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domingo, 15 de diciembre de 2024

Papa Francisco en el Ángelus con consagrados en Córcega, 15-12-2024: «Repetir en la oración: En mi servicio, que no esté yo en el centro, sino Dios»

 


* «No se vive de rentas con el Señor. Por el contrario, la alegría del encuentro con Él debe renovarse cada día; a cada momento es necesario volver a escuchar su voz y decidirse a seguirlo, también en los momentos de las caídas. Levántate, mira al Señor y dile: ‘Discúlpame y ayúdame a seguir adelante’. Esta cercanía fraterna y filial es muy importante en nuestra vida»

    

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «La misión que cada uno de ustedes ha recibido tiene siempre un único objetivo: llevar a Jesús a los demás, dar a los corazones la consolación del Evangelio. Me gustaría recordar aquí el momento en que el apóstol Pablo está por volver a Corinto y, escribiendo a la comunidad, les dice: ‘De buena gana entregaré lo que tengo y hasta me entregaré a mí mismo, para el bien de ustedes’ (2 Co 12,15). Entregarse por las almas, entregarse en ofrenda de sí por aquellos que nos han sido encomendados» 


 15 de diciembre de 2024.- (Camino CatólicoUn “gracias” del Papa Francisco hacia los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas y seminaristas de Córcega para después centrar su discurso en “la gracia de Dios”. Se trata de la alocución que ha pronunciado antes de rezar la oración mariana del Ángelus en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción en Ajaccio ante el clero de la isla mediterránea.

Francisco, en su discurso, reflexiona sobre los desafíos que enfrentan los cristianos en Europa para transmitir la fe, especialmente en contextos que no siempre favorecen el anuncio del Evangelio: “Ustedes lo experimentan cada día, pues los ambientes en los que trabajan no siempre se muestran favorables para acoger el anuncio del Evangelio” y les recuerda que en el centro está el Señor: “No estoy yo en el centro, sino Dios. Esto es algo que quizá cada mañana, cuando sale el sol, cada pastor, cada consagrado debería repetir en la oración: también hoy, en mi servicio, que no esté yo en el centro, sino Dios”. Y dice esto porque Francisco considera que hay un peligro en la mundanalidad, un peligro que es la vanidad. “Ser un pavo real. Mirarse demasiado a uno mismo. Eso es vanidad. Y la vanidad es un mal vicio, con mal olor. Pavonearse”. Después, les hace una doble invitación: cuidar de sí mismos y cuidar de los demás.

El Papa ha concluido con su frase preferida: “La guerra es siempre una derrota”. “¡Paz al mundo entero! especialmente para Tierra Santa, donde María dio a luz a Jesús”. Antes de rezar a la Madre del cielo, el Papa ha elevado su súplica para que la Santa Madre de Dios obtenga la anhelada paz para todos los territorios en conflicto. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:


VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD PAPA FRANCISCO
A AJACCIO
CON MOTIVO DEL CONGRESO
“LA RELIGIOSITÉ POPULAIRE EN MÉDITERRANÉE”

REZO DEL ÁNGELUS CON LOS OBISPOS, SACERDOTES, DIÁCONOS,
CONSAGRADAS, CONSAGRADOS Y SEMINARISTAS

DISCURSO DEL SANTO PADRE

Catedral de Nuestra Señora de la Asunción  - Ajaccio
Domingo, 15 de diciembre de 2024


Queridos hermanos obispos,

Queridas consagradas, queridos sacerdotes, diáconos,

consagrados y seminaristas:


Me encuentro aquí, en su hermosa tierra, sólo por un día, pero quise que hubiera al menos un breve momento para reunirme con ustedes y poder saludarlos. Esto me da la oportunidad, en primer lugar, de decirles gracias. Gracias porque están aquí, con su vida entregada; gracias por su trabajo, por el compromiso cotidiano; gracias por ser signo del amor misericordioso de Dios y testigos del Evangelio.Me alegré cuando pude saludar a uno de ustedes: ¡tiene 95 años y 70 de sacerdocio! Esto significa llevar adelante esa hermosa vocación. ¡Gracias hermano por tu testimonio! ¡Muchas gracias!


