrayado: “No es un sentimiento de culpa que nos tumba por tierra, no es el escrúpulo que paraliza, sino un aguijón benéfico que quema por dentro y cura, porque el corazón, cuando ve el propio mal y se reconoce pecador, se abre, acoge la acción del Espíritu Santo, agua viva que lo sacude haciendo correr las lágrimas sobre el rostro. Quien se quita la máscara y deja que Dios mire su corazón recibe el don de estas lágrimas, que son las aguas más santas después de las del Bautismo”.
Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TVdel 28 de marzo de 2024, Jueves Santo, la Cena del Señor, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 13, 1-15:
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando, ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
– «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?».
Jesús le replicó:
– «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde».
Pedro le dice:
– «No me lavaras los pies jamás».
Jesús le contestó:
– «Si no te lavo, no tienes parte conmigo».
Simón Pedro le dice:
– «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza».
Jesús le dice:
– «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos».
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
– «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».
28 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Es Jueves Santo, con el que se da inicio al Triduo Pascual. Durante la tarde se rememora la Última Cena del Señor con sus discípulos. Durante la cena, lavó los pies a sus apóstoles como signo sacramental de que no ha venido a ser servido, sino a servir. Además, nos dejó su mayor regalo, la Eucaristía que conecta las diferentes generaciones a lo largo de los siglos: “Es como un hilo que va tejiendo las diferentes generaciones de hombre y mujeres de todos los tiempos, de todas las razas y naciones, para conducirnos a la comunión con el Padre”, ha precisado en su meditación de Jueves Santo, emitida por 13 TV, el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Jesús Vidal.
Precisamente, Vidal invita a los fieles a fijarnos en las palabras que pronunció Jesús en aquella Última Cena, por las que instituyó el sacramento de su cuerpo y de su sangre que llamamos Eucaristía, palabra que significa Acción de Gracias: “Mientras cenaba con sus discípulos, Jesús tomó pan, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: ‘Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros’. Después tomó el cáliz lleno de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: ‘Tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados. Haced esto en memoria mía’.
“Jesús toma un alimento pobre, sencillo, al alcance de todos. Jesús ha pasado la mayor parte de su vida trabajando con sus manos para ganarse el pan. Cuando en la misa, el sacerdote toma el pan, nos acordamos de todos los que trabajan la tierra y los que trabajan para que el alimento llegue a nuestras mesas. Y por tantos que no pueden tomar alimento, a lo mejor, ni siquiera algo tan sencillo como un trozo de pan”, ha explicado Mons. Jesús Vidal.
Una vez que al tomar pan lo consagra, es el que ingieren los sacerdotes, perdiendo su sentido original para ser instrumento de la presencia de Dios.
Luego, Jesús parte el pan y lo da a los discípulos para generar la comunión de los hijos, que participan todos del mismo pan: “Jesús, al partir el pan, se entrega a sí mismo. Y en la Eucaristía sucede algo sorprendente. Al partir el pan eucarístico, no recibimos un trozo. Recibimos todo. Porque en cada porción está todo el Cuerpo de Cristo. Cristo no nos da una parte, se nos da todo entero. Muchas veces nos sentimos partidos, fraccionados por las tensiones de la familia, del trabajo… parece que no llegamos a todo y nos rompemos. Dejemos que el Señor sea nuestra fuente de unidad. En él, nada se pierde. El pecador es perdonado, el cansado es sostenido, el triste y agobiado es consolado”, ha pedido el obispo auxiliar de Madrid.
Respecto al cáliz con la sangre de Cristo, se hace referencia a la sangre de los primogénitos en Egipto, a la sangre de los corderos con la que se señalaron las puertas de los hijos de Israel, a la sangre de los corderos que se derramaba sobre el altar y sobre el pueblo: “Es una referencia a la sangre de Abel, a la sangre derramada a lo largo de la historia por tanta violencia y tanta guerra. Jesucristo convierte esta sangre que hunde al hombre en la desesperación de la muerte, en sangre de la Nueva Alianza. Una alianza que ninguna otra sangre podrá romper, porque esta es la sangre de la obediencia del Hijo. Frente a tanta mentira de pecado, tanta violencia de muerte, Jesús, entregándose en la Cruz ha dicho sí a la vida de los hombres, para que todo el que mire a la Cruz y reciba esta sangre, pueda entrar en la comunión con Dios”, ha explicado Vidal en su meditación de este Jueves Santo.
