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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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jueves, 18 de octubre de 2007

“Enviados a dar lo que hemos recibido, a gritar lo que se nos ha susurrado” / Autor: Jean Vanier





Publicamos la última de las reflexiones de Jean Vanier impartidas a una de las comunidades de Fe y Luz durante un retiro en Salamanca sobre el mismo tema. La primera de ellas está publicada en nuestro blog el día 5 de septiembre, la segunda el 14 de septiembre, la tercera el 19 de septiembre, la cuarta el 27 de septiembre, la quinta el 3 de octubre y la sexta el 11 de octubre. Introduciendo el nombre de Jean Vanier en el buscador del blog os aparecerán todas, además de los artículos que citan al autor.

Lo primero que quiero hacer es daros las gracias; me siento muy feliz de estar con vosotros. Siempre es una experiencia para mí vivir un retiro. Cuando Raúl me invitó, comenzó un intercambio de e-mail para fijar el programa, pero yo sabía más o menos lo que iba a suceder. Para mí lo importante no es el programa, sino lo que va a suceder, lo que va a hacer Jesús en el grupo, en los corazones de la gente. El programa es como los huesos pero luego tienes que rellenarlo de carne para que se vuelva algo vivo y eso es vuestro papel. ¿Cómo recibís la Palabra de Dios? Como vosotros sabéis no soy alguien que lea un texto, sino que intento responder a vuestra necesidad; intento, lo que yo llamo, intentar fluir con la música... ¿cuál es vuestra necesidad? San Agustín dice que Dios pone labios al que habla, de acuerdo con las necesidades y deseos de los que escuchan. Así que cuando hablo no es sólo hablar, es un diálogo.

Yo veo algo muy bello que vosotros no veis, son vuestras caras. Puedo ver muy rápidamente una cara que está abierta o una cara que está cerrada. Algunos de vosotros os habéis dormido, no diré quiénes...; está bien, está bien dormirse, yo me duermo casi siempre en las homilías. Me acuerdo una vez que daba un retiro en Bélgica, estaba muy cansado el último día. En aquél momento estábamos sentados todos en el suelo; yo siempre intentaba coger un sitio cercano a la pared y tenía gran capacidad para quedarme dormido y todo el mundo pensaba que estaba rezando. Yo estaba así y rápidamente me dormía. Estaba ahí el Padre Roberti, que a lo mejor alguno conocéis, estaba dando la misa y yo me desperté cuando el Padre Roberti estaba diciendo esto: “el silencio de Juan quiere decir que...” –me estoy quedando dormido yo también hoy-, “el silencio de Juan nos dice hoy que El Arca en Bélgica debe permanecer en silencio también”. Abrí un ojo y me di cuenta de que algo no estaba bien. Durante el abrazo de Patrich, me levanté hacia Alan y le pregunté: ¿qué ha pasado...?, y me dijo: “es que te has quedado dormido”, y le dije: “¡si!”. Me dijo: cuando el Padre Roberti comenzó su homilía, comenzó diciendo: “y ahora Jean nos va a contar cómo van las cosas en Bélgica”. Así que, siento mucha compasión hacia los que de vosotros os dormís; pero lo que sugiero es que cuando durmáis, sed muy vigilantes para cuando os despertéis, porque puede ser que los ángeles os estén diciendo: “levántate, que te están hablando a ti”.

