* «Rezo una o dos oraciones antes de cualquier carrera. El Ave María es una hermosa oración y descubro que me serena… En un gran evento con miles de personas observando, es importante para mí tomarme un tiempo para hacerme un espacio para Dios y pensar en Él»
* «Me senté allí, en silencio. Y rompiendo ese silencio oí la voz clara de Dios. Supe que era Dios porque decía cosasmás bien proféticas a las que yo reaccionaba diciendo: '¿Cómo? ¿Estás de broma?' Quedé transformado, con mi corazón sacudido. Fue como un contacto directo con Dios, me asustó. Poco después fui a confesarme, por primera vez en 20 años. Y me quebranté, con lágrimas. El cura me decía: 'vale, está bien, no pasa nada'. Yo sentía un arrepentimiento extremo por haberme alejado de Dios»