Y del “gracias” paso a la gracia de Dios, que es el fundamento de la fe cristiana y de toda forma de consagración en la Iglesia. En el contexto europeo en el que nos encontramos no faltan problemas y desafíos relacionados con la transmisión de la fe, y ustedes lo experimentan cada día, descubriéndose pequeños y frágiles; no son muchos, no tienen medios poderosos; los ambientes en los que trabajan no siempre se muestran favorables para acoger el anuncio del Evangelio. A veces me viene a la mente una película, porque algunos están dispuestos a acoger el Evangelio, pero no el "portavoz". Esa película tenía esta frase: "La música sí, pero el músico no". Piensen un poco, la fidelidad a la transmisión del Evangelio. Esto nos ayudará. Y, sin embargo, esta pobreza sacerdotal es una bendición. ¿Porqué? Porque nos despoja de la pretensión de querer ir por nuestra cuenta, nos enseña a considerar la misión cristiana como algo que no depende de las fuerzas humanas, sino sobre todo de la obra del Señor, que siempre trabaja y actúa con lo poco que podemos ofrecerle.


No olvidemos esto: en el centro está el Señor. No estoy yo en el centro, sino Dios. Entre nosotros, cuando hay un sacerdote presuntuoso que se pone al centro, decimos: este es un sacerdote yo, me, mí, conmigo, para mí. No, el Señor es el centro. Esto es algo que quizá cada mañana, cuando sale el sol, cada pastor, cada consagrado debería repetir en la oración: también hoy, en mi servicio, que no esté yo en el centro, sino Dios, el Señor. Y digo esto porque hay un peligro en la mundanidad, un peligro que es la vanidad. Hacer las veces del "pavo real". Mirarse demasiado a sí mismo. La vanidad es un vicio feo, con mal olor.


Pero el primado de la gracia divina no significa que podamos quedarnos dormidos tranquilamente, sin asumir nuestras responsabilidades. Por el contrario, debemos considerarnos como “colaboradores de la gracia de Dios” (cf. 1 Co 3,9). Y así, caminando con el Señor, cada día se nos presenta una pregunta esencial: ¿cómo estoy viviendo mi sacerdocio, mi consagración, mi discipulado?¿Estoy cerca de Jesús?


Cuando, en la otra diócesis, hacía las visitas pastorales, me encontraba con algunos buenos sacerdotes que trabajaban mucho. "Dime, ¿tú cómo haces por la noche?" —"Estoy cansado, como un bocado y luego me voy a la cama a descansar un poco, a ver la televisión"— "¿Pero no pasas por la capilla para saludar a tu Jefe?" —"Eh no..."— "Y tú, antes de dormirte, ¿rezas un Ave María? Al menos sé educado, pasa por la capilla a decir, muchas gracias y hasta mañana". ¡No se olviden del Señor! El Señor: al principio, en medio y al final del día. ¡Es nuestro Jefe! ¡Y es un Jefe que trabaja más que nosotros! No se olviden de esto.


Les pregunto: ¿cómo vivo yo el discipulado?


Graben esta pregunta en sus corazones, no subestimen la necesidad de discernimiento, de mirar hacia dentro, para que el ritmo y las actividades exteriores no nos “trituren”, haciéndonos perder la consistencia interior. Por mi parte, quisiera dejarles una doble invitación: cuidar de sí mismos y cuidar de los demás.


La Primera: Cuidar de sí mismos, porque la vida sacerdotal o religiosa no es un “sí” que hemos pronunciado una vez y para siempre. No se vive de rentas con el Señor. Por el contrario, la alegría del encuentro con Él debe renovarse cada día; a cada momento es necesario volver a escuchar su voz y decidirse a seguirlo, también en los momentos de las caídas. Levántate, mira al Señor y dile: "Discúlpame y ayúdame a seguir adelante". Esta cercanía fraterna y filial es muy importante en nuestra vida.


