El padre Patrick Peyton, sacerdote norteamericano de origen irlandés, (en la imagen)
fue el gran apóstol del rosario y fundador de la Cruzada del rosario.
Durante los años 40, consiguió que cientos de emisoras transmitieran el
rezo del rosario en USA. En los años 50, realizó una serie de películas
sobre el rosario con actores y actrices famosos. Con ocasión de una
entrevista, dijo:
Dios nos ha dado en María un regalo tan grande que, por más que nos
esforcemos, nunca lo apreciaremos suficientemente. Un día un pastor
evangélico me dijo: “Padre, háblenos por favor de la Virgen María.
Háblenos del rosario. Porque yo, les envidio a ustedes católicos por tener
una forma tan estructurada de oración. ¿No podría escribir algo sobre
el Rosario para nosotros los evangélicos?”.
El padre Peyton respondió: La razón para hacerme sacerdote ha sido,
ante todo, la Santísima Virgen a través, especialmente, del rosario
familiar... Dos años antes de mi ordenación me puse enfermo: los médicos
diagnosticaron tuberculosis. Me llevaron a la enfermería. Estaba mal de
cuerpo y alma... Uno de mis profesores de la universidad de Notre Dame,
padre Cornelio Hegarty, vino a verme y durante media hora me habló de la
Virgen María, y me convenció de pedirle la salud. De María recibí la
salud, y su amor me liberó de la enfermedad, dejándome volver feliz a mi
vocación. Fui ordenado sacerdote. Por Ella moriría en agradecimiento y
le daría un millón de mundos, si los tuviera. La Cruzada del rosario en
familia ha sido el medio que Dios me ha concedido para manifestarle mi
gratitud.
Cuando el Papa Juan XXIII recibió en audiencia privada a la hija de
Kruscev, el primer ministro de Rusia, el Papa le pidió que le pronunciara
en ruso el nombre de cada uno de sus hijos. Después le obsequió un
rosario (aunque sabía que ella era oficialmente atea) y le dijo: Sé que
usted quiere mucho a sus hijos. Por eso, le doy un rosario, que para
nosotros los católicos muestra una maravillosa relación entre una madre y su
hijo Jesús, y recuerda los momentos tristes y alegres de su vida a
través de los misterios. Son la mejor madre y el mejor hijo de todos los
tiempos: la Virgen María y Jesucristo. La hija de Kruscev lloró de
emoción.
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