* «La fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo es el camino más corto y seguro hacia la santidad. Nosotros no sabemos desde el inicio cuál es la santidad concreta que Dios quiere de cada uno de nosotros; Sólo Dios lo sabe y nos lo revela a medida que se avanza en el camino. Por tanto, no basta con tener un programa claro de perfección y luego implementarlo gradualmente. No existe un modelo idéntico de perfección para todos. Dios no hace santos en serie, no le gusta la clonación. Cada santo es una invención sin precedentes del Espíritu. Dios puede pedir a uno lo contrario de lo que le pide a otro. De ello se deduce que para alcanzar la santidad el hombre no puede limitarse a seguir reglas generales que se aplican a todos. También debe comprender lo que Dios le pide a él, y sólo a él»
Vídeo en ESPAÑOL del quinto sermón de Cuaresma 2024 del Cardenal Raniero Cantalamessa
* «Lo que Dios quiere que es diferente y particular de cada uno se puede descubrir a través de los acontecimientos de la vida, la palabra de la Escritura, la guía del director espiritual; pero el medio principal y ordinario son las inspiraciones de la gracia. Son solicitaciones internas del Espíritu en lo más profundo del corazón, a través de las cuales Dios no sólo hace saber lo que desea de nosotros, sino que da la fuerza necesaria, y muchas veces también la alegría, para realizarlo, si la persona consiente. Toda fidelidad a una inspiración se ve recompensada por inspiraciones cada vez más frecuentes y más fuertes. Es como si el alma se estuviera entrenando para lograr una percepción cada vez más clara de la voluntad de Dios y una mayor facilidad para realizarla»
* «Hemos sido liberados para liberar, Jesús nos ha lavado los pies para que los lavemos a nuestros hermanos. Que este signo tan bonito del lavatorio de los pies que realizamos en la liturgia de hoy se convierta en realidad cada día en el cuidado de nuestros ancianos, enfermos y personas necesitadas, y en la alegría de vivir para servir y promover la vida”
Camino Católico.- Javier Paredes –presentador del programa Marcando el Norte de H.M. Televisióny Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá- conversa en esta ocasión con el médico odontólogo Carlos Llorente, autor del libro “La primera Semana Santa de la Historia”. El volumen, describe con impresionante realismo los días 3, 4 y 5 de abril del año 33, desmenuzados hora a hora para contarnos la inmensidad de sufrimiento al que Cristo se abrazó para redimirnos.
Carlos Llorente escribió “La primera Semana Santa de la Historia” volcando en esas páginas treinta años de estudio en torno a las investigaciones realizadas en Sábana Santa y Sudario de Oviedo. Hoy habla de la vía dolorosa y de la doble condena de Jesús, que era caminar con la cruz, para luego morir en ella.
Carlos Llorente nos ofrece lo mejor de sus reflexiones sobre las circunstancias en las que ocurrió la brutal ejecución, importantes detalles sobre el modo de crucificar al Señor, y también sobre el descendimiento y sepultura de su cuerpo. Una asomada al misterio de la muerte de Jesucristo que no nos dejará indiferentes.
* «¿Cómo se hace para acrecentar la paciencia? Al ser, como enseña san Pablo, un fruto del Espíritu Santo (cfr. Ga 5, 22), hay que pedírsela al Espíritu de Cristo. Él nos da la fuerza mansa de la paciencia porque «es propio de la virtud cristiana no sólo hacer el bien, sino también saber soportar los males» (San Agustín, Discursos, 46, 13). Especialmente en estos días, nos hará bien contemplar al Crucificado para asimilar su paciencia. Un buen ejercicio es también llevarle las personas más molestas, pidiéndole la gracia de poner en práctica con ellas esa obra de misericordia tan conocida como desatendida: soportar pacientemente a las personas molestas. Y no es fácil. Pensemos si hacemos esto: soportar con paciencia a las personas molestas. Se empieza por pedir que podamos mirarlas con compasión, con la mirada de Dios, sabiendo distinguir sus rostros de sus defectos. Tenemos la costumbre de clasificar a las personas por los errores que cometen. No, esto no es bueno. ¡Busquemos a las personas por su rostro, por su corazón y no por sus errores!»
Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican Newsde la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma
* «Y hoy aquí, en esta audiencia, hay dos personas, dos padres: uno israelí y uno árabe. Ambos han perdido a sus hijas en esta guerra y ambos son amigos. No miran la enemistad de la guerra, sino la amistad de dos hombres que se quieren y que han pasado por la misma crucifixión. Pensemos en este testimonio tan hermoso de estas dos personas que sufrieron en sus hijas la guerra en Tierra Santa. ¡Queridos hermanos, gracias por su testimonio!»
27 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Nos seguimos acercando a la Pascua. Este Miércoles Santo, el obispo auxiliar de Madrid, nos propone en la meditación de hoy, emitida por 13 TV, conocer el tercer anuncio de Jesús. Al comienzo de este pasaje, nos recuerda Mons. Jesús Vidal, se describe qué implica ser discípulo de Cristo. Al final de su meditación hace esta invitación: «Vivamos día a día, cada momento en la obediencia filial al Padre, buscando hacer su voluntad».
Estaban todos ellos subiendo el camino hacia Jerusalén desde el valle del Jordán y Jesús iba delante de ellos: “Los discípulos van detrás sorprendidos, confusos, desconcertados acerca de lo que va a suceder en Jerusalén”, recuerda en su meditación el obispo.
Jesús percibe este clima de miedo que reina entre sus discípulos, y reúne a los Doce. El Señor les encomienda la misión de sostener al resto. De alguna manera, fueron los primeros en asumir el papel de los sacerdotes estos días de Semana Santa, que no es otra que acompañar a las comunidades cristianas en la celebración de la Pascua. “Tenemos que vivir estos días especialmente centrados en ayudar a todos los fieles a vivir y a celebrar con profundidad estos grandes Misterios”, ha subrayado Mons. Jesús Vidal.
En el tercer anuncio, continúa explicando el obispo auxiliar de Madrid, Jesús detalla lo que sucederá en Jerusalén: “El Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y los escribas; ellos lo condenarán y lo entregarán a los gentiles (a Pilato y la cohorte romana asentada en Jerusalén); ellos se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará”.
Sin la traición de Judas Iscariote no se entiende lo que celebramos estos días. En realidad le traicionan todos, incluido Pedro, al que le encomienda la misión de ser el fundamento de su Iglesia: “Es el misterio del mal del que ninguno estamos libres de ser contagiados. Nos escandaliza, con razón, el pecado en los sacerdotes. Y nos escandaliza, tal vez, que Jesús no lo evite. Como tampoco evitó que fuera uno de los Doce el que lo entregara. Jesús sabía lo que estaba pasando, pues lo anuncia. Él es la víctima de todo pecado, también de todos los pecados de los que los que estamos llamados a servirle y a llevarlo a los hombres. Él se identifica con la víctima. Él, escucharemos la noche de Pascua, es la Víctima Pascual, en la que toda víctima puede encontrarse”, ha comentado el obispo auxiliar de Madrid en su meditación del Miércoles Santo.
A continuación de este anuncio, leemos como los hijos de Zebedeo (Juan y Santiago) se acercan a pedirle a Jesús que les conceda sentarse en su gloria, uno a su derecha y otro a su izquierda. Quieren ser los primeros en participar del poder y juicio del Señor. Desconocen aún que Jesús juzgará a los hombres y ejercerá su poder desde la Cruz.
Jesús, al comprobar la fidelidad de ambos, les promete el tesoro más valioso: “Permanecerán fieles hasta el final, junto a él, y participarán así de su muerte y resurrección”, ha señalado Mons. Jesús Vidal.
Por ello, el obispo auxiliar de Madrid nos invita a los fieles en esta Semana Santa a ser fieles junto a Jesús en cualquier circunstancia: “Que cada uno vea como quedan las palabras de los Zebedeos en su corazón: «¡Podemos!» Solo los niños y los más pequeños pueden pronunciarlas sin estremecerse. Señor, será con tu gracia, con tu misericordia…”
No obstante, para sentarse a la derecha o a la izquierda de Jesús no le toca a él concederlo, ya que corresponde al Padre. De hecho, serán dos desconocidos los que, en el momento de la pasión se sienten a su izquierda y a su derecha. En su relato de la pasión, Marcos dirá, escuetamente: “Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha, otro a su izquierda”.