Recordemos esto: nuestra vida se expresa en la ofrenda de nosotros mismos; pero, cuanto más un sacerdote, una religiosa, un religioso, se entrega, se desgasta, trabaja por el Reino de Dios, más necesario es también que cuide de sí mismo. Un sacerdote, una religiosa, un diácono que se descuida también terminará por descuidar a quienes le son encomendados. Por eso es preciso una pequeña “regla de vida” —los religiosos ya la tienen— que incluya la cita cotidiana con la oración y la Eucaristía, el diálogo con el Señor, cada uno según su propia espiritualidad y su propio estilo. Y también quisiera agregar: conservar algún momento en soledad; tener un hermano o una hermana con quien compartir libremente lo que llevamos en el corazón —una vez se llamaba al director espiritual, a la directora espiritual—; cultivar algo que nos apasione, no para pasar el tiempo libre, sino para descansar de manera sana de las fatigas del ministerio. ¡El ministerio cansa! Hay que tenerle miedo a esas personas que están siempre activas, siempre en el centro, que quizá por demasiado celo nunca reposan, nunca toman una pausa para sí mismos. Hermanos eso no es bueno, se necesitan espacios y momentos en los que cada sacerdote y cada persona consagrada cuiden de sí mismos.Y no para hacer un lifting para verse más guapo. Por el contrario, para hablar con el Amigo, con el Señor, y sobre todo con la Madre — por favor no dejen de acudir a la Virgen— para hablar de la propia vida y de cómo están yendo las cosas. También tengan el confesor y un amigo que los conozca y con quien puedan hablar y hacer un buen discernimiento. ¡Los “hongos presbiterales” no son buenos!



Y en este cuidado se incluye otra cosa: la fraternidad entre ustedes. Aprendamos a compartir no sólo el cansancio y los desafíos, sino también la alegría y la amistad entre nosotros. Su obispo dice algo que me gusta mucho, dice que es importante pasar del “Libro de las lamentaciones” al “Cantar de los cantares”. Esto lo hacemos poco. ¡Nos gustan las lamentaciones! Y si el pobre obispo esa mañana se olvidó del solideo decimos: "Pero mira al obispo...". Siempre se encuentra algo para hablar mal del obispo. Es cierto, el obispo es un pecador como cada uno de nosotros. ¡Somos hermanos! Mejor sería cambiar del "Libro de las lamentaciones" al "Libro del Cantar de los Cantares". Esto es importante, lo dice también un salmo: «Tú convertiste mi lamento en júbilo» (Sal 30,12). ¡Compartamos la alegría de ser apóstoles y discípulos del Señor!Una alegría debe ser compartida. De lo contrario, el lugar que debe tomar la alegría es ocupado por el vinagre. Es lamentable encontrar un sacerdote con el corazón amargado. "¿Pero por qué eres así?" —"Eh, porque el obispo no me quiere... Por qué han nombrado obispo a aquel otro y no a mí... Porque... Porque..."— Por favor, frénense ante las quejas y las envidias. La envidia es un vicio "amarillo". Pidamos al Señor que cambie nuestro lamento en danza, que nos dé el sentido del humor y la sencillez evangélica.


En segundo lugar: cuidar de los demás. La misión que cada uno de ustedes ha recibido tiene siempre un único objetivo: llevar a Jesús a los demás, dar a los corazones la consolación del Evangelio. Me gustaría recordar aquí el momento en que el apóstol Pablo está por volver a Corinto y, escribiendo a la comunidad, les dice: «De buena gana entregaré lo que tengo y hasta me entregaré a mí mismo, para el bien de ustedes» (2 Co 12,15). Entregarse por las almas, entregarse en ofrenda de sí por aquellos que nos han sido encomendados. Y me viene a la mente un santo sacerdote joven que murió de cáncer hace poco. Él vivía en una barriada con la gente más pobre. Decía: "a veces tengo ganas de cerrar la ventana con ladrillos, porque la gente viene en cualquier momento y si yo no contesto a la puerta, llaman a la ventana". El sacerdote con el corazón abierto a todos, sin hacer distinciones.


La escucha, la cercanía a las personas, es también una invitación a encontrar, en el contexto de hoy, las vías pastorales más eficaces para la evangelización. No tengan miedo de cambiar, de revisar los viejos esquemas, de renovar el lenguaje de la fe, aprendiendo al mismo tiempo que la misión no es cuestión de estrategias humanas, es principalmente cuestión de fe. Cuidar de los demás: del que espera la Palabra de Jesús, del que se alejó de Él, de aquellos que necesitan orientación y consuelo para sus sufrimientos. Cuidar de todos, en la formación y sobre todo en el encuentro. Salir al encuentro de las personas, allí donde viven y trabajan, esto es importante.