Así que quiero daros las gracias. Lo que siento, es que Dios ha pasado por cada uno de nosotros y este paso de Dios por mí...; es muy importante para mí un retiro, porque cuando me doy cuenta de que las palabras que digo tocan los corazones de la gente es muy humillante y muy bueno, porque no soy yo. Espero que todos vivamos la misma experiencia, todos somos instrumentos de Dios, a través de nuestras manos, a través de nuestro rostro, del modo en que amamos a la gente, con nuestros ojos, con nuestras palabras... Y lo único realmente importante es que nos convirtamos en instrumentos de Dios, no intentando hacer “nuestra cosa”, no buscando nuestro poder... Lo único realmente interesante es que nos convirtamos en instrumentos de Dios. Nuestro mundo tiene mucho dolor y necesita descubrir la compasión de Dios. Eso es lo que estamos haciendo, lo importante es que cada uno de nosotros descubra que podemos ser realmente instrumentos de Dios, que nos volvamos un signo de lo que Dios es. Algunas personas que son ateas son un signo de Dios. Una persona en mi comunidad falleció hace algo más de un año, una persona con una deficiencia; provenía de una familia muy anticlerical, nunca iban a rezar, nunca iban a misa y nunca debías decirle: “rezo por vosotros” porque se volvían furiosos. Cuando él murió, la gente dijo: “nunca pudimos hablarle a él de Dios, pero toda su vida nos hablaba a nosotros de Dios”. La gente es atea porque es parte de su familia, parte de su tradición, parte quizá de su ira hacia Dios, y bueno, está bien estar enfadado con la iglesia, la gente ha sufrido, y es normal que estén enfadados. Alguna gente está defraudada, y eso es normal porque pensaban que Dios iba a resolver todos sus problemas y no han descubierto todavía que Dios les dice: ` no, arregla tú los problemas ´. Porque si la gente tiene hambre, Dios no nos va a hacer llover el maná de los cielos; Dios nos está diciendo: `uniros todos, gentes, y dadles pan ´, no os escondáis en vuestro pequeño mundo, donde coméis demasiado; y pedir a Dios que haga el resto. Entonces necesitamos escuchar a Dios y dejar que Él nos inspire; eso significa que necesitamos confiar, la fe significa confiar. Es la misma palabra en griego, así que, tener fe en Jesús no es ante todo una percepción intelectual, sino que es confiar en una persona, la persona de Jesús. Por tanto nosotros debemos de acoger de algún modo la experiencia de Jesús y yo espero que durante estos días todos hayáis tenido algún momento en el que habéis experimentado la presencia de Jesús, en los pequeños grupos, en el lavatorio de pies, en la Eucaristía, en las conferencias, en los momentos de silencio... sea donde sea... ¡tener una experiencia de paz!

Después de que mataron a Jesús, los discípulos estaban totalmente perdidos, habían puesto tanta esperanza en Jesús y ellos creían que era tan poderoso... ¡el triunfo del Mesías! Y cuando le matan, pierden todo, no saben qué hacer. A veces nos puede suceder lo mismo cuando nos damos cuenta que el triunfo de Dios está perdiendo cancha, y perdemos la confianza. No, la Iglesia nunca ha pensado ser triunfante. Quizá hay movimientos en España que están creciendo, son importantes, hay momentos de triunfo... pero eso no es lo importante. Así que los discípulos entraron en un colapso cuando mataron a Jesús, y podemos comprender esto, estaban realmente molestos, decepcionados y por tanto estaban muy asustados y se escondieron juntos. Y de repente Jesús está ahí y... ¿sabéis lo que dice cuando aparece en medio de ellos? Únicamente les dice: “la paz esté con vosotros”. No les dice: ¿por qué me habéis abandonado?, ¿por qué estabais escapando?, ¿por qué no creísteis? Jesús nunca, nunca critica. Solamente hay un lugar, creo que es en el evangelio de Marcos en el que Él critica, quizá algo relacionado con la Iglesia, les reprende porque no habían escuchado a las mujeres. Porque Jesús primero se apareció a las mujeres y luego las envió a que fueran a decírselo a los hombres y podéis imaginaros a los hombres diciendo: ` mirad, son unas histéricas`. Porque las mujeres son más emocionales, ellas lloran con más facilidad y los hombres hablan de fútbol. Hay una diferencia entre hombres y mujeres, no sé si lo sabéis, y ambos son necesarios, no para el fútbol, del fútbol no sé nada, eso no es mi problema... Así que Jesús en el evangelio de Juan lo único que hace es mirarles a los ojos y decir: “PAZ”. En lenguaje bíblico, en arameo, paz significa `presencia´. La paz no es un sentimiento interior de no deseo, no proviene de un esfuerzo para ser espiritual, la paz es la conciencia de ser amados tal y como somos. Así que de repente los apóstoles quizá ven a Jesús mirándole a cada uno y diciéndole “paz”, estoy diciendo: ` estoy contigo, te quiero y no tienes que preocuparte, estoy contigo...` Así que eso les trae una inmensa alegría, la alegría de ser amado.

