Cientos, miles de niños pobres y abandonados pululan sin una meta concreta por las calles de la ciudad. Familias enteras viviendo en las mismas aceras, durmiendo sobre cartones que simulan su hogar. El agua de los charcos de las calles sirve a muchos de ellos para lavarse y mantener la “higiene” de sus ropas. Personas mayores, abandonados, esperan pasivamente el momento de su fin. ¡Ésta es una de las verdaderas caras de Calcuta!
Mi nombre es Xesco, tengo 24 años, y soy de la moderna ciudad de Barcelona. En estos momentos estoy terminando mis estudios universitarios de derecho, y al mismo tiempo trabajo ya en una empresa en el sector financiero.
Hace unas pocas semanas yendo al trabajo, la radio encendida y mis pensamientos dispersándose en mil asuntos, escuché entre la gran marejada de noticias que comentaba el locutor, el nombre de la Madre Teresa de Calcuta.
En esos momentos enfoqué todos mis pensamientos y atención a cada una de sus palabras, y que finalmente acabé resumiendo de la siguiente manera: “salen a la luz unas cartas secretas de la Madre Teresa donde ella misma manifiesta profundas dudas sobre la existencia de Dios, poniendo así en entredicho la autenticidad y coherencia de vida de esta mujer”.
Golpeado por estas palabras, mi mente se sumió en los más profundos recuerdos grabados en lo íntimo de mi corazón.
Verano de 2005, ciudad de Calcuta: mi primer día como voluntario apoyando a las Hermanas de la Caridad en su labor de entrega a los más necesitados. Todo contento y creyéndome capaz de cualquier cosa, por todo lo que he hecho en mi vida, me lanzo al trabajo.
En la mañana del segundo día, después de la experiencia del día anterior en Prendam, uno de los centros de Madre Teresa en Calcuta, no me vi con suficiente fuerza interior para volver a realizar el mismo trabajo: entre otras cosas, lavar a los más pobres que no podían moverse ni para alcanzar a usar el baño…
Esa misma mañana, sumido en incómodas dudas, me encontré con Sister Nyrmala, actual Superiora General de las Hermanas de la Caridad. Sin temor le planteé mi caso.
Ella, con una sonrisa en la cara, como siempre he visto a todas las Misioneras y Misioneros de la Caridad durante los dos veranos que he pasado en Calcuta, me dijo para mi sorpresa, que no había ni secreto ni truco, y que la única manera de realizar este trabajo era agarrado fuertemente la mano de Jesús, Hijo de Dios Vivo, viendo en los pobres al mismo Señor. Esto era lo que siempre les había enseñado la Madre Teresa y como ella siempre lo había hecho.
Y más aún… Sister Nyrmala, con su sonrisa en la cara, concluyó: “Y la única manera de ver a Cristo en los demás, y más aún en los más pobres, es conociéndole, conociéndole a ÉL. Y se le conoce, como nos enseñó con el propio ejemplo de vida nuestra querida Madre Teresa, en la oración, delante del Sagrario, en la Eucaristía.”
Regresando a la realidad, mi alma se tranquilizó. Yo lo había experimentado en mi vida. Yo lo he vivido en carne propia, yo he estado en Calcuta, yo he convivido con los enfermos y pobres, yo los he lavado y amado, yo he visto como las Hermanas de Caridad dedican muchas horas al día a la oración ante Cristo Eucaristía, yo he rezado y amado a Cristo con ellas...
Madre Teresa construyó toda su vida, interior y exterior, sobre la Roca Firme: Cristo. Pudo tener momentos difíciles, como todos los tenemos, pero es imposible, os lo puedo asegurar, hacer lo que ella hizo sin un profundo amor a Cristo y fe en el Señor. ¡Y esta es la otra cara verdadera de Calcuta!
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