Además, una cosa que para mí es muy importante: por favor, perdonen siempre y perdonen todo. Perdonen todo y siempre. Yo les digo a los sacerdotes, en el sacramento de la Reconciliación, no hagan demasiadas preguntas. Escuchen y perdonen. Decía un cardenal —que es un poco conservador, un poco cuadrado, pero es un gran sacerdote— hablando en una conferencia a los sacerdotes: "Si alguien [en la Confesión] comienza a balbucear porque tiene vergüenza, yo le digo: está bien, lo entiendo, pasa a otra cosa. En realidad, no he entendido nada, pero él [el Señor] ha comprendido". Por favor, no torturar a la gente en el confesionario: dónde, cómo, cuándo, con quién... ¡Perdonar siempre! Hay un buen fraile capuchino en Buenos Aires, al que yo hice cardenal a los 96 años. Él tiene una larga fila de gente en su confesionario, porque es un buen confesor, yo también iba a verlo. Este confesor una vez me dijo: "Mira, a veces tengo el escrúpulo de perdonar demasiado" —"¿Y qué haces?"— "Voy a rezar y digo, Señor, perdóname, he perdonado demasiado. Pero enseguida me viene a la mente de decir: ¡Pero fuiste tú quien me dio el mal ejemplo!". Perdonar siempre. Perdonar todo. Y esto lo digo también a las religiosas y religiosos: perdonar, olvidar, cuando nos hacen algo malo, las luchas ambiciosas de comunidad... Perdonar. El Señor nos ha dado el ejemplo ¡perdonar todo y siempre! Todo, todo, todo. Y les hago una confidencia, yo llevo 55 años de sacerdocio. Sí, anteayer cumplí 55 años, y nunca he negado una absolución. Y me gusta confesar mucho. Siempre he buscado la manera de perdonar. Este es mi testimonio.


Queridas hermanas y queridos hermanos, les agradezco de corazón y les deseo un ministerio rico de esperanza y de alegría. Aun en los momentos de cansancio y desánimo, no se rindan. Preséntenle sus corazones al Señor. ¡No se olviden de llorar delante del Señor! Él se manifiesta y se deja encontrar si cuidan de sí mismos y de los demás. De esta manera, Él ofrece el consuelo a aquellos que ha llamado y enviado. Sigan adelante con valentía, Él los colmará de gozo.



Ahora recemos a la Virgen María. En esta Catedral, dedicada a ella, Asunta a los cielos, el pueblo fiel la venera como Patrona, como Madre de Misericordia, la “Madunnuccia”. Desde esta isla del Mediterráneo, elevemos a ella la súplica por la paz: paz para todas las tierras que circundan este mar, especialmente para Tierra Santa, donde María dio a luz a Jesús. Paz para Palestina, para Israel, para el Líbano, para Siria, para todo el Oriente Medio.Paz en el martirizado Myanmar. Y que la Santa Madre de Dios obtenga la anhelada paz para el pueblo ucraniano y el pueblo ruso. Son hermanos —"¡No, padre, son primos!"— Son primos, hermanos, no sé, ¡pero que se entiendan! ¡La paz! Hermanos, hermanas, la guerra es siempre una derrota. Y la guerra en las comunidades religiosas, la guerra en las parroquias es siempre una derrota, ¡siempre! Que el Señor nos dé paz a todos.


Y rezamos por las víctimas del ciclón que, en horas pasadas, ha golpeado el Archipiélago de Mayotte. Estoy espiritualmente cercano a todos los que han sido afectados por esta tragedia.


Ahora, todos juntos, rezamos el Ángelus.



Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Francisco


Fotos: Vatican Media, 15-12-2024

martes, 30 de abril de 2024

Papa Francisco pide en mayo que «oremos para que los religiosos, las religiosas, los seminaristas, crezcan con una formación que les lleve a ser testigos creíbles del Evangelio»

 


* «Cada vocación es un ‘diamante en bruto’ que hay que pulir, trabajar, al que hay que darle forma en todas sus caras. Un buen sacerdote, una monja, deben ser primero de todo un hombre, una mujer formados, trabajados por la gracia del Señor»

30 de abril de 2024.- (Camino Católico “Oremos para que los religiosos, las religiosas, los seminaristas, crezcan en su camino vocacional a través de una formación humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que les lleve a ser testigos creíbles del Evangelio”, pide el Santo Padre en el  “Video del Papa” para el mes de mayo del 2024.