Cuando os hablé de la mujer samaritana, incluso cuando os hablé del buen samaritano, en cierto modo es Jesús el que ayuda a alguien a descubrir que es herido, esta es nuestra realidad. Hay caos en nosotros, y porque hay caos hay ira, angustia, celos... todo tipo de cosas. Pero eso es lo que somos, y somos amados tal y como somos. Lo único realmente importante es ser conscientes de ello..., de quiénes somos, y de que somos amados como somos; entonces sucede algo y empiezo a crecer. Este es el misterio; alguna gente cree que si queremos a la gente tal y como son, entonces no crecerán y sólo crecerán si les digo lo que tienen que hacer, pero... ¡no es así! Cuando alguien te quiere, te ama... ¿qué pasa?, empiezas a quererle, es tan simple como esto, esto es lo que sucede. Cuando alguien se te abre a ti, empiezas a abrirte a los otros. Así que lo realmente importante es descubrir quién eres y que eres amado.

Hay una película realmente conmovedora, que aquí se llama “pena de muerte”, ¿os suena de algo? Desde el punto de vista humano y pedagógico es una película muy importante. No obviamente la película, sino la realidad que hay de ella. Es un hombre joven llamado Patrick y su hermano que mataron a una joven pareja en Lousiana, en Estados Unidos. Eran dos hombres muy violentos, que fueron criados en un mundo de droga y de violencia en el sur de Estados Unidos. Patrick fue condenado y fue condenado a muerte. Y Helen, una religiosa se puso en contacto con Patrick, esperando el momento junto a él en que fuera ejecutado con una inyección. Ella empezó a escribirle y después fue a visitarle y los dos se encontraron. Y creo que por primera vez en su vida Patrick descubrió que alguien le amaba. La mayoría de la gente estaba asustada por él, así que se escondía detrás de muros de violencia, y llegó un día en que Helen logró llegar más adentro que la propia violencia y él descubrió que era amado y todo cambió. Eso no quiere decir que todavía siguiera existiendo mucha violencia en él, pero algo había cambiado. Y el día de su ejecución, él estaba sentado en la silla y Helen estaba detrás del cristal y Helen le miró a través del cristal y le dijo: “te quiero” y él la miró y la dijo: “te quiero”. Y entonces él se volvió hacía los padres de uno de los que había sido asesinado por él y le dijo: “lo siento”, y le pusieron la inyección y murió. Pero él había sido cambiado porque él descubrió que era amado, porque él no sabía que era bueno, pensaba que no era bueno, que nadie podía amarlo, que Dios no podía amarlo. Pero entonces descubre que detrás de todo este lío hay un pequeño manantial de agua... ¡esa es la realidad! El agua está escondida bajo la tierra, Patrick es Patrick, la tierra que había encima y todo el lío que había encima era muy grande, y el agua estaba muy, muy abajo; fue Helen la que tuvo que bajar abajo y buscar el agua y revelarle a él quién era realmente. Pero lo que es verdad para Patrick es verdad para todos, que detrás de todo el barullo, de todo el lío, los miedos, los celos, problemas sexuales, alcohol..., debajo hay algo bello y cuando lo descubrimos, las cosas empiezan a cambiar.

Yo creo que hubo unos cuantos entre vosotros que habéis vivido esta experiencia que cuando Jesús nos dice a nosotros “paz”, nos está descubriendo ese pequeño manantial de agua debajo de todo ese lío. Entonces Jesús enseña sus heridas, me gusta mucho cuando Jesús muestra sus heridas, porque Él también está herido, sus heridas son muy diferentes, son heridas muy físicas; Él enseña sus manos y sus piernas y también la herida del costado, porque las heridas de Jesús son su gloria... ¿Pueden nuestras heridas ser nuestra gloria?

