«Estoy convencida de que Dios nos ama sin ponernos a prueba, sin sopesar lo que es justo y lo que no lo es: es verdad que todos somos hijos suyos, todos iguales. Lo que a nosotros nos parece una prueba o un castigo, no lo es: somos nosotros los que le damos ese significado, esa interpretación. Un año después de mi bautismo me diagnosticaron un cáncer, lo cuento en mi documental iSola, ahora en la Mostra de Venecia, y cuando tenían que operarme llegó la pandemia, así que me quedé semanas encerrada en casa con mi perro preguntándome si eso era una prueba, una prueba de fe. No lo era, pero yo le di ese valor»