El Pontífice explica que “su preparación tiene que ser integral, debe desarrollarse ya desde el seminario y el noviciado, en contacto directo con la vida de las demás personas. Esto es fundamental”. El texto completo de las palabras de Francisco en  “el Video del Papa” es el siguiente:

Cada vocación https://youtu.be/2ghx80v7HUMes un “diamante en bruto” que hay que pulir, trabajar, al que hay que darle forma en todas sus caras.

Un buen sacerdote, una monja, deben ser primero de todo un hombre, una mujer formados, trabajados por la gracia del Señor.

Personas conscientes de sus límites y dispuestas a llevar una vida de oración, de dedicación al testimonio del Evangelio.

Su preparación tiene que ser integral, debe desarrollarse ya desde el seminario y el noviciado, en contacto directo con la vida de las demás personas. Esto es fundamental. 

La formación no se acaba en un momento determinado, sino que va continuando a lo largo de toda la vida, a lo largo de los años integrando a la persona, intelectual, humana, afectiva, espiritualmente.

Y también, su preparación para vivir en comunidad, tan enriquecedora la vida en comunidad, aunque a veces puede ser difícil.

Porque no es lo mismo vivir juntos que vivir en comunidad.

Oremos para que los religiosos, las religiosas, los seminaristas, crezcan en su camino vocacional a través de una formación humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que les lleve a ser testigos creíbles del Evangelio.

Francisco

domingo, 17 de julio de 2022

Alexander Acha, cantante: “Me vi perdido y creí en Dios. Probé que Dios tomara las riendas de mi vida y Dios lo hizo. Conocí más al Señor y lo que Él quería de mí»


Camino Católico.-  “Me vi perdido y creí en Dios. Probé que Dios tomara las riendas de mi vida y Dios lo hizo, se manifestó de muchas formas, no tanto sobrenaturales, sino en los acontecimientos de mi vida, las voces interiores, la presencia de su Palabra, los ejemplos de los santos, la enseñanza de la doctrina,… y a través de eso conocí más al Señor y lo que el Señor quería de mí”. El cantante mexicano de música pop Alexander Acha comparte con AleteiaEl Observador de la Actualidad  su testimonio de vida y la confianza que tiene en Dios y en la Virgen.

miércoles, 6 de abril de 2016

Roberto Martínez: «Tenía un futuro prometedor como empresario, pero yo quería ser feliz; ahora estudio para ser sacerdote»

«Los bienes que durante mi vida había administrado, los empecé a repartir a la gente que tenía necesidad; los negocios los regalé y empecé desde cero. Han sido momentos difíciles, momentos de dificultad donde he querido responder a esta vocación y poder hacer la voluntad de Dios. Quiero responder fielmente a este llamado por el bien mío y de la Iglesia. Por eso, le digo a Dios: “Señor, en tus manos pongo mi vida, y si me llamas a ser sacerdote dame la fortaleza para amarte con todo mi corazón”»

viernes, 19 de junio de 2015

Testigos de lo eterno. La Vida Consagrada

19 de junio de 2015.- (Eukmamie / Camino Católico) H.M. Televisión, dentro de este Año de la Vida Consagrada (30 noviembre 2014 - 2 febrero 2016), estrena el programa: "Testigos de lo eterno. La vida consagrada". El programa intenta transmitir la grandeza de la vocación a consagrar la vida totalmente a Dios. Además de la participación de expertos en vida consagrada, como el Abad Michael John Zielinski, O.S.B. Oliv. y el P. Arnaldo Pigna, O.C.D., el documental cuenta con numerosos testimonios de religiosos y consagrados.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Jibon William Gomes, creador de la Fundación Turning Point: De niño, discapacitado, pedía a Dios morir y que su madre tuviese otro hijo sano; hoy ayuda a muchos