Un recordatorio para que no olvidemos que el lugar que ocuparemos cada uno en nuestra vida es una incógnita, ya que el Padre es quien lo asigna: “No pensemos en cómo serán las cosas. Vivamos día a día, cada momento en la obediencia filial al Padre, buscando hacer su voluntad, pues no sabemos lo que nos tiene reservado el mañana”, nos pide Mons. Jesús Vidal.
27 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Santa Misa de hoy, Miércoles Santo, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
27 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, Miércoles Santo, presidida por el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TVdel 27 de marzo de 2024, Miércoles Santo, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Mateo 26, 14-25:
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
– «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?».
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
– «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?».
Él contestó:
– «Id a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis y decidle: «El Maestro dice: Mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos»».
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
– «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar».
Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
– «¿Soy yo acaso, Señor?».
Él respondió:
– «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, más le valdría a ese hombre no haber nacido».
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
27 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
26 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Es Martes Santo, y el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Jesús Vidal, nos propone en la meditación de hoy, emitida por 13 TV, continuar esta Semana Santa como discípulo de Jesús, tomando como referencia el segundo anuncio de la pasión que hace el Señor en el evangelio según San Marcos y dice que “es Tiempo para aprender del Señor”.
En estos momentos, Jesús y sus discípulos atraviesan Galilea de manera discreta mientras el Señor les instruía. Un silencio que, asegura Mons. Jesús Vidal, es necesario en Semana Santa: “Necesitamos unos días de descanso, pero no se trata de descansar de cualquier manera. Son días para estar con la familia y los amigos, pero sobre todo es un tiempo para aprender del Señor. Y eso requiere que bajemos un poco el ruido que nos rodea habitualmente”, ha señalado.
En este segundo anuncio, continúa explicando el obispo auxiliar de Madrid, encontramos una síntesis de lo que se vive estos días: Jesús fue entregado en manos de los hombres, lo mataron y, después de muerto, resucitó. Un acontecimiento, apunta Vidal, que no quedó en el pasado, sino que nos afecta a todos en el presente: “Murió por nosotros y, así, también podremos participar de su resurrección. Resucitó para que nosotros un día resucitemos también con él”, ha subrayado.
A diferencia del primer anuncio, en el que Pedro se llevó a parte a Jesús para contradecirle, en esta ocasión todos callan pese a que no entienden nada: “No sólo no entienden qué quiere decir Jesús, sino que no pueden acogerlo en el corazón porque están centrados en ellos mismos. Y Jesús se da cuenta de esto porque ve que andan discutiendo por el camino”.
En este ambiente tenso llegan a Cafarnaúm, a la orilla del lago de Galilea en la que Jesús había iniciado su misión. En ese momento, el Señor no duda en preguntar a sus discípulos sobre qué discutían en el trayecto. Las discusiones eran sobre quién era el más importante, del predominio de unos sobre otros. En realidad, apunta el obispo auxiliar de Madrid en su meditación del Martes Santo, la mayoría de nuestras discusiones tratan de esto mismo, de ser más que otros.
“¿Cuándo es la última vez que he discutido con alguien? ¿Con mi marido, con mi mujer, con mis padres, con mis hijos… con un compañero de trabajo o con uno que me ha hecho una jugada con el coche por la calle, con cualquiera? ¿Por qué he discutido? Seguro que en el fondo se trata de ver quién es más importante. Esto muchas veces no aparece a las claras, sino que se esconde en pensamientos del tipo: “qué injusticia…” “no me han tratado bien, como me merezco…” “no me dan importancia…” Cuando nos llevan la contraria nos enfadamos porque nos sentimos minusvalorados, y entonces estalla la ira, alzamos la voz y aparecen los malos modos”, ha alertado.
Ante tales discusiones de los apóstoles, Jesús pone un niño en medio y dice: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todo” para, a continuación, abrazar al chico.
“Quien acoge a un niño, quien acoge a uno porque es pobre o débil o necesitado, acoge a Jesús y acoge al Padre que le ha enviado. En el fondo, en nuestros enfados y peleas, nos reconocemos nosotros mismos necesitados de ser acogidos. Todos necesitamos ser acogidos. A eso ha venido el Señor, a traernos el abrazo del Padre”, ha puntualizado Mons. Jesús Vidal.