Os voy a contar una experiencia sobre una mujer joven que tenía un padre muy violento, por ello, estaba muy enfadada hacia todos los hombres y por supuesto, muy enfadada con su padre. Lo que descubrí al escucharla es que ella poco a poco se iba haciendo consciente, mejor que mucha gente, que Dios estaba también en su padre. Así que, su herida se convirtió en su gloria, porque siempre había estado buscando un padre real, y entonces encontró un padre real, de un modo diferente al que lo encuentran otras personas que tienen padres buenos. Su herida fue su gloria. Eso también es verdad para padres y madres con un hijo o hija con deficiencia, pueden estar muy heridos, muy enfadados contra Dios..., hasta que un día descubren que su hijo es un profeta, que llama a la gente a cambiar, y entonces, su herida se convierte en su gloria, lo descubriremos algún día. Todo lo que está herido es una unidad dentro de nosotros y es a través de esa unidad a través de la cual vendrá Dios. Y cuando todos vayamos al cielo -y será mucho mejor de lo que nos imaginamos- será realmente bueno, nos enseñaremos todos las heridas unos a otros, todas nuestras iras, nuestros celos, nuestras necesidades de controlar, nos diremos: ` ¡mira, mira que heridas tengo, mira que maravilloso es esto; mira, a través de esto yo recibí la compasión de Dios y Dios vino fluyendo a mí a través de estas heridas...!´ Ese es el misterio, ese el es misterio del Evangelio. Tenemos muchos problemas para creer en los evangelios. Algunas personas tienen más facilidad para creer en la religión, porque la religión creará el orden, pero los Evangelios crean desorden y a nadie le gusta eso, porque Jesús vino a traer orden, a regalar su presencia a través del desorden, a través de las heridas, ese es todo el mensaje de los Evangelios, todo el misterio del Evangelio. Así que Jesús les dice a sus discípulos y les enseña sus heridas; y en cierto modo, mostrarles las heridas, con eso quiere decirles: `no temáis por vuestras heridas`. Y entonces les dice: “como me ha dicho mi Padre, yo os envío”. Lo dije ayer por la mañana, hay un peligro en la espiritualidad; vivir en un mundo y crear una pequeña espiritualidad sobre Dios, puede ser el peligro de algunas pequeñas religiones asiáticas, no digo todas, pero puede haber una cierta tendencia a que alguna espiritualidad cree una especie de paz y de comodidad, porque en algún sitio tenemos que sufrir y no queremos sufrir, no podemos soportarlo, así que intentamos escapar, intentamos dormir de un mundo de sufrimiento y división.

Hay tanta gente, tan buena en tantos sitios... Nuestro mundo no es un mundo malo de pecado; existe el mal, pero hay muchas cosas preciosas sucediendo en el mundo, cantidad de gente maravillosa, quizá no van a misa, por cualquier razón... ¡está bien! Son gente maravillosa. Y Jesús no nos dice: `debemos dejar, honorar este mundo y crear un pequeño remanso de paz para nosotros...` No, no; Él envía a la gente al mundo, al mundo del dolor, de la división, del sufrimiento... “id”, `estaré con vosotros y os convertiréis en un signo de compasión y uniréis a la gente y revelaréis a la gente quien son realmente...` Hay tanta gente maravillosa en nuestro mundo, que ha sido herida por la Iglesia o por los medios o ... ¡por lo que sea! Y estamos ahí para revelarles que son amados. Siempre tengo problemas cuando oigo a la gente que dice `Dios te ama` pero entonces se van porque ellos no quieren saber nada. Tenemos que revelar que Dios te quiere a través de mi compromiso hacia ti, a través de mi propio amor por ti, sólo así se te revelará el amor de Dios por ti. Y en el momento en el que yo puedo decirlo, que mi amor es el amor de Dios por ti, no sólo soy yo, es Jesús que nos utiliza a todos nosotros.

Así que Dios nos envía a Fe y Luz. Algunas de vuestras comunidades puedan ser un lío, bueno pero así son. Tenemos 120 comunidades de El Arca y siempre decimos que al menos un 10 % de ellas están en problemas, en un lío, un caos, otro 10 % están entrando en problemas y otro 10 % está saliendo del problema. Siempre nos encontramos con momentos en los que nos metemos en problemas y tenemos que intentar ver qué tenemos que hacer, a veces esperar, a veces otras cosas... Pero Jesús nos está enviando a nuestras comunidades, y también a nuestros lugares de trabajo, a nuestras familias, a lo que sea, nuestra comunidad. Y también recordad que somos llamados a dar testimonio, y dar testimonio no sólo es decir una palabra, lo que sería realmente bueno, es que la gente nos dijera a nosotros: `veo que el retiro te ha cambiado... ¿no tienes que decir nada?` Debiéramos dar testimonio a través de nuestra carne, de nuestros ojos, manos, a través de todo nuestro cuerpo. No tenemos que decir, explicar lo que hemos aprendido, tenemos que revelar que hemos cambiado; quizá un cambio pequeñito, porque así trabaja Dios... poco a poco.

