El "Juan Bautista" de hoy somos nosotros
Estamos en tiempos de Juan Bautista y fue el Señor mismo quien estableció esto. Juan ya era lleno del Espíritu Santo desde el vientre materno. Fue él quien preparó los caminos para la venida de Jesús. Los discípulos de Juan acabaron haciéndose discípulos de Jesús. Él dio la vida en la misión que el Señor le confió.
El mundo de hoy necesita ser preparado para la segunda venida de Jesús. La incredulidad está aumentando cada día más y la fe está agotándose. Percibimos que no sólo aquellos que no son cristianos, sino también nosotros, que nos entregamos al Señor, estamos siendo minados en nuestra fe, por eso, sentimos un espíritu de falta de fe y de incredulidad rodeándonos.
Mis hermanos, así como el Señor escogió un Juan para preparar el camino para la venida de Jesús, ahora Él prepara no un sólo hombre, sino un pueblo para preparar el camino de la segunda venida de Cristo. El "Juan Bautista" de hoy somos nosotros.
Por eso en la fiesta del martirio de Juan Bautista la liturgia le aplica lo que al profeta Jeremías: "Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de las naciones te constituí.
Yo dije: "¡Ah, Señor Yahvé! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho."
Y me dijo Yahvé: No digas: "Soy un muchacho", pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás.
No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte" (Jer 1,5-8).
Puedes aplicar esta Palabra para ti mismo. Es el Señor diciendo de tu llamado, de tu vocación, diciendo que tú no debes y no necesitas tener miedo, porque Dios está contigo. Necesitamos ser cada vez más hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo, esta es la única condición. Delante del desamor, que va tomando a las personas, el único antídoto es el bautismo en el Espíritu Santo. Pero este bautismo no es sólo en un momento en nuestra vida, es algo creciente y necesita ser renovado todos los días.
"Por tu parte, te apretarás el cinto, te alzarás y les dirás todo lo que yo te mande. No desmayes ante ellos, que yo no te haré desmayar; pues, por mi parte, mira que hoy te he convertido en plaza fuerte, en pilar de hierro, en muralla de bronce frente a toda esta tierra, así se trate de los reyes de Judá como de sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra.
Te harán la guerra, mas no podrán contigo, pues contigo estoy yo - oráculo de Yahveh - para salvarte."" (Jer 1,17-19).
Este momento es para que tú y yo asumamos esta realidad, esta misión para la cual el Señor nos envió. Ir sin recelo sin confiar en nuestras fuerzas, sino en la fuerza del Señor. Es la misión que Él nos confió y nosotros queremos realizarla.
"Gracias, Señor, porque confías en mí y por mirarme como a un Juan Bautista. Mis hermanos y yo somos esta comunidad a los cuáles el Señor dio la misión de anunciarlo, preparar su camino para que el pueblo esté listo para recibirlo. Lléname, Señor, de tu Espíritu Santo. Cada día yo necesito del Espíritu para que esta Palabra se realice en mí.
Te pido por cada uno de tus hijos, porque ellos ya comienzan a encontrar esta lucha dentro de sus propias casas. Dales tu fortaleza y que ellos estén dispuestos a realizar esta misión que el Tú les confiaste, que con tu venida o la ida de ellos hacia ti, ellos estén listos. Danos fortaleza, no sólo en nuestras casas, pues somos enviados al mundo, a las naciones, porque, infelizmente, los bautizados no son evangelizados. Llena con tu Espíritu Santo a estos mis hermanos y a todos aquellos a quién llegue este mensaje. Derrama sobre mí tu Espíritu Santo".
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