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lunes, 14 de abril de 2025

Álvaro Moreno, empresario de tiendas de moda: «Escuché las campanas llamando a misa de 9 y me metí en la iglesia; entre ‘porque sí’ y cuando salí Dios en su infinita misericordia, me regaló una vida nueva»


Álvaro Moreno vive para dar gloría a Dios desde que él lo transformó

* «Yo le pido al Señor que me quite el ‘yo’”, añade Álvaro Moreno, “porque siempre tendemos mucho a ponernos por delante, y al final es contraproducente. Me doy cuenta que, cuando me quito yo (mi yo) estoy también más pendiente de los demás… En esa vida nueva que el Señor me regaló es en la que Dios te da la humildad para pedir perdón, cosa que antes, no hacía y me mataba a mí y a los demás. Dios no me ve como el empresario, sino como Álvaro, como marido, padre de mis cuatro hijos, compañero de mis compañeros y es así como me quiere. Me quiere como una ovejilla de su rebaño, a la que conoce bien» 

Camino Católico.- ¡Sea para gloria de Dios!  Esta era la frase jaculatoria que, impresa en una pancarta de unos 3×5 metros podía leerse en una de las calles más céntricas de Madrid, poco antes de las Navidades de 2024. Era la llegada de la tienda de Álvaro Moreno al corazón de la capital madrileña y, ya en sus previas, la clave estaba recogida en esa pancarta que agradecía a la ciudad su acogida, a los compañeros y trabajadores su entrega y, sobre todo, a Dios. “Porque todo es para su gloria”. 

Dice Álvaro Moreno al iniciar nuestra conversación que “no tiene don de palabra”. Quizás no sea un erudito, pero lo que queda claro tras una hora de charla, es que habla de Dios con una pasión y una sencillez que muchos predicadores querrían tener.

Si para santa Teresa de Jesús, “Dios andaba entre los pucheros”, para Álvaro lo hace entre camisas y pantalones, facturas y proveedores.

Dios le “vino a buscar” y le recordó “quién era”. Por eso no quiere robarle el protagonismo: “Cuando abro una tienda digo que sea para gloria de Dios, porque si no es para Su gloria, ¿para qué estamos aquí?”

«Dios me buscó a través de su Madre»

El Álvaro “nuevo” comenzó en tiempos de pandemia, aunque las restricciones por movilidad eran ya más relajadas. “Escuché las campanas llamando a misa de 9 y, sin saber por qué, me metí en la iglesia”, relata a María José Atienza en Omnes. Era el convento de San Pedro, de carmelitas que hay en Osuna, localidad sevillana en la que nació y vive Álvaro Moreno junto a su familia.

“Entre ‘porque sí’ y algo cambió. Cuando salí de aquella misa pensé ‘esto a mi no me puede faltar’. Dios en su infinita misericordia, me regaló una vida nueva”. 

“Cuando se vive inmerso en el yo, en esa miseria que todos tenemos, todo sufre: la familia, los empleados… yo vivía con una crispación terrible”, recuerda el empresario, “esa soberbia que hace que te levantes ya como enfadado con el mundo y ese malestar lo llevas a una reunión…  El Señor es todo lo contrario. El Señor te llama; y cuando el Señor toca el corazón como a mí me lo ha tocado, todo cambia”. 

Álvaro dice estas palabras “convencidísimo”: “A mi Dios me buscó a través de su Madre, de nuestra señora del Carmen, de unas campanas para una Misa.

Un camino de gracia 

Aunque Álvaro había vivido, siempre, en un entorno culturalmente católico, aquella misa en tiempos de COVID, supuso el inicio de su vivencia integral de la fe que fue cambiando su manera de actuar y de tratar a los de su alrededor. “Él me llama y yo a partir de ahí no puedo ser igual que antes. Porque yo sigo siendo pecador pero descubro que en el pecado está mi muerte y voy descubriendo, poquito a poquito, todos los dones que la Iglesia nos regala”. 

El paso de Álvaro es el de vivir la fe “social” por un lado, y la vida laboral, personal… por otro: “Antes era de los que iba a la Iglesia, pero esto era un mundo y luego después entraba en mi vida e iba ‘por otro lado’”. 

Álvaro Moreno junto al equipo y el sacerdote que bendijo la tienda abierta en Madrid / Foto: ©Cortesía de Álvaro Moreno

El “click” se produce cuando se da cuenta que  “iba a Misa y el Señor, por medio de la Palabra, de la comunión eucarística…, poco a poco vas aborreciendo ese pecado, aunque ya te digo que salgo de Misa y me falta ‘el canto de un duro’ para volver a caer”, afirma con gracia. “Y además tenemos todo lo que nos ofrece la Iglesia, como la confesión, que el señor vino para eso, para perdonarnos”.