Algunos de vosotros sois de Brasil, o algunos de vosotros conocéis Brasil. Alguno de vosotros creo que ha estado en el Amazonas. En el Amazonas hay un árbol que se llama el bácuri; muchos brasileños no conocen el bácuri, un árbol muy especial. Desde el día que lo plantas hasta el día en que recoges el primer fruto tarda cuarenta años, necesita tiempo. Algunas personas son como los tomates, pones la semilla y ... ¡y ya está! y unos meses después ya tienes el tomate. Pero los tomates son menos bonitos que el bácuri, no cuestan mucho en el mes de agosto, pero los bácuris son muy importantes. Algunos de nosotros somos como el bácuri. Dios trabaja de modo diferente en cada uno de nosotros y crecemos poco a poco. Encontramos unidad en cada uno de nosotros, y por supuesto, si queremos crecer tenemos que tener cuidado sobre todo de una cosa, comer y comer bien; y cuando hablo de comer bien no me refiero a hacer bien el desayuno, comida y cena, no hay crecimiento si no comes, ya lo sabéis, si dejáis de comer unos días pareceréis un cadáver y seguramente iréis al médico y os dirá: `comed un poco más...` No hay crecimiento si no comemos. Así que, debéis reflexionar qué debéis comer para convertiros en un hombre o en una mujer de los evangelios. Así que, nosotros tenemos que irnos de aquí sabiendo qué necesitamos comer, el cuerpo de Cristo, la Palabra de Cristo, amigos... ¡sea lo que sea! Eso es lo que debemos descubrir, la necesidad de comer y de comer bien. Un retiro como este es como una gran comida, quizá después de la comida tengáis indigestión, pero espero que no haya demasiadas indigestiones. Pero os pido que estéis muy atentos a lo que coméis, porque podemos comer cosas que nos den problemas de hígado, problemas espirituales de hígado que nos hagan vomitar. Tenéis que descubrir qué es lo que os ayuda a crecer y qué es lo que no os ayuda a crecer. Quizá algunas personas que se dicen amigos pero no son verdaderos amigos, quizá algunas formas de televisión..., otras cosas. Tenemos que tener cuidado de lo que comemos; viniendo aquí tenemos que saber un poquito.

¿Sabéis? Suelo decir con frecuencia que no somos muy inteligentes los seres humanos, afrontémoslo, la humanidad no es inteligente; la prueba es que todo el mundo dice cosas contradictorias, muy poca gente está de acuerdo en algo, pero hay algo que todos podemos saber, podemos saber lo que nos hace bien y lo que no nos hace bien, lo que necesito comer y lo que no debiera comer. Esa es la pequeña inteligencia que tenemos. Algunos amigos me ayudan, me acercan a Dios; y quizá en Fe y Luz hemos descubierto la importancia de las personas con deficiencia y quizá hemos descubierto que aquellos a los que rechazamos son aquellos que nos curan; es un misterio. Es posiblemente el salmista el que le dijo a Jesús: “la piedra que fue rechazada por los arquitectos se ha convertido en la piedra angular”. Realmente ¿creemos que el corazón de la Iglesia, el corazón de la salvación, el misterio de la gracia está entre los más pequeños y los más débiles? Somos curados, sanados por aquellos a los que rechazamos, porque poco a poco nos rebelan nuestros prejuicios y empiezan a revelarnos el agua debajo de todo el lío. Así que, cuando Jesús nos envía, tenemos que descubrir los lugares de alimento y Fe y Luz es uno de los lugares de alimento, y tenemos que tenerlo muy claro. Así que, luego Jesús sopla sobre sus discípulos, les envía su aliento...; podéis verlo respirando sobre cada uno y diciendo: `os doy el Espíritu Santo, vengo a traeros una nueva fuerza, un nuevo espíritu` y Él viene a darnos ese nuevo espíritu, un espíritu que a través de muchas formas también ha sido soplado sobre las personas con una deficiencia. Recibimos el espíritu del bautismo, pero con frecuencia lo cubrimos; la presencia de Dios, y el manantial de agua que hay ahí, lo tapamos, lo cubrimos con necesidades culturales; quizá no con la violencia de Patrick, sino con necesidades culturales, del éxito, del poder, del subir en la escala, los celos, etc. Así que, en cierto modo, a través del Espíritu Santo, Dios nos trae de nuevo esa fuerza, esa agua que hay en lo profundo de nosotros. Así que, tenemos que sentir que Dios nos da su aliento en cada uno de nosotros.