“Yo nací en un cuarto de baño, y cayendo de cabeza sufrí una parálisis cerebral que ha bloqueado el lado izquierdo de mi cuerpo, pero el amor de mi madre y la compasión de Dios me llevó por un camino increíble, lleno de dolor, pero también de alegría memorable. Me gustaría ser un ejemplo vivo para los que luchan por un futuro mejor. La oscuridad y las frustraciones que nos separan de la esperanza pueden ser derribadas: la vida es maravillosa"

sábado, 14 de junio de 2014

Alberto Núñez conoció a Dios en la agonía de su hermano y dejó de ser ejecutivo del Ibex para convertirse en Jesuita


* «Hace unos pocos años me plantee que sólo tenía sentido trabajar en un proyecto en el que al final del camino profesional o vital uno pudiera pensar que la vida -la única que tenemos- ha merecido la pena. En paralelo, mi creencia en la existencia de un Dios que se realiza en el Amor ha ido creciendo poco a poco hasta convertirse en una certeza experimentada”

14 de junio de 2014.- (Alberto Núñez / Antena 3 Nova / El Confidencial / Camino CatólicoAlberto Núñez cuenta siendo ya novicio jesuita como la muerte de su hermano de cáncer en 2004 supuso una transformación vital al conocer a Dios, después de trabajar quince años como ejecutivo. Su testimonio lo ha dado en el programa de Antena 3 Nova «El día que cambió mi vida». Además acompañamos la publicación del vídeo del programa con un testimonio escrito en primera persona. Esta es su historia:

sábado, 24 de mayo de 2014

Padre Kelechi Alozié: “Desde el vientre de mi madre quise ser sacerdote. Ella pidió a Dios con insistencia a un hijo con la promesa de dedicarlo a su servicio”




* “Desde cuando era pequeño quería ser sacerdote y me encantaba todo lo que tuviera que ver con la Iglesia: misa, celebraciones, etc.”

* “Esta vida me encanta hasta el punto de que pienso que en la otra vida seguiré siendo sacerdote. ‘Vamos a la casa del Señor, casa de la alegría”, como dice el himno religioso”

* MENSAJE A LOS JÓVENES: “Que la alegría del Señor debe ser su fuerza. Que el único camino es Jesús quien es el camino, la verdad y la vida. Los jóvenes deben enfocarse, no deben hacer caso de lo que otros les digan, por ejemplo compañeros, la televisión, etc. No hagan caso de la oposición; tengan mucho amor a Dios porque éste nunca falla”

martes, 13 de mayo de 2014

Daniel Navarro, ordenado sacerdote, dejó su trabajo en Londres, su novia y amigos: «Los dedos de Cristo tocaron mi corazón y le dieron la vuelta como un calcetín»


«Desde que me encontré con el Señor, ha sido un progresivo crecer con Él. Yo llegaba con muchas heridas humanas, como una planta de apariencia sana, pero en realidad frágil, a la que metes en un invernadero. La relación con el Señor va creciendo y robusteciéndose, y ahora hay un suelo sólido, listo para que otros lo pisen»

jueves, 8 de mayo de 2014

Más de 100 niños con discapacidad física actúan en “Yo Puedo, un sueño hecho musical”

8 de mayo de 2014.- (ACI  /Camino Católico)  Con el fin de entregar un mensaje de fortaleza, fe y optimismo, un grupo de más de 100 niños con discapacidad y voluntarios del Colegio “La Alegría del Señor” en Lima (Perú), presentarán “Yo Puedo, un sueño hecho musical”, que demuestran entre cantos y bailes que sus impedimentos físicos no son obstáculos para lograr sus metas. En el vídeo puede verse un resumen del espectáculo.

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miércoles, 9 de abril de 2014

sábado, 21 de diciembre de 2013

Kenneth Iloabuchi, joven nigeriano que llegó en patera a España y hoy es sacerdote: «He visto a familias enteras perdonar a los terroristas asesinos de sus maridos e hijos»

* “Yo puedo decir que Dios es grande. Suscita siempre personas que dan un testimonio de Su fuerza y misericordia. Yo he visto a familias enteras rezar, después de que Boko Haram asesinara a 12 personas de mi pueblo”
* “Que el amor lo sobrepasa todo, es la única arma contra la violencia. Todavía es posible la paz. Un cristiano nunca se rinde. He visto a buena parte de los cristianos, sacerdotes y obispos educando a los suyos en la importancia de no devolver mal por mal, sino de perdonar siempre como Cristo”
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