“Todos esos dones son los que me puedo llevar al trabajo”, declara contundente, “Un ‘¡buenos días!’, al llegar a la nave, o no empezar a ‘apretar’ en una reunión desde que llegas. Yo mismo me doy cuenta que se llega más lejos con el amor que con la crispación. Y ahora también caigo en esas conductas, ¿eh?, que me pilla el demonio muchas veces. Pero por lo menos, lo vas detectando y ves las ‘telarañas’ que el diablo te va tejiendo. Yo lo noto hasta físicamente.» 

“Sigo siendo un pecador”, subraya Moreno, “pero ahora tengo los sacramentos y a través de ellos, el Señor nos va dando esas dosis de amor y eso lo notas día a día y los demás lo notan también. El cristianismo no es que te lo puedas llevar a tu vida, a tu familia, es que es una forma de vivir”. 

Sea para gloria de Dios

Antes de abrir una nueva tienda, como la de Madrid o la última abierta en el centro de Sevilla, los escaparates de Álvaro Moreno se cubren con un mensaje de agradecimiento y una “declaración” sin ambages: Sea para gloria de Dios. 

Lejos de ocultar su condición de católico, Moreno lo declara en su tarea profesional y, si le preguntas, responde de manera sencilla: “todo lo que tengo es gracias a Dios y por gracia de Dios. Soy un ejemplo claro. No tengo estudios, los pecados capitales me dan fuerte: soy inconstante, impulsivo… cosas que no ‘casan’ con un modelo perfecto”.

En los últimos años, su compañía ha crecido mucho: “Tenemos 71 tiendas y yo lo único que puedo decir es ‘Dios mio, ¡gracias!’. Gracias porque ha puesto esto en nuestras manos, por tantas personas que luchan cada día porque esta empresa vaya como va. Todo es gracias a Dios. Y también le doy gracias por poder dar ese testimonio. ¡Que Dios no permita que yo me vaya a esconder de una cosa que es de Él!”. 

Otra de las características de las tiendas de Álvaro Moreno es que, en muchas de ellas, varios de sus trabajadores son chicos y chicas con Síndrome de Down. Forman parte de su proyecto Tiendas con alma, una iniciativa que nació hace más tiempo para “devolver a la sociedad lo que nos da” y que, en los años que lleva ha resultado ser un canal de bendiciones para todos los empleados.

“Veo a nuestros compañeros con Síndrome de Down y ¡es una gracia tan grande la que nosotros tenemos con ellos!, que son una bendición del cielo” destaca Moreno.

También las familias numerosas tienen especial trato en Álvaro Moreno con un descuento permanente en sus tiendas.

Modos diversos de “devolver” lo que reciben y que, eso sí, Moreno no quiere usar de “medalla” porque “se quedarían vacías si fuese sólo una manera de glorificarnos a nosotros mismos”.

“Le pido al Señor que me quite el yo”

¿Cómo reza Alvaro Moreno?, ¿qué pide al Señor una persona que dirige una empresa de la que dependen tantas personas? La pregunta no es fácil, aunque la respuesta es sencilla: “Muchas veces digo, Señor… ¡Hay qué ver!..  No te dejo hablar”, responde Álvaro Moreno.       

“Muchos domingos, en el convento de San Pedro de aquí se Osuna, me pongo a hablar con el Señor y le empiezo a pedir, a pedir… Me doy cuenta que sólo le pido y le digo ‘háblame tú algo, Señor. ¡Venga’! Dime cómo podría yo también consolar un poquito tu corazón, cómo te podría ayudar… , y a los pocos minutos, ¡estoy otra vez pidiendo y dando gracias!”.  

“Yo le pido al Señor que me quite el ‘yo’”, añade Álvaro Moreno, “porque siempre tendemos mucho a ponernos por delante, y al final es contraproducente. Me doy cuenta que, cuando me quito yo (mi yo) estoy también más pendiente de los demás”. 

Moreno no ha dejado de ser el chaval de Osuna que empezó a trabajar en la empresa familiar “porque no me gustaba nada estudiar”. En el escaparate del mundo, Moreno es hoy un empresario de éxito, pero esto no es la base de su fe: “Yo no quiero al Señor porque me vaya bien. Cuando yo entré en esa misa, estaba en un momento bastante malo. Estaba perdido. Yo siempre, como empresario he sido muy precavido, no arriesgo. Y vino el COVID, los barcos venían, había que pagarlos  y veíamos cómo se iban los euros de la cuenta”.