Una de las cosas más importantes para continuar este crecimiento es buscar ayuda. Es muy importante buscar un padre o madre espiritual.. ¡es muy importante! Yo tuve mucha suerte cuando encontré un sacerdote cuando dejé la marina, fue mi padre espiritual durante 40 años, y si había algo bueno en mí, el 99% vino de él. Así que, espero que encontréis un sacerdote o una madre espiritual, alguien que pueda caminar con vosotros, que pueda animaros para continuar en este camino del mensaje del Evangelio. Así que, Jesús les da el aliento, respira sobre ellos, les envía el Espíritu Santo... `estaré contigo, siempre estaré contigo`. Pero recordad que vosotros sois esa planta frágil que sale de la tierra. Los tomates frecuentemente necesitan un tutor, un palito de madera; cuando sois muy pequeños, saliendo de la tierra, es importante encontrar un tutor al que nos podamos agarrar y podamos continuar creciendo. Ese tutor puede ser la comunidad, alguien que os acompañe, o un sacerdote; que no os diga lo que hay que hacer, sino que os escuche. Eso es lo que todos necesitamos, alguien que nos escuche y nos ayude a crecer.

Jesús también os envía a todos a perdonar; es muy bonito estas palabras de Jesús en las que dice: “os envío a todos a perdonar”. Estas palabras de Jesús son aplicables a los sacerdotes en la reconciliación pero es para todos nosotros, hemos sido llamados a perdonar. Esas palabras son muy misteriosas... “los pecados que perdonéis serán perdonados, aquellos que no perdonéis, no serán perdonados”, es muy misterioso esto, porque... ¿qué es lo que nos dice Jesús? Es que si alguien os acoge como un hombre o una mujer de paz, ellos serán curados, cuando os acojan como un discípulo de Jesús, o como un miembro de Fe y Luz en contacto con profetas. Y si te acogen comenzarán a abrirse, porque perdonar es entrar en relación; y si alguien viene y rechaza el abrirse a ti, permanecerá cerrado; y vivir esa apertura del uno hacia el otro es la apertura a Dios. Así que todos somos llamados a convertirnos en hombres y mujeres que revelan la compasión de Dios y por supuesto no podemos hacerlo por nosotros mismos, lo tenemos que hacer juntos, de eso trata la comunidad. Por eso digo también que tenemos que ser hombres y mujeres con una misión; no sólo la misión de que mi comunidad crezca y se haga más profunda, que no seamos una comunidad que sólo se lo pasa bien, sino que seamos una comunidad que crezca en el amor; por supuesto tenemos que pasarlo bien, celebrar, tiempos de compartir, pero todo debiera ser de algún modo que nos volvamos conscientes de la presencia de Dios. Nuestras comunidades son llamadas a ser un signo de paz y un signo de amor para todo el mundo, también somos llamados a anunciar Fe y Luz a aquellos que no la conocen, a muchos, muchos padres y madres que están solos, que necesitan ayuda. Así que, estás palabras de Jesús recaen sobre todos nosotros... “la paz sea con vosotros”. Él les enseña sus heridas y les dice: “como el Padre me ha enviado yo os envío” y respira sobre ellos, les da su aliento, el aliento del Espíritu Santo y les envía al mundo para ser signo del amor y del perdón de Dios.

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