Fue en ese momento, cuando se sentía “roto” cuando Dios vino a buscarle por medio de la Virgen y “me regaló una vida nueva. En esa vida es en la que Dios te da la humildad para pedir perdón, cosa que antes, no hacía y me mataba a mí y a los demás”.

Por eso, el empresario de éxito se queda a un lado ante el Sagrario, “Dios no me ve como el empresario, sino como Álvaro, como marido, padre de mis cuatro hijos, compañero de mis compañeros y es así como me quiere. Me quiere como una ovejilla de su rebaño, a la que conoce bien”. 

Homilía del P. Carlos Martínez y lecturas de la Misa de hoy, Lunes Santo, 14-4-2025

14 de abril de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Carlos Martínez Oliveras y lecturas de la Santa Misa de hoy, Lunes Santo, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, Lunes Santo, 14-4-2025

14 de abril de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, Lunes Santo, presidida por el P. Carlos Martínez Oliveras, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Meditación del Lunes Santo: “Dejarse transformar por Jesús y ser sus testigos en el mundo” / Por Mons. Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol

14 de abril de 2025.- (Camino CatólicoEl obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos medita sobre el significado del Lunes Santo, "un tiempo de preparación, de purificación, de apertura a la gracia" para “Dejarse transformar por Jesús y ser sus testigos en el mundo”. Lo hace en el espacio ‘Meditación de Semana Santa” emitido por 13 TV.

Misterios Gozosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 14-4-2025

14 de abril de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, lunes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 14/4/2025: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de abril de 2025, Lunes Santo, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 12, 1-11:

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:

«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».

Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.

Jesús dijo:

«Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 14-4-2025

14 de abril de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

La Verónica, mujer fuerte y decidida, romperá todos los tabúes y, en medio del Vía Crucis, saldrá a consolar a Jesús / Por P. Carlos García Malo

 


domingo, 13 de abril de 2025

Papa Francisco en homilía leída por el cardenal Sandri, 13-4-2025: «La pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más, levantamos al que está caído, abrazamos al que está desconsolado»


El Papa Francisco saludando al cardenal Sandri, al final de la Misa del Domingo de Ramos que ha presidido por delegación del Pontífice 


* «Si recordamos lo que hizo Simón por Jesús, recordemos también lo que hizo Jesús por Simón —como lo hizo por mí, por ti, por cada uno de nosotros—: redimió al mundo. La cruz de madera, que el Cireneo sostiene, es la de Cristo, que carga con el pecado de todos los hombres. La lleva por amor a nosotros, en obediencia al Padre, sufriendo con nosotros y por nosotros. Este es precisamente el modo, inesperado y desconcertante, en el que el Cireneo se ve involucrado en la historia de la salvación, donde ninguno es extranjero, ninguno es ajeno»   

 

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa Francisco, leída por el cardenal Sandri

* «Jesús sale al encuentro de todos, en cualquier situación. Cuando vemos la multitud de hombres y mujeres que manifiestan odio y violencia en el camino del Calvario, recordemos que Dios transforma este camino en lugar de redención, porque lo recorrió dando su vida por nosotros. ¡Cuántos cireneos llevan la cruz de Cristo! ¿Los reconocemos? ¿Vemos al Señor en sus rostros, desgarrados por la guerra y la miseria? Frente a la atroz injusticia del mal, llevar la cruz nunca es en vano, más aún, es la manera más concreta de compartir su amor salvífico… Preparémonos a la Pascua del Señor convirtiéndonos en cireneos los unos para los otros» 

13 de abril 2025.- (Camino Católico) La Semana Santa comenzó en el Vaticano con una invitación clara del Papa Francisco: convertirse en cireneos de los demás, cargando no solo con nuestras propias cruces, sino también con las de quienes sufren cerca o incluso cargando con la de aquella persona desconocida que “una casualidad” hizo que encontráramos. Su homilía durante la Santa Misa en la Plaza de San Pedro fue leída por el cardenal Leonardo Sandri, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales, quien presidió la Eucaristía.

«¡Feliz Domingo de Ramos y feliz Semana Santa!». Estas han sido las palabras que el Papa Francisco ha pronunciado hoy, 13 de abril, desde la parvis de la Plaza de San Pedro al final de la Misa del Domingo de Ramos, cuando ha salido por la puerta de la Basílica Vaticana. El Papa habló desde la parvis y luego permaneció en la plaza durante unos diez minutos, saludando a los 40.000 fieles presentes. Una sorpresa más del Pontífice convaleciente, acogido por la multitud que lo aclamaba. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Santo Padre leída por el cardenal Sandri, traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

CELEBRACIÓN DEL DOMINGO DE RAMOS 

Y DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO 

LEÍDA POR EL CARDENAL LEONARDO SANDRI

Plaza de San Pedro

Domingo, 13 de abril de 2025

«¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor!» (Lc 19,38). De este modo la multitud aclama a Jesús al entrar en Jerusalén. El Mesías atraviesa la puerta de la ciudad santa, abierta de par en par para recibir a Aquel que, pocos días después, saldrá de allí proscrito y condenado, cargado con la cruz.

Hoy también nosotros hemos seguido a Jesús, primero acompañándolo festivamente y después en una vía dolorosa, inaugurando la Semana Santa que nos prepara a celebrar la pasión, muerte y resurrección del Señor.

Mientras contemplamos, entre la multitud, los rostros de los soldados y las lágrimas de las mujeres, llama nuestra atención un desconocido, cuyo nombre entra en el Evangelio de improviso: Simón de Cirene. Este hombre fue detenido por los soldados, que «lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús» (Lc 23,26). Él regresaba en ese momento del campo, pasaba por ahí, y se vio envuelto en una situación inquietante, como el pesado madero cargado sobre sus espaldas.

De camino hacia el Calvario, reflexionemos un momento sobre el gesto de Simón, busquemos su corazón, sigamos sus pasos junto a Jesús.

En primer lugar, su gesto, que tiene un doble significado. Por un lado, en efecto, el Cireneo es forzado a llevar la cruz; no ayuda a Jesús por convicción sino por obligación. Por otro lado, se encuentra en primera persona participando en la pasión del Señor. La cruz de Jesús se convierte en la cruz de Simón. Pero no de aquel Simón llamado Pedro que había prometido seguir siempre al Maestro. Ese Simón había desaparecido en la noche de la traición, después de haber afirmado: «Señor […], estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte» (Lc 22,33). Detrás de Jesús no camina ya el discípulo, sino este cireneo. Sin embargo, el Maestro había enseñado claramente: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga» (Lc 9,23). Simón de Galilea dice, pero no hace. Simón de Cirene hace, pero no dice; entre él y Jesús no hay ningún diálogo, no se pronuncia ninguna palabra. Entre él y Jesús sólo está el madero de la cruz.

Para saber si el Cireneo socorrió o detestó al exhausto Jesús, con el que debía compartir la pena; para entender si llevó o soportó la cruz, debemos mirar su corazón. Mientras el corazón de Dios está a punto de abrirse, traspasado por un dolor que revela su misericordia, el corazón del hombre permanece cerrado. No sabemos qué hay en el corazón del Cireneo. Pongámonos en su lugar: ¿sentiríamos rabia o piedad, tristeza o fastidio? Si recordamos lo que hizo Simón por Jesús, recordemos también lo que hizo Jesús por Simón —como lo hizo por mí, por ti, por cada uno de nosotros—: redimió al mundo. La cruz de madera, que el Cireneo sostiene, es la de Cristo, que carga con el pecado de todos los hombres. La lleva por amor a nosotros, en obediencia al Padre (cf. Lc 22,42), sufriendo con nosotros y por nosotros. Este es precisamente el modo, inesperado y desconcertante, en el que el Cireneo se ve involucrado en la historia de la salvación, donde ninguno es extranjero, ninguno es ajeno.

Sigamos ahora los pasos de Simón, porque nos enseña que Jesús sale al encuentro de todos, en cualquier situación. Cuando vemos la multitud de hombres y mujeres que manifiestan odio y violencia en el camino del Calvario, recordemos que Dios transforma este camino en lugar de redención, porque lo recorrió dando su vida por nosotros. ¡Cuántos cireneos llevan la cruz de Cristo! ¿Los reconocemos? ¿Vemos al Señor en sus rostros, desgarrados por la guerra y la miseria? Frente a la atroz injusticia del mal, llevar la cruz nunca es en vano, más aún, es la manera más concreta de compartir su amor salvífico.

La pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más, cuando levantamos al que está caído, cuando abrazamos al que está desconsolado. Hermanos, hermanas, para experimentar este gran milagro de la misericordia, decidamos durante la Semana Santa cómo llevar la cruz; no al cuello, sino en el corazón. No sólo la nuestra, sino también la de aquellos que sufren a nuestro alrededor; quizá la de aquella persona desconocida que una casualidad —pero, ¿es justo una casualidad?— hizo que encontráramos. Preparémonos a la Pascua del Señor convirtiéndonos en cireneos los unos para los otros.

Francisco



Fotos: Vatican Media, 13-4-2025

Papa Francisco en el Ángelus, 13-4-2025: «Ante los dolores físicos o morales, no ceder a la desesperación, sino afrontarlos sintiéndonos arropados, como Jesús, por el abrazo providencial y misericordioso del Padre»


El Santo Padre Francisco ha salido hoy a la plaza de San Pedro  a saludar a los fieles, al final de la Misa del Domingo de Ramos, y les ha deseado una feliz Semana Santa / Foto: Vatican Media, 13-4-2025



* «Os agradezco mucho por vuestras oraciones. En este momento de debilidad física me ayudan a sentir aún más la cercanía, la compasión y la ternura de Dios. Yo también rezo por vosotros y os pido que encomendéis conmigo al Señor a todos los que sufren, especialmente a los afectados por la guerra, por la pobreza o por los desastres naturales. En particular, que Dios acoja en su paz a las víctimas del derrumbe de un local en Santo Domingo, y sostenga a sus familiares»     


El Papa Francisco saludando a los cardenales al final de la Misa de hoy, domingo de Ramos / Foto: Vatican Media


13 de abril de 2025.- (Camino Católico)  El Evangelio del Domingo de Ramos narra a Jesús caminando hacia la cruz, «con sentimientos y corazón de niño», frágil como hombre, fuerte en el abandono al Padre: son los sentimientos que los creyentes deben hacer suyos. En el Ángelus del domingo que abre la Semana Santa, Francisco, en el texto preparado y difundido como en las últimas semanas, invita a los fieles a que, ante los «dolores físicos y morales», sea la fe la que ayude a «no ceder a la desesperación, a no encerrarse en la amargura, sino a afrontarlos sintiéndose envueltos, como Jesús, por el abrazo providencial y misericordioso del Padre».

Además, el Santo Padre agradece a los fieles sus oraciones por su salud y pide oraciones por las víctimas de las guerras, de la pobreza y de las catástrofes naturales, con el pensamiento puesto también en los que perdieron la vida en el accidente de Santo Domingo. Hace un llamamiento para que Sudán «ponga fin a la violencia» y «emprenda vías de diálogo y no falten ayudas esenciales a la población». El texto completo escrito por el Papa Francisco es el siguiente:

El Papa Francisco saludando a los 40.000 fieles que han asistido a la Misa del Domingo de Ramos, en la plaza de San Pedro/ Foto: Vatican Media

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Texto preparado por el Santo Padre

Domingo de Ramos, 13 de abril de 2025

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, Domingo de Ramos, en el Evangelio hemos escuchado el relato de la Pasión del Señor según san Lucas (cf. Lc 22,14-23,56). Hemos escuchado a Jesús dirigirse varias veces al Padre: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (22,42); «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (23,34); «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu» (23,46). Indefenso y humillado, lo hemos visto caminar hacia la cruz con los sentimientos y el corazón de un niño agarrado al cuello de su padre, frágil en la carne, pero fuerte en el abandono confiado, hasta a dormirse, en la muerte, entre sus brazos.

Son sentimientos que la liturgia nos llama a contemplar y a hacer nuestros. Todos tenemos dolores, físicos o morales, y la fe nos ayuda a no ceder a la desesperación, a no cerrarnos en la amargura, sino a afrontarlos sintiéndonos arropados, como Jesús, por el abrazo providencial y misericordioso del Padre.

Hermanas y hermanos, os agradezco mucho por vuestras oraciones. En este momento de debilidad física me ayudan a sentir aún más la cercanía, la compasión y la ternura de Dios. Yo también rezo por vosotros y os pido que encomendéis conmigo al Señor a todos los que sufren, especialmente a los afectados por la guerra, por la pobreza o por los desastres naturales. En particular, que Dios acoja en su paz a las víctimas del derrumbe de un local en Santo Domingo, y sostenga a sus familiares.

El 15 de abril será el segundo triste aniversario del inicio del conflicto en Sudán, con miles de muertos y millones de familias forzadas a abandonar sus casas. El sufrimiento de los niños, de las mujeres y de las personas vulnerables grita al cielo y nos implora que actuemos. Renuevo mi llamamiento a las partes implicadas para que pongan fin a la violencia y emprendan caminos de diálogo y a la Comunidad internacional, para que a la población no le falten las ayudas esenciales.

Y recordemos también al Líbano, donde hace cincuenta años comenzó una trágica guerra civil: que con la ayuda de Dios pueda vivir en paz y prosperidad.

Que llegue por fin la paz a la martirizada Ucrania, a Palestina, Israel, la República Democrática del Congo, Myanmar, Sudán del Sur. Que María, Madre, Virgen de los Dolores, nos conceda esta gracia y nos ayude a vivir con fe la Semana Santa.

Francisco